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09

11 de agosto.

Llevaban poco más de un mes haciendo, prácticamente, todo juntos. Salían a tomar aire, comían, iban de compras. Claro, solo uno de ellos era visto haciendo esas actividades, pero, al otro, le bastaba con sentirse parte de eso; esa mañana no era la excepción.

La madre de SooBin lo había mandado por unas cosas al supermercado y, tras repetirlo varias veces en su mente, el menor memorizó lo que le pidió: un litro de leche, un kilo de manzana, un bote con crema y cien gramos de canela.

Al parecer habría postre.

SooBin paseaba por los pasillos buscando la crema y la leche. En esos momentos, odiaba haber ido con pantalón corto y una camiseta ligera. Era temprano y hacía calor, pero, en esa sección del supermercado, estaba haciendo frío. A YeonJun parecía darle gracia, claro, aprovechaba que él no sentía nada para burlarse del temblor del castaño.

— ¡Al fin! — el menor terminó por encontrar la marca del bote con crema y, tras meterlo a la canasta con rueditas que llevaba, salió casi corriendo de ese pasillo. — Qué horror… no vuelvo a venir tan fresco.

— No digas eso. Ahora que salgas y vayas con las compras hacia tu casa, vas a sentir calor, y agradecerás haber venido así.

El menor le dio la razón a YeonJun al asentir. Afuera hacía tremendo calor, así que, en parte, debía agradecer el estar fresquito un ratito.

Se acercó hacia la sección de fruta buscando con la mirada las manzanas, según su madre, debían ser rojas. "No traigas las que están descoloridas, pero tampoco de esas manzanas duras." Entonces, ¿qué clase de manzana debía llevar? Ese trabajo ya era mucho para él, pues no solía encargarse de elegir frutas o verduras.

Repentinamente, su pensamiento se vio interrumpido cuando tiraron de su brazo. Con su mano sujeta al mango del carrito, iban tirando de él haciendo algo de ruido al ir de lado. Sin embargo, cuando lo soltaron, SooBin estuvo tan mareado e intentó incorporarse mientras se orientaba.

Era la sección de electrodomésticos, prácticamente desierta y con tantas cosas en los estantes que era un lugar ideal para no ser vistos.

SooBin observó con atención a la persona frente a él. Era un chico de cabello castaño que se veía ligeramente molesto, pero, cuando quiso preguntar qué ocurría, el chico le tomó por el cuello de su camiseta para atraerlo hacia él.

 — Muy bien, SooBin. ¿Qué tramas?

— ¿¡Quién eres!?

— ¡Di tus intenciones! Fui a casa de la señora Choi y dijo que, tiempo atrás, tú fuiste a decirle que YeonJun murió. ¡Dejó de buscarlo por eso! ¡Por tu culpa! ¿Qué mierda buscas, eh?

SooBin se encontraba totalmente confundido hasta que, para suerte suya, YeonJun apareció luego de haberse quedado atrás cuando fue repentinamente jalado. El menor no esperaba ganar nada con su presencia, pero, al parecer, sí sabía quién era el desconocido.

— ¿¡HeeSeung!? — el mayor preguntó con asombro y confusión. 

SooBin entendió.

— ¿Tú eres HeeSeung?

-— No te importa  — respondió de mala gana —. No respondes a mi pregunta aún.

— Solo le dije la verdad. No soy un estafador ni nada. Ni siquiera gané algo con ello — YeonJun frunció el ceño al escuchar que su protección era "no ganar algo", pero no quiso hacer un drama en ese momento —. Fue algo que YeonJun me pidió.

— ¡Deja de decir que él te dijo algo! ¡Ni siquiera se conocían!

— Nos conocimos el día de su homenaje en el colegio.

— ¡Mientes!

— Si antes no nos conocíamos, ¿por qué diría algo como eso? Las cosas que le dije a la señora Choi durante ese día, no pude haberlas sabido sin las palabras de YeonJun.

— SooBin, SooBin — el mayor murmuró, YeonJun parecía mostrarse algo avergonzado con la actitud de su amigo. — Dile que, si no para ahora mismo, diré cosas bochornosas sobre él.

— Dice que, si no te detienes, sacará a la luz tus trapitos.

— ¿Eh? — HeeSeung lo observó confundido por unos segundos antes de entrecerrar sus ojos — ¡Mientes!

Y SooBin iba a decir las cosas que YeonJun murmuraba hasta que se quedó quieto, observando un punto fijo en silencio. El mayor se preocupó por él mientras HeeSeung solo le recalcaba que se hacía el bruto para evitarlo.

SooBin lucía tan distante e inmerso en sus pensamientos sobre estar vivo, YeonJun lo habría cargado sin dudar para llevarlo a cualquier otro lado a descansar, pero, de pronto, él habló.

