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• Capítulo 8 •

—¿Puedo contarles sobre ti a los demás gimnastas?

     Ese conjunto de palabras lo hicieron pensar por un rato ¿Sería buena idea?, si se enteran de que entraba a escondidas después de sus entrenamientos y que lo hacía solo, probablemente más de uno lo miraría mal, no es que eso le importase mucho, pero considerando que eso podría traerle problemas al mánager prefería que esa información no se revelara.

De que puedes hacerlo, puedes —habló masajeando la palma de su mano derecha—, pero hazlo de una manera en la que no te metas en problemas.

Justo pensaba en eso... la razón de que quiera decirlo es porque el capitán piensa que entreno solo después de las actividades del club y quería hacerme compañía.

—Y no querías que me descubra de la nada ¿Verdad?

—Sí —aceptó mirando como el rubio ceniza seguía observando sus manos— ¿Pasa algo?

Me está empezando a doler un poco la mano, pero es soportable.

Déjame ver —pidió haciéndole una señal para que se acercara, Katsuki con pasos tranquilos hace caso y camina hasta el medio albino sentándose frente a él.

     Shōto toma la diestra del menos y lo observa detalladamente, su mano estaba bien cuidada, no tenía ampollas, eran algo ásperas pero de cierta forma agradable al tacto. Observa la otra mano y nota que se encontraba en el mismo estado.

¿Te duelen ambas?

No, solo es la derecha.

Probablemente es porque la tensas demasiado al hacer los molinos, tienes que relajar más los músculos de las manos —aconsejó empezando a masajear la palma y los dedos—. ¿Duele?

—Un poco... —el ambiente nuevamente se sentía raro, todo estaba en silencio y aquel chico de dos colores masajeaba con demasiada delicadeza su diestra, apenas pasaron unos segundos cuando se dio cuenta de que estaba más callado de lo normal.

¿Dónde duele más? —cuestiona sin levantar la mirada de la mano del más bajo.

Eh... en medio de toda la palma y esta parte —señaló debajo del dedo pulgar.

Ya veo, si te sigue doliendo intenta hacerte masajes cada media hora en la palma y en la eminencia tenar, tienes que hacer pequeños círculos sin ejercer mucha fuerza y luego frota tus manos como si estuvieras lavándotelas.

     Con solo escucharlo hablar podías notar que era un chico bastante aplicado, su vocabulario y su paciencia lo hacían ver culto, que esté un año más alto que él lo hacía aún mejor cosa que lo molestaba por el simple hecho de querer superarlo.

—¿Estás escuchando? —de la nada sus pensamientos son cortados y se queda embonado viéndolo directamente a los ojos.

—Ah, sí —responde bajando la mirada, si seguían así de juntos y con esa sensación extraña en el aire sentía que saldría corriendo.

—En fin, creo que será mejor que dejes de entrenar por hoy o tu mano podría empeorar.

Tch, no estoy de acuerdo, pero como sé que no me dejarás en paz lo haré —suspiró.

De acuerdo, entonces vámonos —ordenó soltando su mano para luego ponerse de pie.

¿Acabas de decir "vámonos"?

Sí, como es temprano te acompañaré a tu casa.

Es broma... ¿Verdad?

     El rostro del medio albino no parecía estar bromeando, en realidad Katsuki no tenía ningún problema con ser acompañado hasta su hogar, pero en ese caso por alguna razón la idea lo ponía inquieto.

     Al final ambos chicos guardaron sus cosas y verificaron que nada estuviera fuera de lugar, cerraron el gimnasio, devolvieron la llave y caminaron juntos hacia la salida.

—Bakugō.

—¿Qué quieres? —respondió colocando ambas manos en sus bolsillos.

—¿Te interesaría ir a competencias de gimnasia?

—¿A quién no?

—Bueno, se acerca el campeonato local de primavera, si nuestra preparatoria pasa a las finales podremos pasar a las competencias regionales.

Y si pasan las regionales irían a las nacionales... —continuó.

—Y de las nacionales a ser un posible candidato para las olimpiadas juveniles.

     Un cosquilleo en el pecho lo emociona, esa idea de representar algo grande lo llenaba de adrenalina y emoción.

Eso suena genial —sonrió el rubio ceniza.

—devuelve la sonrisa— lo bueno de estas competencias locales es que no necesitas venir con tu preparatoria —informó observando el camino—, solo necesitas estar con tu entrenador o mánager y te dejan inscribirte.

—¿Lo dices en serio? —abrió los ojos incrédulo.

Sí, las reglas no piden especifícame un centro educativo o equipo completo, claro que estarías en otra categoría, en pocas palabras no competirías contra nosotros.

—Me parece perfecto —sonrió mostrando una mirada decidida.

