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25

— Yo creo que eres bueno.

— Es porque no me conoces.

El australiano de en ese entonces once años se balanceaba con calma, casi sin energía en el columpio mientras el chico de doce años empezaba a disminuir la euforia con la que se balanceaba para poder hablar mejor con su amigo.

— No eres malo, Chris, solo eres diferente.

El mencionado miró con una sonrisa a su amigo, llevaban cinco meses de comunicación y adoraba con todo su ser a Woojin, era un niño que lo entendía y sino, al menos lo intentaba, no lo juzgaba, claro, no sabía la historia completa pero tenía pena de decírselo y que sintiera lástima, no quería perder su amistad con él.

Luego de una tarde en el parque, la madre de Woojin le avisaba que debían irse, entonces ambos niños se despedían y Chris regresaba a su trabajo. No estaba orgulloso de lo que hacía, habían pasado dos años desde que Felix llegó a Matryoshka y verlo ahí cada día le hacía caer mayor culpa de todo lo que hace pero no podía cambiar su vida, sino hiciera lo que hace acabaría trabajando ahí y ya había sufrido mucho como para caer en eso, necesitaba sobrevivir.

❀・°・❀

— Te traje una flor.

Chris subió a la cama de Elizabeth, la mujer descansaba luego de una noche de abusos de la cual el niño no era totalmente consciente, solo sabía que debía servir mesas pero no fue sino hasta los trece años que supo lo que sucedía cuando la chica debía ingresar a la habitación privada. La mujer le dedicó una sonrisa mientras tomaba la magnolia blanca que Chris le había comprado, olfateo la flor y la dejó en el mueble junto a su cama antes de levantarse diciendo que le prepararía algo de comer.

La vida de Chris había sido dura desde que nació pero nada se comparaba al dolor que sintió en el momento donde una parte de él murió.

Fue un 23 de diciembre cuando Chris se despidió de Woojin, el niño castaño corrió hasta su mamá y Chris aprovechó su tiempo en sacar el walkie talkie que le habían dado, ese día tenía trabajo en terreno, le habían ordenado atraer a un niño de último minuto porque el hijo de un político en ascenso necesitaba un transplante para esa semana, tenía la descripción del niño, cada lunes iba con sus padres al parque a comer helado así que ahora solo debía esperar, era simple, debía atraerlo con una falsa atracción, nada nuevo.

Pero Woojin regresó con una caja de regalo.

— ¡Chris! Olvidé darte esto.

El chico, confundido tomó la caja entre sus manos y ante la emocionada mirada del mayor, la abrió sintiendo como su estómago daba vueltas mientras juraba que su corazón llegaba hasta su boca, un conejo de peluche.

— Dijiste que no solías celebrar navidad —comentó Woojin—, creí que era muy triste, todos los niños merecen un regalo de navidad, tal vez no sea lo que esperarías pero cuando lo vi se me hizo muy lindo. Creo que luces como un lobo pero por dentro eres como ese conejo, solo necesitas comprensión.

Chris estaba haciendo lo posible por no ponerse a llorar ahí mismo, sentía una emoción extraña adueñarse de su cuerpo, como cuando recibía un golpe pero no era dolor, era algo más y lo estaba molestando porque sentía una enorme presión en su pecho, las comisuras de sus labios querían elevarse, era la primera vez que experimentaba la felicidad y él no lo sabía, ni lo supo jamás.

El walkie talkie sonó con un fuerte "¡Se va!" que trajo al menor devuelta a su realidad, al mirar tras Woojin vio como el niño se iba con sus padres mientras comía su helado, algo en él hizo click y sin perder tiempo tomó la mano de su amigo para poder correr, su madre estaba en acera a unos metros de distancia cuando una camioneta paró detrás de ella, la puerta trasera se abrió y dos hombres metieron con rapidez a la mujer que no tuvo tiempo ni de gritar. Chris sintió como la mano de Woojin se aferraba a la suya, quiso correr hacia atrás y llevarse a su amigo del parque, del país, del mundo si era posible pero quería irse con él a un sitio donde no pudieran lastimarlo. Pero el mayor se soltó de él para correr directo hacia la camioneta en un acto desesperado por ver a su mamá y fue lo que selló su destino.

❀・°・❀

— ¿¡Dónde está?!

La camioneta había dejado a Chris en el parque, en cuanto Woojin subió al vehículo avanzaron y el más joven no perdió tiempo en correr a matryoshka en busca de su amigo. Pero fue Jong Suk quien acabó por acercarse a él a darle un puñetazo en el estómago que hizo a Chris agacharse del dolor. El adolescente sacó la pistola que llevaba en el pantalón y se inclinó a colocarla en la cabeza del australiano.

— Sino fuera por Oliver ahora mismo acababa con tu vida, no hay tiempo para errores, ¿¡Qué mierda esperabas?!

