Capítulo 10: Fraude
La noche de la celebración había llegado y se podía notar en la decoración tanto del interior como exterior de la casa de los mellizo Jeon.
Chris estaba muy feliz mientras terminaba de alistar su esmoquin, acomodó su corbata una y otra vez delante del reflejo del espejo de cuerpo entero que tenía en su habitación. Se sonrió a sí mismo y se colocó una colonia un poco fuerte, pero dulce, que lo hizo sentir un poco sofocado.
Tenía muchas cosas pendientes que preparar allí dentro pero optó por dejarlas en manos de Minho y su secretario Felix. Eran las únicas dos personas, además del propio personal de la casa, en quienes confiaba en mayor porcentaje. Además, había arreglado en ir a buscar a Jimin a su casa, debía corroborar que asistiera, era importante para él y su imagen —principalmente esta última— el presentarlo allí ante la familia.
Chris sabía que su prometido no podía fallarle pero no podía evitar desconfiar de vez en cuando ya que el menor a veces era demasiado terco y ponía a su familia por sobre todos, lo cual no estaba mal, pero él no siempre lo veía correcto.
Minho dejó dos golpes en la puerta de su habitación y pasó luego de recibir el acceso.
—Ya te ves bien, andá a buscarlo de una vez por todas —acotó mientras comía un poco de frutas secas que había robado de la sala de estar.
—Lo sé, siempre me veo bien, es solo que... —suspiró y se encogió de hombros —. No lo sé, me siento estancado y estoy un poco cansado.
—¿Estancado en qué sentido?
—En que no encuentro nada, seis meses y sigo en el mismo punto de partida.
—Tranquilo, es normal, no pasó tanto tiempo —dijo restándole importancia pero solo él sabía los nervios que aquello le generaban por dentro.
Chris quedó en silencio unos segundos hasta que sonrió y recuperó su seguridad, algo que realmente dejó un poco confundido al chico delante suyo que no podía estar más concentrado en otra cosa que no sea su apetito.
—Se me ocurrió algo provisorio, ¿le gustan las frutas secas? —preguntó con prisa mientras giraba sobre sus talones y recibía un asentimiento algo dudoso por parte de su compañero —. Entonces me las llevo, gracias.
Salió de la habitación arrebatándole la pequeña bolsa para poder ingresar a su automóvil. El modelo era un Bugatti chiron, lo suficiente para pasar desapercibido ¿verdad? No había un momento en el que no pensara en el poder, daban igual las circunstancias, lo anhelaba y sabía muy bien que con él podía obtener dinero. Le agradaba la sensación de demostrar que tenía lo que los demás no y era capaz de cualquier cosa por conseguirlo.
¿Tenía la necesidad de hacer aquello en el barrio donde había nacido? No, pero de todas formas lo hizo porque sentía que allí descansaban los recuerdos negativos de sí mismo y de su alrededor, quienes le hicieron pensar constantemente que no lo lograría o que no lo merecía.
Estacionó enfrente de la casa de su prometido y bajó de su vehículo acomodando —por vez mil— su traje antes de dirigirse a la puerta y tocar timbre.
El más bajo le abrió, dejándolo pasar luego de un corto y apurado beso.
—Ya casi termino —dijo secando su cabello con una toalla felpuda color amarillo —, podés pasar y tomar asiento, ¿te apetece tomar algo?
Chris se mantuvo observando todo a su alrededor, detalle por detalle, siempre solía ser muy observador ante lo que tenía delante de su campo visual. Por mientras, el rubio se movía a una gran velocidad por lo apurado que se encontraba.
—Claro, yo me sirvo, podés ir a terminar tranquilo —Sonrió mostrándose ameno, lo cual Jimin agradeció.
—Enseguida regreso, el control remoto está en la mesa, podés ver algo hasta que salgo —Corrió hacia su habitación y cerró la puerta tras él, sin olvidar gritar un “No tardo”.
El castaño había quedado a solas y no dudó dos segundos en dejar el sonido del televisor de fondo para ponerse a revisar cada uno de los muebles a su alrededor. Abrió cajones, revisó debajo de los almohadones del sillón, bajo la alfombra y en los distintos recovecos entre los alajeros y otros objetos. Suspiró en su nueva misión fallida.
