• Capítulo 4 •
Katsuki posa sus ojos en el mánager, este se encontraba escribiendo unas cosas en un cuaderno de apuntes, tenía mucha curiosidad por lo que podría contener pero su orgullo era más grande. No le quedaba de otra que seguir con lo que estaba haciendo.
-Te ves inquieto ¿sucede algo? -preguntó el bicolor sintiendo como el rubio ceniza no dejaba de verlo.
-No, nada -desvió la mirada subiendo a la barra fija- Dime, ¿quién es el mejor gimnasta en el club? -habló comenzando con una rutina sencilla.
-Está claro que los de tercero siempre tendrán más experiencia y por eso serán mejores pero si me haces escoger entre los de primeros diría que es un chico llamado Midoriya Izuku.
-¿Qué? -se queda sorprendido de oír ese nombre y casi cae por ello- Así que el maldito Deku es bueno... -frunce el ceño y se cuelga de cabeza en la barra.
-¿Lo conoces?
-Éramos compañeros en un taller de gimnasia cuando era niño, ese tipo me sacaba de quicio... no tanto como tú, claro.
-Oye, no te estás tomando el entrenamiento en serio -regañó el heterocromático viendo como el de menor estatura seguía jugando.
-Nunca entrenaré en serio mientras tu estés mirando -se cruzó de brazos- ¿Crees que no me di cuenta de lo que escribes en tu libreta? apuntas mis rutinas ¿no es así? -cuestionó observando bastante amenazante al medio albino- Pues adivina qué, no te las revelaré tan fácilmente -Todoroki no se podía tomar esas palabras tan en serio si las decía estando de cabeza y con los brazos cruzados como si fuera un niño pequeño.
-No estoy apuntando tus rutinas, apunto sobre en qué aparato te va mejor y qué cosas deberías mejorar -suspiró mientras se acercaba hasta el gimnasta para mostrarle lo que hasta ahora había recolectado de él.
-¿Quién es Takumi Hiro? -preguntó ladeando la cabeza para leer mejor lo que tenía escrito.
-Eres tú.
-¡¿Ah?! -se quejó tomando la libreta para luego elevarse en la barra.
-Devuélvemela -pidió el bicolor caminando hasta un punto en donde podía ser visible para Katsuki.
-¿Por qué me pusiste un nombre tan común? ¿Tengo cara de llamarme Hiro?
-Si me dices tu nombre real lo cambiaré.
-Mm... no, mejor me quedo con esto -cerró la libreta y observó al que se encontraba debajo de él.
-No puedes hacer eso, lo necesito.
-¿Lo quieres de vuelta? -soltó una pequeña risa- entonces quítamelo.
-¿Acaso eres un niño? -cuestionó cruzándose de brazos.
-¿Lo quieres o no?
El bicolor suspira con pesadez y luego se acerca un poco más a la barra, intentó alcanzarlo de un salto, pero el gimnasta lo esquiva a último momento, toda esa situación le divertía bastante a Bakugō, a veces olvidaba que ese chico también era un adolescente como él y que también necesitaba divertirse un poco.
-Anda, seguro que lo puedes hacer mejor -se burló el de menor estatura sentándose mejor en la barra.
Mientras Katsuki reía el bicolor logró alcanzar su tobillo y tira con fuerza de él haciéndolo caer en sus brazos, lo tenía cargado de la manera que las personas llamaban "estilo princesa", el de mirada carmesí al principio se había quedado asustado por sentir que podría estrellarse contra la colchoneta, pero al notar que no fue así sus ojos se abren con sorpresa, el rostro del mánager se encontraba demasiado cerca de la suya.
-S-...¡¡Suéltame, idiota!! -gritó apenas reaccionando, el bicolor hace caso y lo deja caer en el colchón- hijo de-
-Tomaré esto, gracias -interrumpe y toma la libreta. Katsuki chasquea la lengua y se queda sentado en la colchoneta mientras ve al heterocromático sentarse a su lado.
-Te odio.
-No me importa -responde y sonríe con cierta gracia- ¿Sigues pensando que apuntaré tus rutinas?
-Sí, así como tienes una sobre qué aparato se le da mejor o peor a un gimnasta seguro que también tienes algún cuaderno en donde apuntas sus rutinas libres y otras cosas -acusó soltando un pesado suspiro.
-¿De qué me serviría apuntar tus rutinas?
-Yo que sé, ¿para dárselas a los otros gimnastas?
-Los gimnastas del club solo siguen rutinas del entrenador, de vez en cuando pueden usar rutinas planeadas por ellos mismos pero tienen que ser aprobadas por el mismo entrenador -explicó mirando el elevado techo.
-Que asco, yo odio seguir órdenes -dijo haciendo un gesto de desagrado ante la idea de ser manejado siempre por alguien más experimentado que él.
-Pero así aprendes.
-Así te limitas, seguro que cuando alguien quiere probar algo arriesgado o nuevo el entrenador lo niega.
