IV. Lost in paradise.
Capítulo 4.
It may be wrong, but it feels right
To be lost in paradise
I'm so lost in paradise
If I open up my eyes
I can see the storm, I can see the sky
I can see the darkness, flashing lights
All my fears don't deny, let me stay
I'm lost in paradise
Rihanna - Lost in paradise
El sonido del maldito despertador me levanta como cada mañana. De mal humor. Busco a tientas el aparato del que procede semejante pitido infernal y le propino un puñetazo que sirve para acallar los pitidos. Vuelvo a meter el brazo entre las sábanas y me desperezo con lentitud. Aparto las sábanas de un tirón y me incorporo sobre el colchón, frotándome los ojos hasta que se adaptan a la luminosidad. Me visto rápidamente con algo cómodo para hoy y bajo las escaleras a saltos.
No me sorprende en absoluto cuando encuentro la leche derramada sobre la mesa y papeles de magdalenas en el suelo.
Lo que si me sorprende es que alguien ha hecho la compra. Porque las bolsas de alimentos están sobre la mesa. De todos modos, me encojo de hombros y sigo con lo mío. Me preparo un desayuno no muy elaborado y regreso al piso de arriba para coger mi mochila. Escucho los ronquidos de mi padre desde el otro lado de la puerta y la aporreo con fuerza.
-¡Despierta joder!
Me hago daño en los nudillos, pero lo ignoro y salgo de casa. El aire cálido me azota y sonrío levemente. Me entretengo varias veces durante el camino, desviándome de mi trayectoria o tomando atajos, lo que provoca que llegue con una hora y media de retraso y un cigarrillo a medio consumir entre los labios.
Observo la imponente construcción de hormigón y ladrillo mientras le voy dando pequeñas caladas al cigarro y dejo salir el humo por la nariz o formando aros en el aire, lo que implica otra media hora de retraso. Empiezo a andar hacia el interior cuando suena la campana que indica el receso y una vez allí, me encamino hacia mi taquilla.
-¡Heather Barks!- la inconfundible voz de mi mejor amiga suena a mis espaldas. Me giro y recibo un sopapo.
-Buenos días a ti también.
-¡Me has dejado tirada joder!
Niego efusivamente mientras suelto una carcajada y vuelvo a meter las cosas en mi taquilla. La cierro justo a tiempo de ver como Darcy y su ejército de guarras se acercan a paso seguro hacia aquí.
Me pone enferma sólo ver la manera en la que camina. Por no decir como echa hacia atrás su pelo rojizo -obviamente teñido- y su perfume de pija. Me da arcadas.
-Pero mira quién está aquí.- me mira con desdén de arriba a abajo- la zarrapastrosa perra Barks y su amiga la zorra.
Repito su acción y suelto un bufido.
-Bueno, impresionante, ¿acaso sabes el significado de zarrapastrosa?¿quieres un premio?- le aplaudo con falso entusiasmo- qué quieres, ¿hueso o polla? Te recomiendo el primero, ya estás bastante familiarizada con el segundo, ¿no? Además a las perras os vuelven locas los huesos, he oído.
Si su mandíbula no hubiera estado pegada a su rostro, probablemente ahora estaría en el suelo. Se empieza a formar un corro de personas y los pocos que se arremolinan a nuestro alrededor sueltan un sonoro uuuhh.
Ja, directo a tu orgullo perra.
-Vuelve a repetirlo una vez más y...
Levanto una mano con gesto burlón.
-Adivino, ¿me clavas tus uñas postizas de imitación en la cara no? No te molestes, te la puedes romper perrita.
Kelsey se pone el puño en la boca tratando de acallar una sonora carcajada, al igual que los demás presentes.
Me giro triunfalmente para marcharme pero entonces la gilipollas de Darcy decide abrir su maldita bocaza.
-Oh claro, ¿tienes envidia de que mi madre me haya pagado la manicura? Cosa que la tuya no puede porque estando tres metros bajo tierra...
No. No ha dicho eso.
Me giro de nuevo y la mano de Kelsey me sostiene del brazo. El rostro de Darcy muestra una arrogante sonrisa que se va borrando a medida que me sacudo fuertemente del brazo de Kelsey y me acerco a zancadas a ella, rezumando rabia.
La agarro de su teñido mechón rojo y golpeo su cabeza con fuerza contra una taquilla, causando un gran estruendo. Sus amiguitas dejan escapar un chillido y la gente hace una mueca de dolor.
