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—Hazlo desear lo que nunca podrá tener. —susurró Jimin, su aliento cálido contra la piel de Taehyung, como un conjuro que sellaba su alianza.
Con una última mirada cargada de complicidad hacia Jimin, Taehyung dejó que una sonrisa seductora curvara sus labios. Volvió a mirar a Jungkook, su expresión decidida y sus ojos brillando con una nueva
determinación. Estaba listo para jugar el juego, y esta vez, él tendría el control.
—No sabía que tenías novio. —dijo Hoseok, que había visto toda la escena desde la otra punta de la barra, con una ceja arqueada en sorpresa.
—¡Oh! No, Jimin no es mi novio, es mi amigo. —respondió Taehyung, aún nervioso por lo que acababa de pasar, su corazón latiendo con fuerza.
—¿Novio? —dijo Namjoon llegando por detrás, tambaleándose en los brazos de su pareja por la cantidad de alcohol que había bebido. —No, tú no puedes... —dijo arrastrando las palabras.
—No le hagan caso, se bebió hasta el agua de los floreros. —respondió Jin, intentando mantener de pie a su novio. —Nosotros mejor nos vamos, ¿vienes, Tae?
—No, yo lo llevo. —se apresuró a responder Jimin, lanzándole una mirada tranquilizadora a Taehyung.
—De acuerdo, nos vemos en la casa. —dijo Jin, sacudiendo la cabeza con una sonrisa.
—No, qué casa ni casa, mi hermanito se va... —Jin no lo dejó seguir hablando y lo empujó hacia la salida, a duras penas manteniendo el equilibrio.
Yoongi llegó al lugar, habiéndose retrasado debido a una canción que estaba produciendo y se había olvidado de la juntada en el club. Entró rápidamente y vio a Jungkook parado a un lado de la barra, perdido en su propio mundo.
—Kook. —lo llamó mientras le daba unos pequeños sacudones.
—¿Qué, quién, dónde? —preguntó Jungkook, sobresaltado.
—Tranquilo, amigo, soy Yoongi. ¿Qué te sucede? —preguntó, y al no obtener respuesta giró su rostro hacia donde miraba su amigo. —¡Ay, carajos! Tae regresó, y ¡wow! se ve genial.
—Y me odia. —murmuró Jungkook, su voz quebrada y un nudo en la garganta.
Yoongi lo miró con simpatía y preocupación, dándole una palmada en la espalda. —Vamos, Kook, cuéntame qué pasó.
—Hace un momento, le confesé que me gusta. —le susurró Jungkook, con el miedo palpable en su voz mientras miraba a Taehyung, que reía con Jimin en la barra. —Y me dio una bofetada... nunca debí seguir tu consejo, Yoon. —soltó un largo suspiro, su mirada cargada de arrepentimiento.
—Yo te aconsejé que lo alejaras, pero tú te tomaste el papel de cruel demasiado en serio. —negó Yoongi con la cabeza, mirándolo con una mezcla de reproche y compasión. —Mira, Jungkook, no va a ser fácil, pero si realmente sientes algo por él, tendrás que demostrarle que has cambiado. —dijo Yoongi con seriedad, su tono firme pero alentador. —Nadie dijo que recuperar la confianza de alguien a quien lastimaste sería sencillo, pero puedes empezar por ser sincero y mostrarle tu verdadero yo.
Jungkook asintió lentamente, sus ojos todavía fijos en Taehyung. —Tienes razón, Yoongi. No puedo rendirme ahora.
Con una renovada determinación, Jungkook tomó un sorbo de su bebida, su mente trabajando en un plan para mostrarle a Taehyung cuánto había cambiado. Mientras tanto, Jimin le susurraba algo al oído a Taehyung, quien asentía con una leve sonrisa, sin darse cuenta de la batalla interna que libraba Jungkook a pocos metros de distancia.
La noche seguía su curso, la música continuaba resonando y las luces de neón bañaban la pista de baile, pero para Jungkook y Taehyung, el tiempo parecía haberse detenido en ese instante cargado de emociones.
—¿Así que tus amigos te besan? —preguntó Hoseok, curioso y un poco desconcertado por lo que había visto.
