✯01✯Ruega por mí, Jeon.
🌸01🌸.
El verano comenzaba y Kim Namjoon había invitado a sus amigos de la universidad a una pequeña fiesta en la piscina de su casa. No querían perderse ni un solo día de calor.
Los jóvenes de veintidós años se divertían entre tragos y bromas en la piscina, chapoteando y riendo a carcajadas mientras el sol brillaba intensamente sobre ellos.
—Nam, déjame estar en tu fiesta —le rogó su hermano menor, Taehyung, con ojos suplicantes. Se llevaban cinco años de diferencia.
—No, Tae, mis amigos son mayores que tú y no tienes nada que hacer en la fiesta. Estoy convencido de que todos te van a mirar con cara de tontos. No quiero que bajes —respondió Namjoon, cruzándose de brazos con una expresión de frustración.
—No seas malo —se quejó Taehyung, abultando sus labios en un puchero adorable—. Ah, ¿no quieres por las buenas? Entonces voy a llamar a papá —sacó su móvil, amenazante, levantando una ceja de forma desafiante.
—Qué chismoso eres, ya deja eso. Puedes estar en la fiesta, pero no andes de molesto —dijo Namjoon, resignado, rascándose la nuca con una mezcla de irritación y cariño fraternal.
—A las buenas la gente se entiende —dijo Taehyung con una sonrisa triunfante, guardando su móvil—. Gracias —pasó junto a su hermano, rozándolo suavemente mientras Namjoon suspiraba, molesto pero rendido.
Taehyung llegó al jardín con una gran sonrisa, observando a todos disfrutar en la piscina. Sus ojos brillaban con entusiasmo mientras buscaba a Jungkook entre la multitud, su corazón latiendo con anticipación.
Finalmente, lo vio hablando con alguien cerca de la orilla de la piscina. Se acercó a ellos, tratando de verse sexy, balanceando ligeramente las caderas con una mezcla de timidez y determinación.
—Hola, Jungkook, no te había visto —lo saludó con una sonrisa inocente, sus ojos llenos de admiración y un leve sonrojo en las mejillas.
—Ah, Tae —dijo Jungkook sin mirarlo, su tono desinteresado y una ligera sonrisa en sus labios.
—¿Podrías dejarnos a solas? Estábamos hablando de cosas importantes —respondió MiJael, un omega compañero de Jungkook, con un tono cortante y los brazos cruzados sobre el pecho.
—Solo quería saludar a Jungkook —se quejó Taehyung, haciendo un puchero y cruzándose de brazos, su expresión mostrando un leve desencanto y una pizca de tristeza.
—Ya lo hiciste, ahora vete —replicó el Omega con desdén, sus ojos llenos de impaciencia.
—No seas tan grosero con el niño —habló Jungkook en un tono sarcástico, esbozando una sonrisa burlona mientras miraba a Taehyung con condescendencia.
—No soy un niño —protestó Taehyung, su voz temblando ligeramente por la mezcla de nervios y enojo, sus ojos brillando con una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
—Lo siento, se me olvida ese detalle —dijo Jungkook, apoyando su mano en el hombro del castaño.
Taehyung sintió su corazón latir con fuerza, sus mejillas se tornaron rojas mientras el Alfa lo guiaba cerca de la piscina. Sentía su piel arder bajo el toque de Jungkook, y sus piernas temblaban ligeramente.
—Ya me saludaste, así que ahora adiós —le dijo Jungkook, y de repente lo empujó a la piscina. La mayoría comenzó a reírse de la broma del azabache, menos uno de sus amigos, Hoseok, quien frunció el ceño al ver la escena.
Hobi se puso de pie y caminó apresurado hacia Jungkook, con el rostro lleno de indignación y los puños apretados.
—Eres un idiota, Tae no sabe nadar —le explicó molesto, lanzándole una mirada furiosa antes de zambullirse en la piscina, decidido a ayudar al Omega que pataleaba desesperadamente, tragando agua y luchando por mantenerse a flote.