¿Qué tan complicado podía ser buscar algo en un lugar tan pequeño? Lamentaba no conocer en demasía al señor Park, quizás así podía pensar como él y lograr encontrar algún escondite coherente que no esté delante de sus narices.
Comenzó a pasar sus manos por toda la pared e incluso sobre los cuadros cuidadosamente colgados en esas tablas de madera barnizadas, quizás de esa forma alguno se movía y generaba alguna especie de caja fuerte donde poder dejar algo de valor.
—Volví —dijo abriendo su puerta de par en par con la vista en sus manos, las cuales acomodaban su saco beige.
Aquel chico quedó estático y se volteó con una sonrisa forzada.
—Estás muy lindo —soltó de repente para acercarse a pasos largos hacia su prometido.
—Muchas gracias —susurró y sus mejillas se fundieron en un color rojizo mientras alzaba su vista hacia el canal de telenovelas que se estaba reproduciendo —. ¿Te gustan?
Chris negó de forma rápida, ni siquiera se había percatado de ello.
—Para nada, solo estaba esperándote y... —dijo nervioso para entregarle la bolsa que le había arrebatado a Minho hacía tiempo atrás —Te traje esto.
Jimin sonrió y tomó lo que le era entregado para guardarlo dentro de su bolso.
—Está bien, mi foto escolar es más entretenida —Rió y Chris palideció —. Estoy bromeando.
El más alto suspiró y sonrió, tomando al contrario por los hombros mientras se dirigían a la puerta de entrada.
—Mejor vamos rápido a la cena, no vaya a ser que los chicos estén haciendo desastre.
Jimin asintió y al abrir la puerta se encontró con aquel vehículo oscuro que destacaba ante todo lo que tenía a su alrededor. Se ahorró toda especie de palabras y simplemente se subió rápido para poder emprender el camino lo antes posible.
«Le gusta el dinero, no puedo mentirte, pero es muy humilde.»
Jimin viró los ojos antes de observar por la ventana. Humilde. Pff, claro que lo era...
No habían tardado mucho en regresar hacia la casa del mayor porque no hubo ni un indicio de respeto hacia los límites de velocidad ni mucho menos a las señales de tránsito. Eso había llevado a un que otro llamado de atención por parte de Jimin que terminó siendo evadido por Chris. Por eso mismo fue que el primero salió del auto apenas se apagó el motor.
—Jimin, perdón —dijo yendo detrás del rubio que simplemente lo observó cruzado de brazos sin emitir palabra —, sé que no debía pero estábamos llegando tarde, ¿qué pasaba si llegaba después de mi familia?
Aquello hizo que el pequeño alcé una de sus cejas, observándolo con incredulidad. Eso debía ser un chiste de mal gusto.
—¿Y qué tal si directamente no llegabas?
El rostro de Chris se volvió tenso y generó un chasquido con su lengua en señal de molestia.
—Deberías entender y ser un poco más empático —enfatizó mucho la última palabra haciendo que el interior de Jimin comenzara a desprender calor a causa de su molestia.
—¿Justamente yo voy a ser apático? Intenté salvaguardar tu vida y la mía, hombre —respondió a regañadientes —, el que debería entender las cosas es otro.
—¿Tanto por una puta señal de alto? —Viró sus ojos y comenzó a caminar hacia adentro de la casa.
—¿Contaste la cantidad de semáforos que pasaste en rojo, la velocidad en la que ibas y los bocinazos que recibiste por creer que la calle es tuya? Yo no quiero esa clase de cosas en mi vida.
Chris se dio la vuelta de forma inmediata y observó a Jimin con seriedad, una que tal vez le hizo temblar un poco pero no iba a dar el brazo a torcer, en realidad ninguno de los dos.
—Esas “cosas” —dijo haciendo comillas con sus dedos —pertenecen a mí, ¿qué es lo que intentas decir entonces?
—Que no quiero esas cosas en mi vida —repitió firme generando que ambos se desafíen con la mirada durante unos segundos hasta que unas voces conocidas ante los tímpanos ajenos hicieron que el rostro del mayor cambie en un instante.