—Tú debes ser Hobi. —afirmó Jimin con una sonrisa, sin dejar de acariciar las manos de Taehyung, sus ojos llenos de picardía.
—¿Nos conocemos? —preguntó Hoseok, frunciendo ligeramente el ceño.
—Tae me ha hablado tanto de ti que pareciera que sí te conozco. —le respondió Jimin con una sonrisa traviesa. —¿Acaso estás celoso? Si quieres, también puedo besarte. —desafió, acercándose un poco más a él. Para Jimin, Hoseok parecía estar enamorado de Taehyung, y su naturaleza astuta y persuasiva lo empujaba a jugar con esa idea.
—¿Por qué querría besarte a ti? —preguntó Hoseok, confundido y retrocediendo un poco, mirando a Jimin con desconfianza.
—¿O tal vez quieres besar a Tae? —dijo Jimin, inclinándose hacia el alfa pelirrojo, su mirada chispeante y desafiante.
Hoseok carraspeó, incómodo por la proximidad y la insinuación. —¿Qué? No, yo solo preguntaba. —dijo apresuradamente, dando un paso hacia atrás para poner distancia. —Mejor me voy a mi casa. —añadió, su tono nervioso traicionando su intento de indiferencia.
—¿Tan pronto? —dijo Taehyung, haciendo un puchero adorable con sus labios.
—Sí, ya es tarde. —contestó Hoseok, sin poder evitar sonrojarse. —¿Quieres que te lleve?
—No, gracias, Hobi. Jimin tiene auto, me iré con él. —respondió Taehyung con una sonrisa, sus ojos brillando con diversión.
Hoseok les dio un saludo rápido y se retiró, dejando al par de amigos para que continuaran disfrutando de la noche.
—Me encantó robarte tu primer beso. —susurró Jimin al oído de Taehyung, su voz teñida de burla y cariño.
—Eres un idiota, pollito desvirgador de labios. —respondió Taehyung, susurrando también, y ambos estallaron en carcajadas, sintiendo la complicidad y la alegría de su amistad.
—Basta de bromas, es hora de que lo hagas sufrir, y yo voy a ayudarte. —dijo Jimin con una sonrisa que destilaba malicia.
—¿Ahora qué harás? Tus juegos me asustan. —respondió Taehyung, arqueando una ceja, aunque una chispa de curiosidad brillaba en sus ojos.
—Pero te gustan. —replicó Jimin, levantando las cejas y esbozando una sonrisa traviesa, llena de complicidad.
**Seis años atrás.**
Taehyung no se había enamorado de Jungkook sin motivo; el Alfa había iniciado un juego cruel que Taehyung aún no comprendía del todo.
—Ve a cambiarte, no puedes bajar así. —gritó Namjoon a su hermano, su tono autoritario y protector.
—Vete al carajo, Nam. Es un short de baño y no soy Rapunzel para estar encerrado cada vez que tus amiguitos Alfas vienen a casa. —respondió Taehyung, cruzando los brazos y plantándose firme. —Tengo hambre, y si no me dejas bajar, le diré a papá lo que vi. —añadió, su voz llena de desafío.
—¡Aaaaah! Eres un pequeño manipulador. Eso no es justo. —se quejó Namjoon, frustrado.
—Sí lo es, Nam. Ahora déjame ir a buscar algo de comer. —dijo Taehyung, su tono decidido y firme.
—De acuerdo, pero ponte un pantalón largo. —insistió Namjoon, con la esperanza de mantener un poco de control.
—No me cambio nada. Hace calor y voy a bajar así. —sentenció el Omega, su determinación inquebrantable.
—¡Ash! Gracias a ti, se me quitaron las ganas de tener cachorros. —dijo Namjoon, golpeándose la frente con la palma de la mano.
—Qué bueno, yo tampoco quiero ser tío de pequeños testarudos como su padre. —replicó Taehyung con una sonrisa pícara, pasando junto a su hermano para salir de la habitación. Namjoon lo siguió de cerca, vigilante.
—El primero que lo mire con cara de idiota, le arranco los ojos. —amenazó Namjoon a sus amigos, y de inmediato, todos giraron sus cabezas hacia otro lado, evitando la mirada del protector hermano mayor.
