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O18 | Buen maestro.

-Hyung... -al escuchar la suave voz del menor provenir de la cocina, HyunJin dejó rápidamente lo que estaba haciendo para correr hasta él.

-¿Sí, pequeño? -dijo en un tono de voz mucho más suave.

El rubio se sonrojó rápidamente hasta las orejas. Se cubrió el rostro cuando el mayor se acercó abrazándolo por la espalda. No estaba acostumbrado al trato que el pelinegro le daba, y ya habían pasado muchos, muchos días desde que comenzó a ser así.

Pero no podía quejarse. Le gustaba, aunque se sonrojara muchas veces en muy poco tiempo.

-¿P-Puedes bajarme la sal, por favor?- pidió en voz baja ya que el mayor estaba detrás suyo y fácilmente podía oírlo.

-Claro -asintió alargando su mano para poder abrir la alacena y rebuscar a tientas el frasco de sal. Al encontrarlo se lo pasó al menor, quien con una sonrisa se puso de puntitas para depositar un suave beso en su mejilla.

Justo sobre su pequeña cicatriz.

-Gracias -dijo apartándose como pudo del más grande para seguir preparando la comida.

Hizo un tierno puchero que no pasó para nada desapercibido por HyunJin, quien acortó la distancia entre ambos para sentirlo más cerca, lo admiró con sus ojos destilando muchos corazones rojos.

Felix es demasiado lindo y tierno para su bienestar.

-¿Qué sucede, Felixie? -le preguntó acomodando un mechón de cabellos rubios detrás de su oreja para seguidamente acariciar su suave mejilla.

-Ya no hay sal... -dijo, girando su cabeza aún con los labios fruncidos para ver mejor al mayor que permanecía a su lado.

-No me mires así que me va a dar algo -ignoró lo de la sal, llevándose de forma dramática una mano al pecho, sobre el corazón. Felix se alarmó, llevando inocentemente sus manos acunando entre ellas el rostro del pelinegro.

-¿T-Te sientes bien? -preguntó torpemente. HyunJin negó con la cabeza bajando la mirada a sus labios-. Ven siéntate -tomádolo de sus musculosos brazos lo acercó a las sillas altas-. Te traeré algo -le dijo.

Una vez que se giró con la intención de ir a buscar algo que le pudiera servir, HyunJin lo detuvo sosteniendo su mano antes de que se alejara más.

-¿Hyung?

Este no dijo nada, solamente lo acercó más a él para luego, sin mucho esfuerzo alzarlo hasta dejarlo sobre sus piernas. Felix sintió sus mejillas calientes, miró al más grande con los ojos muy abiertos, sorprendido por su acción.

HyunJin sonrió de lado, acercándose lentamente a él para depositando un pequeño beso sobre sus labios rojizos y húmedos. Se separó segundos después, admirando el hermoso rostro de Felix y amando en silencio el tenerlo encima suyo.

El rubio sentía sus piernas temblar y sacando valentía de quien sabe donde, fue él quien beso al pelinegro, sosteniendo su rostro con manos temblorosas.

Contorneó el labio inferior con su lengua para luego darle un ligero mordisco que hizo jadear de sorpresa al mayor. Se separó de él, aferrándose a su cintura.

-¿Dónde aprendiste eso, ah? -cuestinó el mayor con ambas cejas alzadas. Felix río bajito bajando la mirada.

-De un buen maestro -respondió, jugando con la tela de la remera contraria.

-¿Ah, si? -el menor asintió Entonces ese maestro tuyo debe ser muy bueno.

-Lo es... -dijo el rubio levantando al fin la mirada, mordiéndose el labio inferior. HyunJin ejerció un poco más de presión en su pequeña cintura, acercándolo más a su cuerpo en un solo movimiento.

-¿Te importaría darme clases de ahora en adelante? -HyunJin habló rozando sus labios con los contrarios- Me gustaría aprender más.

-Está bien -asintió chiquito-. Pero no lo haré gratis -señaló.

-Cualquier cosa está bien para mi -dijo Pideme lo que quieras y te lo daré sin pensarlo.

Felix lo provocó, enredando sus delgados brazos en su cuello, para acariciar luego su nuca. Se acercó a su oreja en donde dejó una leve mordida para luego volver a enderezarse y repartir besos por todo su rostro.

¿Dónde estaba el tierno y inocente Felix?

HyunJin no tenía ni la más mínima idea, pero esa nueva faceta del menor lo estaba atrayendo al borde de la locura.

No podría contenerse mucho si seguía así.

-¿Lo que sea? -preguntó con voz seductora. HyunJin casi enloquece.

-Lo que sea.

En un momento de distracción y vulnerabilidad para HyunJin, el menor se alejó de él ejerciendo presión con su mano sobre su pecho para después bajar rápidamente de sobre sus piernas alejándose por completo de él.

