07
— ¿Tengo permitido decir una grosería?
— Yo no soy como Jihyo. Soy una mujer libre y verdaderamente comprensiva, así que di la grosería que quieras.
— ¡Le quiero meter un palo por el culo! —exclama Nayeon. — Por su culpa nadie me quiere.
— No es que nadie te quiera a ti, es que nadie quiere tener a Jihyo como suegra, Nay. —Joohyun palmea el hombro de la menor suavemente, tratando de calmar la rabia de ella. — Y bueno, lo mismo sucede con Jeongyeon.
— ¿Mina odiará a su suegra? —murmura la más baja.
— No creo, simplemente es que... bueno, es que tú madre se hace odiar, como que le gusta que la odien. —explica. — Pero dudo demasiado que Mina tenga rencor hacia ella.
— Si yo fuera Mina, ya me hubiese ido.
— Ella te quiere mucho. —Joohyun acaricia sus cabellos. — De no quererte, actualmente no estaría esforzándose completamente en agradarle a una mujer tan complicada como lo es Jihyo. Así que no dudes de Mina.
Joohyun puede ser varios años mayor que Nayeon por obvias razones, pero a causa de tener una relación completamente cercana con su madre de mejores amigas, para la menor es una gran persona para poder contarle cosas que, de cierta manera, no considera correctas de su madre o simplemente detesta de ella.
— ¿Y qué crees de Momo? —Jeongyeon saca su cabeza de la parte de arriba de la litera, mirando a Joohyun quien está sentada en la parte baja, donde duerme Nayeon.
Jihyo les pidió a las tres que subieran a la habitación de las hermanas y ahí están esperando porque Momo y Mina hagan acto de presencia con cada parte de su cuerpo en ellas.
— Momo... no te hagas expectativas con que tu madre hará una excepción con ella únicamente porque eres la mayor, esa mujer está un poco fallada de la cabeza. —comenta Joohyun. — Pero se ve una chica decente y buena, que va a saber cuidarte. Ya lo que opine Jihyo no depende de mi.
— ¿Por qué mi mamá nos protege tanto? —pregunta Nayeon.
— Mmh... no sé si me corresponde decirlo. —suspira. — Prefiero que en algún momento ella se los diga.
— A este paso de la vida no voy a querer escucharla. —dice Jeongyeon, recostada en la cama de arriba mientras mira su teléfono buscando distracción. — Estoy un poco cansada de eso.
— Mi familia casi mata a mi novia, Joohyun Unnie. —pucherea Nay.
— Eso del gluten nadie lo sabía, eh. Cae en la consciencia de Mina. —opina Jeongyeon.
— Bueno, Jeongyeon muchas veces tiene razón y ahora no es una excepción. —Joohyun acaricia suavemente el cabello de Nayeon. — Pero no interesa ahora, solo esperemos que Mina y Momo salgan sanas y salvas de esa conversación...
Es lo que todas desean.
Por mientras, en el infierno...
— Y SI A MI NIÑA NO LE VUELVE A SALIR SANGRE POR ABAJO, ¿QUÉ VAS A HACER? ¿VAS A MANTENER AL BEBÉ? ¿A ESA COSA QUE SERÁ MI NIETO? ES MÁS, NO DEBERÍAN DE SER MADRES A ESTA EDAD.
— PERO SI LOS DEDOS NO EMBARAZAN, POR FAVOR ENTIÉNDALO.
Mina y Jihyo han tenido un debate insoportable sobre el dichoso tema de "hacer el amor". Luego de que se confirmó tal hecho, accidentalmente saliendo de la boca de Mina, Jihyo ha jurado a todos los dioses supremos que los dedos si embarazan y aunque sea una clara idiotez, por orgullo y odio quiere tener la razón y cerrarle la boca a Mina.
— No te puedo creer, ¿se cuidaron?