—Hay más Alfas que la última vez. —murmuró Taehyung, observando a los amigos de su hermano con una mezcla de curiosidad y cautela.
—Sí, Jungkook y Yoongi son nuevos. —dijo Namjoon, señalando a los recién llegados. Los nombrados miraron al Omega, sus ojos llenos de interés y sorpresa.
—Hola. —les dijo Taehyung con una sonrisa radiante, que iluminó la habitación y siguió hacia el comedor, sin notar la mirada intensa de Jungkook.
Jungkook, sin embargo, parecía haber quedado hechizado por aquella sonrisa, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
—¡Ey! Jackson, te estoy viendo, tus ojos aquí. —advirtió Namjoon, señalando sus propios ojos con sus manos y fulminando a su amigo con la mirada.
—Eres un guardabosques para ese pobre Omega. —bromeó Jackson, tratando de aligerar la tensión.
Para Namjoon, todos sus amigos eran unos hormonales, él incluido. Solo quería proteger a su hermanito de aquellos lobos babosos, sabiendo muy bien el peligro que podían representar para un Omega puro, tan joven y encantador como Taehyung.
Namjoon se sentó en uno de los sofás al lado de su novio y se relajó, dejando escapar un suspiro de alivio al ver que todo parecía estar bajo control.
Pero para Jungkook, la curiosidad por el joven Omega era como un fuego que lo consumía por dentro. Aprovechando que Namjoon se distrajo, se deslizó hacia el comedor con la esperanza de tener una excusa para conocerlo mejor. Entró con cautela, mirando a su alrededor para asegurarse de no ser atrapado.
Al entrar, se encontró con Taehyung de espaldas, estirándose sobre la punta de sus pies, con el brazo extendido tratando de alcanzar algo en la alacena superior. El joven Omega estaba tan concentrado en su tarea que no se percató de la presencia de Jungkook hasta que este habló.
—Hola. —murmuró Jungkook con una sonrisa.
Taehyung dio un pequeño salto de susto y se giró rápidamente, llevando una mano a su pecho. —¡Ay, carajo! Casi me matas del susto. Creí que era mi hermano. —dijo, su respiración agitada.
—Lo siento, no era mi intención asustarte. —se disculpó Jungkook, observándolo con una mezcla de interés y simpatía.
—Si buscas más bebidas, el refri está allí. —señaló Taehyung hacia el refrigerador, aún recuperándose del susto.
—Emm, no. Solo estaba aburrido y vine aquí. —mintió Jungkook con una tranquilidad que solo aumentaba su encanto.
—De acuerdo. —Taehyung levantó los hombros y se volvió de nuevo hacia la alacena, su atención de vuelta a su misión.
—¿Qué buscas allí arriba? —preguntó Jungkook, acercándose un poco más, tratando de sonar casual.
—Sh, habla más bajo. Mi hermano esconde las botanas en lo más alto de la alacena para que yo no las alcance. —respondió Taehyung en un susurro cómplice mientras intentaba subirse al mesón para alcanzar su objetivo.
—No hagas eso, podrías lastimarte. Déjame ayudarte. —se ofreció Jungkook, acercándose aún más.
Taehyung se giró para mirarlo, sus ojos entrecerrados con una mezcla de desconfianza y curiosidad. —¿Por qué eres amable conmigo? —preguntó, su voz suave pero inquisitiva.
—Solo no quiero que te lastimes. —respondió Jungkook, su mirada sincera clavada en los ojos del Omega.
—De acuerdo, quiero las papitas. —dijo Taehyung finalmente, una sonrisa iluminando su rostro. Esa sonrisa hizo que el corazón de Jungkook latiera con fuerza, como si cada latido fuera un tambor resonando en sus oídos.
Jungkook se acercó a la alacena y, con facilidad, encontró las papas fritas escondidas. Se las entregó a Taehyung, quien las recibió con una expresión de triunfo.
—Ahora dime qué quieres a cambio de este favor. —preguntó Taehyung, abriendo la bolsa y llevando una papa a su boca, disfrutando del crujido y el sabor.
—Nada, lo hice porque quise. —respondió Jungkook, su tono sincero y despreocupado.
—No eres tan idiota como el resto de los amigos de mi hermano. —respondió en tono de broma, una chispa de diversión en sus ojos.
Jungkook llevó una mano a su pecho en un gesto dramático. —¡Auch! Eso dolió. —dijo con una sonrisa juguetona. —Por decirme eso, ahora voy a cobrarte.
—¡Ah, no! ¡Ya lo sabía! —exclamó Taehyung, fingiendo una expresión de sorpresa exagerada.
—Quiero una papita. —dijo el Alfa, acercándose aún más al Omega, sus ojos fijos en los de Taehyung. Metió la mano en el paquete y tomó una papa frita, disfrutando del contacto cercano. —Listo, ya me pagaste el favor.
Taehyung soltó una risa ligera, sus ojos brillando con diversión. —Definitivamente no eres tan idiota. —negó con la cabeza, sacando otra papa del paquete. —Te pago con otra más por hacerme reír. —dijo, extendiéndosela.
—Es un placer. —respondió Jungkook, aceptando la papa con una sonrisa que reflejaba una mezcla de satisfacción y curiosidad.
Taehyung se retiró, pero la sonrisa de Jungkook no desapareció. Se quedó mirando al joven Omega mientras se alejaba, sintiendo que algo dentro de él había cambiado.
Unos días después, Taehyung estaba absorto en la lectura de un libro en el jardín de su casa. El sol brillaba suavemente, y una brisa fresca acariciaba las páginas del libro, creando el escenario perfecto para perderse en una historia. Pero el sonido del timbre lo sacó de su ensueño literario. Con un suspiro, cerró el libro y lo apoyó en la pequeña mesa a su lado antes de ir a atender la puerta.
Al abrirla, se encontró con la figura imponente de Jungkook, cuyo rostro se iluminó al verlo. —Jungkook. —dijo sorprendido. —Si buscas a Nam, está en la casa de su novio.
Jungkook sabía muy bien que Namjoon no estaría de vuelta hasta más tarde. Había buscado esta excusa deliberadamente para ver a Taehyung sin levantar sospechas. —Hola, Tae. No sabía que no estaría, pero puedo esperarlo. —respondió con una sonrisa casual.
Taehyung recordó la regla de su hermano: no dejar entrar a los amigos alfas de Namjoon cuando él no estaba en casa. Sin embargo, había algo en la presencia de Jungkook que le resultaba difícil de rechazar. —De acuerdo, ya no tarda. Pasa.
Los hermanos pasaban la mayor parte del tiempo solos. Su padre viajaba continuamente por trabajo, y su madre había fallecido hacía varios años. Namjoon aprovechaba esa libertad para organizar fiestas y reuniones con sus amigos alfas con frecuencia. A diferencia de su hermano, Taehyung prefería la tranquilidad. Tenía pocas amistades y se enfocaba en sus estudios, aunque también era un gran soñador. Le encantaba leer historias de amor, imaginándose como el protagonista en esas tramas apasionadas y románticas.
—Puedes tomar asiento en la sala, yo iré al jardín. —dijo el Omega antes de retirarse.
Jungkook observó cómo Taehyung se alejaba, frustrado por la distancia que aún existía entre ellos. "Ay, carajo, se me escapa", pensó el alfa, decidido a seguirlo.
Taehyung regresó al jardín y se sentó de nuevo en la silla que había ocupado momentos antes. Retomó su libro, sumergiéndose de nuevo en su mundo de fantasía.
—¿Qué lees? —preguntó Jungkook, intentando iniciar una conversación. Se sentó en la silla junto a la de Taehyung, inclinándose ligeramente hacia él.
El Omega bajó el libro, mirándolo por encima de este. —Una historia de amor.
—A mí también me gustan las historias de amor. —dijo Jungkook con una sonrisa sincera, esperando que eso los acercara.
Taehyung levantó una ceja, sorprendido. —¿De verdad?
—Sí, me gusta creer que el amor verdadero existe. —comentó Jungkook, con una chispa de sinceridad en sus ojos.
La expresión de Taehyung se suavizó, y un destello de ilusión se reflejó en su rostro. —A mí también. —dijo, su voz cargada de una suave esperanza.
Ambos comenzaron a hablar sobre los libros que habían leído, compartiendo opiniones y risas. Cada vez que Taehyung mencionaba una novela, Jungkook se interesaba genuinamente, haciendo preguntas y mostrando un entusiasmo que parecía inusitado en un alfa como él.
—Creo que eres el único amigo de mi hermano que no es un idiota. —bromeó Taehyung, sus labios curvándose en una sonrisa.
—¿Eso es bueno o malo? —preguntó Jungkook, inclinándose hacia adelante, sus ojos brillando con curiosidad.
—Aún no lo sé. —susurró Taehyung, su voz suave y sus mejillas sonrojadas. La timidez de su sonrisa hizo que el corazón de Jungkook latiera más rápido.
Jungkook se sintió de repente nervioso, como si el aire entre ellos se hubiera cargado de una electricidad palpable. Se puso de pie rápidamente. —Será mejor que me vaya, o Namjoon va a enojarse.
Taehyung asintió y se levantó también. —Sí, te acompaño a la salida.
Ambos caminaron en silencio hacia la puerta, sus pasos resonando suavemente en el pasillo. —Gracias. —dijo Jungkook, intentando encontrar la mirada del Omega.
—¿Por qué gracias? Solo te dejé pasar. —respondió Taehyung, levantando el rostro para encontrarse con los ojos de Jungkook.
—Por conversar conmigo. —dijo Jungkook, su voz suave, cargada de sinceridad. Los ojos de Taehyung se iluminaron con una mezcla de sorpresa y gratitud.
—A ti, por hacerme compañía. —susurró Taehyung, volviendo a bajar la mirada, su voz apenas un murmullo.
Jungkook se acercó, sintiendo el impulso de acortar la distancia entre ellos. Sin pensarlo dos veces, se inclinó y depositó un suave beso en la mejilla del Omega antes de retirarse.
Taehyung se quedó en la puerta, su mano tocando suavemente la mejilla donde Jungkook lo había besado. "Ay, no deja de latir así, corazón tonto", pensó, una sonrisa tímida apareciendo en sus labios mientras miraba la figura de Jungkook alejarse.
Para Jungkook, visitar a Taehyung sin la presencia de Namjoon se había convertido en una rutina que disfrutaba profundamente. Cada encuentro estaba lleno de conversaciones sobre libros, películas y series. Solía llevarle pequeñas golosinas con excusas tontas solo para verlo sonreír. A veces, Jungkook ayudaba a Taehyung con sus tareas del colegio, y aunque nunca iban más allá de miradas y sonrisas intensas, la conexión entre ellos era innegable.
Las visitas de Jungkook a la casa de Taehyung se convirtieron en el momento más esperado de la semana. Sus encuentros, aparentemente casuales, escondían una tensión latente que ambos se esforzaban por ignorar. La sonrisa de Taehyung se volvía más luminosa cada vez que el Alfa llegaba con alguna nueva película o libro bajo el brazo, y las excusas para verse se tornaban cada vez más elaboradas.
Una tarde en particular, después de una charla sobre el último capítulo de una serie que ambos seguían, Jungkook no pudo evitar fijarse en cómo el sol de la tarde iluminaba el rostro del Omega, resaltando la suavidad de sus facciones y el brillo en sus ojos. Taehyung lo miraba, con una mezcla de timidez y confianza que hacía que el corazón del Alfa latiera más rápido.
En esas tardes, el mundo exterior parecía desvanecerse. Estaban envueltos en una burbuja de risas y discusiones sobre temas triviales, pero ambos sabían que esa burbuja contenía algo más. La manera en que Jungkook rozaba suavemente la mano de Taehyung al pasarle un libro, o cómo los ojos del Omega seguían cada movimiento del Alfa, hablaban de una complicidad que iba más allá de la mera amistad.
Un día, mientras repasaban juntos una tarea de literatura, Jungkook no pudo evitarlo y se encontró perdido en los ojos de Taehyung. La conversación sobre poesía se desvaneció y, por un momento, solo existieron ellos dos, compartiendo un silencio cargado de significados ocultos. La conexión entre ellos era como una chispa constante, encendiendo pequeñas llamas de esperanza y deseo en sus corazones.
Para Taehyung, esas visitas eran un bálsamo en medio de su rutina diaria. Sabía que la presencia de Jungkook era especial, y aunque nunca hablaban abiertamente de sus sentimientos, cada mirada y sonrisa compartida era un testimonio silencioso de la conexión profunda que los unía.
Un día, Jungkook llegó a la casa y, como ya era costumbre, Taehyung lo recibió con una sonrisa radiante. El Omega lo tomó de la mano de inmediato, sus ojos brillando de emoción.
—Sh, no digas nada, tengo algo que mostrarte. —le susurró, conduciéndolo rápidamente a su habitación. Una vez dentro, lo soltó y se dirigió hacia un estante con entusiasmo. —¡Lo conseguí! —exclamó, mostrando un libro con una sonrisa de oreja a oreja.
Jungkook se acercó curioso. —¿Cómo lo conseguiste, si aún no está a la venta? —preguntó, admirando el libro.
Taehyung, con un destello de orgullo en sus ojos, explicó: —Hablé con la autora en una de sus redes sociales, y me envió una copia antes de que saliera al público. —su sonrisa era contagiosa, llena de satisfacción.
—¡Qué envidia! —dijo Jungkook, fingiendo estar celoso. —¿Me lo vas a prestar? —añadió en tono juguetón, sus ojos brillando con una mezcla de interés y diversión.
Taehyung fingió pensarlo, su expresión se volvió pícara. —Mmm, no sé... —dijo, jugando con la idea. —¿Cómo podría cobrarte el favor? —bromeó, disfrutando de la pequeña travesura.
Jungkook sonrió y se acercó un poco más, sus ojos llenos de travesura. —Yo podría robártelo. —dijo, y antes de que Taehyung pudiera reaccionar, tomó el libro rápidamente de sus manos.
—¡Ey, no! Eso es abuso de poder. —dijo Taehyung entre risas, tratando de recuperar su preciado libro. Jungkook, riendo también, levantó el libro fuera de su alcance, disfrutando del juego.
La habitación se llenó de una atmósfera cálida y alegre, con las risas de ambos resonando en el aire. Taehyung saltaba, intentando alcanzar el libro mientras Jungkook lo mantenía en alto, ambos envueltos en una burbuja de diversión y complicidad.
En un momento de descuido, la mano de Jungkook pasó por la cintura del Omega, y Taehyung se detuvo de inmediato, su sonrisa desvaneciéndose. Sus ojos se encontraron con los del Alfa, y el tiempo pareció detenerse. La respiración de Taehyung se volvió pesada, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y confusión.
Jungkook sintió como si su mano ardiera al tocar la suave piel del Omega. Tragó saliva con dificultad, tratando de no caer en la tentación de inclinarse y besar aquellos labios que lo atraían tanto. La cercanía era intoxicante, y podía sentir el calor del cuerpo de Taehyung contra el suyo, el latido acelerado de su corazón resonando en sus oídos.
—Jungkook. —susurró Taehyung, su voz temblorosa mientras apoyaba sus manos en el pecho del Alfa, intentando crear algo de distancia entre ellos. Sus ojos, llenos de una mezcla de deseo y miedo, buscaron una respuesta en los de Jungkook.
El azabache, sintiendo el conflicto en su interior, apretó con más intensidad la cintura del Omega, sus dedos temblando por el esfuerzo de controlar sus impulsos. —Lo siento, no fue mi intención. —murmuró, su voz ronca por la emoción contenida. Sabía que debía soltarlo, pero la conexión entre ellos era poderosa, casi irresistible.
Luchando contra sí mismo, Jungkook finalmente aflojó su agarre, dejando que Taehyung se alejara. El Omega retrocedió unos pasos, sus mejillas enrojecidas y su corazón latiendo a toda prisa. Ambos se quedaron mirándose en silencio, las palabras atrapadas en sus gargantas, sabiendo que algo había cambiado entre ellos.
Taehyung sonrió nervioso, intentando disipar la tensión en el aire. —No fue nada. —dijo, su voz temblando ligeramente mientras trataba de dejar atrás el momento intenso que acababan de compartir.
