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CAPÍTULO CINCO
[RAVKA]

















Al amanecer, Esmerald despertó sintiendo que la travesía que comenzó con Alina Starkov y su acompañante llegaría a su final.

Aparecerían en Ravka, Sturmhond la entregaría a quien los contrató y volverían su vida al mar.

— Vaya creo que alguien ha despertado temprano hoy — se burló Sturmhond acercándose a Esmerald.

— Mentiría si dijera que no estoy feliz — Solovyov cerró sus ojos.

Sturmhond la miró, cuando estaba feliz su semblante estaba relajado, no les gritaba o saca su espada para amenazar a alguien en la tripulación.

— ¿Qué te mantiene tan feliz el día de hoy?

— ¿Qué no es obvio? — Esmerald lo miró cruzándose de brazos. — La Invocadora y su amigo se marchan hoy.

Sturmhond no pudo evitar sonreír al escucharla, su apuesta con Tolya al parecer tenía sentido, Esmerald estaba celosa.

— ¿Estás celosa? — se burló el Corsario. — Tranquila Esmerald, siempre serás mi chica favorita — Sturmhond le guiño un ojo.

Esmerald rodó los ojos al verlo.

— No me digas que no has visto que los problemas comenzaron cuando ellos subieron al barco, son un imán para atraer los problemas — se volteo de nuevo la chica Solovyov.

Sturmhond se acercó a ella poniéndose detrás suyo.

— No se de que me hablas.

— Son más problemáticos que en aquella ocasión que tú quisiste jugar tiro son blanco con los volcra dentro de la sombra — recordó Esmerald.

Sturmhond soltó una carcajada.

— Gracias por recordarlo ahora con la Invocadora tal vez podamos intentarlo de nuevo.

— Es una locura.

Esmerald se giró una vez más chocando con Sturmhond que estaba detrás suyo. No le parecía extraño estar de esa forma con el corsario antes ya lo habían estado, pero sentía que había algo diferente.

Sturmhond se acercó a ella rozando sus labios con la oreja de la castaña. — Sigues siendo mi chica favorita.

Sturmhond se marchó dejando a Esmerald en el borde del barco. La chica lo vio acercarse a Alina y su Rastreador.

— Creí que habías dicho no sentir nada por Sturmhond — Tolya se acercó a ella. — Vi esa escena.

— ¿Y la celosa soy yo? — se burló Esmerald.

Tolya rodó los ojos empujando un poco a Esmerald.

— No intentes engañarme, Esmerald.

— ¿Cuantas veces tengo que decirlo, Tolya? — Esmerald puso sus manos en la cintura formando una jarra. — No me gusta Sturmhond.

— Repítelo hasta que lo creas. — se burló Tolya.

Esmerald no pudo responder, el grito de Sturmhond los sacó de sus peleas.

— ¡Prepárense para el desacople!

Tamar, Tolya y Esmerald brincaron hacia el barco: el colibrí.

Sturmhond bajo una palanca bajo la mirada de Alina y Mal.

— ¡Mástil secundario liberado! — gritó Sturmhond.

Un miembro de la tripulación, un Etherealki comenzó a desviar el viento impulsando las velas del barco.

Se sentía como un tirón debajo de ellos, y sabían a que se trataba, excepto los recién llegados.

— Icen vela secundaria — gritó Sturmhond.

El barco se despegó, dejándolos al aire y la sensación de ser levantados podría abrumar a más de uno. Esmerald vio como Alina corrió a sentarse tal y como ella lo hizo la primera vez.

— Tienes que calmarte — aconsejo Esmerald. — Disfrutar de esto y así no sentirás que tus pies están lejos del suelo.

— ¿No vas a intentar matarme de nuevo? — preguntó Alina mirando a Esmerald.

— Por el momento no.

Mal se acercó a ellas para llamar a Alina y que viera todo a su alrededor, Esmerald se marchó para ir junto a Tolya a quien empujó con su cadera al estar cerca.

— Los aires siempre pueden calmar las asperezas — bromeó Tolya.

— ¡Capitán! — gritó Tamar. — ¡La sombra está cerca!

— Te apuesto a que puedo matar más Volcra que tú — Esmerald miró a Tolya quien ya la estaba viendo.

— En tus sueños — se burlo Tolya. — Yo ganare.

Esmerald inspeccionó su ropas buscando las armas que había traído, estaban todas.  Las batallas en la sombra jugando con los Volcra eran una mezcla de adrenalina y miedo, pero bueno, siempre estaban al borde de la muerte, era Ravka.


















El colibrí estaba por adentrarse a la sombra.

Estar dentro de aquella nube oscura ya no asustaba tanto a Esmerald como debería, tal vez la primera vez si, pero con el tiempo se fue acostumbrando, además siempre apostaba con Tolya.

— Odio este paso — se quejó Mal.

— Solo es un poco de oscuridad y monstruos salvajes — respondió Sturmhond.

— Claro — habló Esmerald. — Como estamos en medio de un jardín. ¿Como no amarlo?

Tamar le lanzó un arma a Sturmhond. Esmerald sacó un arma de su abrigo.

