• Capítulo 38 •
El fin de semana llegó bastante rápido, Katsuki estaba algo ansioso y quería ver cómo podría ayudar al bicolor para volver a la gimnasia, tal y como se lo había pedido, Todoroki tomó prestado el gimnasio para entrenar por dos horas, seguro no era mucho, pero si lo suficiente.
—¿Trajiste tu equipo?
—Mm... sí... —responde no muy animado sacando sus cosas de gimnasia del año pasado, ahí se podrían ver las mismas muñequeras que había usado aquella vez que se accidentó—, no sé si hacer esto...
Duda entrecerrando los ojos mientras seguía viendo su equipo de protección, sentía que su corazón estaba acelerado y sus manos temblaban ligeramente, el aire se sentía pesado, pero aún así empezaba a ponerse las cintas y muñequeras, era un poco difícil si sus manos no seguían del todo bien sus instrucciones.
—Oye, está bien si sientes miedo, pero no lograrás nada si no lo afrontas...
—Lo sé, lo sé, solo- es la falta de costumbre... —diría frunciendo ligeramente el ceño aún viendo sus manos al menos hasta que el menor posa una mano en estas haciendo que no las viera de manera tan directa.
—Tranquilo... respira, estarás bien... yo te estaré cuidando —diría para calmarlo un poco—, la vez que te vi finalizando esa rutina en barras paralelas... no estabas usando tu equipo... solo vendas en tus dedos ¿Era por eso?...
Todoroki al oírlo se quedaría quieto y luego lo vería con cierta sorpresa, al parecer si recordaba cuando lo encontró usando por última vez un elemento. Vería sus manos y luego las apretaría en puños, efectivamente tenía razón, desde el accidente no había usado su equipo de gimnasia, ya no se sentía seguro con ellas.
—Sí, no las he usado desde... aquel día.
Suspira, se sentía algo patético al no poder ponerse unas simples muñequeras, cintas y otras cosas de seguridad.
—No las quieres usar ¿Verdad?
El medio albino negó con la cabeza y Katsuki sin decir nada se aleja, eso lo haría apretar los labios y arquear un poco las cejas, seguro que lo estaba decepcionando, pero no podía hacer mucho, sentía un gran peso sobre sus pies, no sabía si podría alzarse en el aire como antes, había pasado como un año desde que se accidentó, se había recuperado bastante bien, pero no sabía si podría volver a ser él mismo.
Sus pensamientos se hacían un enredo y todo se veía más oscuro, incluso el aire se hacía denso, estaba perdiéndose en recuerdos y pensamientos hasta que un rubio ceniza le entrega otro equipo de gimnasia, era el suyo.
—Ten, usa el mío.
—¿Eh?-
—Si tan malos recuerdos te trae el tuyo entonces crea nuevos recuerdos con los míos, no pienses de más, solo imagina que esta es tu primera vez haciendo gimnasia.
El equipo de Bakugō se veía algo gastado, pero igual parecía que los cuidaba bastante, se había quedado procesando lo que le acababa de decir el menor, no sabía cómo olvidar lo del pasado, pero si se lo había pedido entonces tendría que hacer caso. Se quitaría su equipo y lo dejaría a un lado para luego usar el de Katsuki.
Con aquellos guantes, muñequeras y cintas se sentía diferente, por alguna razón sentía como si tuviera las manos del menor sosteniendo las suyas, esa sensación lo dejaba más tranquilo, pero de todos modos lo hacía temer a lo que podría pasar en los aparatos.
—¿Mejor?
—Sí...
—Entonces empecemos, ¿Qué aparatos sabes usar?
—Mm... todos...
—Ah, de acuerdo, entonces empecemos con- espera ¡¿Todos?! —expresó bastante impresionado, pensó que solo sabía usar las barras paralelas y salto.
—Sí, todos.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Nunca preguntaste.
Ante esa pregunta entrecierra los ojos y lo ve con molestia, al parecer nunca lo hubiera dicho si no se lo preguntaba, aunque tenía algo de sentido, si lo decía de la nada sonaría bastante presumido de su parte.
—Bueno, entonces ¿Cuál es el más fácil para ti? —cuestiona el gimnasta cruzándose de brazos mientras que lo veía curioso.
—Mm... ¿Caballo con arcos?
—Entonces vamos con ese.
Comentó para caminar ambos hasta dicho aparato, es cierto que era relativamente sencillo, pero era mucho uso de manos y balance. Todoroki se quedó viendo el elemento y luego de un suspiro se acercó más y se subió dispuesto a hacer una rutina corta y básica, no le tenía miedo a ese, pero si que le daba pavor llegar al elemento de salto.