Jungkook, con el corazón aún latiendo acelerado, se sentó en el borde de la cama, intentando calmarse. Observó a Taehyung con una mezcla de ternura y deseo, tratando de comprender cómo un simple encuentro casual podía desencadenar emociones tan profundas.
El Omega, tratando de recuperar el control, comenzó a acercarse lentamente para tomar el libro que Jungkook aún sostenía. Sin embargo, los nervios le jugaron una mala pasada, y tropezó torpemente. Jungkook, reaccionando instintivamente, se tiró hacia atrás para atraparlo, y Taehyung cayó sobre él, quedando frente a frente, sus rostros a escasos centímetros de distancia.
La vergüenza se apoderó de Taehyung, y rápidamente ocultó su rostro en el cuello del Alfa, su respiración agitada y su cuerpo temblando ligeramente. —Ay, soy un torpe. —murmuró, su voz apenas audible, mientras sus manos se apoyaban en el pecho de Jungkook, sintiendo el latido acelerado de su corazón bajo sus dedos.
Jungkook, sintiendo la suavidad del Omega tan cerca, pasó su mano por la espalda de Taehyung en un gesto protector y reconfortante. Cerró los ojos, permitiéndose disfrutar de aquel momento íntimo y delicado. —No sé de qué hablas. —susurró, su voz ronca y suave, tratando de que el Omega no se sintiera avergonzado por la situación. Sus dedos acariciaron suavemente la espalda de Taehyung, buscando calmarlo.
"Eres lo más hermoso que he visto en toda mi vida, mi Omega." Pensó Jungkook, sintiendo un calor reconfortante en su pecho. El deseo de proteger y amar a Taehyung se mezclaba con una ternura que no podía expresar en palabras. La conexión entre ellos era palpable, una energía que fluía y crecía con cada respiración compartida, cada toque delicado.
Ambos se quedaron inmóviles, sintiendo la profundidad de sus
sentimientos, conscientes de que algo irremediablemente especial los unía, algo que iba más allá de las simples palabras o los gestos.
De pronto, Jungkook se dio cuenta de que lo que estaba haciendo estaba mal, que debía alejarse. Pero, por más que lo intentaba, no podía. Una fuerza interna lo mantenía allí, deseando solo abrazar a Taehyung con más intensidad, como si su vida dependiera de ello.
—Hagamos un trato. —susurró Taehyung contra la piel del cuello de Jungkook, provocándole un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.
Jungkook cerró los ojos con fuerza, tratando de resistir la tentación que lo consumía. —¿Cuál?.—murmuró, su voz apenas un susurro, cargada de deseo y conflicto.
—Aquí no ha pasado nada. —dijo Taehyung, su voz temblorosa y llena de nerviosismo, como si necesitara convencerse a sí mismo.
—Aquí no ha pasado nada. —repitió Jungkook, sintiendo una presión dolorosa en su pecho, una mezcla de desesperación y resignación amarga.
—Voy a levantarme, y seguiremos hablando como si nada hubiera pasado. —dijo el Omega, tratando de mantener la compostura mientras su corazón latía desbocado.
—De acuerdo. —respondió Jungkook, su respiración agitada, consciente de que debía tomar una decisión que marcaría uno de los momentos más difíciles de su vida.
Taehyung se levantó lentamente, tratando de no mirar a Jungkook. Pero al final, sus ojos se encontraron, y vio en los de Jungkook una súplica muda, un deseo desesperado que parecía querer gritar algo que no se atrevía a decir. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, las manos de Jungkook se posaron en sus mejillas, acariciando su piel sonrojada con una ternura desgarradora.
—Voy a irme, y no voy a volver. — murmuró Jungkook, su voz quebrada por la decisión que acababa de tomar. No quería alejarse, pero sentía que era lo mejor para ambos. En su mente, estaba cruzando una línea imaginaria, peligrosa y llena de miedos sobre el "qué dirán". Jungkook estaba atrapado en un torbellino de ideas confusas, su corazón latiendo con una mezcla de dolor y desesperanza mientras trataba de convencerse de que esta era la única salida.
