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EPÍLOGO


Habían pasado casi dos años desde que SooBin fue dado de alta.

¡Fue toda una noticia cuando los medios empezaban a informar que veinte personas desaparecidas se localizaron al mismo tiempo y en el mismo lugar, siendo entregados por uno de los secuestrados!

Tal parece que el plan había sido que Elizabeth llevaría a todos hasta el hospital y, una vez que estuvieran ahí, entregaría a todos diciendo que los culpables estaban en Matryoshka. Ella dio la ubicación del lugar y todo, pero, cuando las patrullas llegaron, ya estaban ahí los bomberos, apagando el fuego que consumió al sitio entero.

En las noticias, se dijo que encontraron dos cuerpos, que correspondían a Oliver Kickett y Lee JongSuk. Pese a las investigaciones, nadie supo algo de James y, ya que el lugar se quemó en su totalidad, no había algo que diera indicios de él.

Las maletas incluían dinero. Las tres estaban repletas de fajos con dólares, que el rubio había ido guardando. James dio más instrucciones: dos debían ser repartidas entre los empleados, y así tendrían una suma considerada que los ayudara; la otra les pertenecía a Elizabeth y SooBin.

La mujer podría vivir muy bien con la mitad de esa maleta por unos años, y podría decirse lo mismo de SooBin, quien dio exactamente la mitad de su parte a los padres de YeonJun. Aquel gesto les había ayudado mucho económicamente, ellos abrieron un sitio de comida, y cada fin de semana SooBin iba a comer ahí.

SooBin había retomado sus estudios luego de un año y medio en terapia psicológica. Había terminado muy mal, tenía miedo de salir, de interactuar con otros y confiar en las personas. Fue un proceso largo que seguía en curso, no había un tiempo en el cual podrían decir que estaba completamente sano, tal vez nunca lo estaría, pero se aseguraba de cumplir con su terapia.

Nunca volvió a saber sobre nadie de Matryoshka, ni Roseanne, ni Elizabeth. Solo supo de Kai gracias a BeomGyu. El rumor de que el sitio se incendió llevó a BeomGyu a investigar sobre el paradero de SooBin, aunque BeomGyu había estado muy ocupado con declaraciones, además de sentir que era muy pronto para cualquier tipo de cosa.

Un año después de todo aquel desastre, lo buscó para darle el contacto de Kai, diciéndole que hace poco había ido a Estados Unidos y que todo estaba bien con ambos chicos. Incluso le ofreció ir con él la próxima vez que visitara a Kai, cosa que el menor agradeció y aceptó con gusto.

Podría decirse que no quedaban rastros del SooBin que solía ser, pero no era algo que le molestaba, tuvo un enorme crecimiento emocional con ayuda de la terapia.

Estaba decidido a sacar la mejor versión de él mismo, ya no quería aislarse de las personas ni actuar con rechazo a las atenciones de su madre, solo por no querer recordar lo que él era; incluso acabó pidiéndole consejos para controlar su don y, aunque ocasionalmente la ayudaba, se había prometido nunca intentar contactar a YeonJun ni saber si MinHyuk había muerto.

Solo sabía que James ya no estaba en su vida, y es lo único que necesitaba. A veces se preguntaba qué habría sido de él, pero, cuando ese pensamiento se instalaba en su mente, se obligaba a olvidarlo, porque alguien como James no debía ser recordado con lástima, no después de todo lo que había hecho.

Su vida había dado un giro drástico en dos ocasiones, y planeaba que ahora fuese lo más positivo posible.

— Adiós, no olvides traer gafas para laboratorio — mencionó SooBin, revolviendo el cabello de su amigo.

— ¡Qué bueno que me lo recuerdas! Creo que nuestra amistad durará mucho si sigues salvando mi vida así — Bromeó SungHoon antes de subir al vehículo de su padre, que pasaba a recogerlo a la salida de clases.