Jungkook le restó importancia y solo se reía de su hazaña, sin darse cuenta de la gravedad de la situación. Su risa resonaba en el aire, mientras Hoseok llegaba a Taehyung y lo sacaba del agua, ambos empapados y jadeando.
—Gracias, Hobi. —murmuró con tristeza mientras el Alfa tomaba una toalla para secarlo.
—Tae, no entiendo. ¿Por qué sigues hablando con Jungkook? Cada vez que te acercas a él, te hace daño. —preguntó preocupado mientras secaba el rostro del Omega.
—No lo se Hobi, creí que... Ya no importa —dijo con la mirada baja, suspirando profundamente.
— Deberías alejarte de él—murmuró mirando con ternura el rostro de Taehyung, con un gesto compasivo en su rostro.
—Lo se. —respondió Taehyung con un dejo de resignación, levantándose y entrando a la sala de su casa. Se dejó caer en el sofá, mirando fijamente hacia el techo con una expresión melancólica.
Jungkook lo vio entrar y decidió seguirlo.
Al verlo, Taehyung se acomodó en el sofá, apoyando su mano en el brazo del mueble y su cabeza en su mano, inclinando levemente su cuerpo a un costado y sonriendo con una mezcla de nerviosismo y coquetería.
—¿Qué haces aquí? —preguntó nervioso, intentando mantener la compostura, pero su brazo se deslizó, causando que su cabeza golpeara el apoyabrazos. —Auch. —se quejó, tratando de disimular su dolor con una mueca forzada.
Jungkook soltó una carcajada, su risa resonando en la habitación. —Te ves ridículo. —la sonrisa del Omega se desvaneció, su mirada bajando avergonzada. —No eres para nada sexy. —añadió con crueldad, su tono de voz cortante como un látigo.
—¿Por qué eres tan cruel conmigo? ¿Qué fue lo que hice mal Jungkook? —preguntó Taehyung, con los ojos llenos de lágrimas, sintiendo un nudo en la garganta y una presión dolorosa en su pecho; cada palabra del Alfa le golpeaba como un puñal en el corazón.
—Porque quiero que entiendas que jamás me voy a fijar en ti. Eres un niño torpe e inocente. —soltó Jungkook con seguridad, sus palabras como dagas afiladas que perforaban el alma de Taehyung. —No me gustas, y ni aunque me ruegues voy a fijarme en ti.
Taehyung se sentó despacio en el sofá, abrazando sus rodillas con fuerza, ocultando su rostro en ellas para esconder las lágrimas que amenazaban con caer.
—Ya basta, Jungkook. —gritó Hoseok desde la otra habitación, su voz llena de indignación y frustración. —¿Por qué eres tan cruel con él?
El azabache soltó una sonrisa cínica, restándole importancia al sufrimiento ajeno. —Es divertido molestarlo. —dijo con indiferencia antes de darse media vuelta y retirarse, dejando tras de sí un rastro de dolor y confusión.
—Tae. —lo llamó Hoseok con voz suave, acercándose y posando suavemente su mano en la espalda de Taehyung, buscando consolarlo en medio de su angustia.
—Es un idiota, y lo odio. —susurró Taehyung entre dientes, su voz temblorosa por la rabia contenida y el dolor acumulado. Se levantó enojado y subió las escaleras sin decir ni una sola palabra, dejando atrás un rastro de tristeza y desesperanza.
Se asomó por su ventana mientras las lágrimas caían silenciosamente por sus mejillas, observando con amargura cómo Jungkook pasaba su mano por la cintura de Mijael y lo atraía hacia él con una sonrisa arrogante y despectiva.
—Voy a olvidarte, Jeon Jungkook. —prometió Taehyung al aire, su voz llena de determinación y dolor mientras se dejaba caer en su cama, sumergiéndose en un mar de pensamientos oscuros y emociones tumultuosas, quedándose en su habitación el resto de la fiesta, lejos de las risas y la música, perdido en su propio tormento interior.