La menor bufa. — ¿Cómo quiere que me ponga un condón si no hay nada allí abajo? ¡Le juro que fui lo más suave posible! Ya no sé que más quiere, ¿quiere que le diga a lujo de detalle como Nay y yo hicimos el amor? Mejor vea porno.
Momo de su lado ríe, es lo único que ha hecho porque aparentemente Jihyo está más molesta con Mina que con ella.
— Tú no te rías, porque no te salvas de mi. —apunta Jihyo y Momo se queda callada.
— Señora Park...
— ¡No me digas así! —le queja a Mina.
— Suegra...
— ¡Menos así, mocosa insolente!
— ¡Bueno, señorita Ji! —es ahí donde Jihyo queda satisfecha. — Nosotras dos hemos hablado de algo en particular. —la menor se apuntó a ella misma y a Momo.
— Exacto. —confirma la otra. — No nos importa nada de lo que nos diga. Podrá escupirnos, insultarnos, tratarnos de mierda, cerrarnos la puerta en la cara, podrá darle gluten a Mina para que vuelva a caer enferma en el hospital y a mi me podrá encerrar en una habitación con demasiado gatos hasta acabar demasiado mal por mi alergia hacia ellos.
Mina continua. — Pero haga lo que haga, Momo y yo realmente no dejaremos ni a Jeongyeon, ni a Nayeon.
— ¿Disculpa?
Siendo un poco más "valiente", Mina se levanta del sofá para quedar mirando a Jihyo fijamente a los ojos de una manera desafiante, sintiendo como el ambiente lentamente es más tenso y difícil de ignorar.
— Hágame lo que quiera, realmente no me importa. —desafía Mina con una mirada punzante. — Ódieme todo lo que quiera, dígame groserías con todas las letras del abecedario y oféndame todo lo que quiera. Ciérreme la puerta en la cara, prohíbame ver a su hija y puede construir la muralla China entre ella y yo, pero aún así haga todo ello, no dejaré de querer a Nayeon. Y aún así tenga que caminar bajo la lluvia de pies descalzos sobre piedras con tal de estar con ella, lo haré.
La tensión es notoria, ni Momo la puede ignorar. Además ver la expresión ciertamente chistosa de Jihyo, a las dos menores les produce una satisfacción increíble en sus interiores porque por primera vez, pueden cerrarle la boca a Park Jihyo.
— No me importa lo que diga, si Nayeon quiere estar conmigo y yo con ella, lo estaré. Porque me gustaría hacer su vida feliz, poder darle mis pedazos rotos para unir los suyos, pintar el día más gris de su vida. Incluso si nuestros pasos estuvieran en diferentes frecuencias, me gustaría caminar a su lado, y suceda lo que suceda aún estaré con ella.
El silencio es una respuesta de victoria hacia Mina, quien no tiene otra atención puesta a nada más escuchar las palabras que debería de decir Jihyo, mas la misma en serio ha quedado bajo un silencio culposo.
Es una de las cosas más lindas que le han dicho sobre sus hijas, que esas dos se empeñen tanto en quedarse a su lado es algo que genera sentimientos internamente lindos, pero su orgullo le prohíbe darle la razón a Myoui, ni mucho menos a Hirai.
— ¿De verdad lo dices?
— Completamente.
— Bien. —suspira, Mina no se emociona porque espera que Jihyo de verdad acabe soltándole un puñetazo en la nariz. — Si así lo quieren, harán algo.
— ¿Qué? —preguntan al unísono, un tanto confundidas.
— Se acerca mi cumpleaños. —ambas ruedan los ojos. — Háganme saber la importancia que para ustedes tiene entrar a la familia.
— Suena jodidamente materialista. —bufa Momo.
— Bueno, después no te quejes si para tu cumpleaños yo voy y no te regalo nada.
— ¡Espere, solo lo decía así! —reprocha rápidamente Momo. — Le regalaremos algo importante.
— Por separado. —aclara. — Cada una me dará un regalo distinto.
— ¿De esa manera me dejará estar con su hija? —pregunta Mina, apresuradamente.