— Lee HeeSeung — La voz de SooBin sonaba más grave, ambos chicos se preocuparon, pero solo a uno de ellos se le llenaron los ojos de lágrimas. — ¿Qué crees que haces? Yo no te enseñé a acosar gente, no seas un matón.

— ¿Pa... Papá?

— Ha pasado tiempo, ¿no es así? Veo que te has vuelto un chico muy valiente. Antes no te hubieras acercado a otra persona, ni siquiera por un amigo — La mirada y las acciones de SooBin permanecían intactas. Solo estaba estático. — Me alegra que seas más fuerte, sin embargo, no apruebo que intentes intimidar a otro, menos si esa persona dice la verdad.

— ¿En verdad eres tú? — el pelinegro estaba llorando, YeonJun entendía la razón. — No puedes ser tú... Tú...

— Morí, lo sé. Y no fue tu culpa, no pienses eso nunca más, ¿sí?

— Yo no... No quise... ¡No pensé que...

— Está bien, Seunggie. La verdad, tengo poco tiempo, así que escucha... Esa vez fue culpa mía, no te hagas responsable de todo, eras solo un niño. Solo sigue tus sueños siempre, ¿sí? Aunque no me veas, yo siempre estaré para apoyarte. Te amo, hijo.

El pelinegro no tuvo tiempo de responder, SooBin recobró su movilidad y se dejó caer de rodillas al suelo, jadeante. Era la primera vez que algo así le pasaba y estaba aterrado. YeonJun se puso a su lado preguntando si todo estaba bien, se veía realmente preocupado, y SooBin se sintió más tranquilo cuando HeeSeung se inclinó también para intentar ayudarle.

El castaño solo repetía que se encontraba bien, pero estaba asustado y aún intentaba recobrar el ritmo de su respiración habitual.

YeonJun sintió que tocaban su hombro y solo así se apartó del menor. Se levantó, y pudo notar a aquel hombre que recordaba con claridad gracias a las fotos y recuerdos que su amigo solía contarle: el padre de HeeSeung.

El hombre lo miraba con tristeza, palmeó un poco su hombro antes de acercarse a abrazarlo, susurrando un "Cuánto lo siento". No hubo necesidad de decir más, sabía a lo que se refería: a su muerte.

El padre de su amigo apenas había convivido con él unas veces, y sentía pena de ver que terminó de aquella forma. YeonJun agradeció ese abrazo que tanto necesitaba hasta que, de pronto, el hombre se desvaneció.

Luego de aquel accidente, HeeSeung se disculpó con SooBin, quien solo quería dejar pasar eso e ir a pagar sus compras a la caja. Ya una vez afuera, ambos chicos se fueron caminando en paz hasta que SooBin rompió el silencio.

— Ese hombre… ¿Era realmente su padre?

— Sí, el padre de HeeSeung falleció cuando él tenía nueve años.

— ¿Puedo preguntar qué pasó?

— HeeSeung y su papá siempre tuvieron una relación muy buena. Cuando él tenía seis años, deseaba crecer para ser mago, se hizo llamar "el gran Lee HeeSeung". Claro que los trucos de magia de un niño dejan que desear, pero su padre siempre hizo de todo para que luciera como si fuera un verdadero mago. Fue así por años, hasta que, un día, algo salió mal. HeeSeung descubrió que su padre mentía, que él no era un mago. En un berrinche, decidió irse a la casa de su madre que se había ido tiempo atrás con su abuela mientras el divorcio se efectuaba. Era noche, pero él quería irse ya mismo. Sin más, su padre decidió hacerle caso y condujo hasta la casa de su madre. Cuando iba de regreso, un conductor ebrio fue el causante de un accidente que dejó dos muertos: la de él mismo, y la del padre de HeeSeung. Él siempre creyó que, si no hubiera sido por su berrinche, nada habría pasado.

SooBin detuvo su andar mientras pensaba en las palabras de YeonJun. Aquello sonaba horrible. Su padre nunca había sido la figura de autoridad y cariño masculino que necesitaba en casa, pero no podía imaginarse que, tan hermosa relación, terminó por una persona inconsciente.

— Cuando entró en mí, sentí una enorme paz.

— Eso me tranquiliza.

— Pero igual estaba muy aterrado. Es la primera vez que algo así me sucede, antes no podían hacer eso...

— Tal vez estás desarrollando nuevas cosas.

YeonJun comentó a modo de broma mientras continuaba con su andar, sin notar que el menor se mantenía pensativo mientras le observaba. SooBin no quería decirlo, pero había notado ciertos cambios en él desde que había visto al mayor con los ojos completamente negros. El menor pensó, pero ya no quiso darle importancia, así que se limitó a seguir su camino de regreso a casa.

A lo lejos, una camioneta, que lo había visto partir, avanzaba en sentido contrario a donde el chico se dirigía. 

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