Varios días después, de nuevo los jóvenes estaban reunidos en la casa de los Kim. La música retumbaba fuerte en las paredes, creando un ambiente vibrante y lleno de energía. Los tragos se desparramaban por todo el lugar, y risas y conversaciones animadas llenaban el aire, haciendo que la noche pareciera interminable.
Jungkook se acercó a Namjoon, quien bailaba muy pegado con su novio, sus movimientos fluidos y sincronizados al ritmo de la música.
—¿Dónde está tu hermano? —preguntó Jungkook fingiendo desinterés, aunque sus ojos buscaban ansiosamente por la habitación.
—Tae se fue a pasar las vacaciones a la casa de mis abuelos. —respondió Namjoon sin prestarle mucha atención, sus labios curvados en una sonrisa mientras se dejaba llevar por el ritmo de la música.
El verano se estaba terminando y Taehyung no regresaba. La nostalgia flotaba en el aire, mezclada con la emoción de la última reunión antes del regreso a clases.
Jungkook se veía distraído y distante, recorriendo la casa como buscando algo perdido. Sus ojos oscuros exploraban cada rincón, buscando una presencia que ya no estaba.
—¿Te sucede algo, Jungkook? —preguntó Hobi al verlo tan alejado de la fiesta, su mirada llena de preocupación mientras se acercaba a él.
—No, solo se me hace extraño no ver a Tae. —respondió Jungkook con un suspiro, su voz ligeramente entrecortada por la nostalgia.
Hobi lanzó una risa nasal, su rostro iluminado por la diversión de la fiesta. —Tae no va a regresar. —el azabache lo miró con curiosidad, sus cejas fruncidas en confusión. —Se fue a vivir con sus abuelos.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó Jungkook entrecerrando los ojos, su mente luchando por procesar la información.
—Porque hablo a diario con él. —respondió Hobi antes de darle un sorbo a su bebida, una sonrisa misteriosa bailando en sus labios.
—Me darías su número, quiero disculparme con él. —pidió Jungkook arrepentido, su voz llena de determinación y remordimiento.
—No, Jungkook. Tae no quiere saber nada de ti, y se fue para no volver a verte. —se dio vuelta y se retiró, dejando al azabache con un sentimiento de culpa horrible que pesaba en su pecho como una losa de piedra.
Los meses pasaron y el sentimiento de culpa lo persiguió. Jungkook le pidió a Namjoon su número, pero este se negó por pedido de su hermano, dejando al azabache sumido en un mar de arrepentimiento y remordimiento.
Verano tras verano, Jungkook esperaba volver a verlo para disculparse, pero parecía que Taehyung nunca regresaría, dejando al Alfa solo con sus pensamientos y su doloroso anhelo de redención.
Cinco años después...
—Nos encontramos en el club esta noche para festejar mi cumpleaños. —dijo Namjoon del otro lado de la línea.
—De acuerdo, iré, pero me retiraré temprano; mañana tengo que trabajar. —respondió el azabache mientras revisaba unos planos.
—Está bien, señor arquitecto. —bromeó Namjoon.
La noche llegó, el calor de la primavera se sentía en las calles, y las pequeñas flores comenzaban a florecer.
Jungkook entró al club y buscó a sus amigos entre la gente. La música era ensordecedora, y las luces se movían al ritmo de la música. El ambiente estaba lleno de energía y alegría, con risas y conversaciones animadas que llenaban el aire.
Namjoon le hizo una seña con la mano para que lo viera, y Jungkook se acercó a ellos. Se saludaron cálidamente con un abrazo, ya que hacía semanas que no se veían. Luego, Jungkook se sentó en la barra y pidió una cerveza, girando para observar a la gente bailar y disfrutar.
Hasta que un joven de cabello negro llamó su atención; sus movimientos sensuales parecían hipnotizarlo. Sus caderas se movían con gracia, y su cuerpo estaba llena de confianza y encanto.
Hobi se acercó a Jungkook para saludarlo. —¿Qué tanto miras? —preguntó curioso, notando la atención fija de Jungkook en el misterioso joven.
