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🌸 Capítulo 04.

Al día siguiente, la luz matinal apenas asomaba por las ventanas cuando Jimin irrumpió en la habitación de Taehyung con una bandeja repleta de comida para el desayuno.

—Buen día. —saludó Jimin con una sonrisa, apoyando la bandeja en la cama y sentándose con las piernas cruzadas.

Taehyung se revolvió bajo las sábanas, intentando ocultarse del amanecer prematuro. —Aún es muy temprano, ¿qué haces despierto a esta hora? —preguntó con la voz amortiguada por la tela.

Jimin, masticando una fruta, miró a su amigo con una mezcla de preocupación y determinación. —Estuve pensando en lo que hablamos anoche. —comentó, su tono más serio de lo habitual.

Taehyung asomó la cabeza entre las sábanas, su cabello alborotado formando un caos alrededor de su rostro somnoliento. —¿Qué? —preguntó, frotándose los ojos.

—Creo que deberías ilusionarlo al punto de hacerle creer que lo amas, y luego ¡zas! lo dejas bajo la lluvia. —Jimin alzó una mano dramáticamente, como si escenificara una obra teatral.

Taehyung, con una expresión de incredulidad, se destapó completamente y se incorporó. —¿Por qué bajo la lluvia? —preguntó, tomando una de las tazas de té de la bandeja y dando un sorbo.

—Es que se me hace más dramático. —ambos soltaron una carcajada, aliviando brevemente la tensión de la conversación.

Después de la risa, un silencio cargado de reflexiones se apoderó de la habitación. Taehyung se recostó contra el respaldo de la cama, mirando un rincón de la habitación que estaba impregnado de recuerdos con Jungkook.

—No lo sé, Jimin. También estuve pensando anoche, y creo que lo mejor será dejar todo así y volver a lo de mis abuelos. —susurró, con una nota de tristeza en su voz, mientras jugueteaba con la taza.

Jimin, sin dejar de mirarlo, dejó escapar un suspiro. —No seas aguafiestas, quiero verlo llorar por ti.

Taehyung giró su rostro hacia su amigo, sorprendido por la intensidad de sus palabras. —¿Por qué?

Jimin se inclinó hacia adelante, su expresión endurecida por la ira contenida. —Tae, él te lastimó. Jugó contigo, te enamoró y luego te trató como basura. Te dijo cosas horribles, te humilló delante de todos, y aún me preguntas por qué. Porque es un maldito que no merece ni una pizca de tu perdón. —cada palabra de Jimin era como un golpe en el corazón del Omega, recordándole las heridas que aún no habían sanado.

Taehyung se recostó de nuevo, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y resignación. —De acuerdo, ¿qué tienes planeado? —preguntó finalmente, con un tono de voz que apenas ocultaba su dolor.

Jimin tomó un respiro profundo y comenzó a explicar su plan, cada detalle cuidadosamente diseñado para devolver a Jungkook un poco del dolor que había causado. Taehyung escuchó en silencio, su mente dividida entre el deseo de venganza y los sentimientos que aún albergaba por el Alfa.

Mientras Jimin hablaba, Taehyung no podía evitar preguntarse si realmente sería capaz de llevar a cabo el plan. Las palabras de Jungkook seguían resonando en su mente, y por un momento, se permitió imaginar un futuro donde las cosas fueran diferentes. Pero esa fantasía se desvaneció rápidamente, dejando solo la cruda realidad de sus emociones contradictorias y el plan de venganza que estaba por poner en marcha.

La mañana continuó, y aunque el sol iluminaba la habitación con una calidez engañosa, en el corazón de Taehyung solo había sombras y recuerdos dolorosos que amenazaban con consumirlo.

Era media mañana cuando Taehyung y Jimin bajaron a la sala. La luz del sol inundaba el espacio, creando un contraste con la conversación tensa que estaba por desarrollarse.

—Buen día. — saludaron al unísono, sus voces llenas de energía.