     Pero le duró apenas unos segundos, pues se dio cuenta de que no tenía entrenador ni mánager, observó a Todoroki, sabía que él no podría ayudarlo porque estaría ocupado apoyando al club, además pedírselo no sería algo que él haría.

Te diste cuenta ¿Verdad? —pregunta con una leve sonrisa de burla.

Idiota —insultó más por instinto que por otra cosa—, ¿Querías ver cómo reaccionaba al darme cuenta de que necesito ayuda de alguien más?

Efectivamente —fue directo.

Tch, de todas formas participaré, buscaré alguien que acepte ser mi representante.

Es una lástima que no pueda hacer más por ti.

Con haberme dado esa información es suficiente —suspiró observando lo que le quedaba de camino el cual aún era largo.

     Se quedaron unos segundos en silencio mientras caminaban a la casa de Katsuki, de vez en cuando hacían un comentario sobre pequeños puestos de comida o el agradable clima que había en primavera, la típica conversación de los cerezos y los productos de temporadas que salían. Todo de color rosa.

     Cuando llegaron a estar frente a la puerta de la casa del gimnasta ambos se miraron fijamente, ninguno parecía tener la iniciativa de decir las palabras de despedida o quizá ambos tenían algo que decirse, pero no encontraban las palabras indicadas para expresarse adecuadamente.

Y... bueno... —el de ojos carmesí baja la mirada— ¿Les dirás sobre mí a los de tu club?

Intentaré —respondió—. Bakugō, ¿Me darías tu número? —aquella pregunta hizo que el menor alzara una ceja—. Es por si aún no les digo nada, no quiero que te metas en problemas como hoy, además, te podría mantener informado con las bases de la competencia de primavera.

En ese caso puedes tenerlo —sonríe y extiende su mano para dar a entender que le tenía que dar su celular, Todoroki entiende al instante y saca su móvil del bolsillo entregándoselo sin dudar.

     Katsuki lo desbloquea, al parecer el bicolor no se molestaba en ponerle una contraseña, probablemente porque no tenía nada que ocultar. Va directo a los contactos y coloca su número junto con el apodo de "El gimnasta N° 1", lo guarda y se lo entrega.

Listo —rio victorioso.

—Así que el gimnasta número uno —comentó riendo un poco por aquello.

Sí, ya lo verás, no me importa lo que cueste, superaré a todos los que se metan en mi camino.

Será increíble verte en las olimpiadas —sus palabras sorprendieron un poco al ajeno, lo dijo con tanta seguridad como si realmente fuera a ocurrir.

     No fue un "Me encantaría verte" ni un "Espero verte" fue un "Será increíble verte" lo que daba a entender que Shōto estaba más que seguro de que él estaría en las olimpiadas, ni siquiera él mismo estaba seguro de que llegaría a ese lugar, pero el bicolor sí, su tono de voz no parecía tener una pizca de burla.

Idiota —soltó con una pequeña risa.

     Sus mejillas estaban levemente pintadas de rojo cosa que el medio albino notó, justo en esos momentos pensó que se veía lindo, pensamiento que intentó borrar con una ligera sacudida de cabeza.

     De la nada, la puerta se abre, era Mitsuki que le parecía raro escuchar voces en la entrada, la cara que puso en esos momentos fue de asombro total, era el primer amigo que traía después de varios años.

Oh, Katsuki ¿quién es él? —sonrió la rubia ceniza.

     El bicolor observó a la mujer en el marco de la puerta y luego volvió a ver a su compañero, eran demasiado idénticos. No sabía si se trataba de su hermana mayor o su madre pues la ajena se veía bastante joven.

Tch, ¿Puedes volver adentro? —le habló a su madre.

Preséntamelo, no seas maleducado —regañó, Bakugō sabía que no podría salvarse de ese momento y para no hacerlo más largo y vergonsozo le hizo caso.

Vieja... él es Todoroki, Todoroki ella es mi madre —rueda los ojos con molestia y vuelve a colocar sus manos en sus bolsillos.

Mucho gusto, Todoroki kun, gracias por soportar a mi hijo, seguro que es muy molesto —dijo haciendo una leve reverencia.

Ah, no... para nada, él es un gran chico —respondió haciendo también la pequeña reverencia.

—¿Te gustaría pasar por un té? —ofreció la mujer apoyando su codo en el hombro de su hijo.

No, no puede, ya es tarde y tiene que regresar a su casa ¿Verdad... Todoroki? —lo miró algo desafiante, sabía que si entraba su madre empezaría a hablar sobre cosas vergonzosas que lo harían ver cómo un mocoso estúpido.

En realidad no tengo problemas —al parecer no comprendió el significado de su mirada y todo de voz...

Continuará...

NarikoHN

Para motivarme a seguir escribiendo más seguido dejen sus amenazas con cariño, les juro que si me funciona jsjsjs.

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