𝟐𝟐| extra; primera vez
⚠️: Lenguaje explícito
Becky llegó tarde al dormitorio ese día. Después de haber estado fuera con varios de sus amigos por el cumpleaños de uno de ellos, ahora lo único que necesitaba era ver a su pequeña y hermosa novia.
Dejó su chaqueta negra de cuero colgada en el perchero cerca de la entrada, luego prosiguió con sacarse sus enormes botas, de igual forma negras, y una vez que los dejó en un pequeño mueble comenzó a caminar, atravesando la sala y llegando hasta la habitación de Freen.
Abrió la puerta sin pedir permiso, ya no hacía falta después de todo. Ellas se tenían una inmensa confianza para ese entonces.
Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio a Freen sentada en medio de la cama, con su espalda recargada sobre el respaldo, con la pijama puesta y con el celular entre sus lindas manos.
—Hola, pequeña —saludó, entrando finalmente a la habitación cerrando la puerta a sus espaldas.
Comenzó a acercarse al tailandesa, quien al escucharla dejó a un lado el dispositivo para observar cómo su novia se acercaba a ella..
—Hola, Becbec —dijo casi en un murmullo debido a que su chica se encontraba demasiado cerca—. ¿Cómo te fue con tus amigos? —preguntó, alzando una de sus manos para pasarla en la mejilla fría de la castaña—. ¿Te divertiste?
Becky subió a la cama entonces, internándose entre las piernas de la menor que se encontraban dobladas, con las plantas de sus pies sobre el colchón. Apoyó su mentón sobre su vientre, viéndola desde abajo.
—Sí, me divertí —asintió mientras Freen bajaba ambas manos y acunaba su rostro con una pequeña sonrisa—. Pero pudo ser más divertido si hubieras estado ahí... —abultó sus labios tratando de verse triste.
Freen carcajeó, acariciando con demasiado cariño el rostro de Becky, quien complacida se entregaba al tacto.
—Sabes que no pude ir porque tenía un examen importante —le dijo la tailandesa.
—Lo sé...
Becky se enderezó y se arrodilló aún entre sus piernas, y acercando su rostro al de Freen, comenzó a dejar varios besos cortos sobre sus labios, haciéndola reír en el proceso.
—¿Tienes hambre? —preguntó cuando Becky se detuvo— . Puedo prepararte algo de cenar.
—No te preocupes —dijo Becky, negando con la cabeza igualmente—. Estoy por estallar con todo lo que comimos. Heng casi vomita en el camino —carcajeó al recordar aquel momento.
—Ohh, espero que esté bien —Freen se preocupó entonces, en el último mes Heng y ella se habían vuelto muy cercanos, y la mayor tanto como Richie parecían sus hermanos mayores, por lo que les tenía mucho cariño
—Estará bien. Lo dejamos en su dormitorio, Babe se quedó a cuidarlo con Nam —informó, queriendo tranquilizarlo.
—Ahora estoy más tranquila —dijo.
—No te preocupes, todos volvimos sobrios y ahora que estamos, voy a darme una ducha, ¿bien? —Freen asintió con la cabeza varias veces—. Vuelvo en unos minutos —le dijo, dejando un último beso en sus labios.
Becky se levantó rápidamente y fue a su habitación en donde tenía su ropa, buscó su pijama y se dirigió al baño con prisa.
La tailandesa por otro lado continuó jugando en su móvil, a pesar de que había perdido una partida por la llegada de Rebecca, creó una nueva y siguió así hasta que si darse cuenta Becky ya había terminado de asearse.
Podía escuchar los pasos pesados de Becky al caminar, y aún sin verla sabía en donde se encontraba. Esperó a que su novia volviera para dormir juntas, alargó una mano sobre la mesita de noche, doblando su torso para poder tomar el control del aire acondicionado y una vez que lo tomó, presionó el botón de encender.
Cuando volvió a su posición inicial se sorprendió al ver a Becky parada en el umbral de la puerta solamente con una camiseta larga delgada y sin sostén, podía apreciar claramente sus pechos. Tragó saliva con fuerza, bajando la mirada a su móvil para ignorar sus malos pensamientos.
Sintió los pasos de Becky nuevamente acercándose a ella, por lo que se dispuso a mirarla de soslayo para apartar rápidamente la mirada al percatarse que la seguía mirando de aquella forma.
Becky clavó una rodilla sobre la cama, gateando luego hasta llegar junto a la tailandesa. Tomó sus rodillas que estaban alzadas y las separó, para así colocarse entre ellas sin problema. Freen levantó la cabeza y la miró con sus ojitos de cachorrito.