El bicolor termina la rutina, pero a la hora de clavar la caída parece cambiar de opinión en el último momento y solo hace una salida simple y da medio paso hacia el lado para no caer, definitivamente a ojos de jueces sería un principiante que no debería estar en concursos, pero apenas iban comenzando y no habían jueces estrictos viendo, solo Katsuki.
—Fue terrible ¿Verdad?... —cuestiona el medio albino con la mirada en la colchoneta.
—Siendo sincero, es mejor de lo que esperaba, pensé que se te haría difícil incluso subirte a este, pero manejaste la rutina bien, tus manos siguen siendo ágiles y habilidosas a pesar de haber hecho una rutina básica, el problema fue la salida... —diría con cierta honestidad.
—Lo sé...
El mayor desvía la mirada, si sabía de todos los errores que cometió, ya tenía una salida pensada, pero el miedo de herirse lo hizo cambiar de idea al último momento para luego terminar igual de mal, al menos su columna y sus piernas no sufrieron daño alguno.
—¿Otra vez?
—Sí... —dijo acercándose al rubio ceniza para abrazarlo y respirar el aroma de su cuello.
—¿Ya te cansaste?
—No, solo quiero un poco de motivación —dijo aún aferrado a su cuello, quería sentir que tenía en donde apoyarse emocionalmente.
Después de eso continuarían practicando con el caballo con arco, todo estaba relativamente bien, mejoraba con cada rutina que hacía, pero las salidas seguían siendo algo complicadas para el bicolor. Era comprensible al haber sufrido una lesión tan grande en la zona de la columna y piernas, técnicamente era un milagro que siguiera haciendo gimnasia.
Terminando las dos horas que tenían de permiso para usar el gimnasio limpiaron algunas cosas, cerraron el lugar y devolvieron las llaves, tenían que regresar a sus casas, pero al ser fin de semana no había prisa.
—¿Quieres venir a mi casa?
Cuestiona el bicolor viendo al menor de reojo, este se encontraba viendo a detalle su equipo de gimnasia, los colores azules y blancos eran simples pero combinaban bastante bien con el uniforme de gimnasia.
—¿Están tus familiares? —cuestiona el rubio sin quitarle la mirada al objeto en sus manos.
—Supuestamente no, Natsuo está trabajando, Fuyumi fue a la casa de una amiga para pasar el rato, mi madre seguro que está, pero no sale mucho de su habitación y si lo hace generalmente está en el jardín.
—¿No vives con tu padre?
—Mm... sí, pero suele trabajar bastante también —diría desviando la mirada, al parecer estaba algo resentido con su progenitor... con esa mirada se sabía todo.
—¿No sueles hablar con él?
—No desde mi accidente... —confesaría, no era cómodo hablar de ese tema, pero siendo su pareja no podía no decirle ciertas cosas.
—¿Por qué?
—Recuerdo que en mi accidente mi padre desde la gradas solo se cubrió el rostro y negó con la cabeza... creo que en lugar de preocuparse solo logré decepcionarlo, desde entonces no hemos tenido una buena relación.
Aquellas palabras obviamente lograron ofender al rubio ceniza, no comprendía cómo es que un padre no se preocupara por su hijo en esas condiciones, el dolor era inimaginable, pero evidentemente al no sentirla pensaba que era una exageración.
—Ese viejo desgraciado... —musitó a lo que él bicolor solo soltó una risa.
—Tranquilo, ya lo superé... un poco, igual mi padre nunca fue de esos ejemplares a los que les agarras cariño.
—Si yo lo tuviera de frente probablemente le echaría en cara lo mal padre que es y me darían ganas de golpearlo...
—Jaja, a mi también me gustaría hacer eso, pero nunca lo he enfrentado... hasta el día de hoy todo se ha mantenido como la vez que me accidenté... no creo poder volver a cómo era antes...
—¿Y estás bien así? —cuestiona ladeando un poco la cabeza para ver mejor la expresión del mayor.
—Creo que sí, igual no tengo mucho que decirle.
—¿No te gustaría decirle nada más?...
—Quizás decirle que no soy perfecto, siendo humano puedo romperme huesos y sentirme mal emocionalmente...
—Deberías decírselo...
—Creo que antes regresaría a la gimnasia que poder razonar con él civilizadamente, es muy terco —el rubio ceniza se reiría un poco.
No dudaba de que a veces algunos padres podían ser algo estrictos, exigentes, apáticos, entre otras negativas, pero no todos eran así y si lo eran, en algún momento llegaban a cambiar.
Al final terminaron yendo a la casa del bicolor para pasar la tarde como cualquier otro día, querían disfrutar de la tranquilidad mientras aún la tenían.
Continuará...
NarikoHN
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