— Verás, no me dejo vender tan fácilmente. —carraspea. — Pero si de verdad sus regalos me hacen ver que les "agrado". —hace comillas con sus dedos. — Entonces les daré una oportunidad de entrar en la vida de la familia Park.
Mina voltea hacia Momo, así chocan sus manos entre sí dándose apoyo moral telepático porque saben lo difícil que será eso.
— ¡Solo si su regalo me convence!
— ¿No qué tan religiosa usted? —pregunta Mina, con una mueca divertida.
— Mi cumpleaños no tiene que ver nada con eso.
— Pero no debería de importarle lo material.
— Ay cállate, mocosa. Dios perdona mis pecados, lo tuyos no porque no eres creyente. —le apunta.
Mina y Momo suspiran.
Demonios, Park Jihyo es la suegra más difícil que ambas han podido tener en toda su vida.
い. ઇઉ
— Creo que la he cagado. —murmura Mina, dejando el Frappuccino que pidió Nayeon frente a ella.
De su propio lado, la menor pidió un Capuchino.
— Bueno... quizá intenté remediar el error y terminé cagandola definitivamente.
— ¿Qué hiciste?
— Se acerca el cumpleaños de tu madre. —inicia comentando. — Ella nos dijo a Momo y a mi que le regalemos dos regalos decentes y merecedores de dar.
— Ay no... —Nayeon tiene experiencia en eso.
— Pero realmente prometo comprarle el mejor regalo que jamás recibió en su vida. —sus ojos destacan un aire suplicante. Mina en serio se ve preocupada por no regalar algo perfecto para Jihyo. — Puedo trabajar horas extras en la cafetería, paseo a más perritos, no sé, podré hacer lo que sea pero lograré comprarle el mejor regalo a tu madre. Me dijo que si lo hacía podíamos entrar a la familia Park y eso es lo que quiero hacer.
— Mina. —la llama sonriente. — Aún así mi madre no te acepte, nuestra relación va en ti y en mi. No me importa si mi mamá hace lo que sea con tal de que no seamos novias, no voy a dejar que me prohíba quererte ni tampoco voy a dejar que te... manipule si lo puedo decir así. Porque suena a manipulación.
— Pero Nay, necesito darle un buen regalo.
— No voy a permitir que gastes una fortuna por un capricho de ella. —ordena la mayor. — Si le vas a regalar algo, regálale algo que esté a tu alcance. Si no le gusta, bueno... tendrá que acostumbrarse a que su hija salga con una supuesta criminal que es como un pedacito de cielo, por más de que no le gusta. Se supone que yo estoy enamorada de ti y yo apruebo mi propia relación.
Mina sonríe tiernamente, con un sonrojo apoderándose de sus mejillas tan adorables, que dan ganas de apretarlas por siempre y besarlas como si fuese lo único que estuviera bien en el mundo.
Pero por mas linda que se vea, Mina detesta sonrojarse.
— Tengo una reputación criminal que cuidar, Nay... —murmura avergonzada. — No me hagas sonrojar.
— Pero si eres la cosita más linda cuando te sonrojas. —Nayeon ama jugar con esa timidez que repentinamente sale de Mina.
Se le hace la persona más tierna que en su vida ha podido conocer.
— N-No lo digas así. —tartamudea evidentemente nerviosa. — Hablemos de otra cosa mejor.
Mina cambia rápidamente de tema y recibe una risa leve de Nayeon porque sabe que aunque la menor lo niegue toda su vida, sonrojada es el doble de linda.
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— ¿Tú crees que yo dejaré que Mina me gane el lugar de mi suegra? ¡Claro que no, Jeong! ¡Si alguien le va a dar el mejor regalo, esa voy a ser yo!
Jeongyeon suelta un suspiro por enésima vez, notando como Momo pasó de tocarle una hermosa melodía en el piano, a estar ahora asegurando que el mejor regalo de cumpleaños para Jihyo lo dará ella.
