「WE ARE BACK」

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Mayo, 2042

El sonido de la risa resonaba en los jardines de Anmer Hall mientras la familia disfrutaba de una tarde soleada. Edward y Frederik competían en una carrera improvisada, mientras Sebastian observaba con una sonrisa, animando a sus hermanos mayores. Francesca, la única hija de Victoria y Christian, observaba la escena desde una hamaca, disfrutando del momento de paz familiar

Era un día perfecto, uno de esos momentos que Victoria atesoraba. Sentada junto a Christian, ambos observaban a sus hijos con orgullo y amor

—¿Recuerdas cuando éramos tan despreocupados como ellos?— preguntó Christian, tomando la mano de Victoria

—Sí, parece que fue hace una vida— respondió Victoria con una sonrisa melancólica. —Esos días en Dinamarca, antes de todas las responsabilidades

—Ahora tenemos nuestra propia familia para cuidar— dijo Christian, apretando suavemente su mano—Y lo estamos haciendo bien."

Julio, 2042

Dos meses después, Victoria estaba en su oficina en Anmer Hall, revisando unos documentos. Aún podía sentir la tensión en el aire después del incidente que había sacudido a la familia durante el Trooping the Colour

—Eso fue un déjà vu— pensó Victoria, recordando la mirada de terror en los ojos de sus hijos. Era un eco de un miedo que había sentido antes, una amenaza que parecía seguirlos sin importar dónde estuvieran

El atentado había sido rápido y sorpresivo. Un disparo resonó en el aire durante el desfile, dirigido directamente hacia Edward. El joven príncipe, con apenas 17 años, había sido alcanzado en el brazo. La seguridad había actuado de inmediato, asegurando el área y evacuando a la familia real

Afortunadamente, Edward había sido herido solo superficialmente. El disparo había atravesado su brazo, pero no había tocado ningún órgano vital. La rápida respuesta médica y la atención en el hospital habían asegurado su recuperación

Victoria dejó escapar un suspiro mientras firmaba el último documento. Edward estaba bien, pero el incidente había dejado una marca profunda en todos ellos. La seguridad se había reforzado, y había una vigilancia constante alrededor de la familia. Sin embargo, el incidente había servido como un recordatorio brutal de la vulnerabilidad de su posición

Mientras Victoria se levantaba y se dirigía a la sala de estar, encontró a Edward sentado en el sofá, leyendo un libro. Su brazo aún estaba vendado, pero su espíritu parecía inquebrantable

—¿Cómo te sientes?— preguntó Victoria, sentándose a su lado

—Mejor, mamá—respondió Edward, mirándola con una sonrisa.—No te preocupes tanto por mí. Estoy bien

Victoria le acarició el cabello, agradecida de tener a su hijo con ella

—Siempre me preocuparé por ti, Edward. Es mi trabajo como madre

—Mamá, ¿crees que podremos ir de vacaciones este año? Las de verano están a punto de empezar y siempre es una tradición— preguntó Edward, mirando a su madre con esperanza

Victoria frunció el ceño, su preocupación evidente.

—No lo sé, Edward. La seguridad sigue siendo una prioridad. Además, después de lo que pasó...

Edward insistió

—Pero mamá, ya me siento bien. Y es importante para nosotros ver a la familia. Quiero ver a mis primos, al tío Albert y a la tía Isabella

Justo en ese momento, Frederik, Francesca, y Sebastian aparecieron en la sala, uniéndose a la conversación

—¡Sí, mamá! Nosotros también queremos ir a Dinamarca— dijo Frederik, con Francesca y Sebastian asintiendo vigorosamente

—Por favor, mamá— agregó Francesca. —Extrañamos a la familia y siempre es divertido estar todos juntos

Victoria miró a sus hijos, su corazón luchando entre el deseo de protegerlos y la necesidad de mantener las tradiciones familiares

—No estoy segura de que sea seguro todavía," dijo, tratando de mantener su firmeza

Christian entró en la sala, observando la escena

—¿Qué pasa aquí?—preguntó, viendo las caras esperanzadas de sus hijos

—Estamos tratando de convencer a mamá para que nos deje ir a Dinamarca— explicó Sebastian

Christian sonrió y se acercó a Victoria

—Amor, quizás deberíamos considerar esto. Los niños necesitan ver a su familia y mantener nuestras tradiciones. No podemos mantenerlos protegidos para siempre

Victoria suspiró, mirando a sus hijos y luego a Christian

—Pero la seguridad...