SungHoon parecía demasiado avergonzado por eso y repetía que lo hacían porque, según sus padres, había mucha inseguridad, pero que él sentía que solo exageraban. SooBin se limitaba a responder que debía hacerles caso pues lo hacían por su bien, y así había terminado por ganarse el apodo de "joven anciano" por parte de su nuevo amigo.

No quería mencionar nada respecto a lo acontecido en los últimos años; deseaba llevar una vida normal y sabía que, si contaba esa historia, nunca podría hacerlo.

Fue así como empezó su camino de regreso a casa caminando. Ese día, en particular, deseaba ir disfrutando del sol abrazando su cuerpo y de las nubes en el cielo azul. El día era hermoso y lo ponía muy nostálgico porque, aunque su vida empezaba a estabilizarse, sentía que algo le faltaba, y ese algo era YeonJun.

No se habían visto en todo ese tiempo y, tras dos semanas, SooBin había terminado aceptando que YeonJun trascendió, porque no había otra razón por la que no apareciera. Lo extrañaba. Su risa, sus palabras, su personalidad; todo eso era un conjunto de cosas con las que se había acostumbrado a vivir, pero de pronto ya no estaban.

Odiaba extrañarlo, porque sabía que eso significaba llorar otra vez cuando lo mencionaba en su terapia, como hacía tiempo ya se había vuelto costumbre. YeonJun era el único tema que no podía superar, y no estaba seguro de querer hacerlo, aunque le doliera en el alma visualizar en su mente la sonrisa del mayor.

¿Cómo es que había dolido tanto? Fácil, había terminado por aceptar que YeonJun fue su primer amor, su primer y trágico amor, con quien nunca pudo vivir algo lindo.

En ocasiones, se lamentaba al recordar las cosas que podía hacer para impedir que todo terminase así, o para que hubiera un recuerdo más lindo de ellos, que solo el cantar en la cocina de su casa.

Como aquella vez en la que quedó en una cita con YeonJun, pero llegó tarde por salir con MinHyun. Como, cuando el chico de forma indiscreta confesó sus sentimientos, antes que lo subieran a la camioneta, recordar a ese YeonJun cabizbajo por el dolor e impotencia, mientras le gritaba que le gustaba, pero afirmando que él quería a James, era un golpe en su pecho que no podía sacar.

YeonJun siempre estuvo ahí para él, y SooBin solo se encargó de lastimarlo.

Se detuvo de pronto, empezó a sentir que se hiperventilaba, recordar al mayor siempre era doloroso. Llevó su mano derecha hacia su pecho, justo sobre su corazón, para sentir como los latidos agitados iban disminuyendo en cada bocanada de aire que tomaba para, posteriormente, ir soltando poco a poco; cada relajación, cada sentimiento floreciendo nuevamente de sus poros gritando un solo nombre: YeonJun.

Cada que lo extrañaba se sentía tan triste y dolido de que el mayor no lo dejara ir con él; ahora mismo podrían estar juntos, pero sabía que lo había hecho porque lo quería. En parte, se sentía culpable cuando ese pensamiento atravesaba su mente porque era demasiado egoísta; no solo era él, era igual su madre y su hermano menor, ¿como podría simplemente irse y dejarlos?

Fue entonces cuando el viento lo ayudó a calmarse. Era como si alguien soplara en su rostro en pleno ataque de ansiedad y lo agradecía eternamente, el viento le ayudaba a recuperar su respiración que, poco a poco, dejaba de ser manual para volver a la normalidad.

SooBin sonrió nuevamente, mirando hacia el cielo azul por unos segundos antes de retomar su camino. Sabía que, en algún momento, volvería a encontrarse con YeonJun y, hasta entonces, debía tener una buena vida, porque tendría muchas experiencias para contarle cuando estuvieran juntos otra vez. 

Lo único que le gustaba de sus recaídas, donde recordaba a YeonJun, eran esas pequeñas cosas que la naturaleza le brindaba, como si alguien estuviera diciéndole que todo estaba bien.

Ihh, no se crean, aún falta el especial para que la obra termine totalmente. ♡

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