—Buen día. — respondió Jin, apartando la vista de su computador y observándolos con una leve sonrisa.

Taehyung se dejó caer en uno de los sofás, sus pensamientos aún embargados por la charla matutina con Jimin. —¿Papá y Nam? — preguntó, buscando algún resquicio de normalidad en la ausencia de los miembros de su familia.

—Tu padre tuvo que viajar de improvisto, al parecer uno de sus clientes lo necesitaba con urgencia. — explicó Jin, recostándose hacia atrás con una expresión de resignación. — Y tu hermano tenía una reunión importante, no regresa hasta la noche. ¡Ah! se me olvidaba, tu padre me dijo que si querías hacer una fiesta para tus antiguas amistades tienes permiso.

—¿Fiesta? Yo nunca hago fiestas. — respondió Taehyung, sorprendido por la sugerencia, sus ojos reflejando una mezcla de incredulidad y desconcierto.

Jin cerró su laptop y se levantó, preparándose para salir. —No lo sé. — comentó encogiéndose de hombros. — Debo ir a trabajar, nos vemos mañana.

Taehyung lo miró con curiosidad. —Creí que vivías con mi hermano.

Jin soltó una risa nasal, cargada de una verdad a medias. —Tu hermano aún no quiere comprometerse.

Jimin, siempre el defensor, alzó la voz. —¡Ah, qué cobarde!

Jin sonrió con resignación. —A mí no me interesa, ya me acostumbré a vivir así.

—Los alfas son todos iguales. — añadió Taehyung, su voz teñida de una tristeza profunda que contrastaba con el ambiente soleado de la sala.

—No te preocupes, Tae. Algún día tu hermano dará ese paso. — y con una sonrisa tranquilizadora, se retiró de la habitación, dejando a los dos amigos sumidos en sus pensamientos.

Jimin, siempre el más pragmático, soltó de pronto. —Perfecto. — dijo, su tono lleno de una determinación casi feroz. — Ahora solo falta que ese alfa de pacotilla venga aquí.

Taehyung, aunque agradecido por el apoyo incondicional de su amigo, sentía una mezcla de incertidumbre y desesperanza. —Tal vez no venga, Jimin. — pensó en voz alta, deseando que las cosas fueran más simples. "Eso será lo mejor", pensó para sí mismo.

Jimin, sin embargo, estaba convencido de lo contrario. —Te apuesto lo que quieras que en unas horas está aquí.

Taehyung, con un suspiro resignado, se levantó del sofá. —Como tú digas, Jimin. — murmuró, dirigiéndose hacia el jardín.

Jimin lo observó, su expresión suavizándose con una mezcla de preocupación y ternura. —¿A dónde vas?

—Voy al jardín. — respondió, sin mirar atrás, su voz teñida de una nostalgia que ni siquiera él entendía del todo.

En el jardín, la brisa acariciaba suavemente las hojas, creando un ambiente de tranquilidad que contrastaba con el torbellino de emociones en el interior de Taehyung. Se quedó parado, mirando el lugar que tanto amaba con una mezcla de melancolía y dolor.

Su mirada se posó en la mesa donde había compartido tantas charlas y risas con Jungkook. Pasó su mano por la superficie, como si al hacerlo pudiera tocar los recuerdos que todavía se aferraban a ese lugar.

—¿Por qué lo hiciste, Jungkook? — susurró al aire, su voz quebrándose mientras una lágrima solitaria recorría su mejilla, trazando un camino de dolor y nostalgia. —¿Por qué me enamoraste?

Se dejó caer en una de las sillas, su cuerpo temblando bajo el peso de los recuerdos y la tristeza. Apoyó sus manos en la mesa y ocultó su rostro entre sus brazos, permitiéndose por un momento, ceder ante la melancolía que lo embargaba. Cada lágrima que caía era un eco de los momentos que había compartido con Jungkook, momentos que ahora se sentían como sueños lejanos y dolorosos.

