El ciego
—Necesito ropa nueva.—Dijo Beomgyu con un puchero.
—¿Por qué? Tu ropa te queda bien.—Dijo Yeonjun desde la cama.
Beomgyu se estaba preparando para salir con unos amigos esa noche, mientras Yeonjun simplemente la pasaría relajándose y viendo una película.
—¿Estas ciego? Siempre uso los mismos jeans.
Yeonjun sonrió de oreja a oreja.
—No, pero podemos hacer como que estoy ciego y tu eres un libro en braille; te leeré las perforaciones.
Beomgyu lloriqueo.
—¡No te soporto!
Yeonjun rió un poquito pero se levantó de la cama hacia su hermoso novio.
—¿Por qué siempre me estás diciendo cosas tan sucias? Yo quería que me digas cosas bonitas.—Le dijo Beomgyu dándole la espalda. Pero el más alto lo tomó de la cintura y lo acercó a él.
—La única cosa bonita aquí eres tú.—Dejo un suave beso en su cachete.—Y te ves hermoso con lo que sea que te pongas, mi amor, no te preocupes por eso.
Beomgyu suspiró.
—Eso si me gusta.—Dijo aún con el rostro sonrojado.
Yeonjun lo volteó y atrapó sus labios en un tierno beso. Beomgyu sintió cómo se derretía entre sus brazos, dejándose hacer por su guapísimo novio.
Al separarse Yeonjun dijo:—Termina de vestirte, mi amor. Mañana saldremos al centro comercial y vamos a comprarte algo lindo, ¿si?
—Me gusta cuando me dices "mi amor"—Admitió el menor con una sonrisita.
—Mi amor, mi príncipe, mi vida, todos mis sueños hechos realidad.—Yeonjun dejó por último un pequeño beso en su nariz.
—Te amo, Yeonjun.
—Yo te amo más, bebé.
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