10._Lluvia.
Llovía o mejor dicho caía un diluvio. Una cortina blanca era el agua ante mis ojos. Mire mi brazo,la herida era limpia. La bala entro y salio,aun asi dolia mucho y el frío me estaba causando una hipotermia. Mire la casa contra la que descansaba y camine entorno a ella con la espalda pegada a la pared. Era una casa campestre y me dio la impresión de estar deshabitada. Entre forzando una ventana y no tarde en descubrir mi error.
El olor a comida fue lo primero que acaricio mis sentidos,después vino el calor de algún calefactor eléctrico. Caí pesadamente sobre la alfombra y me levante medio tropezando,mis músculos estaban entumecidos. No vi más nada,perdí el sentido. Abrí los ojos y me descubrí en un camastro, envuelta en mantas de lana y piel. Una lampara,en la pared,brindaba una luminosidad amarilla molesta que me obligo a ampararme los ojos. Me medio incorpore para ver donde estaba y descubrí una habitación en que había otra cama. Estaba vacía. Mi brazo estaba vendado y mi cuerpo limpio. Alguien cambio mis ropas y eso no me gusto nada. Me quede quieta,alerta;como un conejo en el campo. Cuando la puerta se abrió, salte de la cama y tome un perchero para pegar mi espalda a la pared y erizarme como un gato.
El tipo que entro traía un plato en la mano. Era un hombre joven de cabello y ojos oscuros,cubierto por una capa impermeable seca y que escondía su atuendo. Me miro un instante sin ninguna expresión y luego dejo el plato humeante sobre una mesa pequeña pegada a la pared.
-no quise ser atrevido,sucede que tu ropa estaba empapada y estabas a un paso de la hipotermia-me dijo con una voz suave y cansina.
No le respondí y no solté el perchero, aun cuando al quitarse esa capa dejo a la vista un revolver en el cinto.
-por seguridad-me dice cuando ve que miro el arma-hubo una fuga en la penitenciaría-añade-come un poco,te hará bien.
Saco unas prendas del ropero,las puso sobre la cama y dejo la habitación. Me relaje un poco y mire la comida. Era un estofado de conejo que olía muy bien. No comía en hace dos días y no pude resistirme,ademas ese sujeto no me dio desconfianza sino una sensación extraña;pesada y triste. Me recordo....
Me puse las prendas y sali de la habitación a un pequeño pasillo que me condujo a una sala bien iluminada. Mis pies estaban descalzos y el piso frío,sentir la alfombra fue agradable.
-estaba bueno-le digo enseñándole el plato vacío.
-que bueno que te gusto. La comida caliente es buena en dias de lluvia-me dijo mientras trataba de cintonizar una emisora en una vieja radio sobre la mesa de la sala.
Una canción terminaba y un hombre hablaba de que tres de los cuatro prófugos habían sido capturados antes de llegar a la frontera. Camine hacia él y vi una chaqueta de gendarme con un nombre "Uchida".
-mi nombre es Itachi ¿como te llamas?-me pregunta con una sonrisa leve y triste-gentil.
-Mary-contesto sin quitar mis ojos de esa chaqueta.
Me busco conversación. Extraño,daba la impresión de ser un tipo callado. No hable mucho. Sólo conteste las preguntas pertinentes mientras examinaba esa casa suya. No vivía solo,eso era obvio,pero no había rastro de que su compañero fuera una mujer,las ropas que me dio lo confirmaban.
-mi hermano menor y yo,viviamos aqui desde la muerte de nuestros padres-me dice.
Mientras yo observaba el lugar,él me observo a mi. Hablo en pasado y le pregunte:
-¿se mudo?
-no,lo asesinaron-me respondio y me contó toda la historia.
Escuche en silencio hasta el amanecer. Me ofreció un café y pan con carne seca. Comi y después de que me diera unas botas suyas,le di las gracias y me despedi.
-recuerda la historia,Mary-me dijo al,yo,partir.
Todo el camino pensé en la historia del hermano de Itachi,Sasuke. Decidi ignorarla y parti en busca del ultimo de los prófugos.
Tres años me tomo planear todo. La fuga del bastardo que asesino a mi novio. Lo quería tener entre mis manos para vengar la muerte de mi amado. Pero durante la fuga me dispararon y nos separamos,mas debía estarme esperando en ese lugar y alli llegue,pero entonces esa historia llego a mi otra vez.
Eran las siete de la tarde cuando Itachi volvió a su hogar y me encontró en la sala. Me miro sin dar señal de sorpresa.
-no tengo donde ir-le digo y no menti.
La radio estaba encendida y anunciaban el arresto del ultimo prófugo.
-puedes quedarte aqui el tiempo que quieras-me dice y se para frente a mi-te lo debo por haberte disparado...
-estamos a mano-le digo y respondo a esa sonrisa melancólica de él, con una jovial mia.
Hace mucho que yo no sonreía y tuve la impresión,que ahi sonreíria con frecuencia.
A fuera la lluvia y el lodo,dentro el calor nostalgico y un nuevo fuego.
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