El jardín, que alguna vez fue un refugio de felicidad y risas, se convirtió en un escenario de desolación y arrepentimiento. Pero en ese silencio cargado de emociones, Taehyung comenzó a darse cuenta de algo importante: debía enfrentar sus sentimientos y tomar una decisión sobre cómo quería continuar su vida, ya fuera dejando atrás a Jungkook para siempre o enfrentando el dolor y buscando una forma de sanar.

Taehyung se secó las lágrimas con el dorso de la mano, decidido a dejar atrás el dolor y la confusión que lo habían abrumado momentos antes. Se puso de pie con una determinación renovada y salió del jardín, avanzando hacia la sala donde encontró a Jimin, quien hablaba por teléfono con una despreocupación envidiable.

El Omega observó a su amigo durante unos segundos, envidiando la ligereza con la que parecía enfrentar la vida. Sin decir una palabra, desvió la mirada hacia la puerta de entrada y salió de la casa, su corazón latiendo con fuerza mientras buscaba un rumbo que lo ayudara a calmar su tormento.

Mientras caminaba, sumido en sus pensamientos, una voz familiar lo llamó desde la distancia.

—¿Taehyung? — la voz era inconfundible, llena de una arrogancia que había aprendido a detestar.

Levantó la vista para encontrarse con Minjael, su expresión reflejando una mezcla de sorpresa y desdén.

—Minjael. — dijo, su voz apenas disimulando la sorpresa.

Minjael, con una sonrisa burlona, se acercó más, su actitud impregnada de una hostilidad apenas contenida. —¿O mira quién volvió? ¿Acaso no te alcanzó con lo que te hizo Jungkook y volviste por más? — preguntó, dejando escapar una risa sarcástica que resonó en el aire como una bofetada.

El semblante de Taehyung cambió, sus ojos oscureciéndose con una mezcla de dolor y furia. — ¿Qué sucede, Minjael? ¿Mi regreso te incomoda tanto que necesitas humillarme para sentirte bien?

El rubio soltó una risa nasal, su sonrisa ladina y cruel. —¿Inseguro yo, de ti? Por favor, no me hagas reír. Sigues siendo el mismo niño ridículo de siempre.

Taehyung sintió una oleada de ira recorrer su cuerpo, pero se limitó a encogerse de hombros y a seguir caminando, decidido a no darle más importancia a las palabras venenosas de Minjael.

—Jungkook solía decir que solo le dabas risa, que eras demasiado ingenuo y torpe. — las palabras de Minjael lo detuvieron en seco, obligándolo a darse vuelta para enfrentarlo.

Con una sonrisa amarga y una mirada que reflejaba una determinación nueva, Taehyung respondió. —Gracias, Minjael. — sus palabras impregnadas de una ironía fría. Giró sobre sus talones y se alejó, con la convicción firme de que había tomado una decisión.

"Vas a pagar por todo el daño que me hiciste, Jeon."

Entró a la casa y se dejó caer en uno de los sofás, cubriendo su rostro con un brazo mientras suspiraba profundamente.

—¿A dónde fuiste? —preguntó el beta, sentándose al borde del sofá con preocupación en su rostro.

—Solo necesitaba pensar —susurró Taehyung desde debajo de su brazo, su voz cargada de agotamiento y tristeza.

—De acuerdo —respondió Jimin, notando cómo el aroma dulce de su amigo se tornaba cada vez más amargo, una señal clara de que algo andaba mal—. Voy a dar un paseo, ¿quieres acompañarme?

—No, gracias, prefiero dormir un poco.

—Está bien, me iré solo —dijo el beta, levantándose con un suspiro y subiendo las escaleras para alistarse.