—¿Qué pasa? —preguntó Freen al sentir las manos de la mayor recorrer sus piernas desnudas, ya que esa noche llevaba un short azul bastante corto como pijama.
—Nada —respondió con simpleza.
—¿Estás cansada? —volvió a preguntar Freen—. ¿Quieres dormir ya?
—No y no —respondió Becky, deslizando sus manos sobre sus rodillas hasta llegar a sus muslos. Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza.
—¿Entonces por qué...?
Becky la interrumpió al inclinarse frente a ella, hasta que sus labios chocaron. Freen creyó que ahí terminaría todo, pero se dio cuenta de lo equivocada que estaba cuando la mayor abrió la boca ligeramente, iniciando así un beso más intenso y desesperado.
Freen dejó su móvil a su lado, alzando luego sus manos hasta el rostro de Becky siguiéndole el beso a su manera con torpeza.
Rebecca por otro lado estaba encantada. Las ultimas veces que intentó llegar más allá con la tailandesa esta escapaba de ella con cualquier excusa, pero ahora parecía que ambas querían y deseaban lo mismo.
La tailandesa bajó entonces sus manos a los hombros de Becky, sintiendo sus músculos trabajados, dejó caricias en la zona mientras seguían besándose hasta que se atrevió a bajar aún más sus manos, esta vez colocándolas en la orilla de la camiseta que se había subido un poco.
—Saro... —jadeó Becky, separándose del beso.
—¿Qué?
—¿Quieres hacer esto? —le preguntó, alzando una mano para acariciar su mejilla—. ¿Quieres hacer esto conmigo? —preguntó, queriendo estar completamente segura
Freen simplemente asintió con la cabeza en movimientos cortos, con sus ojos clavados en los oscuros de su novia.
—¿Segura? —volvió a preguntar.
—Completamente segura, Becca —dijo con tranquilidad.
Becky no necesitó más, tomó el bordillo de la camiseta de Freen y la despojó de esta, para luego volver a atacar sus labios.
La tailandesa gimió ligeramente al momento de sentir el frío ambiente de la habitación gracias al aire, pero no se quejó cuando Becky volvió a besarla, olvidándose de ese detalle para concentrarse en lo bien que la mayor la hacía sentir.
La castaña se alejó de sus labios, bajando con pequeños y cortos besos hasta su mandíbula, y pronto llegando a su cuello, en donde con dedicación se entretuvo dejando marcas, marcas que le harían saber a todos que Freen Sarocha le pertenecía, y ella le pertenecía completamente también.
—B-Bec —gimió la tailandesa al sentir las manos frías de su novia adentrarse bajo su short, apretando sus nalgas a su antojo sin dejar de repartir besos sobre su cuello y clavículas.
Becky sentía su propio cuerpo tensarse por los bajos y agudos gemidos que emitía la chica debajo de ella. La humedad en su entrepierna comenzó a ser abundante por lo que se separó de la tailandesa, bajando de la cama para correr a su habitación y volver con una pequeña bolsa en manos.
La pelirroja se reincorporó en su lugar, aún con su espalda apoyada en el respaldar de la cama, viendo con curiosidad a su mayor.
—Qué... ¿Qué es eso, Bec? —preguntó, siguiéndola con la mirada cuando dejó la bolsa sobre la mesita de noche junto a su cama.
—Son cosas que vamos a necesitar luego, bebé —dijo para seguidamente subir a la cama, en la misma posición que antes, sólo que ahora no la besó, más bien llevó sus manos al borde del short azul.
—¿Estás segura de que quieres esto? —Becky preguntó.
—Lo quiero, Becca —dijo Freen—. Lo quiero todo si es contigo —sonrió, sus ojos destilando corazones mientras veía a la mayor—. Eres mi persona especial.
La castaña sonrió, volviendo a besarla.
—También eres mi persona especial, Saro —dijo con una sonrisa que no pudo contener, contagiando también a la menor.
Becky repartió varios besos por sus mejillas sonrojadas, bajando hasta su pecho en donde jugó unos largos segundos con sus pequeños pezones erectos. Freen jadeó cuando la mayor se separó de ella.
Necesitaba más de ella. Mucho más.
—Acuéstate —le indicó Becky, retrocediendo un poco para que hiciera lo pedido—. Ahora levanta la cadera, sí, así... —dijo con suavidad, tomando una de las almohadas para colocarla bajo su cadera para que estuviera más cómoda.
Con manos escurridizas Becky bajó el short de Freen junto con la ropa interior, dejándola completamente desnuda bajo sus ojos hambrientos.
