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• Capítulo 40 •

Bakugō... ¿Qué fue lo que hiciste?

Yo... creí que el tipo de la trenza era el que había empezado el rumor de que eres gay...

¿Hiryu-san? No, no creo... él es mi compañero y aunque no está muy feliz de que nosotros estemos muy pegados no creo que esparza un rumor de ese estilo.

Sí, ya me di cuenta... —diría suspirando con bastante fastidio.

     Eso le pasaba por actuar sin pensar, no quería admitirlo pero le debía un ligera disculpa al chino, cosa que no iba a hacer obviamente, su orgullo no le permitía disculparse así de fácil con nadie... Bueno, con nadie a menos de que sea Todoroki.

¿Qué hiciste?... —cuestionó el ajeno un poco más serio debido a que había notado que se había metido en un lío en los pasadizos de la escuela.

Le grité, insulté y casi lo golpeo... —dijo desviando la mirada haciendo una mueca.

     Todoroki ante eso se quedó viéndolo un poco incrédulo pero luego ya suspiraría y pondría una de sus manos en la cabeza del menor.

Si vas a hacer locuras será mejor que me hables a mi primero... ¿De acuerdo? —el rubio ceniza chasqueó la lengua y desviaría la mirada fastidiado, no le gustaba que le dijeran que hacer— no te preocupes por este rumor... Estoy seguro de que no pasará mucho tiempo para que lo olviden...

Aunque suceda eso y todo el mundo lo olvide sigo pensando que el que esparció el rumor se merece una golpiza —dijo apretando sus puños y apartando la mano del bicolor de su cabeza.

Tranquilo, lo descubriremos de alguna forma, pero cuando suceda no quiero que vayas a golpear a nadie, tienes que cuidar tus manos.

—Ni que se fueran a partir por un puñetazo —suspiró el menor rodando los ojos.

     El bicolor solo sonrió con tranquilidad para luego acariciar la mejilla del rubio, pero no tardó en oír como es que alguien se acercaba, por lo que tomaría la muñeca del gimnasta y lo llevaría hasta una puerta, que se trataba del almacén del conserje que solo tenía productos de limpieza.

     Ahí se quedarían en silencio y quietos esperando a que las personas que estaban por ahí se fueran, pero mientras que esperaban Bakugō notó como es que el mayor lo tenía sujeto de una muñeca y su cadera, como era un lugar estrecho estaban pegados el uno con el otro. Aquella situación le daba algo de nervios...

     Todoroki por otro lado, apenas se dió cuenta de la situación cuando vio al rubio ceniza sonrojado y con la mirada baja, le parecía tierno que apenas sus cuerpos se empezaban a frotar y él ya estaba nervioso.

Te ves nervioso... ¿Sucede algo? —cuestiona alzando una ceja mientras que sonreía con cierta picardía.

Mm- no, ahora quédate quieto.

     Ante esas palabras el bicolor reiría muy bajito para luego pasar la otra mano de su muñeca a su mejilla, quizá no era el mejor escenario o el menor momento pero no podía evitar querer besarlo todo el tiempo.

     Con lentitud y cariño acercó sus labios al menor, uniéndolos suavemente, ambos extrañaron aquella sensación de calidez y cercanía a pesar de que no tenían mucho tiempo sin besarse.
El jugueteo de lenguas era suave pero subía la intensidad por segundos empezando a quitarles el aliento, Katsuki arqueó ligeramente las cejas y puso sus manos en los hombros del mánager apretando un poco estos.

Mgh-... —suspira en medio del beso y siente como Todoroki pasa su mano de su mejilla a su nuca y lo mantiene en el beso, no podía apartarse y pronto se le acabaría el aire.

     No es hasta que Todoroki siente como el ajeno aprieta más sus hombros cuando finalmente se aparta de sus labios dejando entre ellos un par de hilos de saliva.

Mgha... ¿Acaso quieres matarme con besos?... —cuestiona el menor en voz baja limpiando sus labios con la manga de su camisa.

Quizá~ —dice con gracia mientras relame sus labios, luego de eso se acerca a la puerta y escucha un largo silencio, al parecer ya no había nadie cerca—. Ven, ya podemos salir...

     Comenta para luego abrir la puerta y asomarse a lo que efectivamente no había nadie, ahí tomaría la muñeca del menor y tendría las intenciones de llevarlo a otro lado si no fuera porque fue jalado nuevamente hacia adentro del pequeño almacén. Todo confundido ve al gimnasta y este bastante apenado desvía la mirada.

Quedémonos un rato más... —susurra con la mirada clavada en el suelo, le daba pena pedir ciertas cosas y más si era por un pequeño capricho.