Jungkook no respondió, simplemente señaló con la mano al joven que lo había cautivado, apoyó su vaso y caminó hacia él, sintiendo una mezcla de intriga y anticipación palpitar en su pecho.
—Jungkook. —lo llamó Hobi intentando detenerlo. Como no tuvo éxito, se levantó apresurado y lo siguió, preguntándose qué estaría pasando por la mente de su amigo.
El azabache se acercó por detrás del joven, y suavemente pasó su mano por su cintura, acercó su rostro, y sus labios rozaron el lóbulo del oído ajeno. —Qué bien te mueves. —susurró, su voz cargada de admiración y fascinación, haciendo que el joven se detuviera de pronto, sorprendido por el inesperado halago, mientras Jungkook sentía cómo su corazón latía con fuerza ante la cercanía del otro.
El joven se dio vuelta lentamente, sus ojos se encontraron con los de Jungkook, y en ese instante el tiempo pareció detenerse. El corazón de Jungkook palpitó con fuerza, como si fuera la primera vez después de varios años.
Con la respiración agitada, un suave susurro se deslizó por los labios del Alfa, quien parecía estar en shock. —Tae. —logró decir, su voz apenas un murmullo lleno de sorpresa y emoción.
El Omega apoyó su mano en el pecho del Alfa y suavemente lo empujó hacia atrás, con una expresión de molestia y determinación en su rostro.
—Tae, regresaste. —intervino Hobi, llegando a su lado y rompiendo la tensión en el aire.
La expresión fría del pelinegro desapareció al instante, y se acercó a su amigo con una sonrisa cálida. —Hobi, te extrañé. —dijo, fundiéndose en un cálido abrazo que irradiaba complicidad y cariño genuino.
Mientras tanto, Jungkook no lograba reaccionar, parecía estar atrapado en un sueño del que no quería despertar.
Hobi tomó la mano del Omega y lo guió hacia la barra, donde comenzaron a hablar animadamente, dejando a Jungkook perdido en sus pensamientos y emociones, preguntándose cómo habían cambiado las cosas desde la última vez que vio a Taehyung.
Jungkook volvió a la barra en busca del Omega, sintiendo la urgencia de hablar con él. —Tae, ¿podemos hablar? —preguntó, sin importarle interrumpir la conversación que tenía con Hobi.
—No. —respondió Taehyung en seco y frío, volviendo su atención a su amigo.
—Solo dame un minuto, necesito decirte algo. —insistió Jungkook, su voz llena de anhelo y arrepentimiento.
Taehyung soltó un suspiro pesado. —Ya vuelvo, Hobi. —dijo, ignorando al azabache mientras se levantaba y comenzaba a caminar entre la gente. Jungkook quiso seguirlo, pero Hobi lo detuvo con preocupación en sus ojos.
—Ya basta, Jungkook. Ya te superó, déjalo en paz. Ya lo has lastimado demasiado. —le dijo Hobi, casi como una súplica, tratando de detenerlo.
—Solo quiero disculparme con él. —respondió Jungkook, soltándose del agarre de su amigo y saliendo a buscar al Omega, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Justo cuando Taehyung estaba por entrar al baño, Jungkook lo detuvo, sujetándolo del brazo. Taehyung se dio vuelta con claro fastidio en su rostro.
—Hola. —susurró Jungkook nervioso, con una sonrisa temblorosa, buscando desesperadamente que el Omega dejara de ignorarlo.
—¿Qué quieres, Jungkook? —preguntó Taehyung, visiblemente molesto.
—Quiero pedirte disculpas. —dijo Jungkook, su voz temblorosa con la carga del arrepentimiento.
—Bien. —respondió Taehyung, dándose la vuelta para irse, pero Jungkook no lo dejó, girándolo de nuevo para enfrentarlo.
—Jungkook. —se quejó Taehyung al sentirse forzado, y el Alfa lo atrajo hacia su cuerpo con fuerza, haciendo que sus cuerpos quedaran juntos en un contacto cargado de tensión y emociones encontradas.