—¡Familia!
En un periodo breve corrió a abrazarlos y estuvo compartiendo diversas palabras con ellos, las típicas al momento de recibir parientes que no ves hace un tiempo.
Jimin comenzó a emprender su caminata hacia el interior, se quería ir de allí y cuanto más rápido se pasara, más rápido iba a poder hacerlo.
—¿Y ese chico? —preguntó un voz femenina haciendo que el rubio frene en seco.
—Oh, claro —dijo Chris acercándose rápidamente al pequeño cuerpo para abrazarlo por los hombros —. Familia, él es Jimin, mi prometido.
Todos quedaron asombrados y se acercaron a ambos para abrazarlos y felicitarlos. Algunos hasta apretaban las mejillas regordetas de Jimin. Por ese mísero momento sintió rechazo hacia su compañero.
El interior de la casa de los Jeon estaba muy bien ambientado, el mejor amigo de Jimin y el mejor amigo de Jungkook habían hecho un gran trabajo. Había una iluminación delicada que convertía al lugar en una casa de ensueño.
Diversos platillos decoraban las mesas con una presentación ideal, daba mucha lástima sentarse a comerlos, aunque debían admitir que tenían mucha hambre y la estética pasaba a un segundo plano.
La música clásica relajaba a los invitados, incluso a Jimin, quien estaba bebiendo una copa de champagne sentado en el sillón de cuero blanco que se situaba en medio de la sala de estar, haciéndolo sentir el centro de atención, ya que nadie más ocupaba un lugar a su lado.
Las fragancias con aroma a melón hacía que el rubio sonriera en comfort pero realmente se sentía aburrido, no encontraba muchas cosas que hacer en ese lugar. De verdad quería que fuese la cena así podía escaparse con alguna excusa barata sacada de su manga.
Observó hacia atrás y pudo distinguir a Jungkook en el patio trasero, llevaba una pelota en su mano con la que hacía jugar a un pequeño cachorro. Jimin ladeó la cabeza porque había sido, tal vez, lo más bonito de su día. Portaba un traje negro y una camisa blanca, si bien era simple, le quedaba muy lindo y llamaba la atención del rubio por completo.
También había perdido de vista a Chris en cuanto entraron a la casa. Él simplemente se había sentado a beber una copa para olvidar un poco todo, relajarse y distraerse. Mientras que el mayor había subido al primer piso para encontrarse con el ama de llaves, quien estaba ordenando las habitaciones, como habitualmente hacía.
En ese momento, el castaño, había observado una nota en el canasto que la mujer tenía bajo el brazo, lo cual lo dejó un poco curioso. Fue ese mismo motivo el que le llevó a engañarla, pidiéndole por favor que vaya a buscarle una nueva corbata en su habitación, que él se encargaba de la ropa sucia. Y sí, se llevó el canasto pero también la carta. Luego de eso se encerró en su oficina.
Por mientras, en el piso de abajo, Jimin planeó ponerse de pie para ir con el morocho pero sus planes se vieron quebrados en cuanto Minho tomó asiento junto a él. Su mejor amigo estaba cansado de estar de pie, por eso se sentó luego de robarle una copa a Felix, quien había repartido su última ronda antes de ir con Jungkook y Merengada.
—Aburrido, ¿no? —Sonrió recibiendo un asentimiento como respuesta.
—Creo que estas cenas eran divertidas cuando de chicos jugábamos sin enterarnos de lo que realmente sucedía.
—Es verdad, recuerdo cuando una vez se organizó una en mi casa, podíamos encontrar cualquier documento en la oficina de mi papá —dijo riendo —, todavía podría hacerlo.
—Me siento un poco culpable esperando algo más, no deja de ser una celebración en honor a alguien fallecido.
Minho asintió y alzó su copa, chocándola con la de Jimin en un gesto amable.
—También yo —dijo —¿Te sentís bien?
—Seguro, ¿por qué?
—No lo sé, quizás te ponía triste.
—Siempre genera ese sentimiento, realmente desearía no tener que pasar por eso con mi madre.
