04
Jeongyeon suelta el brazo de Jihyo, una vez están dentro de la cocina.
En vez de quedarse frente su madre esperando por escuchar sus quejas, prefiere oírlas mientras saca el postre de la nevera.
— ¿Tú apoyas a que tu hermana tenga a tal vándala de novia? —Jeongyeon se ríe, ridiculizando las palabras de su mayor.
— Quizá en tus tiempos se veía mal el hecho de que una persona vistiera de negro, no creyera en alguna religión, quisiera estudiar Derecho, tuviera perforaciones en el rostro o supiera argumentar respetuosamente diversos puntos de los cuales no está de acuerdo, pero actualmente a eso se le llama identidad y hacerse respetar. No me impresiona que Mina contradiga tus palabras si no está de acuerdo con ellas, y explique con un buen argumento porque está en desacuerdo. —dice, para después sacar el pastel de la nevera. — Es agradable.
— ¡Te está corrompiendo, Jeongyeon!
— Bueno, me corrompa o no, me agrada que tenga su propia opinión y su propia identidad. Vamos, mamá, a este paso Nayeon va a hacerse monja.
— Es una opción.
— Estoy segura que lo último que va a querer en su vida será ser monja, además no puedes ser una madre tan... digamos antigua. Actualízate.
— ¿Actualizarme?
Jeongyeon asiente con su cabeza, ahora dirigiéndose hasta el mueble de los servicios y poder sacar el cuchillo para cortar cuatro rebanadas de pastel.
Jihyo queda mirando un punto fijo en el suelo sin entender a qué se refiere su menor y aquella mueca fruncida es lógicamente evidente de que no entiende nada.
— ¿Cómo me actualizo?
— No literal, ¿sabes?
— ¿Tratas a tu madre de tonta?
— No, por supuesto que no. Dios, sacas todo de contexto.
— Yo sé que actualizarse es cambiar, no como un aparato electrónico.
— Ajá.
— Bueno, ¿cómo me actualizo?
— Mmh... —Jeongyeon piensa, mientras deja un trozo de pastel sobre el plato. — Pensando que ya estamos en el siglo veintiuno. Sería un gran inicio.
— Solo tengo treinta y nueve años, Jeongyeon.
— Te hace vieja de todas formas, no aceptas la realidad de Nayeonnie. —se encoge de hombros. — Conoce mejor a Mina, a mi me agrada y no necesita agradarle a nadie más en la familia. Solo a ti.
— Es que... tiene perforaciones.
— ¡Una excusa tan ridícula como esa no da buena justificación! Mira que yo también me quiero perforar, y no me vas a echar de casa por eso, ¿verdad?
Jihyo queda unos segundos en silencio, y es que en realidad si es capaz de sacar a Jeongyeon de casa si la misma hace algo que a ella no le gusta como una madre sobre protectora —y nótese su gran exageración—.
— Soy capaz de echarte.
— Mamá. —advierte, esta vez dejando el último trozo que cortó de pastel sobre el platillo blanco. — Es mejor que... tengas unas clases de ser actual, moderna. Una vez se vaya Mina, Nay y yo te ayudaremos a que puedas adaptarte a este siglo.
— Jeongyeon, yo no soy tan vieja.
La dicha suspira. — Entonces si no eres tan vieja, acepta de una vez que Nayeon creció y tiene novia. Además, si eres completamente honesta, no es el peor partido del mundo, Nayeon tiene futuro estando con Mina y se ven lindas juntas.
No lo demuestra, pero el interior de Jihyo arde en indignación y molestia, porque sabiendo que eso es completamente real, odia no querer asumirlo y que Jeongyeon, ciertamente, le esté cerrando la boca y sus pensamientos tan lanzados a la antigua, o demasiado inmaduros.
— ¿Por qué estás de su lado?
— Estoy del lado de la lógica. —finaliza, una vez toma los dos platillos con pastel. — Lleva esos dos, por favor. El que tiene más crema es de Mina.
