• Capítulo 30 •
-Al parecer antes de que te fracturaras el índice y el dedo del medio tenías un esguince de muñeca, ¿Cómo es que practicabas con dolor?
-No pensé que fuera nada grave...
-Puede que no parezca grave, pero si seguías entrenando probablemente tu muñeca habría necesitado una cirugía -comentó cruzándose de brazos-, ahora le pediré a tu padre que te compre una férula para tu recuperación, también te recetaré unos antiinflamatorios.
-¿Qué pasa si quiero participar en la siguiente etapa del concurso de primavera?
-Mm... a ver Katsuki kun, en los esguinces de muñeca hay tres tipos de grados, el primero es el más leve, se cura fácilmente con descanso ya que los ligamentos están estirados, el segundo ya necesita de más cuidado porque los ligamentos ya están parcialmente rotos, y en el tercer grado los ligamentos están completamente rotos y la recuperación será más difícil y tardará más -explicó el médico-. Tú estás en el segundo grado, si participas en el concurso habría una gran posibilidad de que tus ligamentos terminen de romperse.
-Oh... ya me quedó muy clara la idea, no necesita decirme nada más.
-Espero que seas paciente, tienes que descansar seis semanas, si no lo haces ve mentalizándote para una operación.
-Tch... -chasqueó la lengua mientras apartaba la mirada con molestia.
-Ten, es un certificado médico, no hagas mucho esfuerzo -suspiró el médico entregándole un papel.
-De acuerdo... -aceptó el rubio ceniza recibiendo el documento para luego doblarlo y guardarlo en su maleta.
-Las indicaciones de tu cuidado se las estaré mandando a tu padre para que vea si cumples con el tratamiento para recuperarte bien.
-Pareciera que me conoce.
-Suelo hablar un poco con tu padre y cuando platicamos de hijos siempre menciona lo descuidado que puedes ser con tu salud.
-Ah... tiene sentido.
-Cada dos semanas tienes que venir para hacerte un chequeo y ver si tu muñeca está mejorando.
-Ok, ¿Eso es todo? -cuestionó levantándose de la silla enfrente al escritorio del médico.
-Sí, ya te puedes retirar.
-Entonces supongo que lo veré en dos semanas... -se despidió caminando hasta la salida.
-Sí, nos vemos, ve con cuidado.
-Ajá -suspira y sale del consultorio.
-Estos jóvenes de hoy en día... -suspiró el adulto negando levemente la cabeza, Las generación que se formaban cada vez eran más descuidadas con su salud.
Ya había pasado una hora y poco cuando salió del club de gimnasia, supuso que el bicolor probablemente seguiría ahí así que pensó en regresar a la preparatoria, pero no avanzó ni tres pasos cuando se dio cuenta de que no tenía un buen motivo o excusa para regresar en lugar de ir directo a su casa a descansar.
Observó su celular, no había recibido ninguna llamada o mensaje del mánager, tal vez estaba ocupado... no sería agradable molestarlo mientras está en el club.
Suelta un suspiro silencioso y se da la vuelta en dirección hacia su casa. El cielo se veía despejado, le gustaba el clima de la primavera, pues, siempre tenía un sol brillante y brisa fresca, aunque la lluvia por las noches no eran del todo su agrado.
-Así que seis semanas... -susurraría el rubio ceniza con la mirada en el suelo.
Seis semanas que pudo haber usado para entrenar y prepararse apropiadamente para las regionales, ahora con esa clara indicación de descanso no puede hacer nada más que hacer estiramientos y fortalecer sus manos.
-Parece que te queda bien -comentó Masaru observando cómo le quedaba la férula a su hijo, agradecía enormemente que las vendieran en una farmacia cercana.
-Duele un poco...
-Eso te pasa por andar de descuidado en tus entrenamientos -regañó su madre.
-Será mejor que te acostumbres a usarla todos los días hasta que tu mano se cure -suspiró el castaño.
-Ya lo sé... pero ¿Cómo se supone que escriba bien con esto?
-Tendrás que dejar de escribir por lo menos dos semanas hasta que tu mano esté mejor, son indicaciones del médico, ¿Compraste tus medicamentos?
-Sí...
Se veía de lejos la preocupación de sus progenitores, todos sabían que ese deporte era bastante riesgoso, pero si era lo que le gustaba al rubio ceniza no podían hacer nada contra sus decisiones.
-Iré a descansar -dijo el menor poniéndose de pie para luego subir a su habitación, no quería ver a sus padres preocupados por él.
Apenas cierra la puerta de su habitación se apoya en la puerta y se deja caer lentamente hasta quedar sentado, parecía que por unos instantes el tiempo se detuviera, no sabía que hacer, ya empezaba a sentir una pequeña comezón en la mano con la férula, su pulso se aceleraba, estaba bastante inquieto y podía sentir como empezaba a temblar aunque no tuviera frío.
