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12

Se pide discreción desde este capítulo para adelante, pues se tocan temas sensibles –en su mayoría: el tráfico de personas–.

Poco a poco, SooBin empezó a recobrar la conciencia. Su cabeza dolía un poco y, mientras abría sus ojos con pesadez, a la vez iba acostumbrándose a la luz que caía. Cayendo en cuenta que nada de eso había sido un sueño.

No era su casa, no era su habitación, y ahora tampoco era su vida.

Lo primero que vio cuando su vista dejó de estar nublada fue a YeonJun a su lado, de rodillas en el piso y con la cabeza apoyada en la cama. Estaba tan inmerso en sus pensamientos, que no se había percatado de que el menor ya había despertado hasta que SooBin le habló.

— ¿YeonJun?

El mencionado dio un pequeño respingo por la sorpresa y, rápidamente, empezó a tocar la frente de SooBin en espera de sentir si tenía fiebre mientras su mano libre acariciaba su pecho. Claro, él atravesaba su cuerpo, pero no era ni siquiera consciente de eso, solo quería asegurarse que SooBin estuviera bien. Ni siquiera se molestó en responder, solo lo atacó con preguntas.

— ¿Te sientes bien? ¿Estás mareado? ¿Quieres vomitar? ¿Te sientes cansado? Desearía tener un chocolate aquí para que te dé energías, mamá solía darme uno cuando estaba cansado, no has comido nada desde el almuerzo escolar… debes estar hambriento.

— ¿Qué ocurrió?

— Luego de que te desmayaras, Kai fue por el imbécil de MinHyuk, llamaron a uno de sus compañeros que es médico y vino a revisarte. Dijo que debió ser un impacto emocional muy grande, porque todo estaba en orden — el pelinegro mordió su labio mientras empuñaba sus manos sobre las sábanas. — Quise darle un golpe. ¿"En orden"? ¿"Debió ser un impacto emocional"? ¡Estúpido! Claro que te sientes aturdido y claro que esto no es normal.

— ¿MinHyuk qué dijo? — preguntó de pronto, luego se golpeó mentalmente por su interés en la reacción del rubio.

— ¿Ese? Le dijo a Kai que te dejará descansar. Te trajeron a otra habitación, compartes cuarto con el peliraro, pero hablaron algo de un "cambio después". MinHyuk dijo que, cuando despertaras, él debía ayudarte a que te adaptes, pero creo que pensaron que despertarías hasta mañana, yo también lo pensé... Estaba muy asustado.

— Lo siento, te hice preocupar.

— ¡Soy yo quien debería disculparse! Dije que me quedaría contigo para que no terminaras como yo y no pud-

—Shh, YeonJun — el menor llevó su índice hacia sus propios labios pidiéndole silencio. — No vuelvas a decir algo como eso, ¿sí? Ya veremos qué hacer, pero ahora estoy muy feliz de que sigas conmigo.

— ¡No me iré de aquí! Permaneceré siempre a tu lado, sin importar el obstáculo, yo te seguiré a donde vayas. Te seguiré en la oscuridad.

SooBin sonrió de medio lado mientras observaba con atención al mayor. Sabía que tenían gustos en común, así que entendió de dónde venía la frase. YeonJun pareció notarlo, pues le sonrió de regreso mientras apoyaba su mentón en el colchón sin apartar la mirada.

Le gustaban mucho sus momentos de esa forma, sin nada qué hacer ni decir, solo entendiéndose entre ellos y disfrutando de su compañía. Aquellos momentos donde nada más parecía existir. Solo ellos y la vida sabían cuánto deseaban que nada más existiera, así podrían estar seguros juntos sin la maldad de los terceros.

YeonJun se preguntaba cómo habría sido todo, si MinHyuk no hubiese aparecido en sus vidas. Tal vez él tenía la culpa en parte, pues habían tardado más buscando pistas de su paradero. Tal vez debieron salir más temprano de su casa como quería SooBin, así hubieran evitado conocer al rubio.

Tal vez habrían llegado temprano y el castaño se habría servido un tazón de ese cereal chatarra con malvaviscos que tanto adoraba. Pudieron haber escuchado música hasta tarde, nunca habrían discutido por la ausencia del menor a su cita por salir con MinHyuk. Sus días habrían sido mucho más tranquilos y, en ese momento, estarían en casa resolviendo la tarea que le habían dejado de química.

Cerró sus ojos por breves segundos, queriendo únicamente prolongar ese momento. Solo deseaba poder sentir más de esa agradable sensación cuando estaba con SooBin: la sensación de seguir vivo.

SooBin también pensaba qué habría pasado si no se hubieran encontrado a MinHyuk, pero sus pensamientos eran menos glamurosos que los de YeonJun. Disfrutaba de su compañía, sí, pero, a diferencia del mayor, SooBin aún no empezaba a caer en las extrañas telarañas del amor. Ni siquiera se permitía pensar en eso.