— Es un buen día para matar Volcra. — dijo Tamar sacando otra arma.

Tolya levantó su mano llevándola a su boca como si estuviera tocando una flauta, Esmerald hizo lo mismo, era su pequeño saludo secreto deseándose suerte. Al lado estaba Tamar quien le guiñó un ojo.

— Prefiero un baño caliente y un libro de poesía — habló Tolya.

— Primero jugamos tiro al blanco — propuso Esmerald.

Esmerald y el resto de la tripulación vio como Alina extendió sus brazos intentando destruir la sombra. El espectáculo de luz deslumbraba los ojos de todos, era diferente a la  invocación que vio en el barco por el amplificador, no iba a admitir en voz alta que estaba asombrada o incluso maravillada.

El destello de luz que tenía Alina comenzó a decaer ante los ojos de todos.

— ¿Alina? — preguntó Mal.

— ¿Qué sucede? — gritó Sturmhond.

— ¿Alina? — Esmerald dio un paso al frente.

— ¡Alina!

Alina había caído al suelo quitando la luz que había estado deteniendo a los Volcra. Esmerald sacó su espada armándose bien con ella y en su otra mano tenía el arma.

— ¡Kovu, sácanos de aquí! — grito Sturmhond al ver a los Volcra acercarse.

Los Volcra se acercaron, Tolya y Tamar comenzaron a pelear con uno, Esmerald le disparaba a otro en la lejanía ganando el tiempo suficiente para que pudieran sacarlos de allí.

Sturmhond se acercó a Esmerald cubriendo su espalda y ella la del corsario. Las balas salían de sus Armas al ver que un Volcra se acercaba a ellos.

Esmerald seguía mirando buscando algún otro que se acercara, Alina se recuperó y quitó al último Volcra cerca de ellos.

Salieron hacia Ravka, pero el colibrí salió dañado estaban por estrellarse.

— Kovu inicia el descenso — ordenó Sturmhond. — Preparense para aterrizar.

Esmerald se agachó, sintió el golpe del colibrí contra el suelo al caer este soltó chispa y jumó al caer arrastrando consigo la tierra debajo suyo.

Esmerald cayó al suelo, Sturmhond que estaba cerca de ella la agarró para evitar que se golpeara la cabeza con el costado del barco.

— ¿Están todos bien? — preguntó Sturmhond inspeccionando a su acompañante.

Varias quejas se escucharon por el golpe, respiraciones también.

Esmerald se levantó con aguda del corsario, Tolya bajo primero ayudando a Tamar y Esmerald. La chica vio a Kovu en el suelo lejos de ellos, se acercó para verificar su pulso.

— Que los santos te reciban, Kovu — susurro Esmerald.

Volvió a acercarse a Tolya y Tamar al ver al Primer Ejército caminar en dirección a ellos, no sería una buena señal.

— Parece que tendremos una tradicional bienvenida ravkana— dijo Tolya.

— Entraron ilegalmente a suelo ravkano. Identifíquense.

Sturmhond bajó del colibrí. — Yo me encargo.

Esmerald frunció el ceño al verlo quitarse el cinturón y abrigo.

— Identifíquense o les disparamos.

— ¿He cambiado tanto, Raevsky? — preguntó Sturmhond. — Se que han pasado varios años, pero dicen que sigo siendo apuesto.

— No puede ser.

— Si, así es.

Esmerald tomó el abrigo de Sturmhond que Tolya te extendió.

El corsario que ahora vestía un traje del primer ejército se acercó hasta el hombre que llamó Raevsky.

— Moi Tsarevich. Mi príncipe — el hombre se arrodilló ante Sturmhond.

El resto de los hombres del primer ejército le siguieron causando aún más la confusión en Esmerald.

Esto debía ser una locura.

— Habíamos perdido la esperanza. — se saludaron. — Les presentó a Nikolai Lantsov, mayor del regimiento 22, soldado del ejército real, gran duque de Udova y segundo hijo de su real majestad, el rey Pyotr Tercero, soberano del Trono del Águila Doble.

— Y en tus palabras según recuerdo, el soldado mas inútil que tuviste la desgracia de comandar — dijo Sturmhond o Nikolai, ya no sabía quien era. — A tu servicio, quería volver antes pero la necesitaba, les presento a mi estimada compañera de viaje, ex cartógrafa y a veces Santa, Alina Starkov. 

Esmerald vio a Tolya y Tamar quienes no demostraban sorpresa alguna. Ellos ya lo sabían.

— Sol Koroleva, dijeron que habías muerto.

Alina se acercó a Nikolai, pero no hubo un saludo, ella lo golpeó en la cara, con todos los miembros del Primer Ejército presente.

Esmerald dejó caer el abrigo de  Sturmhond al piso, empujando a Tolya al pasar. Acercándose hasta al que antes conoció como el corsario y al igual que Alina, le propinó un golpe en la cara.

— Mentiroso — lo abofeteo. — Embustero.

Tolya corrió hacia Esmerald alejándola de Nikolai, el hombre sobaba sus  mejillas que fueron golpeadas por Alina y Esmerald.

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