Un abrazo suave se generó entre ambos amigos, uno necesario que Jimin agradeció. Nunca estaba de más una pequeña muestra de cariño.
—Brindo por tu existencia y por tu amistad. —concluyó Minho alzando su copa en el aire para luego acercarla a sus labios dándole un sorbo.
La cena había transcurrido de forma serena y tranquila, todos los invitados comenzaron a comer alrededor de la larga mesa que tenía un mantel color blanco con detalles negros. Todo quedaba muy bien, exceptuando el hecho de que sus familiares estaban vestidos con un estilo muy lúgubre. Eso le hacía sentir un poco incómodo a Jimin, portaba una remera blanca con unos pantalones negros y un saco beige. Si bien no estaba mal, se seguía sintiendo fuera de lugar.
Había mucha comida para elegir y degustar pero parecía ser que observar a Jeon era lo que el rubio prefería, al menos no ponía demasiada atención a los discursos tristes a su alrededor. No había que mal interpretar, él respetaba ese tipo de cenas pero no le hacía bien estar ahí.
Jimin jamás había presenciado alguna antes, solo había conocido a sus padres, su familia vivía muy lejos y no tenían contacto con sus progenitores, por lo que si alguno de ellos había fallecido, él no lo sabía.
Chris se puso de pie y observó a todos antes de tomar una copa junto a una pequeña cuchara para golpearla con suavidad en el aire, llamando la atención de todos los presentes.
Los integrantes de su familia comenzaron a dejar sus cubiertos sobre la mesa y giraron un poco su cuerpo para poder observar mejor al hijo de los Jeon quien pedía la palabra.
—El día de hoy nos reunimos para conmemorar a alguien que fue muy importante tanto para mí como para todos ustedes —dijo colocando una hoja sobre la mesa, lo cual pasó desapercibido para todos excepto para jungkook —. Mi papá fue un pilar en mi vida, gracias a él pude convertirme en lo que soy hoy porque me crió de una manera especial, llena de amor y cariño que considero inigualable. No quiero dar muchas vueltas, solo quiero despedirme de él, diciéndole todo lo que no pude en su debido momento.
El ceño del morocho se frunció en cuanto oyó aquellas últimas palabras. Debía ser una broma. Por su parte, Chris tomó el papel blanco que yacía en la mesa y carraspeó un poco antes de comenzar a leer.
—Querido papá, me dirijo a vos de esta manera informal porque así lo acostumbrábamos siempre. ¿Recuerdas qué pasaba cada vez que alguno de tus hijos o de tu familia no lo hacía? Se te fruncía el ceño y nos dabas un pequeño golpe con el periódico para echarte a reír pero cuando hacíamos caso a tus palabras solo nos dabas una palmadita en el hombro con una sonrisa radiante.
Jungkook observó a su alrededor, notando los murmullos ajenos que también coincidían al recordar eso, incluso algunos ya contaban con una servilleta en su mano limpiando algunas lágrimas.
—Y hablando de sonrisas, nunca dejabas de hacerlo y eso a veces me preocupaba porque no nos dejabas conocer tus verdaderos sentimientos, recuerdo cuando pasó lo de los abuelos y todavía más cuando sucedió lo de mamá —dijo colocando una mano en su pecho para cerrar sus ojos unos segundos antes de continuar —. Yo se qué esa vez perdiste algo dentro tuyo y que al mismo tiempo lo encontraste en nosotros, tus hijos, pero aún no siendo suficiente nos apoyaste e hiciste todo lo posible para que nuestro duelo no fuese tan doloroso como el tuyo.
Chris fingía sentir las palabras que estaba leyendo y eso le enfurecía todavía más. Buscó la mirada de su tío y estaba un poco fruncida, él sabía muy bien que su sobrino tenía serios problemas con su forma de hablar y jamás se había expresado de esa forma anteriormente.
Jimin tenía su barbilla apoyada sobre su diminuta mano, durante ese momento olvidó el pleito de hace unas horas y simplemente se dedicó a oír las palabras ajenas que estaban teniendo una repercusión en su interior.
