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09

Mina piensa que ayudar a su suegra con los preparativos de la cocina, puede ser un paso importante para acabar siendo aceptada en la familia de su novia. Está perdiendo las esperanzas de lograr una aceptación a base del regalo, ya que el mismo está repetido con el de Momo y digamos que eso hacer perder ilusiones. Al menos Mina lo ve así.

Ahora está frente a la espalda de Jihyo en busca de romper el silencio infernal que se ha formado entre ambas. Es obvio que eso sucederá si es que las dos están juntas.

— ¿Qué te pasa, chiquilla? —le pregunta, una vez nota que ya es mucha la tensión. — No te emociones aún. Tengo que abrir el regalo para que entres totalmente a la familia.

Mina rasca su nuca antes de responder. — ¿Podría responderme algo?

— Te dije que mi edad no está en su derecho de ser revelada.

— No, no es eso. —niega apresuradamente. — Quería saber... ¿por qué le cuesta tanto aceptarme como novia de Nayeon? No es por echarme flores, pero créame que cuando le digo que soy incapaz de dañar a Nay. Es una de las cosas más importantes que tengo.

— No me chantajees siendo una chica tierna. —la apunta con la cuchara en su mano. — Aún no me das demasiada confianza.

— ¿Pero cual es la razón? Eso es lo que quiero saber. —insiste, presionando su dedo índice contra la mesa de la cocina. — ¿Nayeon tuvo pareja muy joven? ¿O es que acaso tiene malas experiencias en el amor? Solamente lo digo porque... igual me preocupa no tener una buena relación con usted que es mi suegra, y claro que quiero llevarme bien con la mamá de mi novia porque sería un lindo gesto y es importante.

Jihyo queda pensativa frente a Mina, esperando que la misma continúe porque no tiene mucho que decir con respecto a ello. Y no es porque Mina le ha callado la boca, sino que trata sobre esas sinceras palabras que no reflejan hipocresía o mentira. Mina en serio parece esforzarse por crear un buen ambiente entre ambas y Jihyo tiene un poco de temor por eso.

— No soy mala persona si se lo pregunta. No tengo malas intenciones en contra de nadie, es solo que quiero saber que es lo que la impulsa tanto a rechazarme como una persona importante en la vida de Nayeon.

La mayor suspira, dejando sus manos quietas sobre la comida que inicialmente llevaría a donde están los invitados.

Voltea en dirección a Mina, toma la silla que está enfrente de ella y se sienta, colocando toda su atención en la menor.

— Veamos, Mina... ¿así es, verdad? ¿Mina? —intriga dudosa, queriendo una confirmación de que por fin ha dicho bien su nombre.

Mina asiente emocionada.

— Bueno, te voy a comentar de algo que mis hijas no saben. Lo saben muy pocas personas y supongo que será útil para ti saberlo. —Mina frunce el ceño, a su vez que Sooyoung suspira. — Yo tuve a Jeongyeon cuando tenía dieciocho años, y a Nayeon la tuve cuando tenía veintidós. Era más joven en ese entonces.

La azabache abre sus ojos grandemente con esa información. En un principio no pensó en que a tan corta edad, prácticamente los años de Nayeon en ese momento, se embarazó por primera vez.

Y ahí llegan muchas preguntas; el por qué tan joven, donde está el padre de ellas dos, que fue de sus estudios teniendo ya dos hijas y un montón de cosas más que Mina siente la necesidad de saber.

— No las tuve porque realmente lo anhelara. No fue así, si te soy sincera. —la menor la mira atentamente. — Por parte de mi familia siempre se ha creído en muchas cosas que actualmente se quieren cambiar. Tuve que ser la novia de un chico, siendo que el mismo no me gustaba y ni siquiera me sentía atraída hacia los hombres, y digamos en mi familia antes era muy bien recibido que inmediatamente una mujer diera hijos, ¿entiendes? A la edad que fuese, de la manera que fuese, yo estaba destinada a tener hijos, quisiera o no quisiera ya que anteriormente el mundo se envolvía en eso y una mujer, en este caso, no podía elegir demasiado las cosas que quería hacer con su vida o su cuerpo. Podría decir que al menos en el ambiente que me crié de pequeña hasta mi adultez, pues así era y yo no tenía mucho derecho para cambiarlo. Eso ya fue después.

Jihyo suelta un poco de aire para continuar, mientras Mina la mira con una determinación enorme y bastante atenta a toda la información que está dando.

— Así fue como quedé embarazada y tuve que tener al bebé igualmente. No pude abortar pues por obvias razones. —ríe un poco apenada. Ni sabe porque lo hace, quizá alivia el tema tenso que se habla. — Era un poco difícil, tenía sólo dieciocho años cuando tuve a Jeongyeon y jamás entendí muy bien el tema de la maternidad en ese momento. Inclusive mi madre me ayudó mucho a criarla para así yo terminar mis estudios y por eso supongo que Jeongyeon es más cercana a su abuela que a mi.