La mayor mira lo platos y destaca el que tiene mucha más crema que el otro. Vaya que se siente completamente ofendida.
— ¿Por qué le das el que tiene más crema?
— ¡Estoy consintiendo a mi agradable cuñada, algo que tú en siglos harás! —es lo que exclama Jeongyeon, saliendo de la cocina
Jihyo parece que estuviese haciendo un berrinche y quizá sea así, mas se reprime para no verse infantil y sale detrás de Jeongyeon con los platos de pastel hasta la sala.
Su mueca lo dice todo; ella quiere el que tiene más crema.
い. ઇઉ
Hace unos minutos, Nayeon y Mina estaban mirándose entre sí tiernamente y la primera nombrada trataba de calmar a la menor para que no se sintiera intimidada con la actitud de Jihyo. Mas fuese esa su intenciones, Mina decía que estaba completamente bien.
Ahora cuando Jeongyeon y Jihyo entraron a la sala con los platillos de pastel en sus manos, mantuvieron distancia. Nayeon sabe que su madre es capaz de desmayarse si ve que Mina la abraza por la cintura, y matar a la misma por tocarla.
Una tontería en realidad.
— ¿Qué estaban haciendo?
— Nada. —contesta rápidamente Nayeon.
Es algo evidente en realidad, pero la mirada de advertencia de Jeongyeon hace que se trague sus quejas y comience a comportarse "decente".
Pero Jihyo es astuta, así que se sienta en su lugar y deja el pastel que supuestamente es para Mina, en su propio sitio. Entonces estira el que tiene poca crema y sonríe triunfante cuando Mina lo recibe sin quejas.
Mas es estúpido hacerlo, puesto que Jeongyeon lo nota y carraspea llamando la atención de todas.
Jihyo la mira con advertencia.
— Ese es de Mina, eh.
— No mientas, Jeong. Dijimos que era mío.
— Mío una concha, ese es de Mina. —apunta, una vez deja el plato frente a Nayeon. — Vamos, mamá. Hablamos de este tema.
— Pero si es mío ese trozo. —Jeongyeon rueda los ojos.
Jihyo, siendo una niña de cinco años.
Jeongyeon suspira cuando ese pensamiento pasa por su cabeza, pero le causa risa internamente.
— ¿Qué hablaron? —pregunta Nayeon.
— Que como Mina es la invitada, ella merece el pastel que tiene más crema, pero... bueno, no creo que sea necesario decirlo.
— ¿Uh? —Mina mira el plato frente suyo, buscando en los otros sobre la mesa la diferencia. — Está bien para mi, no necesita tener más crema.
— Lo hago para que mi mamá tenga buena onda contigo. —añade Jeongyeon, sentándose en su silla.
La azabache ríe. — No tienes que hacerlo, de verdad, hay otras maneras de agradar.
Jeongyeon sonríe en dirección a Mina con dulzura, casi que con burla para Jihyo. Nayeon incluso carcajea por lo bajo a causa de la chistosa mueca de su madre.
— Bueno, disfrútala. —pide Jeongyeon. — La hice yo así que debe de saber de puta madre.
— ¡Hey! —regaña Jihyo con su entrecejo fruncido.
— Ay perdón. —murmura avergonzada. — Mina no se ofende, ¿verdad?
— No, claro que no, es extraño que un adolescente hoy en día no diga groserías.
— ¿Ves? Mina es muy comprensiva. —Jihyo resopla entendiendo esa referencia de Jeongyeon.
— Siento que estás coqueteando con ella. —reprocha inesperadamente Nayeon, ganándose las miradas de todas en la mesa.
— ¿Coquetear con la novia de mi hermanita? ¿Acaso estás celosa? —Jeongyeon imita molestamente una voz de bebé. Tras lo desagradable, la más bajita bufa. — Yo soy perra, Nayeon. Muy perra, pero no soy estúpida y no soy tampoco una desgraciada, así que yo me inyectaría droga antes de coquetear con tu novia.
— Jeongyeon-ah.