El cuerpo de su pequeña era tan hermoso, poseía buenos atributos, piel suave y tersa, con un bonito color lechoso. Sus muslos no eran tan grandes, pero eran lo suficientemente rellenitos y suaves, cosa que la volvía loca cada vez que tenía la oportunidad de verlas.
—Joder... eres tan perfecta —dijo luego de soltar un suspiro—. Y hoy todo esto será mío, toda tú —volvió a decir acariciando lo largo de sus piernas hasta llegar a su plano vientre.
—B-Bec, y-yo...
—Shh —la mayor se inclinó sobre ella acariciando sus bonitos labios rosas—. Cuidaré bien de ti...
La volvió a besar por largos minutos en donde ambos pares de manos se dieron el tiempo de recorrer el cuerpo contrario. Freen era bastante receptiva a sus toques, gimiendo y jadeando en voz baja cada que alguna zona errónea era estimulada.
Y Becky amaba ser quien causara eso en su menor.
Con desesperación la castaña se despojó de camiseta, lanzándola al suelo junto con la ropa de Freen. Alargó una mano y de la bolsa que había traído tomó una botella de lubricante que había comprado hace ya unos días.
—Voy a prepararte, ¿de acuerdo? —avisó, vertiendo una cantidad considerable de lubricante sobre sus dedos. Freen asintió, bastante entusiasmada y nerviosa por lo que venía—. Si te duele no dudes en decírmelo, no quiero hacerte daño, ¿sí? —pidió.
—S-Sí —asintió como pudo.
Becky sonrió ligeramente y dirigió un dedo a la entrada de la menor, acarició el botón externo primeramente para luego recorrer sus labios poco a poco, viendo expectante las reacciones de Freen, quien hizo puños sus manos sobre las sábanas al sentir una extraña e incómoda sensación
—¿Duele? —preguntó la castaña, sin realizar ningún movimiento.
—N-No, solo... solo es in-incómodo —dijo la tailandesa, moviendo ligeramente sus caderas en señal de lo que decía.
Becky tuvo luz verde, y comenzó a mover sus dedos lentamente al interior abriendo poco a poco el canal para luego de unos segundos aumentar el ritmo añadiendo un dedo más. Freen arqueó su espalda al sentir pequeñas olas de placer, gimiendo sonoramente cuando Becky continuó estimulando aquella zona.
—¿Se siente bien? —inquirió, sin dejar de mover sus dedos a un ritmo que estaba enloqueciendo a la pelirroja.
—S-Sí, a-ah... —gimió, apretando los hombros de Becky por las sensaciones desesperantes que la albergaban en ese momento.
La mayor sonrió, añadiendo un ritmo más profundo y colocar su pulgar sobre su hinchado clítoris. Freen volvió a gemir, enterrando sus dedos en la piel de Becky, quien gimió también por aquella acción.
Becky sacó sus dedos cuando creyó que era suficiente y comenzó a deslizarse hacia abajo con sumo cuidado bajo la atenta mirada de Freen quien tenía los ojos entrecerrados con pequeñas lágrimas acumuladas en los bordes de sus ojos.
Se colocó entre las piernas de la menor, sujetando sus piernas para que las pusiera sobre sus hombros y Freen así lo hizo. Becky comenzó a soplar sobre la intimidad de Freen, abriéndose paso nuevamente con sus dedos entre los labios de la chica y llevando su boca a su entrada.
Becky repartió besos sobre esos labios demostrándole todo su amor, su lengua pronto ingresó comenzando con movimientos circulares que a la menor le parecieron increíbles, su pulgar de nuevo hizo contacto con el clítoris de la tailandesa y poco a poco Rebecca comenzó a aumentar la velocidad de sus lamidas, sus dedos hicieron acto de presencia cuando la lengua se cansaba.
Ambas estaban enloqueciendo, Freen no paraba de gemir incoherencias y gritar por el placer que la mayor le estaba proporcionando, las sensaciones que recorrían ambos cuerpos eran nuevas, pero agradables y adictivas.
Ambas estaban felices de entregarse por primera vez a su persona especial. Porque Freen amaba a Becky más de lo que había amado a alguien, y porque Becky nunca había amado con la misma intensidad con la que amaba a Freen.
Sus almas se entregaron esa noche, sucumbiendo en la cúspide del placer, sin mentiras ni traiciones, sino con el amor más puro y bonito que podía existir.
Porque Becky es la persona especial de Freen.
Y Freen se ha vuelto la persona especial de Becky, y nada ni nadie jamás cambiaría eso.
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Llegamos al final de otra historia, muchas gracias por sus comentarios y votos
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