—Haz crecido. —murmuró Jungkook cerca de los labios del Omega, su tono lleno de nostalgia y sorpresa.
Los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas de rabia, apoyando sus manos en el pecho del Alfa con frustración y dolor. —Vete a la mierda. —soltó con un susurro cargado de resentimiento, sintiendo cómo la rabia ardía en su interior.
Jungkook cerró los ojos con fuerza, sintiendo una oleada de emociones abrumadoras. No se movió, como si estuviera petrificado por la intensidad de sus sentimientos reprimidos durante tanto tiempo. Se sentía al borde de la explosión, necesitando desesperadamente arreglar lo que había roto, pero parecía que era demasiado tarde; ahora, su hermoso Omega lo odiaba.
Seis años atrás...
—Yoon, me siento un idiota. Me gusta Tae, y él es tan... —Jungkook se detuvo, luchando por encontrar las palabras adecuadas.
—¿Tan joven aún? —sugirió Min, completando la frase.
—Sí, este sentimiento es horrible. Me siento un viejo a su lado. Él es tan inocente, tan tierno... —suspiró Jungkook, con la mirada perdida en el horizonte.
—Jungkook, su padre y Nam van a matarte si se enteran de esto, y creo que Nam ya comienza a sospechar.
—Lo se, por eso necesito tu ayuda. ¿Qué hago? Creo que el también está enamorado de mí, y me siento mal, yo provoque esto.
—Ignoralo, se malo, para alejarlo, al menos por un tiempo. —respondió Min sin dudarlo.
—¿Malo? ¿A qué te refieres? —preguntó Jungkook, sintiendo un nudo en el estómago por lo que estaba a punto de hacer.
—Haz que se sienta incómodo contigo. Muéstrate distante, frío, como si no te interesara en absoluto. Así se alejará.
Unos meses después...
—Jungkook, no entiendo. ¿A qué juegas conmigo? ¿Te gusto o no? —preguntó Mijael, con los brazos cruzados y un tono de resignación.
—Sí, me gustas, pero vamos despacio. —respondió Jungkook, nervioso por la situación.
—Parece que te gusta Nam, porque prefieres ir a su casa que a la mía. —lo miró molesto, con una mezcla de dolor y frustración en su mirada, como si estuviera tratando de descifrar un enigma que le causaba un malestar. —¿O te gusta Tae?
—No digas tonterías. ¿Cómo podría gustarme ese Omega? —Jungkook soltó una risa nerviosa, sintiendo cómo se le partía el corazón por dentro.
Así, poco a poco, Jungkook se convenció a sí mismo de su papel, convirtiéndose en un total cretino solo con Taehyung, mientras su corazón se rompía un poco más cada día.
Aquella tarde de verano en la piscina, Mijael le insistía a Jungkook que le dejara en claro a Taehyung que no le interesaba, justo después de que el Omega entrara a la sala.
—Ve y dile que no te gusta, que no estás interesado en él. Jungkook, estoy cansado de este juego. Parece que disfrutas que esté alrededor tuyo como mosca sobre la miel. —dijo Mijael, su voz cargada de irritación.
—¡Ya está bien! Iré a decirle que no me interesa. —respondió Jungkook, molesto y sintiéndose una basura por lo que estaba a punto de hacer.
—Voy contigo, así le aclaro que estás conmigo. —insistió Mijael, determinado a poner fin a la situación.
—No, voy solo. Espérame aquí afuera. —Minjae se quedó esperando al lado de la puerta, atento para escuchar.
Cada palabra que Jungkook le dijo esa tarde a Taehyung sentía que lo quemaban por dentro, pero no se detuvo. La frialdad en su voz contrastaba con el dolor que sentía en su pecho. Le dijo que no le interesaba, que no era para nada sexy, y que jamás se fijaría en él. Las palabras eran como puñales que rompían el corazón del Omega.
