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II. Storm.

Capítulo 2.

So hit me like a man, love me like a woman
Bury me alive, I can see it in your eyes, you want it
Some will give you pain, some will give you pleasure
Hit me like a man, love me like a woman
Love me like a woman

The Pretty Reckless - Hit me like a man

La alarma del móvil comienza a sonar con la maldita melodía de marimba. Que le den por culo a la marimba. La apago de mala manera y espero a despejarme para posar mis pies desnudos en el frío suelo de madera. Mi barriga empieza a rugir, pero no he comprado nada para desayunar, así que me tendré que conformar con un cigarro. Hoy por fin tras tres días más aburrida que cualquier ser humano en el mundo, comienzo la preparatoria. No es que me haga precisamente mucha ilusión pero bueno, quiero ver las caras de anormales que se les quedan a la zorra de Darcy cuando me vea. Me visto con unos shorts negros de tiro alto, una camiseta deshilachada de los Ramones y mis tan apreciadas Vans negras, me recojo el ya largo pelo rosa pocho en una trenza de lado y me maquillo sólo como yo lo sé hacer, me echo unas gotas de colonia y un poco de desodorante, ya que me duché ayer por la noche y ahora ya no tengo intención de hacerlo.

Bajo las escaleras de dos en dos, con mi mochila pintarrajeada en mano, y cojo el paquete de tabaco y el mechero de la repisa de la cocina. No sé dónde está mi padre, pero tampoco me importa, estará tirado en el sofá o habrá salido, espero. Si sigue sin salir de casa tendré que sacarlo con correa como un perro. Finalmente, sumida en mis pensamientos llego a las puertas de mi tan amada preparatoria y una pesada música rock comienza a martillear en mi cabeza, decido ignorarla y espero a Kelsey cargada en la valla metálica de la entrada, entre tanto me permito gastarme otro de mis preciados cigarros. Finalmente, aparece ataviada en unos ceñidos vaqueros blancos, una camisa de tirantes de estampado militar y sus inseparables botas desgastadas. Llega a mi lado y me quita el cigarro de la mano, se lo lleva a la boca y tras darle una profunda calada lo apaga con la punta de su bota, echándome el humo en la cara. Le doy una suave bofetada, a la que responde riendo.

-He echado de menos esto.- comenta.

Me encojo de hombros.

-Yo también.

Caminamos juntas y a cada paso que damos la música rock parece sonar más fuerte. Giro mi cabeza en dirección de la música y sonrío al ver a un chico rubio tocando una guitarra imaginaria a la vez que cabecea rítmicamente.

-Oye, si estás pensando en acercarte a hablar a ese grupo de tíos tan guapos. Olvídate.- giro mi cabeza en dirección a Kelsey- son unos gilipollas.

Me limito a asentir y a seguir mirando, entonces mi mirada se encuentra con la de uno de los chicos, apoyado en el capó del coche negro, con unos jeans negros rotos, unas botas estilo militar negras y una camisa de cuello de V mostrando unos curiosos tatuajes, que al parecer no son los únicos, porque tiene todo el brazo derecho repleto y buena parte del izquierdo, también tiene alguno adornándole el cuello. Subo la cabeza a su rostro y un aro de metal brilla contra la luz del sol, adornando su labio, lleva una especie de bandada sujetando su alborotado pelo. Parece una estrella del rock. Me muerdo el labio ante la idea y miro rápidamente hacia otro lado. Creo que he hecho un charco de babas.

-Heather Barks deja de babear por Rude y escucha lo que te digo.

-¿Rude?

-Si, ese- señala con la cabeza a mi estrella del rock particular- es Rude,al menos así se hace llamar, él y su grupido de amigos mega tatuados y perforados llegaron hace un año y medio, a mitad de curso del primer año sin ti.- suspira- No sé que de qué coño va pero es un subnormal. No te acerques a él porque sé cómo puede acabar esto.- agita los puños como si estuviera golpeando un saco de boxeo.

Antes de que pueda poner un pie en las escaleras que dan a la entrada, vislumbro una melena pelirroja brillando bajo la luz del Sol de Phoenix. Ha quedado muy poético para una zorra como Darcy. Se me ocurre que quizás mi primer día aquí de nuevo no vaya a ser tan aburrido y me dirijo hacia ella con la risa de Kelsey de fondo. Está de espaldas a mi, así que aprovecho y le tapo los ojos mientras reprimo una risa. Puedo notar como curva los labios en una sonrisa. Agh.