Taehyung entrecerró los ojos, confundido por las palabras del Alfa; sentía que había algo más que una simple amistad entre ellos. —Por mí está bien, vete, Jungkook. —dijo, alejándose rápidamente, intentando contener las lágrimas que amenazaban con brotar y la mezcla de dolor y frustración que sentía en su interior.
Jungkook se levantó de la cama con el corazón hecho trizas y salió de la habitación. Caminó hacia la salida justo cuando Namjoon entraba por la puerta principal.
—¿Jungkook, qué haces aquí? —preguntó Namjoon, su mirada recorriendo rápidamente la casa en busca de su hermano. —¿Dónde está Tae? —preguntó, levantando la voz con preocupación.
—Aquí estoy, exagerado. —respondió Taehyung desde la parte superior de las escaleras, con una sonrisa fingida que apenas disimulaba su turbación. —Tu amigo recién llego, y le prometí prestarle un libro, por eso subí.—dijo, mostrando el libro que tenía en la mano.
—¿Tú lees novelas? —preguntó Namjoon, mirando incrédulo a Jungkook.
—¿Yo? Sí, es que le comenté hace unos días que quería comprarlo. —respondió Jungkook, siguiendo la mentira de Taehyung sin titubear.
—¿Desde cuándo son tan cercanos? —preguntó Namjoon, cruzando los brazos, su mirada sospechosa.
—No lo somos, solo me vio con otro libro de esta autora y me preguntó si tenía este. —Taehyung dirigió su mirada hacia Jungkook. —Aquí tienes, Jungkook, cuando termines, por favor, devuélvemelo.
Jungkook carraspeó la garganta, tratando de mantener la calma. —Sí, gracias. —dijo, tomando el libro con manos temblorosas, intentando no mirar al Omega que subía las escaleras sin despedirse.
—Te voy a pedir que no vuelvas por aquí cuando no estoy, Kook. —dijo Namjoon, más tranquilo ahora, pero aún con un tono de advertencia en su voz.
—Sí, tienes razón, fui muy imprudente. —respondió Jungkook, luchando por no mirar a Taehyung que desaparecía en lo alto de las escaleras.
—¿Quieres tomar algo? —preguntó Namjoon, relajando un poco su postura.
—No, gracias, solo pasé porque me quedaba de camino, debo irme. —dijo azabache, intentando parecer calmado.
—De acuerdo. —respondió Kim, estrechándole la mano. Jungkook se despidió rápidamente y se retiró.
Una vez en su vehículo, Jungkook fingió una calma que no sentía. A medida que se alejaba de la casa, su frustración y dolor comenzaron a desbordarse. Golpeó el volante con ambas manos, gritando en su interior. —¡Eres un idiota, Jungkook! Sabes muy bien que no puedes estar con él. —se dijo, apretando el volante con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos.
Desesperado y sin saber qué hacer, buscó ayuda en su amigo Yoongi, quien, sin saberlo, le daría el peor consejo de su vida.
Por más que Taehyung intentara olvidarlo, su corazón latía frenéticamente cada vez que lo veía. No podía evitar sonreírle, aunque sabía que estaba jugando con fuego.
Jungkook, sin embargo, había cambiado radicalmente. Empezó a tratarlo como a un niño e ignorarlo cada vez que podía, todo para mantenerlo a distancia. Esta frialdad aparente era una máscara que ocultaba su propia inmadurez y la incapacidad de enfrentar sus verdaderos sentimientos. Jungkook era tan inmaduro que nunca pudo decirle la verdad a Taehyung, ni siquiera cuando lo miraba con ojos llenos de esperanza. Desde lejos, Jungkook lo observaba con devoción y una tristeza profunda, consciente de que con cada intento de alejarlo, no solo rompía el corazón de Taehyung, sino que también se lastimaba a sí mismo. Sin embargo, nunca se detuvo, continuó hasta que destruyó completamente el amor que una vez compartieron, sin tener el valor de confesar lo que realmente sentía.
🌸 Hola Dulces obsesionadas por el Taekook/KookV.
🌸 En el capítulo tres volveremos a la fiesta🤭.
🌸 Gracias por leer mi historia 🥰.
🌸Nikki🌸
🌸
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