Era una sensación rara, quería correr, pero no sabía a dónde, le faltaba un poco el aire y sudaba a pesar de estar sentado sin hacer nada.
-Mierda... -maldice sin entender la situación.
¿Estaba enfermo? ¿Por qué de la nada se sentía tan mal? ¿Debía preocuparse por eso?
Poco a poco se recuesta en el suelo y respira agitado, cierra los ojos y con el ceño fruncido intenta calmarse, pero se le hacía imposible.
-Todoroki...
No le fue nada fácil mantener la calma, estaba preocupado y no sabía lo que podría suceder en un futuro. No recuerda en que momento se durmió, pero cuando despertó lo primero que vio fue el rostro del bicolor mirarlo neutro, tal vez un poco preocupado. Observó un poco sus alrededores estaba en su cama cubierto hasta el cuello aún con el uniforme de la academia.
-¿Cuándo llegaste?... -preguntó el menor sosteniendo su cabeza.
-Hace no mucho, no contestabas a mis mensajes ni llamadas así que vine para ver si todo estaba bien.
-Estoy bien.
-¿Y por qué estabas en el suelo?
-Estaba muy cansado como para ir a la cama, me desplomé apenas cerré la puerta.
-No te creo -fue directo.
Katsuki lo observó tranquilo y luego apartó la mirada, no sabía cómo explicar lo que había sentido, pero supuso que solo podía tratarse de algo que siempre había oído.
-Ansiedad -respondió el gimnasta no muy seguro- creo que fue eso...
-No suena como algo descabellado -suspiró el mánager-, eres un deportista lesionado, cualquiera sentiría ansiedad al no saber lo que sería de ellos sin lo que aman.
-Es la primera vez que experimento algo como eso.
-Tranquilo, yo estoy aquí, contigo -dijo muy suave, su voz parecía acariciarlo con gentileza.
-De acuerdo... -respondió el menor mientras que apartaba la mirada, el ambiente cambió bruscamente en segundos-, me duele la mano... creo que la férula está algo ajustada -cambio de tema.
-Déjame acomodártela, tu madre me mandó las instrucciones de tu cuidado por mensaje así que será más fácil ayudarte, incluso, antes de que despertaras traje hielo para tu mano.
-De verdad que no entiendo cómo es que te llevas tan bien con la bruja...
-Es que soy encantador -presumió con una leve sonrisa mientras que tomaba el brazo con la férula y la quitaba con cuidado.
-Que gracioso -dijo con sarcasmo mientras que rodaba los ojos.
-Si no tuviera mi encanto no estarías conmigo.
-... Cállate... -lo había dejado sin palabras.
Todoroki era un caso raro de estudiante de preparatoria japonesa, pero sin duda alguna era entretenido estar a su lado, siempre decía cosas raras o inteligentes.
-Dime si te duele...
Las manos del bicolor pasaron suavemente desde el antebrazo del ajeno hasta la punta de sus dedos, masajeaba suavemente toda la zona para estimular un poco los nervios y músculos. No tardó mucho en colocar también la bolsa con hielo que había traído antes.
Katsuki observaba con atención todo lo que hacía el ajeno y la verdad le gustaba sentir sus manos pasar por su brazo o mano. Así como tenía una vibra pacífica sus manos transmitían la misma tranquilidad.
-Oye... -llama el bicolor haciendo que el menor alce un poco la mirada-, ¿Por qué fuiste al hospital sin mi?
-Ah... eso.
-Ni siquiera dejaste un mensaje.
-No pensé que me acompañarías.
-¿No querías que te acompañe? -cuestionó el mayor ladeando un poco la cabeza.
-Eh... no recuerdo habértelo pedido.
-Pensé que era algo evidente al ver que llegaste al entrenamiento del club.
El gimnasta se queda pensativo, en cierta parte el ajeno tenía razón, no había motivo alguno para que se haya presentado a los ensayos, la excusa de su falta se las pudo haber dado el mánager que sabía exactamente su situación, no podía entrenar y no tenía nada que hacer. En pocas palabras su asistencia había estado de más.
Pensó que de manera inconsciente le estaba pidiendo al heterocromático que lo acompañe porque la idea de ir solo no era muy llamativa.
-Oh... pues, tal vez si quería que me acompañes -admitió.
-¿Y qué pasó? ¿Por qué cambiaste de opinión?
-Digamos que cierta persona tuvo que ver con mi cambio de planes.
-Fue Shinsō ¿Verdad?
-Creo que era de esperarse, no hablo con nadie más... o al menos nadie más se me acerca.
-Bueno, Midoriya se te acerca, pero tú prefieres mantener esa rara rivalidad con él, deberías hacer las paces con él ¿No crees?
-Tch, no prometo nada, ese nerd me enoja...
-Con que lo intentes está bien para mi -sonrió el bicolor dando unas pequeñas palmaditas en el cabello del menor.
Continuará...
NarikoHN
Perdonen la tardanza, estuve algo ocupada QwQ.
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