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05

Mina, el día anterior, pasó de estar en casa de Nayeon a terminar en el hospital. Regañadas de su madre y padre se llevó, obviamente, Mina tenía una dieta estricta a causa de ser intolerante al gluten y debía de tomar algunos medicamentos para tratar lo mismo, y no volver a pisar el hospital.

Le pasaba más de niña que ahora, que es adolescente donde es más responsable de sí misma, pero eso no quita que hayan descuidos.

Y Nayeon, entre negaciones y negaciones, logró asistir a casa de Mina. Su madre se lo negó en un principio, pero únicamente por Jeongyeon accedió a darle permiso.

Ahora está de camino a la habitación de Mina, entre molesta y preocupada por la nombrada, pero trata de disimularlo.

— Perdona a mi hermana, en serio jamás les dije que eras intolerante al gluten. —murmura apenada, estriando esa taza de té a la menor.

Mina la recibe con una sonrisa y niega con su cabeza sutilmente, para después dejarla en la mesita de noche.

— Está bien, no es su culpa. Lo importante es que estoy mejor.

— Pero idealmente no debías de terminar en el hospital luego de cenar con mi familia. —Nayeon se recuesta a su lado, luego de haberle dado la taza. — Lo siento, cariño.

— Oh, de verdad no te tienes que disculpar. —Mina sonríe. — Son cosas de imprevisto, además que yo debí de ser responsable y preguntar antes de comer. En realidad es un fallo mío.

Nayeon no responde, solo se acurruca al lado de Mina buscando cariño de la misma y también calidez, porque una de las mejores cosas que puede hacer un fin de semana, es recibir todo tipo de gesto cariñoso que venga de Mina.

— Tú te enfermas solo porque mi mamá me pidió que te llevara a casa. Si piensas que mi familia es un desastre, estás en lo correcto. —suspira, acariciando el vientre de la menor con lentitud.

— No son un desastre. —sabe que sí. — No totalmente.

Nayeon solo se acomoda sobre el pecho ajeno, calmando su respiración cuando las yemas de lo dedos de Mina comienzan a acariciar su hombro con suavidad y delicadeza.

Mina siempre toca su cuerpo como si fuese un cristal, no ha tocado un solo cabello suyo sin consentimiento de Nayeon y la misma se muere porque la menor deje ese cuidado, esa sutileza y ternura, para poder dar cierto peso que, a perspectiva de Jihyo, es la peor cosa que podrían hacer para su pequeña.

Pero nadie está ahí aparte de Mina. Los padres de la misma siguen trabajando, están completamente solas y su novia está mucho mejor del estómago que antes.

— Minari. —llama tiernamente.

— ¿Mmh?

— No hay nadie en casa... —murmura, comenzando a jugar con sus dedos sobre el vientre de Mina. — Podríamos...

— ¿Podríamos qué?

Nayeon se levanta un poco más, únicamente para conectar sus ojos con los de Mina y centrarse en esa brillante mirada que realmente la enamora.

— No me hagas decirlo.

La menor ríe. — ¿Tú quieres hacer eso?

— Tengo curiosidad. —"en realidad son ganas, no es curiosidad".

— Demasiada curiosidad la tuya. —larga un suspiro. — Pero realmente no quiero hacerlo.

— ¿No quieres?

— Quiero respetar lo que dice tu madre. —murmura un tanto avergonzada. — D-Digo, no es que no quiera hacerlo contigo, es que quizá tu madre me asusta un poco y no quiero que sepa que te toqué como deseas.

— Mi mamá es una exagerada. —Nayeon rueda los ojos, en un acto ágil se coloca sobre Mina con sus piernas al costado de sus caderas.

Por más que quiera contenerse, las manos de la menor se posan en su cintura con sutileza.

— Además no tiene que enterarse. —murmura coquetamente.

El hecho de que Nayeon comience a jugar con el cuello de su camisa coloca a Mina en una postura ansiosa. Es consiente que la mayor busca provocarla y se está esforzando por que no lo logre.

— ¿Por qué nunca me haz querido tocar? —pregunta tímidamente. — No lo digo en un sentido hormonal, simplemente lo pregunto porque... no lo sé, siento que no te gustaría ver mi cuerpo ni tampoco tocarlo.

Su rostro comienza a tornarse en uno más preocupante, las palabras de Nayeon dejan de ser coquetas a colocarla inquieta por esos pensamientos.

— ¿Te provoca disgusto?

— No. —niega velozmente. — No, no, no, no y no. —repite con desesperación. — Bebé, obviamente que jamás me provocaría ni pizca de disgusto tocarte. Es algo que quiero hacer todos los días de mi vida, mirarte es una de las mejores cosas que puedo hacer, linda. No digas eso.

— ¿Entonces?

— Es que... —Mina ríe ridículamente. — Lo que dijo tú madre antes me dejó un tanto insegura.