— Mi amor, ¿y si dejas de ser tan competitiva y tocas otra melodía? —pide apoyada sobre su mano.
— De esto depende nuestra relación, Jeongyeon.
— ¡Pero sabes que mi madre exagera todo! —reprocha en un tierno tono de voz, para después abalanzarse sobre Momo y esconder su cabeza en su cuello. — Déjala tranquila y mejor preocúpate por mi, ¿qué dices?
— No quiero perderte por no agradarle a tu mamá. —confiesa repentinamente. Eso capta atención de Jeongyeon. — Quiero quererte como nunca a nadie te ha podido querer, pero tú madre me pone bajo presión y siento que soy insuficiente.
Jeongyeon frunce el ceño y toma las mejillas de Momo. — Linda, no eres insuficiente. Eres más que suficiente, eres la mejor persona que pude conocer en toda mi vida y no voy a permitir que te rebajes por comentarios inmaduros de mi mamá. Definitivamente no voy a dejar que pienses eso, Momorin.
— Pero ella...
— Ella nada. —interrumpe. — Cuando tuvimos nuestra primera cita me prometí hacerte la chica más feliz del mundo y poder darte todo lo que mereces, entre esas cosas está tu seguridad y me aseguraré de que no te sientas así. Mucho menos por mi mamá.
Momo asiente apenada de sí misma sobre el cuello de Jeongyeon, así ésta deja caricias en su espalda con suavidad y deja besitos pequeños sobre su mejilla, tratando de tranquilizar el acelerado corazón de Momo.
— No me gusta que dudes de ti misma. —murmura. — Porque siempre te he dicho que eres la chica más genial que pude conocer y no es mentira.
Que solo se remueva entre sus brazos hace que Jeongyeon suelte una risa adorable y acaricie la nuca de Momo suavemente. Sabe que a su lado, la mencionada es más tímida y quizá más melosa que cuando se muestra ante otras personas, pero para Jeongyeon no es ni por cerca algo desagradable. Ama que busque cariño en ella y si es posible, le pueda dar todo el que quiera.
— Eres como un bebé. —opina de repente. — Siempre quieres cariño.
— Es una necesidad básica. —dice sobre su piel, para después soltar una risa.
— Claro... necesidades básicas. —sonríe Jeongyeon. — Eres una ternura.
— Mmh~ no lo soy.
— Con ese tono de voz que le pones, pues lo eres. —asegura la mayor. — Eres como mi bebé.
Momo golpea suavemente el brazo de Jeongyeon cuando siente sus mejillas arder por el sonrojo que le produjeron esas palabras.
El tiempo pasa luego de que Jeongyeon soltase una risa con aquel gesto. No es incómodo el silencio que mantienen y parece ser relajante, porque Jeongyeon siente como la respiración de Momo se hace lenta sobre su cuello mientras la abraza como si la misma fuese un koala bebé necesitado de amor.
Mientras sucede eso, cierto pensamiento creativo ataca la mente de Jeongyeon y produce una sonrisa divertida en ella.
— Momorin, se me acaba de ocurrir algo.
— ¿Me harás dueña de una panadería, les pondremos a nuestros hijos pan uno y pan dos, y te vas a disfrazar de pan para mi?
Jeongyeon rueda los ojos. — Claro que no.
— Auch... pensé que si.
— Estoy considerando acabar con la amargura, sobreprotección y exageración de mi madre.
— A su edad no creo que eso se quite, Jeong.
— En ella puede haber un leve cambio. Solo necesita un toque tierno y considerable. Algo que la haga cambiar de parecer en un chasquido.
Momo suelta un "Mmh" parecido a un quejido, aún con su cabeza en el cuello contrario.
— ¿Qué planeas?
— Tiene que volver a su juventud, o como se llame eso que tuvo.
— Ajá... no entiendo muy bien. —murmura.
— Bebé... le voy a conseguir una cita a ciegas.
Edite este capítulo con (mucho) sueño, así que si encuentran algún error este será corregido luego ‹3
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