13
Desde la muerte de su padre, la vida de MinHo había dado un giro drástico. Pasó tres años en terapia intentando asimilar que aquello no era su culpa, que no tuvo nada que ver en ese aparatoso accidente, que solo era un niño, pero él sabía que todos a su alrededor mentían para hacerlo sentir mejor así que simplemente dejó de asistir a la terapia. La única persona en quien podía confiar era Hyunjin, su mejor amigo, su hermano, su confidente, crecieron haciendo todo juntos.
Cuando su amigo desapareció sin dejar rastro se sintió igual de culpable, tal vez debió haberlo acompañado primero a su parada del bus, tal vez... Tal vez estaba destinado a hacer que todos los que amaba sufrieran. Pero él deseaba saber qué era de Hyunjin, tenía la esperanza de que apareciera pero cuando supo que su madre dejó de buscarlo toda ilusión se fue.
Tenía tanta rabia contra Jeongin, ¿Quién se creía para fingir todo aquello? Nunca se habló con Hwang, ¿Por qué ahora decía esas cosas? Por él habían dejado de buscar y creía que algo malo saldría de eso, pero en cuanto conoció al chico entendió todo. Nada era mentira, Hyunjin estaba muerto e incluso él tuvo la oportunidad de hablar con su padre. De cierto modo eso disminuyó considerablemente la tristeza que albergaba su cuerpo, estaba más en paz con el mundo.
Debido a eso cuando supo la noticia de que Jeongin desapareció no pudo dejarlo pasar y solo esperar noticias malas, no conocía bien al chico pero sabía que Hyunjin estaba con él y eso ya era algo a favor suyo para obtener interés en él, así que sin perder tiempo apenas salió de clases fue hacia la casa de la señora Yang. Al principio la mujer se mostró sorprendida, incluso a la defensiva pues sabía que su hijo no solía conversar con otros así que pensó solo iba por información para divulgar y alimentar el morbo de las personas, pero tan pronto MinHo se explicó ella entendió todo.
— Jeongin ha estado haciendo tanto mal... —la mujer tomó asiento en el sofá junto a MinHo, quien sostenía un vaso con agua entre sus manos mostrándose un poco angustiado por lo que la mujer le contaba—, sabía que no debía dejarlo solo así, sin saber las consecuencias y los peligros que también traían los espíritus a nuestra realidad.
— ¿Sabe usted si Jeongin está..? No sé cómo preguntarlo...
— Oh, no, cariño, descuida. En estos tres días que no ha venido a casa no lo ha echo de ninguna forma. Él sigue vivo —la mujer chasqueó su lengua mientras llevaba su diestra hacia su mejilla mostrándose angustiada—. Pero no sé que tanto mal ocasione que Hyunjin siga aquí.
— Debemos hacer algo antes que alguno salga herido.
— MinHo, eres un chico muy dulce, te has tomado la molestia de venir a explicarme tanto pero temo que son cosas donde no puedes tomar participación, hay muchas cosas negativas en todo esto. Mi hijo ha sido secuestrado y una entidad negativa está con él, definitivamente no es un juego.
MinHo quería decirle todo lo contrario, que él era fuerte y podía ayudar pero sabía que nada de lo que dijera haría un cambio así que se dispuso a ofrecerle su ayuda en lo que necesitara y posteriormente se despidió. No podía mantenerse tranquilo sabiendo el peligro de la situación, necesitaba hacer algo, el chico corría peligro e incluso el alma de su amigo lo hacía, ninguno sabía lo que estaban haciendo pero debían ser advertidos, ¿Qué podía hacer un chico como él? Ni siquiera la policía parecía moverse para investigar de forma adecuada, lo único que tenían es la mochila de Jeongin que apareció en la calle y que fue regresada a su madre.
Entonces MinHo pensó, "tal vez entre sus cosas podría haber algo que nos ayude" y regresó a casa de la médium.
❀・°・❀
Habían pasado tres días desde que Jeongin estaba ahí. A la mañana siguiente pudo comer y contrario a lo que esperaba, la comida había sido muy deliciosa, Felix recibió órdenes de cambiarle el color de cabello ya que al parecer todos los mozos debían recibir cierto cambio para "despistar" cualquier cosa. Ninguno entendía por qué, solo a pocos los buscaban y cuando eso pasaba no había quien los viera en el lugar y se atreviera a ir a denunciar.
Fue así como Jeongin pasó a tener el cabello rojo.