—Me permitiste hacer lo que los demás no, aceptaste que padezca mi dolor a mi manera cuando lo demás solo me juzgaron, y permitiste que te cuide cuando nadie más lo hizo. Me hiciste sentir cómodo y a gusto en un lugar tan grande y lleno de soledad. También me dolió la muerte de mamá al igual que la tuya. Lamento no haber asistido aún así como también las veces en las que estuve más ocupado en mi futuro dentro de la oficina que regresar a casa —suspiró —. Espero poder encontrarme nuevamente con vos en el futuro para recibir ese abrazo que siempre me diste y que tanto necesito porque nadie más puede dármelo. Te quiero mucho, papá.
Todos en la mesa comenzaron a aplaudir mientras que Jungkook simplemente abandonó la sala en completo silencio, llevándose la mirada de sorpresa e indignación por parte de algunos miembros de su familia.
Jimin amagó a ponerse de pie pero Chris se paró a su lado, colocando sus manos sobre sus hombros delicadamente. Pareció que solo lo había hecho para poder estar de pie allí y responder las preguntas o recibir los halagos ajenos pero su único fin fue que dejase a su mellizo en paz, debía quedarse con él y nada más.
...
Horas más tarde, las personas de limpieza se encontraban levantando todos los platos ya utilizados y retirando los manteles para sustituirlos por otros nuevos y limpios. Mientras Chris se encontraba saludando y despidiendo a los últimos familiares que se habían quedado charlando con él luego de la cena.
Jimin estaba lavando sus dientes en el piso de arriba porque su prometido le había pedido que por favor esa noche se quedara, de esa forma también podían hablar de lo sucedido y tratar de calmarse ambos.
Jungkook, por su parte, seguía en el patio trasero jugando con su cachorro, había sido el único que lo había visto llorar de la impotencia. Le pareció sumamente hipócrita qué Chris haya hecho semejante cosa porque le había mentido a su familia y también se había mentido sí mismo porque se adueñó las palabras ajenas en vez de encontrar las propias de su interior.
Bien sabía que él no había sentido absolutamente nada de todo el dolor que el morocho expresó esa noche. No había que ser un jodido erudito para notarlo porque había bastado con la carta. Chris jamás se tomó el tiempo de escribir algo en sus veinticinco años de vida y su familia podría ser lo suficientemente idiota para creerle pero el morocho agradecía estar despierto.
Al ingresar a la sala nuevamente se topó con la cara de odio de su “hermano”, quién se quedó de brazos cruzados esperando a que Jungkook se disculpe o algo similar. Eso le enfureció aún más y fue lo que le motivó a permanecer en silencio.
—Siempre huyendo —dijo riendo mientras apoyaba su cuerpo contra la pared. —¿Te parece que es correcto no estar nunca para tus padres?
—Y vos vas a explicarme cómo ser un buen hijo ¿no?
La tranquilidad con la que Jeon hablaba sorprendía mucho porque nunca podía responder de la forma en la que Chris esperaba que lo hiciera.
—Por supuesto, al parecer fui el único presente en la despedida de ambos —Su tono de voz se elevó, llamando la atención de Jimin, quien había comenzado a bajar la escalera.
—¿Habrá habido una razón específica por la que de repente te interesaría asistir?
Su hermano le observó con asco.
—Sos completamente miserable, vivís escondido porque no sabes enfrentar la puta realidad —escupió Chris —. No entiendo cómo pudiste ser parte de mi familia, no entiendo cómo nuestros padres pudieron aprobar todas tus estupideces al punto de que vivas escapando siempre hasta en momentos importantes. Es hora de que actúes de manera íntegra con el apellido mientras dures bajo mi techo porque papá ya no está y yo no pienso mantenerte.
¿Lo acababa de llamar persona no íntegra? Jungkook rió y generó un chasquido con sus dedos para tomar a su cachorro y poder emprender su camino no sin antes frenar y voltear una vez más.
—Ambos sabemos lo que hiciste allí dentro, no vengas a hablarme de integridad. Buenas noches.
Con una leve sonrisa abandonó el lugar, dejando a Chris sin palabras por primera vez.
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