— Sabes que mi mamá exagera todo.

— Pero quizá tenga razón en que yo no sea el mejor partido de la vida y que puedes conseguir algo mucho mejor que yo. Existen muchas chicas y muchos chicos que pueden darte más de lo que yo te puedo dar.

Tras ese tono temeroso e inseguro, Nayeon acaricia el rostro de Mina con suavidad, posando sus labios en los contrarios para llenarse de esa calidez y darle protección a la japonesa.

— Nadie me ha querido tanto como me quieres tú. —susurró sobre su boca. — Así que no me digas que no eres suficiente.

La sensación en su piel la vuelve completamente loca, haciendo que vuelva a unir los labios de Nayeon entre los suyos con deseo de intensificar todo lo que en algún momento fue suave.

Nayeon toma las manos de Mina para que estas pasen a estar debajo de su camisa, afirmando su cintura.

Sus labios se conectan entre sí con pasión y fuerza, casi que con desesperación total. Intencionalmente Nayeon se separa para sonreírle a la menor, pero no demora nada en volver a unirlos con esa misma intensidad de antes.

No llegan a pasar cinco minutos cuando el teléfono de la castaña oscura suena sobre la mesita de noche que ha dejado antes de iniciar toda esa situación y vaya que es molesto. Es como una alarma que jamás quiso programar.

— Demonios. —bufa la más baja.

Mina solo suspira, esperando por que Nayeon atienda esa llamada y puedan continuar con lo anterior.

Al ver el nombre, rueda los ojos.

— La voy a matar. —recalca entre dientes cuando atiende y lo lleva a su oreja. — ¿Qué?

— ¡Uy, pero cuanto amor! —suelta sarcástica. — ¡Hola, amiga de mi alma! ¿Cómo estás, Chaengie? Yo muy bien, Nayeonnie, gracias por preocuparte. ¿Qué haces? ¿Comiste algo? Dime algo que me demuestre que todavía te importo, boba.

— Estoy un poco ocupada.

— ¿Estabas cogiendo, puerca?

— ¡No lo digas así! —exclama un poco sonrojada. — No totalmente...

— Definitivamente no debí de haber llamado, pero como lo hice me vas a tener que bancar. —del otro lado, Chaeyoung suspira. — ¿Adivina quien va a ir a un concierto con Tzuyu? No te diré quien soy.

— ¿Tzuyu te invitó a un concierto?

— Hasta a mi me costó creerlo, pero lo importante es que me tomó en serio. —aclara. — Me invitó al de Girls' Generation, entonces estoy emocionada.

— Como lo dices no te noto muy feliz.

— ¡Es que yo quería que me invitara al cine para que follaram–! —Nayeon aleja el teléfono de su oído cuando la voz de Chaeyoung rompe su tímpano y, además, es demasiado específica.

— Yo no quería saber eso, carajo.

— Lo siento... —murmura. — ¡Pero es que yo tengo necesidades!

— Yo también las tengo, pero no las divulgo. —Chaeyoung suelta una risa del otro lado.

— Tú tienes novia, tienes a alguien que puede satisfacer tus necesidades. ¡Lo qué yo! Tzuyu no me tira indirectas para formalizar.

— Tengo novia, pero mi madre está que me mete a un convento de monjas para ser virgen hasta que me vaya a la tumba. —bufa molesta. — Tú tienes libertad.

— Pero no me cogen, idiota.

— Mina te está escuchando, Chaeyoung. Conserva tu propio respeto.

— Bueno, perdón... —musita un poco apenada. — Pero como sea, quería pedirte ayuda. Quiero escoger mi mejor atuendo porque ya quiero frenarle el acelerador a Tzuyu. Meses saliendo con ella y aún no se me acerca a decirme que quiere algo, así que si voy a arruinar mi relación con ella, lo haré vestida decentemente.

Nayeon suelta un suspiro, imaginando lo que pasara con Chaeyoung ahí quejándole sus mejores atuendos, pero amigas están en las buenas y malas, y eso es lo que piensa Nayeon cuando comienza a cuestionarse realmente el hecho de ayudar a Chaeyoung.

— ¿Podemos hablarlo más tarde? —interroga algo impaciente.

— Estás necesitada. —se burla la otra.

— No, simplemente que llamaste en el peor momento. En serio estoy ocupada. —Chaeyoung de la otra línea suelta un perverso "Mmh" y trata de entender a Nayeon.

Aunque no sabe que tan ocupada debe de estar para tener tanta desesperación.

— Bueno, te dejo follar en paz.

— ¡No estoy follando, Son Chaeyoung!

— Niégalo, hazlo. —imagina esa sonrisa burlona en sus labios. — Cuídense en ese sentido. ¡Y dile a Mina que sea suave! No te quiero en silla de ruedas después.

— ¡Chaeyoung! —chilla.

Mira de reojo a Mina y la misma tiene una sonrisa en el rostro que parece ser divertida.