-¿Rude?- pregunta con voz de pito- ¿eres tú?- ¿Rude? La idea de ella y Rude me da arcadas. No por celos. Simplemente una persona del calibre de Rude y esta... ¿niña de papá?

-No nena,- pongo la mejor voz de camionero que me sé- soy tu peor pesadilla.- finalmente no lo aguanto más la risa y me separo bruscamente de ella partiéndome la caja.

La cara de Darcy es épica. Primero se pone roja de la vergüenza y después pálida como una hoja de papel. Sorpresa...

-¿He-Heather Barks?

-La misma.- le guiño un ojo antes de lanzarle un beso descaradamente y girarme sobre mis talones, pavoneándome mientras ando hacia Kelsey. Cuando llego ha su lado imita el sonido de una explosión y choca los puños conmigo.

-Bienvenida de nuevo Barks.- me abraza fuertemente depositando un baso en mi mejilla.

Cuendo entramos en el interior del edificio la reacción de algunos es inmediata, muchos me sonrien, otros simplemente se me quedan mirando con cara de gilipollas integrales. Bastante bien para mi primero día.

-Heather, ahora tenemos química, ya sabes, aula 115 ala oeste, voy a coger sitio, ¿vale? tu taquilla es la 68, la de siempre.- me guiña un ojo y tras saludar a un grupo de chicos que la miran como si se la fueran a comer con la mirada, desaparece por los pasillos con intención de guardarme un sitio. Esta chica es increíble, me ha guardado la misma taquilla durante dos años, no sé que haría sin ella.

El timbre empieza a sonar y la gente comienza a dispersarse por los pasillos, entonces, como en la típica película para adolescentes con las hormonas revolucionadas los chicos del coche con la música rock y mi estrella del rock particular entran por la puerta. Decido ignorarles y seguir a lo mío, y mientras escucho sus risas de fondo, me dedico a abrir mi taquilla y revolver los libros, como si tuviera algo interesante que hacer. Es entonces cuando noto una presión en mi espalda y una cálida respiración en mi cuello, me giro con brusquedad, tratando de parecer aborrecida por la situación, entonces me encuentro con un par de ojos azules cielo que me miran con curiosidad, me echo el pelo hacia un lado y hablo antes de que pueda decir nada.

-No te interesa como me llamo, de nada.

Al parecer hace caso omiso de mis intentos de alejarlo porque apoya ambas manos a cada lado de mi cabeza impidiendo mi huida. Oh que bonito. Estoy sopesando la idea de meterle una patada donde más duele y salir corriendo, cuando entonces habla con su aterciopelada voz, haciendo que se me nublen todos los malditos sentidos.

-Soy Niall Horan nena, un gusto conocerte, no hace falta que me digas tu nombre, lo averiguaré por mi cuenta.

-Ya, oye, me encantaría quedarme a hablar con alguien que no me interesa pero si no te importa tengo clase ahora y sinceramente prefiero un muermo de clase de ciencias antes de seguir hablando contigo así que si me permites, me voy.- dicho esto me agacho y cuelo por debajo de uno de sus tatuados brazos y emprendo mi camino a clase cuando otra voz habla.

-Déjala Niall, es una puta estrecha.

Echo la mochila al suelo, creando un fuerte estruendo y me giro hacia el culpable.

Miro al tío de los ojos verdes, la estrella del rock, Rude, se hace llamar, la verdad es que para ser un capullo no está mal. Entonces se gira y me mira mal.

-¿Qué mierda miras?- espeta el tal Rude con su mirada fija en la mía.

Remuevo el piercing de mi lengua antes de contestar.

-¿Acaso te importa imbécil?

Gran error.

Las venas de su cuello comienzan a marcarse exageradamente y las aletas de su nariz se agitan señal de su ira creciente, se acerca a mi a grandes zancadas y aprieta mi brazo, ejerciendo presión.

-Mira niñata,- remarca la palabra niñata, lo que comienza a cabrearme profundamente. Muy mal Rude.- no sé quién eres ni me interesa saberlo, pero no eres nada para tratar a mi amigo así y mucho menos para tratarme a mi así, asi que te recomiento que alejes tu bonito culo de aquí antes de que te parta la cara.