Un tanto nerviosa, con esos recuerdos anteriores acechándole la cabeza, comienza a jugar con sus dedos sobre la mesa, pero no se deja ganar por ese lado de su pasado.

— Ya después nació Nayeon, cuatro años después. Me fue un poco más difícil su embarazo porque ya luego el pendejo de su padre se fumigó, se dio a la fuga, no sé qué demonios hizo, pero no estuvo más. Tampoco entiendo muy bien a qué se debió el hecho de tener otro bebé más, pero en su momento mi pareja que, Dios no entiendo como me pude meter con semejante imbécil, me exigió hacer eso, no nos protegimos, todo ese tipo de cosas. Se me hace incómodo contarte esto, pero se supone que eres de mente abierta y lo entiendes.

Mina asiente con una leve risa saliendo de sus labios. Jihyo sonríe de labios en su dirección y continúa con la historia.

— Ya en ese tiempo iba en mi segundo año de universidad, no lo sentí tan jodido porque ya tuve a Jeongyeon y al menos era un poco más responsable. Aún así Nay jodía bastante. —bufa cuando recuerda ello. — Me dediqué un poco más a estar cerca de Nayeon y educarla más por mi misma. No estar tan ausente como cuando nació Jeongyeon, aunque también me acerqué mucho más a Jeongie y traté de crearles un bonito ambiente en el poco lado materno que tenía a esa edad. Ya después crecieron y las preparé para la vida, tomando lo que viví yo antes de que nacieran. —Jihyo conecta sus ojos rápidamente con los de Mina. — Y entonces te preguntas por qué Nayeon rechaza a todo el mundo si se trata de amor y por qué suele ser poco confianzuda al principio que conoce a alguien, bueno, es porque la terminé educando así. Quizá por eso Jeong es un poco más... libre si lo puedo decir así. Yo no estuve tan presente en su desarrollo porque le gustaba estar más con su abuela.

Mina suelta una risa, recordando como era Nayeon al principio de su relación.

Es verdad que la misma suele rechazar a quien se le acerca. Cuando Mina lo hizo por primera vez, la más bajita con suerte se giraba a mirarla y la ignoraba. Aunque claro, con el tiempo las cosas fueron más fluidas y Mina logró conquistarla a pesar de lo desconfiada que pudo ser Nay en un principio.

— Le dije muchas veces que hiciera lo que ella quisiera, que no se dejase influenciar por nadie, que construyese su propia opinión, tuviese sus gustos y que no se dejase criticar por nadie. A las dos siempre les dije eso y creo que se lo tomaron bastante en serio. —suelta una leve risa. — Y a tu gran duda, Mina-yah de por qué las sobre protejo tanto, bueno... —suspira. — Jeong y Nay me han enseñado muchas cosas a lo largo de mi vida. Mi madre, mi padre y ellas dos son las únicas personas que se han quedado en mi vida durante mucho tiempo. Entonces, el hecho de saber que en algún momento van a crecer, van a hacer su vida con quien aman y donde quieren estar, el hecho de simplemente pensar que en algún punto las dejaré de ver tan seguido, sinceramente me da miedo. Las amo demasiado, son lo mejor que pude tener a pesar de todas las complicaciones que me llevó criarlas y mantenerlas sanas, y por eso me cuesta aceptar que alguien las amará inclusive más que yo.

La mayor agacha su mirada suavemente a sus dedos, un tanto nostálgica por esas palabras que en serio la asustan un poco.

— Tampoco he tenido pareja, no tuve el tiempo, no estuve bien emocionalmente en mi juventud para tenerla y ya en ese tiempo andar con una mujer era bastante mal visto. Además que ninguna chica me aceptaría con dos hijas y viviendo con mi madre, por lo cual jamás amé a nadie. Ni siquiera a la blasfemia inútil del padre de mis hijas. Ese ni siquiera me caía bien, entonces verás mis expectativas hacia el amor... no tengo ni siquiera estándares. Nadie me aceptaría en ese momento. —resopla. — Igual a mis padres les costó aceptar que le gustaban las chicas, ya con el tiempo lo asumieron y ahora hasta me presionan en buscar a una linda mujer, pero no tengo tiempo, soy algo torpe para conquistar a alguien y ya tengo mis buenos años. Sería afortunada en que alguien se fijase en mi.

Mina ríe suavemente, siente más confianza entre ella y su suegra. Ya no cree que Park Jihyo en serio la odia y está esperando el primer momento para darle un kilo de gluten. Siente que en ese espacio, puede estar más cómoda.

— Tengo mis ideas y creencias anticuadas, realmente lo asumo. El hecho de que Nay sea virgen hasta el matrimonio, que tengas perforado el labio y la nariz, que me la traigas en motocicleta, seas atea... bueno, son cosas que sé que tengo que cambiar. —sonríe tiernamente. — De resto, suelo exagerar un poco, no soy tan anticuada como me muestro a veces y me gusta molestar a las personas más jóvenes que yo. No todo lo que digo es tan literal.