Toda una tarde fue para eso, era casi noche cuando Jeongin estaba listo para ambientarse. Tras colocarse el uniforme que le daba Felix y que éste hiciera los ajustes necesarios, salieron a que el menor conozca el lugar. Estaba sorprendido con el ambiente que se vivía ahí, las personas estaban tan tranquilas pero recordó las palabras de Felix, él llevaba diez años y tal vez esas personas estaban igual de acostumbradas a eso, solo se tenían uno al otro. Hyunjin seguía siempre de cerca a Jeongin pese a estar algo asustado con todo eso, ¿Cómo sus vidas habían dado un giro tan drástico? Tenía tanta ira acumulada contra Bang Chan, desearía tener la capacidad de golpearlo aunque sea un minuto.
— Te presento al nuevo, Jeongin. —dijo Felix a un chico tras la barra de bebidas, este se encontraba limpiando la misma con un pañuelo pues estaban cerca de abrir, pero al escuchar al de cabellos naranjas le extendió la mano al ahora pelirrojo.
— Un gusto, Jeongin. Soy Minhyuk.
El menor extendió su mano para poder corresponder al saludo del chico, posterior a eso empezó a preparar un par de bebidas.
— Todos aquí llevamos nombres diferentes cuando entramos en turno, pero fuera de eso nos llamamos por nuestros nombres reales, es nuestro modo de decir que no les pertenecemos a esos tontos —mencionó el pecoso mientras tomaba asiento en uno de los bancos frente a la barra, palmeando el que se encontraba junto a él invitando al chico a sentarse—. En turno soy Yong Bok, él es Noir.
— Te acostumbrarás a esto. —intentó animar el mayor mientras dejaba ambos vasos con bebidas frente a los chicos.
— Eso lo dice porque el señor es muy masculino para haber empezado como mozo.
— Hey, no es mi culpa tener este porte griego de macho que no atrae a los pedófilos que visitan este lugar —comentó Minhyuk posando frente a los chicos antes de echarse a reír—, anden, la casa invita.
— Oh, yo no bebo. —Jeongin negó con la palma de su mano hasta que sintió como Felix posaba su mano en su pierna.
— Creeme, lo necesitas.
Y haciendo caso al chico, tomó su vaso para darle un profundo trago al mismo antes de dejarlo sobre la mesa.
— Tranquilo, pequeño, no queremos accidentes por aquí —murmuró Min antes de tomar ambos vasos ahora vacíos—. Por cierto, Felix, escuché que ese niño rico vendrá por aquí otra vez.
El de cabellos naranjas acabó ampliando su sonrisa y Jeongin juraría que un brillo se adueño de su mirada.
— Changbin... Debo irme, necesito quitar algo de maquillaje de mi cara.
Y sin decir más salió corriendo hacia su habitación. Jeongin no entendía nada pero ante su expresión confundida, Noir se animó a comenzar la plática.
— Hay un crío que viene a verlo una o dos veces al mes, es rico, su padre tiene una empresa y es cliente frecuente aquí, para darle la bienvenida a su hijo al negocio lo trajo aquí a "ganar masculinidad" y contrató una chica, pero esa noche hubo un primer y último error con las habitaciones y Felix acabó yendo en su lugar. Él dice que fue un flechazo y que Changbin es su destello de luz entre tanta oscuridad, desde entonces procura venir a verlo, cuando eso pasa Felix procura no usar mucho maquillaje porque Changbin adora sus pecas.
— Entiendo.
Jeongin se quedó observando un punto a la nada en el lugar, incluso en un sitio así, Felix mantenía la esperanza en otro que él ya había perdido. Suspiró mientras llevaba su diestra hacia sus cabellos para revolver un poco estos hasta que escuchó una voz.
— Hey, nuevo —un hombre le habló desde la puerta a las habitaciones e hizo un gesto con su índice, llamándolo a acercarse—, Chris quiere verte.
El menor puso sus ojos en blanco antes de dejar salir un jadeo de frustración, se despidió de Noir y procedió a ponerse de pie para seguir al hombre.
Ya no tenía miedo de lo que pudiera pasarle pues en ese momento incluso la muerte sonaba mejor que estar ahí esperando que cualquier día simplemente te golpeen hasta la muerte. Entre sus conversaciones con Felix había descubierto que ahí te castigaban, mas no te golpeaban porque no se podía "dañar la mercancía" pero sí te quitaban el alimento por un día o la cama por una noche. También tenías una serie de strickes, tres castigos significaban que podías brindar servicios sexuales sin tu consentimiento. Sin embargo, también podías hacerlo con aprobación pues del dinero que recibían de esas tareas la mitad era para ti, así podías comprar cosas o beneficios, cualquier cosa que no te ponga en contacto con el exterior.
En cuanto llegaron a la puerta de la habitación donde esperaba Chris, el hombre le dio paso abriéndole la puerta que en cuanto Jeongin ingresó, se cerró. El rubio estaba sentado en uno de los asientos jugando con el hielo de su bebida, ni siquiera se molestó en mirarlo, solo observaba el hielo como si fuese lo más entretenido del mundo.
— I.N —mencionó de pronto—, serás I.N
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