Unos minutos después, Jimin bajó nuevamente a la sala, observando cómo el pelinegro se había dormido, su cuerpo completamente relajado pero con una expresión de profunda preocupación en su rostro. Miró la hora en su móvil y, con una sonrisa traviesa, levantó la vista. Justo entonces, el timbre de la casa sonó. Taehyung apenas se movió en el sofá, todavía agotado por la fiesta de la noche anterior o, más precisamente, por el reencuentro con Jungkook.

Jimin abrió la puerta con una gran sonrisa en los labios, preparándose para lo que estaba por venir.

—Hola, busco a Tae —dijo el Alfa, mirando al beta con una mezcla de expectación y desagrado.

—Ah, tú eres Jungkook, ¿verdad? —respondió Jimin, arqueando una ceja con un tono inquisitivo.

—Sí, y tú eres el de anoche —respondió el Alfa en tono molesto, frunciendo el ceño.

—Sí, soy Jimin, amigo de Tae. Pasa, por favor. Está descansando allí —señaló hacia el sofá donde su amigo dormía, su voz calmada pero con un toque de diversión—. Debo irme, así que siéntete como en casa —añadió, cerrando la puerta detrás de Jungkook y saliendo de la casa con una expresión de ligera diversión, dejando al Alfa parado en medio de la sala, confuso y lleno de emociones encontradas.

Jungkook miró a Taehyung, quien dormía con una expresión de vulnerabilidad que hizo que su corazón se encogiera. Se acercó con cuidado, tratando de no hacer ruido, y se sentó en el borde del sofá, observando el rostro del Omega con una mezcla de ternura y remordimiento.

Apoyó el libro que llevaba sobre la pequeña mesa del centro y luego, con una mano temblorosa, pasó sus dedos por la mejilla de Taehyung, quien se movió suavemente ante aquel sutil y cálido toque. El Omega parecía vulnerable y perdido en un sueño profundo.

—Mmm... ¿Qué haces, Jimin? —murmuró, aún medio dormido, su voz teñida de una inocencia que hizo que el corazón de Jungkook diera un vuelco.

El Alfa no respondió. Aunque escuchar el nombre del beta le revolvía el estómago, no podía evitar sentir una ola de ternura por Taehyung. Deslizó suavemente su pulgar por el labio inferior del Omega, una caricia delicada y cargada de deseo que provocó un leve suspiro en Taehyung.

—¡Jimin! —se quejó, despertando lentamente y descubriendo su rostro con una expresión de ligera molestia.

Jungkook se movió rápido y colocó sus manos a cada lado de la cabeza de Taehyung, sus ojos fijos en los del pelinegro, que ahora estaban abiertos y sorprendidos.

—No soy Jimin, bonito —murmuró Jungkook, acercándose más y rozando los labios del Omega con una delicadeza que hacía palpitar su corazón a mil por hora.

—Ju... Jungkook, ¿qué haces aquí? —preguntó Taehyung, su voz temblando ligeramente mientras se perdía en los profundos ojos negros del Alfa, que reflejaban un anhelo contenido.

—Me dijiste que te buscara, y aquí estoy —respondió Jungkook con una voz firme, llena de emoción. Se alejó despacio, permitiendo que Taehyung se sentara de lado en el sofá. Luego, se acomodó a su lado, sin dejar de mirarlo con intensidad.

Taehyung giró su rostro, abrumado por la vergüenza y el dolor que aún lo atormentaban. Jungkook, percibiendo la lucha interna del Omega, se inclinó hacia adelante y tomó el libro que había dejado unos minutos atrás.

—Te traje tu libro —dijo Jungkook, intentando captar la atención del Omega, que evitaba su mirada.

Taehyung giró su rostro y, al ver el libro, sus ojos se llenaron de lágrimas. Los recuerdos de las promesas rotas y las noches solitarias lo inundaron de repente.

—No lo leí... quería leerlo contigo —confesó Jungkook, con su voz quebrada por el arrepentimiento y el peso de las palabras no dichas, sintiendo una profunda punzada de culpa.

