La verdad
—¿Q-qui-quieres ver a mis tíos?... —Kohaku retrocedió un paso.
¡Nunca podría haber esperado que él diría algo así! ¡¿Por qué rayos quería verlos?!
—Sí. —Él sonrió con suficiencia—. Vamos a verlos ahora.
—¡¿AHORA?!
—Todos creen que vamos a estar practicando nuestro baile para la fiesta, tenemos al menos unas dos horas, así que... ¿por qué no? A menos claro que... me estés ocultando algo. —La miró con una ceja en alto.
Kohaku comenzó a sudar frío, mirando nerviosamente a un costado.
¡Tenía que pensar en una excusa y rápido!
—C-claro que no ocultó nada... p-pero es que acabo de venir de verlos y... u-umm... s-se sentiría como un abuso a su generosidad ir sin avisar y además llevar a un invitado, ¡sí, eso! —Asintió repetidamente—. Es cuestión de educación. —Alzó mucho la barbilla.
Ja, esta era la primera vez que las clases de modales que Turquoise la obligaba a tomar le estaban sirviendo de algo.
Senku la miró con sequedad.
—Si eso es tan importante para usted, princesa, simplemente compraré un regalo para llevar a verlos, nunca es maleducado ir a visitar a alguien si llevas un regalo, preferiblemente algo de comer y algo caro. Podría comprar un collar para tu tía y un pastel de carne para compartir todos —dijo con una sonrisa altanera, como si supiera que él iba a ganarle en una batalla de modales.
Kohaku sintió ganas de estrellar la frente contra la pared.
¡¿Y ahora qué le decía?!
"No puedo llevarlo ahora, ¡¿qué tal si ve a Ruri-nee y descubre todo?! Y él es demasiado inteligente como para no darse cuenta, pero... quiero que me crea en esto..."
No quería que él pensara que estaba enamorada de otro hombre, apenas había descubierto que lo amaba y ¿ya estaba arruinando sus posibilidades? No quería eso.
Tomó aire.
"Veamos... Son casi las dos de la tarde, creo, a esta hora Ruri-nee me cuenta que ayuda a recolectar los vegetales de la granja, se pone a cocer o sale con Chrome... en ninguna de esas cosas está al frente de la granja, así que... quizás podemos ir, puedo entrar primero y le aviso a mis tíos que Ruri-nee debe esconderse y no pase nada grave... espero..."
Suspiró profundamente.
—Está bien —dijo finalmente.
.
Senku abrió mucho los ojos, sorprendido de que la princesa accediera tan fácilmente.
Creyó que iba a darle más excusas hasta hacerlo desistir, y que eso probaría que en verdad lo estaba engañando, pero... no estaba esperando esto.
"Aunque bueno, esto me dará respuestas definitivamente, comprobaré que sus excusas ridículas son falsas y... pues nada, me tragaré mi rabia y soportaré que me ponga unos enormes cuernos en la cabeza, pero espero que al menos deje de ser tan descarada al respecto y no se moleste en mentirme de que soy especial para ella..."
—Muy bien, entonces. —Asintió—. ¿Podemos usar uno de esos túneles secretos que me mencionó, princesa?
—Sí... ¡p-pero tienes que prometerme por lo más sagrado que no le dirás a nadie, Senku! ¡Nadie puede saber que me escapó del palacio o mi padre me cortará todas mis libertades! ¡Prométemelo!
—Sí, sí, sí, ya te lo había prometido antes, pero escucha: prometo no decirle a nadie de absolutamente nada que tenga que ver con la ubicación de los túneles ni de tus escapadas para ver a... tus tíos, lo prometo.
—Bien... —Ella suspiro, antes de hacer una mueca, pensativa, mirando a su alrededor—. Creo que aquí hay un túnel que lleva al jardín... del jardín vamos a la biblioteca y de la biblioteca salimos fuera del palacio.
—Muy bien, hagámoslo.
—Por suerte en la biblioteca tengo varias capas para ocultar mi identidad fuera, puedes usar una —murmuró ella mientras se acercaba a las estatuas que bordeaban una de las paredes del salón de baile.
Jaló del ala de una estatua de ángel y el muro se abrió levemente, a lo que ella le dijo que no perdiera tiempo y cruzaran rápido.