— No lo digo como defecto, solo para halagarme a mi misma. ¿Ves? Eso es lo que te hace ser vieja, no tomarte cosas así con humor. —apunta la menor a Jihyo, para luego sacar un trozo de pastel y comerlo. — Oh diablos, esta vez me pasé para hacer rico mi pastel.
Nayeon la mira con sus ojos entrecerrados, insegura de las intenciones de su hermana que se echa aires a sí misma con su cocina.
— Yo también ayudé a hacerlo.
— Meterlo solo en el horno no es mucho de tu parte, no te quieras llevar los derechos de autor. —queja la de mechas moradas, y notando que nadie ha probado su santa creación, frunce el ceño. — Vamos, prueben mi arte, cocino bien.
— Cocinar bien es que te queden comestibles tus malditos brownies. —acusa Nayeon.
— ¿Comestibles? —pregunta Mina sin entender esa discusión boba entre hermanas.
— Verás, Minari. Jeongyeon Unnie no cocina de lo mejor, eh. Hace unos meses cocinó brownies y por poco no me sacó las muelas.
— Bueno sí, yo podía lanzar ese brownie a la cabeza de alguien y se la rompía de lo duro que estaba. —continua Jihyo.
Ellas dos son testigos de las millones de veces que Jeongyeon ha fallado en cocinar algo y que no quede duro. Milagro es que ese pastel quede siquiera comestible.
— No es momento de humillar a esta diosa, por favor. Son cosas de familia esas fallas repentinas. —Jeongyeon trata de disimular su sonrojo. — Además que solo son los brownies que me quedan defectuosos, ya lo otro es comible.
— Las galletas de navidad contradicen eso. —vuelve a atacar Nayeon.
La de mechas moradas carraspea, notando como Mina a su lado reprime la risa para que no parezca mala educación.
— Las dos me envidian porque no saben ni derretir chocolate, así que prueben mi creación, está deliciosa. —Jeongyeon vuelve a comer del pastel.
Y en realidad no está malo, cuando las tres en la mesa prueban la creación de Jeong, sueltan un largo "mmh" a modo de decir que está delicioso.
— ¿Ven? Si aquí solo hay envidia.
— Te quedó muy bien, Jeongyeon. —opina Mina.
— No quiero admitirlo porque como hermana debería de bajarte la autoestima, pero quien soy para negarte que está delicioso, pues nadie porque yo no cocino. —agrega la más bajita.
— Si Nay cocina quedamos sin casa, y yo no estoy para bancarme una explicación a los bomberos, a los vecinos y menos a tu abuela para que nos dé hogar. Así que si Nayeon no cocina es por un bien común. —Mina solo ríe por las palabras que suelta su suegra.
Entre las tres parece que acusarse es algo muy cotidiano, y que se avergüencen por tales cosas parece ser adorable. Al menos Mina considera tierno a Nayeon y Jeongyeon sonrojarse, lo que su suegra... bueno, es mejor no mencionarlo porque le sería muy extraño.
Los minutos pasan, entre reír y conversar Mina ha comido más de tres trozos del pastel. Sin ser muy consiente de su propia persona, es recién ahí donde se percata de lo que está comiendo y lentamente deja el tenedor sobre el plato.
Y casi por sincronía perfecta, hace contacto visual con Nayeon. Su mirada de preocupación da contra los ojos de su novia, y es ahí donde ambas captan la verdad de la situación.
— ¿Esto tiene gluten? —intriga Mina hacia Jeongyeon.
— Sí, supongo. —contesta casualmente. — ¿Por qué?
— ¡OH MIERDA! —exclama Nayeon, recordando una de las cosas más importantes que Mina le ha dicho desde que se conocen, es que no puede comer gluten.
Es alérgica al mismo.
— ¡Nayeon! —le regaña su madre.
— ¿Pero qué demonios sucede? —salta Jeongyeon con su entrecejo fruncido
— Oh nada, causal, soy alérgica al gluten.
Oh mierda.
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