Dios, YeonJun estaba muerto. ¿Cómo podría pasarle eso por la mente?

Pero, entonces, cayó en cuenta de que, si pensaba en cosas como esas, es porque una parte de él ya consideraba la idea.

SooBin solo se incorporó hasta sentarse en la cama mientras sobaba su cabeza con sus manos, ejerciendo algo de presión en un intento de calmar el dolor.

— ¿Qué hora es?

— Algo cercano a la una de la madrugada. Hace poco pasó un sujeto diciendo que eran poco pasadas las doce, y que debían darse prisa.

La atención de ambos se dirigió hacia la puerta cuando de pronto se abrió dejando escuchar por unos segundos la música que venía de fuera. 

Kai ingresó mientras soltaba un suspiro cargado de cansancio. Odiaba los lunes, las cosas siempre terminaban más tarde cuando, según él, eso debía ocurrir los viernes, los sábados o los domingos. ¿Acaso esa gente no debía madrugar?

Su mirada se cruzó con la de SooBin y, al instante, le sonrió mientras se acercaba hacia él con un extraño buen ánimo.

— Despertaste... ¿Te sientes mejor?

— ¿Dónde estoy? — SooBin lo miró, evitando sus preguntas.

— En matryoshka. El establecimiento donde todos estamos contra nuestra voluntad, pero no importa, porque debes sonreír para que nadie note que estás sufriendo.

— Te ves muy animado para decir esas cosas...

— ¿Sí? Bueno, llevo diez años aquí, debo estar acostumbrado.

— ¡¿Diez años?!

— ¡Silencio! — Kai posó la palma de su mano sobre la boca de SooBin mientras negaba. — Si te escuchan, me harán volver al trabajo, y estoy muy cansado — posteriormente, soltó a SooBin y se dejó caer en la cama.

— ¿Llevas diez años aquí?

— Sí, pero descuida. Seremos compañeros y las cosas serán más fáciles.

El mayor aseguró con una sonrisa mientras se acomodaba en la cama del menor, sentándose frente a él mientras se quitaba los zapatos que llevaban un buen rato matando sus pies.

— Y, dime — prosiguió Kai. — ¿Cómo acabaste aquí?

— MinHyuk... — el menor se mordió el labio inferior unos segundos mientras miraba al colchón, sintiéndose tonto. — Me hizo creer que le gustaba, y fui lo suficientemente estúpido para acercarme a la camioneta.

El mayor se echó a reír con ganas mientras se dejaba caer nuevamente en el colchón, SooBin le miraba de mala gana y no pudo evitar darle un manotazo en la pierna.

— ¡Lo siento! — exclamó Kai. — Es que te volviste el más tonto en caer aquí, y eso es gracioso. ¿Cómo pudiste confiar así en alguien que apenas conocías?

— ¡No es gracioso! No era la primera vez que nos veíamos. No me confié.

— Dime algo, SooBin — El chico se incorporó nuevamente mientras sobaba su vientre. Hacía mucho que Kai no se reía de esa forma. — ¿Qué edad tiene James? ¿Estudia? ¿Trabaja? ¿Te ha hablado de su familia? Si me dices la respuesta a mínimo dos preguntas, no te diré estúpido por haberte subido al auto de alguien de quien no sabes lo básico.

SooBin liberó un suspiro que le bastó a Kai para sonreír. YeonJun se sentía igual de apenado, pues no solo había sido culpa del menor tal descuido.

— Bien, SooBin. Tu confianza, en alguien a quien solo conocíamos el apellido, te ha traicionado, así que vamos a dejar las cosas claras: Aquí trabajamos duro para ganarnos la comida y el techo que nunca pedimos. Ahora eres un mozo, somos lo más bajo de este lugar, así que debes andar con mucho cuidado, ¿entendido? No intentes huir, hay siempre alguien cuidando la puerta, y ellos tienen la orden de regresarnos, si lo hacen, puedes despedirte de la vida. Podrías decir que tienes suerte, todos aquí la tenemos porque nos permitieron quedar, no les costaba nada vendernos.

SooBin escuchó con atención a Kai, sentía que el estómago le daba vueltas, pero todo estaba perdido, no le quedaba nada más que hacer lo que nunca esperó: sobrevivir.

— Está bien...

— Desde ahora puedes confiar en mí, en este lugar solo nos queda apoyarnos — el mayor tomó las manos de SooBin con cierta ilusión por ya no estar solo. Se ayudarían a sobrevivir en ese lugar. — Por cierto, me apellido Huening.

Pequeño detalle importante: aquí Kai es mayor que SooBin. <3

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