     Ante eso Todoroki únicamente sonrió y cerró la puerta con seguro para luego acercarse al menor y empezar a dar besos en su rostro para ir bajando lentamente a su cuello, sus manos estaban en su cadera masajeando estos con suavidad, Bakugō por su lado puso sus manos en los hombros del mayor y dejó que besara todo lo que quisiera, se sentía bien...

     Las hormonas en esos momentos se alteraron un poco en ambos, extrañaban sentirse muy cerca el uno del otro y
sentir también las sensaciones de aquella primera vez en dónde de entregaron, no era el mejor lugar para hacerlo, pero era un lugar pequeño, sin ventanas y en los pasadizos no había nadie.

¿Esto es lo que querías?~ —

     Cuestiona Shōto bajando ahora de su cuello a su pecho aún cubierto por su camisa, pero las manos que tenía en su cadera se meterían por debajo de su prenda y subirían esta lentamente. Tal y como recordaba su piel era sumamente suave, clara, cálida, un cuerpo bastante fornido pero delicado...

C-Cállate —intentó silenciar con su rostro bastante rojo.

admítelo deseas esto...

—Mg- Tch... Hablas mucho.

     Comenta cubriendo su boca y viendolo con sus ojos entrecerrandos, el lugar estaba algo oscuro y solo se podía ver un hilo de luz por el marco de la puerta.

     Cuando Todoroki dejó expuesto su pecho iría a lamer sus pezones con suavidad provocando ciertos escalofríos en Katsuki, parecía gustarle por los suaves suspiros y gemidos que soltaba sin querer, el medio albino adoraba escucharlo, le parecía tierno que de vez en cuando intentara retener su voz para no ser escuchado pero siempre fallaba después de un rato.

Dejame escucharte.

—Estas loco... Nos podrían descubrir, idiota.

—Entonces gime bajito pero en mi oído...

     Ante esas palabras el ajeno se le quedó viendo con sus mejillas rojas y luego procedería a acercarse al oído de Todoroki, le daba mucha pena y tenía cierto temor de que alguien los escuche, pero si gemía en su oído entonces no habría problema... ¿Cierto?

     Después de unos quince minutos ambos ya se encontraban sentados en el suelo, desnudos únicamente de la cadera hacia abajo, Bakugō sobre el regazo de Todoroki, dando suaves sentones aún abrazado del medio albino, se sentía muy bien y solo gemia en su oído entre frunciendo y arqueando sus cejas, no solo por sentir al mánager dentro suyo sino también por la mano de este tocándolo de arriba a abajo sin parar.

Me vuelves loco... —susurró el heterocromático también en el oído del gimnasta.

Hah~ lo sé mha~... —gemía también bastante bajito.

     De sus ojos carmesí empezaron a caer pequeñas y delgadas lágrimas de placer, se estaba conteniendo un poco pero de todos modos era placentero.

     No es después de unos minutos cuando el bicolor finalmente eyacular dentro del ajeno y el rubio cenizo en la mano del mayor, ambos estaban cubiertos con una ligera capa de sudor, no estaban del todo satisfechos pero la campana de cambio de materia los hizo regresar a la realidad, habían perdido una clase y seguro que si desaparecían otra iban a levantar sospechas. Por lo que una vez terminaron aquella ronda se volvieron a vestir.

I-Idiota la próxima usas condón... Me siento algo raro con su semen de mierda en mi...

—Tú eras el que estaba dando los sentones —dice viéndolo con cierta mirada triunfante.

Mg- cállate... —silenció desviando la mirada amarrando su saco a su cintura— te veo en el gimnasio.

—Sí, te veo ahí.

     Se despidieron y ambos tomaron diferentes caminos a sus respectivas clases, evidentemente hubo gente preguntando el porqué de sus desapariciones, cada quien se inventó algo diferente y continuaron como si nada hubiera ocurrido. Lamentablemente, aunque se tomen precauciones no todo suele salir perfecto, cierta persona los había estado buscando y logró con su objetivo.

Con que era ese gimnasta... Bakugō Katsuki ¿Eh?...

     Hablaba en la soledad de los pasadizos, no había logrado tomar una foto por lo repentino que fue verlos salir juntos de aquel lugar pero ahora ya sabía a quién tenía que vigilar.

     Ya iban a empezar la segunda etapa de las regionales las cosas iban subiendo de nivel y una distracción como la que iba a ocurrir no sería nada bueno y menos para el gimnasta impaciente que apenas iba saliendo de una lesión.

Continuará...

NarikoHN

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