49._Traidor
Un relato con Shin. Pero que conste que eso fue todo lo que dijiste eh.
-Otra vez despierto a estas horas, supremo kaiosama-le dice su asistente desde el umbral.
Con una sonrisa gentil,el mencionado lo mira. Esta cansado,se nota en su semblante,en su postura y hasta en su atuendo sin garbo. La luz que brota de las esferas que flotan,como pompas de jabon,en la habitación lo iluminan de forma lastimera y el dios,parece un simple muchacho deprimido que se arrastra doliente,entre las ventanas a los mundos que vigila.
-Estoy bien,no te preocupes,Kibito-le dice al fin.
Resignado,el asistente,se marcha. Sabe que pronto deberá retornar,que no dormirá esta noche,como no lo ha hecho otras porque deberá contener a ese ser que esta por manifestarse.
"No fue mi culpa,no fue mi culpa. No debieron enviarme a mi,sabian que no podría llegar"
Se decía en voz baja mientras caminaba de un lado a otro por la habitación con la cabeza gacha y las manos en la espalda,sin levantar los ojos de sus botas,Shin terminaba estrellándose con las paredes para luego arrastrar su brazo por ellas hasta la siguiente esquina y, paulatinamente,ir cayendo a los brazos de las figuras deformes que lo esperaban bajo sus pies.
"Confiamos en ti"
"Todo lo que tenías que hacer era ir por él ¿por qué no fuiste por él?
Le decían esas voces que eran como alfileres envenenados,para el dios que como un sonámbulo,terminaba andando por el lugar con la mirada perdida e inmune a todo dolor hasta que comenzaba a revivir su lucha con Majin bu,la primera,la batalla que se llevo a sus camaradas. El poder siquico de un shin-jin,es el más grande que existe y por tanto no era de extrañar que este llegara a ser letal y si por culpa de una mente atormentada,el supremo kaiosama volvía este poder contra su persona;
el resultado podía ser catastrófico.
Las voces aumentaban y se volvían un coro ensordecedor,al punto de que lo hicieron doblarse sobre si mismo gritando que callaran,pero no lo harían,nunca guardaban silencio,
siempre ¡siempre lo estaban señalando! ¡acusándolo de ser culpable por sus muertes! Era un bullicio eterno que lo hacía victima de esas heridas de la contienda de hace millones de años. Literalmente su cuerpo era impactado por su adversario,cual si estuviera peleando sólo que sin defenderse y sin contrincante. En cosa de minutos,
terminaba convertido en un cadáver andante del que brotaba un ki sombrío,que corrompida todo lo que tocaba.
Kibito corrío de regreso a esa habitación,como tantas veces,pero lo que encontró esta vez estaba lejos de ser el supremo kaiosama,aun cuando su aspecto no cambio nada. Sus ojos parecían dos lanzas de ébano y su sonrisa una mueca indecente.
-¿Quieres saber por qué murieron todos ese dia,Kibito ¿Quieres saber por qué sólo yo sobreviví? ¿Por qué me dieron la espalda y sólo se fueron? -le pregunto mientras caminaba hacia él- Te lo dire: porque ese era el acuerdo que hice con Bibidi,para tomar el puesto de supremo kaiosama.Siempre hay un traidor,mi leal asistente,siempre...
Una carcajada cruel y seca brotó de su garganta. Una risa malévola hiso eco en la noche.
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