Esto ya es demasiado, enarco una ceja y ahora soy yo la que clava las uñas en su musculado brazo, haciendo que apriete los labios ligeramente.

-Ahora escúchame tú chavalote, no te conviene tocarme mucho los ovarios, porque de lo contrario te irá muy mal guapetón.

Le cuesta un par de minutos asimilar la información y entonces me estampa toda la palma de su mano en la cara, volteándome el rostro y haciendo que mi peso caiga sobre una taquilla.

Presiento que este tío me va a conllevar muchos quebraderos de cabeza.

-¡Tío te has pasado!- consigo escuchar antes de quedarme un poco atontada.

Sacudo la cabeza, llevándome una mano a la mejilla afectada y entonces es cuando no aguanto más la ira y golpeo con fuerza la mandíbula del ojiverde haciendo que caiga al suelo.

-Heather Barks, encantada de conocerte Rude.

Me giro sobre los talones y cojo la mochila antes de salir victoriosamente en dirección a clase de ciencias.

(...)

-¿Que hiciste qué?- Kelsey me sacude los hombros atónita.

-Bueno, el me partió la cara y yo le partí la boca.

-Estás loca Heather, loca. Te has condenado.- niega con la cabeza efusivamente.- ¿Tú sabes qué acabas de hacer?

-¿Pegar a un gilipollas?

Kelsey se gira lentamente hacia mí, recargando su peso sobre su codo derecho.

-Pegar a Rude Heather, a Rude.

Sonrío.

-¿Sabes qué voy a hacer con Rude también? Hacer de él mi próximo juguete.

-Definitivamente estás loca.- comenta volviendo su vista al frente.

El timbre de clase suena, declarando al fin las clases terminadas. Me levanto apresuradamente y espero a que Kelsey se eche la mochila al hombro para después echar a andar junto a ella por los pasillos.

-¿Y cómo piensas hacer de él tu juguete genia?- pregunta mientras sacude su melena oscura.

-Lo voy a probar.- me encojo se hombros.

Los pasillos se van vaciando conforme el horario escolar va acabando y me despido de Kelsey en la salida de la puerta. Antes de llegar a casa tengo que revisar la cuenta bancaria y quizás saque algo de dinero para comprar algo para la cena. Con mi mochila echada al hombro y rasgando una guitarra imaginaria al ritmo de una canción de Queen, arrastro mis pies al banco más cercano, sin embargo, el rugido del motor de un coche es lo que me saca de mi mundo de ensueño, me giro para mirar y pongo gesto de aborrecida a la vez que el auto negro con los cinco chicos dentro se paran cerca mío. Rápidamente, como si le fuera la vida en ello, Rude baja de su asiente y se acerca a mi casi corriendo. No puedo negar que estoy cagada pero sin embargo me obligo a mirar al frente y mantener la vista en él.

-Mira, como me vuelvas a poner una mano encima niñata...

-Tranquilo fiera, mis padres me enseñaron que tocar la basura es malo, ya me he lavado las manos antes, no quiero volver a ensuciármelas.

Su mirada se oscurece y sin querer me estremezco. Parece un demente mirándome así, sin embargo me mantengo rígida.

-No tienes ni puta idea de lo que acabas de decir, ni de en lo que te acabas de meter Heather Barks, - estoy a punto de preguntarle cómo coño sabe mi nombre cuando recuerdo que yo misma se lo dije, tonta tonta tonta.- acabas de desatar una tormenta pequeña Heather, una tormeta que va a acabar contigo si sigues con esa estúpida faceta de chica dura, así que déjalo.

-No tienes ni idea. Ni idea de lo que dices cariño. Más te vale mantenerte alejado de mi porque no te conviene que te odie.

-Bien, ¿querías desatar una tormenta? Lo has hecho niñata.- cambia de posición, manteniendo el peso sobre una pierna y mirándome con superioridad a la vez que se cruza de brazos.

Chasqueo la lengua y niego con la cabeza antes de comenzar a andar en sentido contrario y antes de desaparecer por la esquina, le saco el dedo de en medio y le grito.

-¡Ni idea!- repito las palabras de antes con una sonrisa de orgullo antes de doblar la esquina y echar a andar.

¿Quieres una tormenta Rude? Espero que estés preparado para lo que se te viene encima. Va a ser un placer jugar a volverte loco.

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