El chico de 17 años guardó la pistola nuevamente con coraje de que alguien tan patético como Chris fuera protegido de Oliver. A inicios de año el adulto conoció a Jong Suk, quien tenía una historia parecida a la de Chris y le dio la oportunidad de trabajar con él, pero ambos chicos eran muy diferentes para llevarse seis años, Jong Suk era más sádico, su vida había sido un poco más difícil que la de Chris y esos traumas estaban cobrando la cuenta ahora que él tenía el poder sobre otros.

— ¿¡Dónde está?! —volvió a preguntar en cuanto recuperó el aliento. Suk sonrió con burla mientras se ponía de pie.

— Eres realmente patético. Nos quitaste una mercancía, tenías que reponerla.

No eran necesarias más palabras, el chico abrió sus ojos sintiendo que el aire lo abandonaba aún más que cuando recibió el golpe en su estómago, debía ser mentira, quería creer eso pero sabía que no había forma en la que Jong Suk le mintiera de modo que al final fuera una noticia buena para él, debía aceptar que nunca más vería a Woojin.

Luego de unos minutos en shock, Chris corrió a la habitación de Elizabeth quien apenas estaba arreglándose para la noche, lloró tanto como no había echo ni siquiera cuando recibía los golpes de su padre biológico, Woojin era la única persona que lo entendía, era un niño amable y dulce pero Chris lo arrastró a su mundo. Mientras la chica acariciaba los cabellos del menor en un intento de consolarlo dijo algo que nunca pudo olvidar.

"No hay espacio para las emociones en lo que haces, cariño".

Fue el momento donde Chris decidió no mezclar más allá sus sentimientos y únicamente trabajar, no quería amigos a los que otros pudieran dañar solo para herirlo, no quería amor pero tampoco quería ser un monstruo, en ese momento juro que la sangre no correría directamente de sus manos, que no mataría a nadie para no volverse como los hombres que habitaban ese sitio.

Entonces... ¿Por qué en la actualidad sus manos rodeaban con fuerza el cuello de Jeongin mientras éste yacía contra el piso con el cuerpo de Bang Chan cegado por la ira encima suyo?

El pelirrojo pataleaba mientras sus manos empujaban a Chan pero éste era muy fuerte, estaba herido, ese mar de emociones golpeaba fuerte contra su pecho y no era consciente de lo que hacía. Jeongin intentaba murmurar el nombre del rubio pero su voz no salía, sentía que todo empezaba a darle vueltas pero para suerte suya de pronto lo soltó, el más joven empezó a toser mientras intentaba tomar aire. Chan lo miraba con una mueca de sorpresa y culpa.

— No voy a ser como ellos... No seré...

No acabó su frase cuando volvió a quedar en silencio, Jeongin aprovechó en ponerse de pie e irse corriendo, quería encontrar a Ming En, necesitaba un abrazo pero acabó recibiendo un golpe en su mejilla izquierda que lo hizo caer al suelo. Al mirar hacia arriba llevando su mano a sobar su mejilla notó a Jong Suk.

— Estuviste en esto, ¿Cierto? —preguntó el mayor con una mirada de total enojo—. ¡Eres amigo de esos dos!

— ¡Yo no tengo nada que ver!

— ¡Mientes! ¿¡Sabes lo que han ocasionado?! ¡Haz hundido esto en la mierda!

— ¡Esto ya estaba en la mierda! —se escuchó la voz de Chris mientras éste bebía un vaso con alcohol al caminar con calma en dirección a donde todos se habían reunido ante el alboroto, en su mano libre llevaba tomado de la mano un sucio y desgastado conejo de peluche.

— ¡Esto es tu culpa! —gritó Jong Suk—. ¡Siempre haz sido débil! ¡Sabía que debía matarte cuando tuve la oportunidad!

— ¿Cuándo pudiste? —el rubio rió con ganas mientras tiraba el vaso al suelo a su lado derecho, soltó un suspiro pesado tras finalizar su carcajada y miró a Jong Suk a unos metros de distancia—. Tú me mataste hace tiempo.

Jeongin se levantó poco a poco intentando no atrapar la mirada de ellos, consiguiendo apartarse a un lado para abrazarse a Ming En, quien le hacía señas para que fuera hacia él. Chris caminó un par de pasos en dirección a Jong Suk, quien sacó su arma para poder apuntar en dirección al rubio.

— ¿Hace tiempo? ¿Quieres ver cómo una bala acaba ahora mismo con tu patética vida? Siempre te odié, Chris, dame el gusto de ser quien te mande al infierno.

— ¡Ahorraré tus balas, querido imbécil! —exclamó Chan con una amplia sonrisa mientras sacaba un encendedor del bolsillo de su pantalón, lo colocó frente a él para mostrarle como lo encendía—. Puedo traer el infierno justo ahora.


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