El pelinegro intentó tomar el libro, pero el Alfa se levantó y lo levantó más alto, fuera de su alcance. Una pequeña sonrisa asomó en los labios de Taehyung, quien se puso de pie y se acercó al azabache, estirando su brazo con una mezcla de desafío y ternura.

—Ahora puedo alcanzarlo —dijo Taehyung, tocando el libro con la yema de sus dedos, su voz suave y llena de una dulzura que Jungkook había anhelado durante tanto tiempo.

El Alfa, en un movimiento decidido y lleno de pasión, pasó su mano por la cintura del Omega y lo atrajo hacia él con firmeza y delicadeza a la vez.

—Lo sé, y me encanta porque tus hermosos labios están más cerca —murmuró Jungkook, su voz baja y cargada de deseo, antes de inclinarse y capturar los labios de Taehyung en un beso profundo y apasionado.

Taehyung se dejó besar, cerrando los ojos y dejándose llevar por la oleada de emociones que lo envolvían. Bajó su mano y la apoyó en el hombro del Alfa, aferrándose a él como si temiera que todo fuera un sueño del que podría despertar en cualquier momento. Jungkook, sintiendo la entrega del Omega, dejó caer el libro al suelo y llevó su otra mano a la cintura de Taehyung, atrayéndolo más hacia él, como si intentara fundirse en su cuerpo.

El beso se intensificó, sus labios se movían con una sincronía perfecta, explorando y saboreando cada rincón de la boca del otro. Sus respiraciones se entrelazaban, y cada caricia, cada roce, estaba lleno de una promesa de amor y arrepentimiento. Jungkook deslizó su lengua suavemente, explorando la boca de Taehyung, quien correspondió con la misma pasión, dejando escapar un suave gemido que resonó en el pecho del Alfa como una melodía.

Los dedos de Jungkook se deslizaron por la espalda de Taehyung, acariciando su piel a través de la tela, sintiendo la calidez y la suavidad que tanto había extrañado. Taehyung, enredando sus dedos en el cabello de Jungkook, profundizó el beso, queriendo expresar con cada movimiento lo que las palabras no podían decir.

Finalmente, se separaron, sus respiraciones entrecortadas y sus corazones latiendo al unísono, sus miradas entrelazadas, reflejando una mezcla de esperanza, arrepentimiento y un amor que había sobrevivido a las tormentas del pasado. El Alfa acarició la mejilla del Omega una vez más, con una ternura que prometía un futuro diferente, un futuro en el que los dos podrían encontrar el camino de regreso el uno al otro.

—Quiero volver a empezar —susurró el Alfa, su voz cargada de esperanza y arrepentimiento. En sus ojos brillaba una mezcla de ilusión y miedo, deseando con todas sus fuerzas que su Omega lo perdonara por todo el daño que le había causado.

Las piernas de Taehyung parecían perder fuerza, como si el peso de sus emociones fuera demasiado. Quería alejarse, escapar del torbellino de sentimientos que lo envolvía, pero al mismo tiempo, sentía que su cuerpo se aferraba con fuerza al Alfa, buscando consuelo en su cercanía.

—No lo sé, Jungkook, yo... —intentó decir Taehyung, su voz quebrándose bajo el peso de sus propias dudas y heridas. Sus ojos, llenos de dolor y confusión, se encontraron con los del Alfa.

Pero Jungkook no le permitió seguir hablando. Temiendo que esas palabras fueran un presagio de rechazo, lo besó de nuevo, con una intensidad desesperada. Cada movimiento de sus labios era una súplica silenciosa, un ruego por perdón y una promesa de amor eterno. No le importaba si tenía que rogarle mil veces; necesitaba que su Omega lo perdonara y estuviera con él.

Acunó el rostro de Taehyung entre sus manos, sus dedos temblando ligeramente al sentir la suavidad de su piel. —Dame solo una oportunidad, por favor —murmuró contra sus labios, su voz cargada de una vulnerabilidad que nunca antes había mostrado.