Todoroki se queda callado, en eso tenía razón, el entrenador Aizawa no dejaba que hicieran cosas nuevas de golpe, siempre veía sus habilidades y luego con mucho cuidado hace que el único indicado lo pruebe, si salía mal se quedaban más tiempo perfeccionando eso y lo probaban nuevamente después de un tiempo.
-Ese silencio me lo dice todo -cerró lo ojos, se acuesta y usa su brazos como almohada para sentirse más cómodo.
-¿Cómo es que sabes eso? -cuestionó observando con curiosidad al extraño gimnasta.
-No lo sabía, solo lo soltaba sin pensar -responde sin darle importancia.
-Ya veo.
Los dos se quedan en silencio, aunque no era nada incómodo por el simple hecho de que ambos se quedaban perdidos en sus pensamientos. Los minutos parecían horas, de vez en cuando el heterocromático le lanzaba preguntas completamente aleatorias, tenía que admitir que le daba curiosidad ese estudiante de primero.
-Así que tú mismo escribes tus rutinas...
-Sí, pero no siempre puedo completarlas -dijo examinando sus manos- como ayer con la que te mostré.
-¿No te da miedo dañarte con gravedad? -preguntó, su mirada se encontraba perdida en la nada, Katsuki podía notar con claridad que ese tema era algo delicado para el mánager.
-Mm... -se lo piensa un poco y finalmente responde- Sí, a veces me da miedo pero no lograré nada si no lo intento, no importa cuantas veces caiga volveré a levantarme para caer unas mil veces más hasta dominarlo por completo.
-Debes tener mucho cuidado, en una de esas caídas podrías terminar lesionado.
-Es seguro, recuerdo que una vez en el taller de gimnasia me fracturé un dedo, fue terrible pero después de unas semanas regresé ansioso por seguir entrenando -contó con una ligera sonrisa en su rostro.
El mánager se le queda viendo, para Katsuki ese momento se quedó como una anécdota divertida, recordaba con claridad las locuras que dijo en los primeros segundos y el cómo se aguantaba las ganas de llorar para no quedar como un debilucho en frente de los demás niños.
-Yo... -el rubio ceniza abre los ojos con curiosidad- no, olvídalo.
-¿Qué ibas a decir? suéltalo de una vez -rodó los ojos un poco irritado.
-Seguro que sospechas que también soy gimnasta.
-Sí, completamente -aceptó.
-Pues no lo soy -ladeó un poco su cabeza mientras con su diestra acaricia el cabello de su nuca- eso quedó atrás.
-¿Por qué? -el más alto se queda unos segundos en silencio, Katsuki se había sentado en su sitio para tomar la debida atención e importancia a lo que contaba el bicolor, como había dicho antes posiblemente era un tema delicado para el ajeno.
-Yo me lesioné de gravedad el año pasado, era como tú, me gustaba probar cosas nuevas y arriesgarme con todos los elementos, también entrenaba a escondidas -confesó obviamente avergonzado de cómo era antes.
-¿Cómo pasó?
-Ocurrió en un concurso, realmente fue algo estúpido -suspira y se acomoda en una postura más cómoda.
El de ojos carmesí se queda esperando a que continúe con su historia pero al parecer el mánager no revelaría nada más que eso, los hombros del gimnasta se tensan y voltea a ver otro lado.
-¿Es una forma de decirme que por mis tonterías puedo terminar siendo el mánager del club de gimnasia? -dijo intentando quitar la tensión del ambiente, el heterocromático suelta una pequeña risa y lo observa.
-En pocas palabras sí y seguro que odiarías serlo.
-Tienes toda la razón -ambos se observan y ríen un poco.
Bakugō cambió un poco de opinión sobre la idea que tenía de aquel chico, quizás tenerlo como acompañante de entrenamiento no era tan mala idea, apenas era el segundo día que se encontraban pero ya empezaban a llevarse mejor y seguro que con el tiempo confiaría más en él.
A la mañana siguiente, Katsuki sale un poco más temprano de lo normal, se había levantado con bastante ánimos, podría decir que en esos momentos estaba con tanta energía que podría correr kilómetros sin descanso. Apenas llega a su salón saca su cuaderno de apuntes y planea su nueva rutina.
-Hey, Bakugō -saludó Kirishima.
-Hola -se limitó a responder y sigue escribiendo.
-¿Qué haces? -con curiosidad se asoma para leer un poco, pero el rubio ceniza cierra la libreta.
-Nada importante ¿Estudiaste para lo de hoy?
-¡Sí, esta vez estoy más que listo! -dijo con decisión y mucha seguridad- y todo gracias a ti, bro -sonrió y Katsuki solo le dedica una leve sonrisa-. Parece que estás de buen humor hoy ¿pasó algo bueno?
-¿Algo bueno? -se quedó pensativo- No lo sé, creo que me emociona que terminen las clases.
Continuará...
NarikoHN
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro