Hazel

- Estás equivocado.- dije.

- Si no me quisieras hubieras hablado o hubieras dicho algo.- dijo.

Su agarre se hizo más fuerte alrededor de mi cintura y volvió a besarme. Harry comenzó a desabotonar el cuello de mi uniforme y de la nada separo sus labios de mi.

- Puedes tocarme Hazel.- dijo tomando mis manos y llevándolas a su pecho.

- Harry...esto está mal.- dije.

- Te deseó Hazel, te necesito.- dijo besando mi cuello.

Cuando termino de desabotonar mi uniforme callo al suelo; Harry se separó para mírame de pies a cabeza. El tomo su camisa para quitársela y dejarla en el suelo para volver conmigo.

- Eres perfecta.- dijo y volvió a besarme.

Mis labios no querían dejar de besarlo; llegó el momento que hasta yo le continuaba el beso. Harry llevo sus manos a mi espalda para quitar mi corpiño entonces Harry comenzó a bajar sus besos por mi cuerpo.

-Harry...

Mis manos se enredaron en su cabello...oh su suave cabello. Tome su rostro y lo acerqué a mi para besarlo; ambos comenzamos a caminar hasta ambos caer a la cama. Harry llevo sus labios a mi cuello y se levantó de la cama para quitarse su ropa por completo. Cuando volvió a la cama fue el momento en que pude sentir su piel. El llevo sus manos a mi ropa para quitarla también y ambos estábamos sintiéndonos por completo.

Nos separamos para mirarnos a los ojos; sus ojos eran como dos gemas resplandecientes con la luz de la luna que se asomaba por las ventanas.

- Eres mía.- dijo.

Nuestros suspiros se mezclaban mientras ambos nos hacíamos un solo cuerpo. Mis manos recogían su espalda fuerte y las suyas estaban en mi espalda levantándome de la cama y juntándome más con el. El ambiente se volvió más caliente y nuestras manos se juntaron en la cama mientras sus movimientos iban más rápidos. Hasta que ambos llegamos juntos al climax y dimos un último suspiro.

No nos movíamos...solamente nos mirábamos; Hasta que Harry llevo sus labios a mi clavícula para darme un beso que seguramente dejo una marca. Nuestros cuerpos estaban sudados y Harry se movió a mi lado y mientras lo hacía noto algo.

- Las sábanas tienen sangre.- dijo y me miró.

Al no decir nada; el tomo la sabana y nos tapó a ambos y al llegar a mi se puso una mano en su cabeza para mirarme otra vez.

- ¿Fui tu primero?- pregunto.

- Si.- respondí.

- Eso me alegra...que nadie más estuvo dentro de ti...solo yo.- dijo.

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