-Necesito sal para terminar de preparar la comida- dijo entonces el menor como si segundos atrás no hubiera estado provocado al mayor- ¿Puedes ir a la tienda, por favor? -preguntó con tono inocente viendo al pelinegro que seguía consternado por lo que había pasado.

De verdad no podía creerlo.

-Tú, pequeño demonio...-espetó HyunJin desde su lugar- No creas que te librarás de mi, es mejor que te prepares antes de que regrese. ¿Escuchaste? -levantándose de la silla dijo.

El menor solo se encogió de hombros restándole importancia, provocando con aquel gesto mucho más al pelinegro.

Definitivamente no se salvaría de él.

[...]

-¿Puedes dejar de caminar en círculos? exclamó el rubio-. Me estás mareando, joder.

MinHo se mordía las uñas, caminando en círculos frente a la mesa que los cuatros compartían siempre en la hora de receso. Parecía un psicópata.

-¿Qué es lo que sucede contigo? -preguntó JeonGin deteniendo la pasarela del menor-. Hey... -le dió un ligero golpe en la mejilla cuando este parecía no querer reaccionar. Y al parecer funcionó, ya que el castaño menor lo fulminó con la mirada dispuesto a devolverle el golpe

Pero I.n fue más rápido que él y antes de siquiera mover un dedo este ya se encontraba escondido detrás de Chan quien bufo por lo bajo.

-Ven, siéntate -HyunJin palmeó un asiento libre al lado suyo-. Vamos, ven dijo.

El menor se acercó dejándose caer en la silla, sus amigos apartir de ese momento lo vieron como si fuera un completo extraño.

-Cuéntanos-habló Chan entrelazando sus dedos sobre la mesa- ¿Estás así por JiSung, no es así? -preguntó.

-¿Cómo lo sabes? -cuestionó el menor mirándolo con sorpresa.

-Porque es el mismísimo Dios-dijo I.n, haciendo reír a todos menos al menor del grupo.

MinHo rodó los ojos, entrelazando sus dedos sobre la mesa ignorando el comentario del mayor.

-Desde que HyunJin comenzó a estar así por Felix lo primero que me viene a la mente es que estás sufriendo por amor -volvió a hablar Chan-. Ahora cuéntanos, ¿qué fue lo que pasó esta vez?.

-Todo es su culpa -señaló al pelinegro quien chateaba con Felix. La sonrisa que mantenía en su rostro se desvaneció cuando vió al menor señalarlo.

-¿Yo? -preguntó señalándose asímismo con incredulidad. El menor asintió- ¿Yo qué tengo que ver en tus problemas amorosos?

-¿Qué hiciste, MinHo? -habló I.n.

-Seguir su consejo -señaló al pelinegro con un movimiento de cabeza.

-A ver, explícanos que no te estamos entendiendo -Chan habló otra vez antes de que HyunJin lo hiciera-. ¿Qué sucedió exactamente?.

-Hablé con él anoche -dijo finalmente -. Estuvimos hablando de las cosas que habían pasado entre nosotros y fuimos conversamos un poco sobre nuestros sentimientos, pero luego... -pausó.

-¿Luego? -expectante, HyunJin inquirió.

-Hice lo que me dijiste que hiciera -ante la confusión plasmada en los rostros de sus mayores se apresuró en aclarar-. Hacer lo que me diga el corazón.

-¿Y qué hiciste exactamente? -Chan preguntó.

-Lo besé-confesó.

-¡¿Qué?! -exclamaron los tres al unísono.

MinHo se cubrió el rostro al percatarse de que muchas miradas curiosas se posaron en ellos. Mierda, sus amigos nunca podían disimular ni un poco.

-Eres idota -escuchó a HyunJin decir por lo que rápidamente se descubrió el rostro.

-¡Fuiste tú quien me dijo que "hiciera lo que el corazón me diga"! -hizo comillas con sus dedos- Y déjame decirte que no salió para nada bien.

-¿Eres tonto o qué?-cuestionó el pelinegro -El corazón no te va a andar diciendo que beses a la gente así como así-le dijo, sonando más que obvio.

MinHo no dijo nada, no quería discutir por esa tontería de lo que el corazón diga. Ya estaba lo suficientemente estresado como para pelear con HyunJin sobre algo sin sentido para él.

-De seguro me odia -lloriqueó el menor.

-No seas dramático -Chan dijo. Por supuesto que no te odia.

En otro lado de la universidad, al mismo tiempo pero en diferente lugar, Felix estaba por entrar en una crisis mientas que su amigo no dejaba de quejarse.

-¡Lo odio!-lo escuchó decir.

El rubio cerró sus ojos, ahora debía aguantar la actitud de su amigo por todo el día completo. Genial.

Que alguien le de paciencia, porfavor.

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