"Ni aunque me ruegues voy a estar contigo." Aquellas palabras resonaron en la memoria de Taehyung, como un eco distante que recordaba el dolor y la humillación del pasado. Su corazón, dividido entre el anhelo y el rencor, latía con fuerza, mientras luchaba por encontrar la decisión correcta en medio del torbellino de emociones que lo envolvía.

Pero el dolor tomó la ventaja, y aquellas palabras volvieron a encender la chispa de la venganza en Taehyung. Miró fijamente a Jungkook, con los ojos entrecerrados y una determinación palpable en su voz.

—Nam, no lo va a aceptar. — susurró, queriendo poner a prueba al Alfa y ver hasta dónde estaba dispuesto a ir por él.

—¿Quieres que salgamos a escondidas, al menos por un tiempo? — preguntó Jungkook, intentando mantener la calma. Sin embargo, no podía deshacerse de la sensación de que, una vez más, no estaba arriesgando lo suficiente por su Omega.

—Creo que será lo mejor, al menos por un tiempo. — Taehyung miró hacia el suelo, su corazón dividido entre el deseo y el miedo.

Jungkook tomó suavemente la mano del Omega, su mirada llena de determinación. —Cuando estés listo, yo hablaré con tu hermano. — aclaró, deseando demostrarle que esta vez no sería un cobarde. Lo que Taehyung no sabía era que el Alfa no solo había jugado con sus sentimientos en el pasado. La realidad era más compleja: Jungkook había tenido miedo al juicio de los demás, miedo a la familia del Omega y a no ser aceptado. Ahora, quería que todo fuera diferente.

Jungkook quería retomar su relación desde donde los buenos recuerdos aún perduraban, intentando convencerse de que las palabras hirientes y las acciones dolorosas nunca habían sucedido. Comenzó a visitar a escondidas la casa de Taehyung, reviviendo la clandestinidad de sus encuentros pasados. El único testigo de estos encuentros era Jimin, quien no perdía oportunidad de fastidiar al Alfa cada vez que lo veía.

—Tae, mi amor, tu Alfa ha venido a verte otra vez —llamó Jimin desde el pie de la escalera, mirando a Jungkook con una sonrisa desafiante.

—No le digas así —respondió Jungkook con un tono amenazante, su ceño fruncido.

—¿Celoso, Jungkook? ¡Oh, vamos! Yo estaría más preocupado por Bogum, su exnovio —dijo Jimin, burlón, con una sonrisa juguetona.

—Eres un idiota —murmuró Jungkook, frustrado, sus manos apretándose en puños.

—Vuelve a lastimarlo, y este idiota te dará una lección que no olvidarás —le advirtió Jimin, su tono se volvió serio por un momento, reflejando una profunda lealtad hacia su amigo.

—¿Otra vez peleando? —preguntó Taehyung desde lo alto de la escalera, observándolos con una mezcla de curiosidad y resignación.

Jimin se giró rápidamente para mirarlo, su expresión cambiando a una de admiración instantánea. —No, mi amor. ¡Uh! Me encanta cómo te queda ese pantalón.

—¡Jimin! —exclamó Taehyung, sonriendo, mientras bajaba las escaleras con una mezcla de gracia y timidez.

—¿Qué? Tus pompas se ven súper mordibles y apretables. —Jimin hizo un gesto cómico con las manos, simulando apretar el aire.

—No tienes remedio. —respondió Taehyung, negando con la cabeza mientras sonreía.

Jungkook empujaba su mejilla con la lengua, intentando contener el impulso de arrancarle los ojos a Jimin y cortarle la lengua; el beta lo sacaba de quicio con su actitud provocadora.

Los días comenzaron a pasar, y sus encuentros se volvieron una rutina que evocaba aquellos tiempos de antaño. Miraban películas y series juntos, hablaban de libros y compartían risas como si nada hubiera cambiado. Para Jungkook, parecía que el tiempo no había pasado y sentía que estaba haciendo las cosas bien, creyendo que estaba construyendo un nuevo comienzo.

