Beomgyu estaba lavando los platos luego de almorzar y cuando tiró la comida sobrante se percató de que el basurero estaba lleno.

—¡Yeonjun, hay que sacar la basura!—Le gritó a su novio, quien estaba en la habitación que compartían tecleando algo en su computadora.

El mayor sonrió de inmediato.

Había memorizado algunos de los piropos sucios para decirle a Beomgyu cuando menos se lo esperaba, la última vez se había puesto rojo como un lindo tomatito y lo había encontrado adorable.

También se había enojado, pero era lo de menos, verlo enojado también le hacía reír.

—Podemos jugar a la basurita.—Dijo Yeonjun saliendo de la habitación hasta el marco de la puerta. Beomgyu estaba allí en el lavadero y volteó a verlo. Se había puesto un delantal para no mojar su ropa, se veía adorable.—Tu te tiras y yo te recojo.

Beomgyu tardó unos segundos en entender.

—¡Hyung!—Dijo furioso.

—Ya, ya, voy a sacar la basura.—Dijo Yeonjun aún riendo mientras se acercaba al tacho.—Pero la oferta sigue en pie.

—¡Largo!