Hakuryuu Ren
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Antes de leer esto debes tener en cuenta lo siguiente:
🥀) Hakuryuu x Lectora.
🥀) ¡Qué onda! Ya pasó un año sin actualizar aquí ¿Me perdonan?
🥀) ¿Quieren un escenario de un personaje en especial?
🥀) No tiene +18.
🥀) ¡Espero que les guste mucho!
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"Un descanso al odio".
Había sido suficiente para el peli azul un día lleno de indiferencia, de recuerdos y llanto a los muertos. No había forma correcta de describir lo que Hakuryuu sentía en cada caída del sol; se encontraba solo, esa era una realidad.
Podía observar a su derecha y encontrar a Judal, pero a veces no causaba mucha seguridad. Y si miraba a su izquierda, bueno, era el único sitio podía encontrar un rayo de vida en la sonrisa y voz de aquella joven.
Ya le era imposible recordar el inicio del lazo que mantenía con la castaña, lo importante fue que sus ojos la encontraron en un mundo donde su familia había perdido la oportunidad de vivir. En ella encontró esa pequeña razón a aferrarse a sus deseos, los cuales creía pobres e insignificantes.
Alejarse de la fémina para Hakuryuu era lo mismo que enfrentarse desarmado a un ejército.
Era extremadamente tarde, la noche estaba en el punto más delicioso cuando las puertas de la habitación de la criada se abrieron con cuidado. No deseaban hacer alboroto alguno, ya que si bien la castaña era el bello sol de Hakuryuu, antes no podía dejar de lado su realidad como criada para el castillo Kou.
Terminó por peinar sus cabellos envuelta en su pijama y unos brazos la atraparon por su cuello en un abrazo tembloroso. Los suspiros y llanto era imposibles de ignorar; conocía perfectamente a su dueño.
-Hakuryuu -llamó ella con un tono suave como el manto carmín de la vela que los cubría en un secreto.
Hakuryuu ocultó su rostro en la espalda de la joven, quién colocó suavemente su mano por encima de su brazo. Sonrió y Hakuryuu tomó aire.
-Cada día es un infierno -musitó con la rabia consumiendo su alma y recuerdos.
-Y con ello despiertas otra vez para dar tu mejor esfuerzo -completó ella, con un solo intento logrando calmar al joven. En un movimiento, logró colocarse frente a él y estudiar su rostro.
El chico con el que compartía edad desvió la mirada con los colores pintados en su rostro, porque lo que menos quería era ser encontrado con el rostro lleno de lágrimas por la persona que recién comienza a amar y atesorar.
Pero a ella nada se le iba a escapar y mucho menos una expresión tan dulce en ese hermoso rostro juvenil pintado a una cicatriz. Lo tomó por el mentón y se acercó de forma tan peligrosa que Hakuryuu comenzó a hundirse en la locura por un beso.
Entonces tomó las manos lastimadas del peli azul entre las suyas. La calidez experimentada era única, como si sus almas fuesen combinadas dentro del destino del rukh.
-Una cosa que me gusta de ti, además de tu rostro lloroso -dejó salir una risita que obligó a Hakuryuu formar un puchero-. Es la realidad de tu alma. Tu sensibilidad y el eco que solo yo puedo escuchar y eso, Hakuryuu, te vuelve más fuerte que el día anterior.
Quería que supiera que no estaba solo. Que si Judal lo molestaba, ella tejería un sueño ideal donde su odio tomaría un descanso para dar paso a la calma y amor.
Que si se sentía inferior, más superior era su empatía y corazón, dignos del próximo Rey de Kou.
-¿En serio te parezco fuerte? -preguntó Hakuryuu con un hilo de voz y los ojos rebosantes en ilusión y determinación.
-Demasiado -acotó ella para después unir sus labios en un beso corto.
Hakuryuu todavía no conocía el manejo correcto de sus labios, pero la castaña se encontraba cautivada por su torpeza y esos sutiles gemidos de placer y emoción que emitía. Cuando el beso terminó, se aseguró de limpiar todas y cada una de sus lágrimas antes de despedirse y dejarlo ir con la promesa de encontrarse al día siguiente en un punto muerto del palacio.
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