Al ver a Taehyung abrazado a sus rodillas, queriendo desaparecer, Jungkook sintió un impulso de retractarse, de disculparse de inmediato. Pero justo en ese momento, Hoseok entró, y Jungkook mantuvo su papel, su rostro endurecido para no mostrar la culpa que lo consumía.
Esa tarde logró que Taehyung se sintiera tan mal que le pidió a su padre irse con sus abuelos, solo para olvidarlo. Y lo había logrado, hasta que se volvieron a encontrar, haciendo que aquellos sentimientos se mezclaran una vez más, reabriendo heridas que nunca habían sanado del todo.
~
—Suéltame, Jungkook. —rogó Taehyung con los ojos llenos de lágrimas, sus manos temblando bajo el pecho del Alfa.
—No, hasta que me dejes hablar. —dijo Jungkook, aferrándose al cuerpo del Omega. —Necesito decirte la verdad.
—Tú y yo no tenemos nada que hablar. Suelta a este niño torpe. —respondió Taehyung, sintiendo cómo aquellas palabras del pasado volvían a lastimarlo.
—Jungkook, ya basta. —gritó Hobi, empujando al Alfa. —¿Aún te parece divertido molestarlo?
El azabache lo soltó de inmediato, sus ojos llenos de arrepentimiento y desesperación. —Tae, me gustas, siem...
La mano del Omega impactó contra la mejilla del Alfa, dejando los dedos marcados y cortando sus palabras.
—No quiero escucharte, Jungkook. Ya dijiste demasiado en el pasado. —respondió Taehyung con voz temblorosa, sus ojos llenos de dolor y rabia contenida.
Jungkook se quedó en silencio, el dolor de la bofetada apenas comparado con el dolor en su corazón. Taehyung lo miró una última vez, sus ojos llenos de lágrimas, antes de girarse y marcharse, dejando a Jungkook parado allí, sintiéndose más arrepentido y perdido que nunca.
Hobi lo observó con una mezcla de lástima y decepción. —Espero que algún día puedas entender cuánto daño le hiciste. —dijo antes de seguir a Taehyung, dejando a Jungkook solo con sus pensamientos y su arrepentimiento.
Taehyung llegó a la barra con el corazón palpitando con fuerza y las manos temblando, intentando calmarse. Una voz familiar lo devolvió a la realidad.
—¿Bebiendo solo? —le susurró al oído una voz juguetona.
—¡Jimin! —dijo Taehyung, poniéndose de pie y abrazando a su amigo con fuerza. —¿Qué haces aquí? ¿Dijiste que no podías viajar?.
Park Jimin era su amigo de la ciudad donde había vivido los últimos cinco años. Tenía una sonrisa traviesa que siempre lo caracterizaba, reflejando su espíritu juguetón y despreocupado. Jimin, un beta, era conocido por su carácter divertido y su tendencia a meterse en líos, siempre encontrando maneras de convertir cada situación en una aventura.
—Mmm, convencí a mi papi para que me dejara venir con mi sexy amigo. Pero solo tengo dos semanas, así que es hora de disfrutar. —respondió Jimin con una sonrisa traviesa y un guiño.
Taehyung bajó la mirada al ver a Jungkook acercándose por detrás de Jimin, su corazón tamborileando con aún más fuerza. Jungkook se sentó en la barra, sin apartar sus ojos de Taehyung, sus expresiones una mezcla de arrepentimiento y anhelo. Jimin notó el cambio en el semblante de Taehyung y giró su rostro para ver quién había provocado esa reacción.
—¿Ese es el idiota que te rompió el corazón? —susurró Jimin con una chispa de malicia en sus ojos. Taehyung asintió, sus labios apretados.
—Hace un momento, me dijo que le gustó. —le susurró sintiendo miedo de aquellas palabras.
—Tengo una idea, sigue mi juego.
—De acuerdo, solo no hagas locuras. —respondió Taehyung, aunque la sonrisa pícara de Jimin le hizo saber que algo grande se avecinaba.
—Mira a ese idiota y dale una hermosa sonrisa. —le aconsejó Jimin.