— Ah, entiendo... —Mina asiente nuevamente con su cabeza, sonriendo ladinamente tierna.

— Si Nayeon logró quererte, traerte a casa, aceptar tus citas y que te ponga siempre primero que cualquier otra cosa, no me puedo quejar en que serás una buena chica para mi hija. —sonríe, sin creerse demasiado lo que dice porque eso quería guardarlo y no expresarlo. — Realmente te pido que la cuides. Es la única condición que colocaré.

— ¿La única condición?

— Pondré más chiquilla, no me arruines el momento. —frunce el ceño reprochándole.

Mina vuelve a soltar una risa con ese comentario y solo le queda asentir a esas palabras.

— Que ahora te esté aceptando no se significa al cien por ciento que quiero que te comas la boca con mi niña en cualquier rincón de la casa. —se levanta lentamente de la mesa. — Si van a hacer eso, hazlo lejos y con precaución, chiquilla. No quiero a Nayeon con dolores en el trasero después.

— Yah, entendí. —le queja con un leve sonrojo.

— Ay la juventud de hoy en día. —su resoplido va acompañado con un gesto cuestionable para Mina.

Frunce sus cejas en el momento en que Jihyo insiste en tener sus brazos extendidos hacia ella y hasta que la mayor no se percata que no es lo suficientemente demostrativa, no da las razones de sus gestos.

— ¿No le vas a dar un abrazo a tu suegra, mocosa?

En ahí donde la sonrisa en Mina se amplía enormemente y se levanta de la silla, acercándose a Jihyo para darle un abrazo bastante repentino que les hace sentirse un poco extrañas, pero es adorable de cierta manera.

— Te quitaré las llaves de tu motocicleta y te las voy a meter por el orto si no me cuidas a Nayeon. —murmura sobre su oreja, dejando palmadas algo fuertes en la espalda de Mina.

Cuando de separan, Mina sigue sonriendo amablemente. — La cuidaré con mi vida.

—Más te vale. —la señala con su dedo índice. —Dios mío, ahora tengo yerna. Esto es algo que solo viví en mis pesadillas. —claro que su toque exagerado no se queda atrás. Ahora voy a tener que hablar con la otra chiquilla, ¿cómo se llama?... —mientras se acerca a los bocadillos que tiene que llevar a la fiesta, trata de recordar el nombre.— ¿Monti? ¿Roro? ¿Monri?

—Momo. —Corrige Mina.

—Esa misma huevada. —chasquea sus dedos en dirección a Mina. —Bueno, lo haré luego. Ayúdame a llevar estas cosas, Mina-yah.

Su petición es rápida antes de salir por la puerta de la cocina con unos dos platos. Mina toma aire ilusionada, sus ojos brillan felizmente y lleva esos platos para colocarlos por las mesas.

い. ઇઉ

Nayeon siente un gran alivio cuando ve a Mina aproximarse a ella y se sienta en la silla del lado. Así nota que su madre no la asesinó y no se agarraron a golpes dentro de la cocina.

La mayor le sonríe y apenas se acerca, besa sus labios rápidamente.

—Pensé que mi mamá ya te había matado.

Mina niega sonriente. —No fue tan así, linda.

—¿Uh? ¿No fue tan así?

—Conversamos un poco. —comenta. — Hablamos de algunas cosas y al final logré agradarle... creo. Quizá lo hizo por obligación, pero ya no siento que me envenenará con dos kilos de gluten.

Nayeon abre sus ojos grandemente con esa noticia que se supone que es buena. No cree que Jihyo en serio haya sido amable con Mina y que ahora la misma lo asuma.

—¿A qué te refieres? —interroga nerviosa.

—A que soy oficialmente tu novia, Nay. pasa un mechón de cabello tras la oreja de su mayor. —Y ya no tenemos que preocuparnos mucho de tu madre.

—¿D-De verdad?

— Quizá me vuelva a odiar por ver el reloj que le regalé, pero no creo que lo haga. con gran velocidad. Estamos en cierta paz, no creo que exista guerra entre las dos.

Nayeon sonríe con un alivio enorme, acercando su boca a la de Mina e iniciando un beso profundo y lleno de amor, que hace que se les erice la piel y sus corazones latan aceleradamente. La mano de Mina se posa en la cintura contraria y las manos de Nayeon jalan la nuca de Mina hacia ella misma, así profundiza más el beso.

Es algo que no quieren detener, no quieren separarse ni ser interrumpidas.

Aunque claro que todo no es como una persona quiere. —¡MINA, MOCOSA! ¡Y TÚ MOMO, LA OTRA MOCOSA!

Mina y Nayeon se separan con gran velocidad y un tanto asustadas.

Jihyo llega a la sala con los dos relojes en la mano, poco tiempo después llegan Jeongyeon y Momo.

—COMO ES POSIBLE QUE ME HAYAN REGALADO EL MISMO PINCHE RELOJ, MOCOSAS.

Bueno, tampoco es fácil empezar la amabilidad entre Park, Myoui y Hirai.

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