Entonces la hija de puta me suelta un sopapo, y es entonces cuando la agarro de la nuca y le doy un puñetazo, pero ella no se queda atrás, porque jala otro mechón de mi pelo y tira con fuerza mientras me araña la cara. La rabia es superior a mi y le atino un rodillazo en el estómago, haciendo que se doble de dolor. Aprovecho y le asesto una patada en la cara, y las gotas color carmesí empiezan a decorar las baldosas blancas.
Con las pocas fuerzas que le quedan y la nariz sangrando, me pega un puñetazo a la altura de las costillas y me vuelve a arañar la cara. Me permito unos segundos para soltar un jadeo de dolor y entonces caigo al suelo con ella encima dándome sopapos sin dejar de chillar. Me giro con fuerza y agarro su cuello con ambas manos, me doy cuenta de que estoy sangrando cuando varias gotas caen a su frente.
-Vas a pagar por esto.- aprieto su cuello más fuerte y ella abre la boca buscando oxígeno. Si sigo así la mataré.
Escucho los gritos desesperados de Kelsey pidiendo ayuda, y sus manos -que flaco favor hacen- sosteniéndome por los brazos, tratando de detenerme. Entonces alguien que no es Kelsey me saca en volandas de encima del cuerpo semi-inconsciente de Darcy y hace caso omiso de mis pataletas y chillidos. Abren una puerta y me empujan al interior. Cuando se abren las luces descubro a mi secuestrador.
Rude.
-¡Gilipollas!- me abalanzo sobre él y trato de golpearlo, pero me agarra las muñecas fuertemente, haciéndome daño.
-¡¿Gilipollas yo!? ¡¿Pero qué te has creído!?- se le hincha la vena del cuello y me acojono.
Mierda.
-¿¡Qué pretendías!? ¿¡Que me quedara quieta!? ¿¡Pero qué haces!? ¡suéltame!
Sin embargo, endurece más su agarre y me debato, tratando de darle una patada, presiona su cuerpo contra el mío, aplastándome contra la pared e inmovilizándome.
-Mira Heather, no vayas de tipa dura ni de mala porque tú y yo sabemos que no eres así. Que sólo eres una chiquilla asustada que busca hacerse respetar, pero permíteme decirte que el escándalo que has causado me parece pésimo e infantil.
-¿¡Y es mi culpa!? ¡Esa hija de la gran puta empezó!
-Deja de insultar a Darcy.
-¡Oye mira porque te la folles no tienes que defenderla subnormal!
-¡Yo no me la follo!
Suelto una risotada sarcástica y empiezo a hablar.
-Mira bonito, sólo por lo que pasó el otro día no tienes que picarte.- río con desdén.
-¿El otro día?
-¿Recuerdas ese beso tan salvaje que te puso tan duro?- susurro contra su oído- ¿ese que te dejé a medias y con un calentón increíble?
Me empuja más fuertemente contra la pared.
-Eres una puta niñata. Una gilipollas, una engreída, una subnormal. Me das asco.
-El sentimiento es mutuo.
-Me alegro.- escupe con rabia.
-La verdad es que yo también. Y ahora si no te importa, quiero salir de aquí porque no aguanto un segundo más contigo, puedes ir a consolar a Darcy y a follártela, seguro que necesita tu consuelo, yo la verdad prefiero que...
-Cállate.- brama.
-No. Te decía que quiero que me sueltes para que te vayas a hacer tus cosas con Darcy y yo pueda...
Y entonces dejo de hablar porque siento una opresión sobre mis labios. Estoy segura al cien por cien que son sus labios porque sus rizos me hacen cosquillas en la frente.
¡Me está besando! ¿Pero este es tonto?
Le interrumpo el beso dándole un tortazo.
-¡Pero que no me beses gilipollas!
Se lleva una mano a la mejilla adolorida y me mira frunciendo el ceño. Este gilipollas se cree que va a poder utilizarme o algo así, que le den.
-¡Pírate pesado!
-¿Pesado yo?- me acorrala contra la pared, cosa que me enfurece más- No sé a qué estás jugando pero no te conviene tocarme las pelotas Heather.
Presiono las palmas de mis manos contra su pecho y le empujo con fuerza.
-¡Vete a la mierda o a consolar a tu novia!
-¡Pues eso voy a hacer!- grita antes de cerrar de un portazo.
Menudo subnormal.
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