— ¡Ya, perdón!

— Más tarde hablamos de tu salida con Tzuyu.

— Sí, ya entendí que necesitas ciertas cosas.

Nayeon se sonroja. — Nos vemos.

— ¡Nos vemos, puerca hormonal!

La más baja quita el teléfono de su oreja dispuesta a cortar esa llamada antes de que muera por culpa de un sonrojo, mirando a Mina directamente cuando termina por lanzar el objeto al otro lado de la cama.

— ¿Serás suave?

— ¿Tú lo quieres suave? —Nayeon sonríe picarona.

— Siendo honesta, no lo quiero así.

— Bien... —Mina suspira. — Si algo te molesta, te incomoda o algo así, dímelo y me detendré.

Tras su preocupación repentina, Nayeon besa los labios contrarios sutilmente.

— Eres tan linda. —sonríe la mayor. — Gracias por preocuparte.

Mina sonríe. — Siempre lo haría por ti

No dice nada más cuando vuelve a unir sus labios entre sí salvajemente, dejándose llenar de el sabor contrario con pasión y amor, pero cierto pensamiento en Mina hace que separe a Nayeon y ella frunce su entrecejo.

— ¿Qué sucede?

— No le digas a tú madre que follamos, por favor.

La mayor golpea levemente el brazo contrario y Mina se queja.

— No lo digas así, dilo más bonito.

— No le digas a tu madre que hicimos el frutifantástico.

— Ay no me jodas, Minari. No le diré. —no logra terminar cuando vuele a unir sus labios fuertemente.

い. ઇઉ

Jeongyeon separa sus labios de Hirai Momo cuando siente que el aire le falta, pero sonríe finalmente acariciando la nuca ajena.

— Tengo que decirte algo. —el rostro de Hirai cambia con rapidez, puesto que esa es una frase de la cual no se siente segura.

— ¿Es malo?

— Mmh... no, supongo que no. —Momo aprieta su agarre en la cintura de Jeongyeon.

— ¿Supones qué no?

— Recuerdas que yo te conté que mi madre era la definición exacta de exageración y sobreprotección. —ella hace un poco de memoria, aunque no tarda demasiado en acertar con ese pensamiento y asentir algo confundida. — Bueno, digamos que... estoy harta de no poder llevarte a casa y que podamos pasar el día ahí. Entonces para que yo deje entrar a alguien a mi hogar, mi madre debe de saber quien es la persona y que tipo de relación tengo con esa persona.

— ¿De acuerdo...?

— No quiero negar nuestra relación, así que necesito que... trates de llevarte con mi mamá. Será sencillo.

— Jeongie, con lo que le dijiste de Nayeon no creo que sea tan fácil.

— Yo soy diferente, bebé. Soy la mayor, me entiende más. —guiña su ojo. — No te preocupes mucho, todo saldrá bien. Ella no te odiaría.

Momo quiere creer que es verdad, porque ha escuchado las experiencias de Nayeon en esas situaciones y no tiene muchas esperanzas en que con ella sea diferente.

Es obvio que se nota algo complicada y preocupada, mas Jeongyeon toma su barbilla y besa sus labios suavemente.

— No tienes que preocuparte. —"en realidad si". — Tranquila.

Acaricia sus cabellos para bajar su acelerado pulso, mientras Momo esconde algo inquieta su cabeza en el cuello contrario, dejándose llenar del dulce aroma de Jeongyeon.

En lo que disfrutan de su posición, el teléfono de la mayor comienza a sonar y es obvio que debe de atender.

Al ver el nombre en la pantalla, suspira y contesta. Momo sigue con su cabeza en su cuello, pero se nota que está atenta a lo que se dará esa llamada.

— ¿Diga?

— ¿Estás con tu hermana?

— No, mamá. Estoy con... —en el intento de decir el nombre de Momo, aprieta sus labios entre sí cuando sabe que la va cagar. Incluso Momo, asustada, la mira con temor. — ... con Tzuyu.

Momo suspira aliviada cuando responde ello.

— Tu hermana salió con Mina y me dijo que se quedaría contigo, ¿donde está?

— No lo sé, mamá. Me dijo que estaba con ella.

Jihyo suspira desde la otra línea.

— Mi niña está dejando de ser virgen hoy, lo presiento.

— ¡Mamá! —exclama con una mueca de asco. — Yo no sé eso.

— ¡La llamare de nuevo, si no me contesta, Mina está en problemas!

Jeongyeon abre la boca para responder, pero su madre corta la llamada y la deja con las palabras en la boca.

— ¿Qué pasó? —intriga Momo, besando suavemente el cuello contrario.

— Mi mamá... —murmura sin mostrar tanta importancia. — ¿Sabes que tendrás que decirle a mi madre apenas la conozcas?

Momo frunce sus cejas. — ¿No...?

— Que somos más virgenes que el calzón de tu hermana.

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