Al principio, Taehyung dudó, pero luego decidió seguir el consejo de su amigo. Miró a Jungkook por encima del hombro de Jimin y le dio una sexy sonrisa, luego mordió su labio inferior, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y seducción. Jungkook tragó grueso, su respiración volviéndose errática mientras intentaba comprender lo que sucedía.
Jimin se colocó de pie e inclinó su rostro cerca al de Taehyung. —Ahora mírame. —le ordenó con suavidad.
Taehyung obedeció, girando su rostro lentamente, sus ojos encontrándose con los de Jimin. Sintió una de las manos de su amigo deslizarse hasta su cintura y la otra acariciar suavemente su cuello. Sin poder decir nada, Jimin se acercó rápidamente, sus labios encontrando los de Taehyung en un beso que comenzó despacio, pero pronto se volvió más intenso.
Jimin apresó el labio inferior de Taehyung, saboreando cada rincón con una dedicación casi reverente. Taehyung iba a alejarlo, su mano temblando ligeramente en el pecho de Jimin, pero vio de reojo que Jungkook se había puesto de pie, sus ojos llenos de confusión y celos. Así que rápidamente cerró sus ojos y se dejó llevar por el juego de su amigo, sus labios respondiendo con igual fervor.
El beso se profundizó, sus labios moviéndose en perfecta sincronía. Taehyung sintió una mezcla de emociones: la familiaridad del apoyo de Jimin, la adrenalina del momento y la amarga satisfacción de ver a Jungkook afectado. Su cuerpo se relajó en los brazos de Jimin, permitiéndose disfrutar del momento mientras sus dedos se entrelazaban en el cabello de su amigo.
Jungkook, al ver el beso, sintió una ola de celos y arrepentimiento que casi lo abrumó. Sus manos se cerraron en puños, y la rabia se mezcló con una profunda tristeza. No podía soportar ver a Taehyung en los brazos de otro, pero sabía que era una consecuencia de sus propias acciones. Sus ojos se oscurecieron, y su mandíbula se apretó mientras trataba de contener sus emociones, su corazón latiendo dolorosamente en su pecho.
Jimin se alejó despacio, sus labios aún rozando los de Taehyung por un momento más, creando una chispa de tensión palpable. Pasó su lengua lentamente por sus propios labios, saboreando el recuerdo del beso con una mirada cargada de intención.
—Si dijo que le gustas, —murmuró Jimin, sus ojos clavados en los de Taehyung con una intensidad casi hipnótica— entonces juega con él, Tae. Vuelvelo loco, haz que ruegue por ti.
La voz de Jimin era baja y seductora, sus palabras un susurro lleno de promesas. Su mano aún en la cintura de Taehyung, apretó ligeramente, creando una conexión eléctrica entre ellos. El Omega sintió un escalofrío recorrer su columna, sus ojos se oscurecieron con una mezcla de deseo y desafío.
Taehyung asintió levemente, su respiración acelerada, el pulso latiendo frenéticamente en sus venas. La proximidad de Jimin, su confianza, y la idea de tener a Jungkook en la palma de su mano encendieron algo dentro de él. Lentamente, se giró hacia donde Jungkook estaba observándolos, sus ojos se encontraron con los del Alfa. En ese momento, Taehyung decidió que ya no sería el niño torpe e inocente de antes.
—Hazlo desear lo que nunca podrá tener. —susurró Jimin, su aliento cálido contra la piel de Taehyung, como un conjuro que sellaba su alianza.
Con una última mirada cargada de complicidad hacia Jimin, Taehyung dejó que una sonrisa seductora curvara sus labios. Volvió a mirar a Jungkook, su expresión decidida y sus ojos brillando con una nueva
determinación. Estaba listo para jugar el juego, y esta vez, él tendría el control.
🌸 Hola Dulces obsesionadas por el Taekook/KookV.
🌸 Esta historia será corta de unos cinco o seis capítulos aproximadamente.
🌸 Gracias por leer mi historia 🥰
🌸 Nikki 🌸.
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