—Lo entiendo— dijo Christian, tomando su mano—Pero también debemos confiar en que hemos tomado las medidas necesarias para mantenerlos a salvo. Además, ellos necesitan esto

—Sí, mamá—insistió Edward. —Prometemos ser cuidadosos y seguir todas las indicaciones de segurida

Finalmente, Victoria cedió, mirando a su familia con una mezcla de preocupación y amor

—Está bien, podemos ir a Dinamarca. Pero debemos asegurarnos de que todas las medidas de seguridad estén en su lugar

Los niños celebraron con alegría, abrazando a sus padres. Victoria sonrió, sintiéndose un poco más tranquila al ver la felicidad en sus rostros. Sabía que siempre habría riesgos, pero también entendía la importancia de permitirles vivir sus vidas plenamente y mantener las conexiones familiares que tanto valoran.

Esa noche, Victoria se encontraba en su habitación, hablando por teléfono con su primo mayor, Albert, el futuro rey consorte de Dinamarca al casarse con Isabella.

—Vamos a Dinamarca después de todo— le dijo Victoria, sintiéndose un poco más tranquila al compartir la noticia.

—Me alegra oír eso—respondió Albert —Siempre es bueno pasar tiempo en familia, hacer esas cosas juntos. Me hace feliz que vayamos a vernos, ya han pasado un par de meses

—Sí, es importante— coincidió Victoria.—Además, los niños están emocionados de ver a sus primos y a ustedes

—Y nosotros también estamos deseando verlos—dijo Albert con calidez. —Especialmente ahora que tú serás la próxima reina de Inglaterra, y yo seré el próximo rey consorte de Dinamarca. Es bueno mantener nuestras conexiones fuertes

Victoria sonrió, agradecida por el apoyo de su primo

—Lo sé. A veces todo esto parece tan abrumador, pero tener a la familia cerca lo hace más llevadero."

—Claro— respondió Albert—Y recuerda, siempre estamos aquí para apoyarte. Este viaje será bueno para todos nosotros, para relajarnos y reconectar

—Gracias, Albert. Realmente lo aprecio— dijo Victoria, sintiéndose reconfortada.

Después de despedirse, Victoria dejó el teléfono y se recostó en la cama, contemplando el techo. La puerta se abrió suavemente y Christian entró en la habitación.

—¿Cómo fue la conversación con Albert?—preguntó, acercándose a la cama

—Buena— respondió Victoria.—Está feliz de que vayamos. Dice que es importante pasar tiempo en familia

Christian se sentó a su lado, tomando su mano

—¿Estás segura de esto?

Victoria suspiró.

—Me hubiera gustado que también dijeras que no era buena idea

Christian sonrió suavemente

—Sé que estás preocupada, pero los niños realmente necesitan esto. Y nosotros también. No podemos vivir siempre con miedo

—Lo sé— dijo Victoria, susurrando. —Pero es difícil no preocuparse después de todo lo que ha pasado

Christian acarició su rostro con ternura. —Te entiendo. Pero estamos juntos en esto, y sé que no puedes enojarte conmigo por mucho tiempo

Victoria no pudo evitar sonreír mientras Christian le daba pequeños besos en la frente y luego en los labios

—Tienes razón— admitió ella, dejándose llevar por el momento—No puedo enojarme contigo

Se abrazaron en la cama, dejando que la calidez de su amor disipara las sombras de sus preocupaciones

—Christian, aún recuerdo el ruido de ese día, el estruendo del disparo—confesó Victoria, su voz temblando ligeramente. —No puedo olvidar a Edward recibiendo el impacto. Cada noche sueño con eso. Por eso trato de mantener a nuestros hijos lo más seguros posible

Christian la miró con comprensión y dolor en sus ojos

—Lo sé, amor. Yo también lo recuerdo. Pero no podemos dejar que el miedo nos controle. Edward está bien, y nuestros hijos necesitan vivir sus vidas

Victoria asintió lentamente, sintiéndose un poco más reconfortada por sus palabras

—Sé que tienes razón. Es solo que... quiero protegerlos de todo

Christian la abrazó más fuerte

—Y lo hacemos, lo mejor que podemos. Pero también tenemos que dejar que vivan. Y estar con la familia en Dinamarca les dará esa normalidad que necesitan

Victoria suspiró y finalmente dejó que la tensión abandonara su cuerpo

—Tienes razón. No puedo enojarme contigo. Siempre sabes qué decir

Christian sonrió y la besó suavemente

—Porque te conozco y te amo. Y siempre estaré aquí para ti, para nosotros

Se quedaron abrazados, disfrutando de la intimidad y la tranquilidad del momento, sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier cosa que viniera