Un relato con 16.Espero te agrade.

Corrí por la calle llena de escombros hasta a aquel edificio. Por fin,después de semanas,logre encontrar el sitio que el profesor me señalo. Casi muero de hambre y por la fiebre que me dio al contagiarme de algún virus.La verdad no sé que fue,pero estuve tirada en el suelo por dos días.

La ciudad estaba desierta y la habian saqueado dificilmente, creí encontrar algo útil entre las ruinas,pero no era relevante tampoco. Lo unico que quería era llegar hasta ese edificio y al hacerlo,tire la puerta de una patada. Un golpe sordo recorrio el pasillo que se extiendia de derecha a izquierda. El impacto de la pesada tabla,contra el piso,levanto una nube de polvo que se adhierio a mis viejas botas que algo de su color negro original,
conservaban. Corri hacia la escalera y subi por ella como si volara,mientras descubria mi rostro de ese pañuelo rojo con el que habia envuelto mi cabeza,para protegerme del sol. Jadeando llegue al tercer piso y ansiosa busque las llaves,que me habian confiado un año atrás. Cuando al fin la saque de mi linyera,me tome un momento para recuperar el aliento y contemplar esa puerta desgastada en el tiempo.  

Al meter la llave en la cerradura,el oxidado mecanismo hizo un ruido molesto.De inmediato empuje la puerta para quedar delante de una habitación en la que sólo habia una enorme capsula metálica,cubierta de polvo. Me acerque despacio,con cautela,como si temiera a que algo saltara sobre mi de aquel insólito contenedor. Cuando estuve al lado de la capsula,descubri un numero que tuve que limpiar con la mano para verlo bien,era el 16. Debajo del numero había un botón para abrir el recipiente y lo presione sin dudar.

La puerta de cristal se movió hacia arriba dejando ante mis ojos a lo que parecía un hombre,pero que,para mi decepción, no lo era. Media unos dos metros y tenia el cabello rojo peinado con un mohicano. Abrio los ojos,eran azules,me miro y me aparte de él, consternada. Había pasado por tanto para encontrar lo que decía esa nota, que como si de un maná de se tratase, me dio las fuerzas para seguir adelante en este mundo devastado, donde la humanidad agoniza.

Me deje caer sobre mis rodillas y me mordí la mano para contener el llanto,pero no fue suficiente. Llore como una niña,como hace mucho tiempo no lloraba,con sollozos,con una nariz mocosa,con un rostro empapado en lagrimas que no dejaban de surgir,hasta con gritos y lamentos;algo verdaderamente patético,humillante de haber sido visto por alguien más,pero mi único testigo era esa cosa que imitaba lo humano: una maquina ¡Una maquina! Como me dolía que fuera una criatura de metal,vacia.

Lo vi hincarse frente a mí,después de verme llorar por largos miminutos. Me  vio con curiosidad cuando estuvo cerca y luego,con sus manos,seco mis lagrimas ¿Cuando fue la ultima vez que alguien me había tocado? Lo había olvidado. Ese toque me sacudio de tal forma,que mi llanto se corto.

Estabamos a unos dos kilómetros de la ciudad. Él,de alguna forma,lograba que las aves se pararan en sus hombros y manos,yo lo miraba mientras en mi bolsillo,apretaba ese trozo de papel con las palabras que me dieron esperanza,todos esos días. Al principio no las comprendi.Me me tomo poco tiempo hacerlo.

-Necesitadas un nombre-le dije y me miro.

-16 es mi nombre-me respondió.

-Ese es un numero,no un nombre-le dije-Te llamaras Hope ¿Qué te parece?

-Suena bien-comento sonriendo

Yo deje caer el trozo de papel,para junto a Hope,seguir mi camino,con esas palabras en mi memoria.

"He ahí,el ultimo vestigio de humanidad,he ahí la esperanza"