Pero la realidad era otra. Taehyung se mantenía firme en su plan de venganza, fortalecido por las constantes advertencias de Jimin. Sin embargo, todo se iba a desmoronar muy pronto.

~

Dos semanas después, Taehyung y Jimin se abrazaban en la puerta de la casa. El beta debía regresar a su hogar, y ambos sabían que la partida sería un desafío para el Omega.

—Tae, recuerda mantenerte firme —dijo Jimin, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y determinación.

—Sí, Jimin, en dos semanas termino con él y regreso a la casa de mis abuelos —respondió Taehyung, tratando de convencer tanto a su amigo como a sí mismo.

—Sigue provocándolo, y luego, ¡zas!, lo dejas bajo la lluvia —dijo Jimin, y ambos estallaron en una carcajada que resonó en la entrada. Dos días después, como ya era costumbre, Jungkook llegó a la casa de Taehyung. La ausencia de Jimin hacía que la atmósfera se sintiera más densa, más cargada de tensión y expectativas no dichas.

Empezaron a besarse como lo hacían últimamente, pero esta vez el beso se cargó de una intensidad nueva. Jungkook, sin poder contenerse, lo agarró con firmeza por la cintura y lo sentó sobre sus piernas. El Omega se dejó llevar, sus deseos enterrados bajo una capa de venganza que en ese momento parecía desvanecerse.

El beso se volvió más profundo, sus bocas se encontraron en una danza frenética de lenguas y labios. Jungkook podía sentir el calor de Taehyung, su aliento cálido y su cuerpo temblando ligeramente de deseo. Sus lenguas se entrelazaban, explorando cada rincón, cada curva. El Omega gemía suavemente contra sus labios, sus manos vagaban por el cuerpo del Alfa, buscando el contacto con la piel ardiente.

Las manos de Jungkook se deslizaron lentamente por la espalda de Taehyung, deteniéndose en la base de su columna para trazar un camino ascendente que lo hizo estremecer. Con cada caricia, con cada roce, el deseo se
intensificaba, convirtiendo la atmósfera en una mezcla de anhelo y desesperación. Taehyung, perdido en el beso, sentía como si el mundo desapareciera a su alrededor, dejando solo a ellos dos, sumidos en una burbuja de pasión.

El Omega se aferraba con fuerza al Alfa, sus manos recorriendo la musculatura firme de su torso, buscando más contacto, más cercanía. Jungkook, con cada caricia, con cada beso, intentaba borrar el dolor del pasado, intentando demostrarle que esta vez, su amor era real y profundo. Pero, en el fondo, Taehyung sabía que este juego de pasión y deseo solo tenía un final: dejar al Alfa con el corazón roto, tal como le había prometido a Jimin.

Jungkook pasó una mano por la cintura del Omega, lo sostuvo con fuerza y, sin separar sus labios, se levantó con un movimiento decidido. Ante la brusquedad, Taehyung se alejó un poco, sus ojos fijos en los profundos y oscuros ojos del Alfa, sintiendo una mezcla de deseo y duda.

—Quiero hacerte el amor, besar cada rincón de tu cuerpo, mi hermoso Omega —susurró Jungkook, su voz cargada de anhelo y devoción, casi como una súplica desesperada.

El corazón de Taehyung latía con fuerza, sus pensamientos nublados por la mezcla de sentimientos contradictorios que lo invadían. Mirando los labios de Jungkook, se acercó de nuevo, su voz temblando con la intensidad del momento.

—Hazme el amor, Alfa —respondió, su tono suave y decidido al mismo tiempo, volviendo a unir sus labios en un beso lleno de pasión y promesas no dichas.


🌸 Hola Dulces obsesionad@s con el Taekook / KookV.

🌸 Esperó que les haya gustado el capítulo.

🌸 Gracias por leer mi historia.

🌸 Nikki 🌸




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