El pasadizo era estrecho y oscuro, cubierto de telarañas, incluso con algunas ratas andando de aquí para allá, pero a la princesa nada le importó y avanzó sin dudar, cosa que realmente tampoco debía sorprender a Senku.
"Esta leona derribó un caballo y se enfrentó a lobos, por supuesto que no le tiene miedo a un par de alimañas", pensó, riendo para sí mismo.
Llegaron al fin del pasadizo y la princesa abrió el muro apenas un centímetro, viendo que no hubiera nadie cerca, antes de salir y hacerle una seña de que saliera rápido.
Una vez salió cerró el muro y se alejó solo unos metros antes de abrir otro pasadizo, el que llevaba a la biblioteca, seguramente.
Pasaron rápidamente y llegaron a la biblioteca, donde la princesa rápidamente tomó unas capas de un escondite, le dio una a Senku y lo hizo cruzar al otro lado de la enorme sala, abriendo otro pasadizo, uno que iba escaleras abajo.
Cruzaron con pasos rápidos por el pasadizo mucho más extenso y Senku notó que allí no había nada de telarañas, indicando un uso mucho más frecuente.
Finalmente, salieron fuera del palacio y ella suspiro, aliviada.
—Bien, ahora ya no tenemos de qué preocuparnos, por aquí nunca pasan guardias ni nadie del palacio, ni nadie en general, mi her... eh, alguien me dijo que esto solía ser un área de entrenamiento del ejército, pero hace mucho que está abandonada —le comentó, ya comenzando a dirigirse al pueblo que se notaba a varios metros de distancia—. Ahora asegúrate de cubrir bien tu cabeza y tu rostro, no queremos que nadie nos reconozca. —Ajustó más la capucha sobre su cara.
Senku asintió, aplanando su cabello para que entrara por completo en la tela.
Llegaron a un establo con varios caballos y la princesa de inmediato saludó con familiaridad al cuidador.
—¿Te llevarás al de siempre, niña? —preguntó el hombre de mediana edad, con tono amable.
—No, esta vez vengo con... m-mi prometido... —dijo ella con una risa nerviosa, la cara algo enrojecida—. Te pediré dos caballos.
—¡Oh! Si es tu prometido, deberían llevar a Kokoro. —Palmeó el lomo de una gran yegua color café con una mancha blanca en forma de corazón en su costado—. Es mi caballo más popular, la leyenda local dice que las parejas que dan un paseo juntos en Kokoro permanecen juntas para siempre. —Le guiñó un ojo.
—¡¿E-en verdad?! —La princesa se sonrojó aún más, mirando de reojo a Senku, que rodó los ojos ante tal tontería.
—¡Claro, y es la más fuerte! Aguanta mucho peso y sigue siendo rápida, podrá cargarlos a ambos sin problemas, aunque tampoco creo que tu novio sume demasiado peso. —Rio mirando la figura delgada de Senku, que chasqueó la lengua.
—Eh... ¿Quieres ir juntos? —preguntó la princesa casi con timidez, mirándolo de reojo, su rostro más enrojecido—. E-está bien si no quieres, simplemente pediré dos caballos, pero...
Senku la miró intrigado. ¿Por qué tenía la impresión de que se moría de ganas de ir con él en ese maldito caballo por la tontería de la leyenda local?
"¿No preferirías ir con tu amado Chrome, Ruri?", pensó con sequedad, sintiéndose muy tentado a decirlo, pero debía apegarse a los consejos de sus amigos y recordar que su futuro como rey dependía de ella, tenía que mantenerla contenta.
—Está bien, llevaremos a Kokoro —dijo Senku con fastidio, sacando de dentro de su traje una bolsa con monedas de oro y arrojando tres hacia el hombre, que lo miró con los ojos muy abiertos.
—¡¿T-tres monedas de oro?!... Con una de cobre alcanza para toda una tarde alquilando a Kokoro, con esto puede comprarla a ella y a cinco más si quiere...
—Solo un paseo de un par de horas está bien, lo demás tómelo como un agradecimiento por proveer de buenos caballos a mi prometida o lo que sea. —Rascó su oído con fastidio, tomando las riendas de la yegua para sacarla de su establo.
—¡N-no sabía que ibas a casarte con un hombre tan rico, niña! ¡¿Eres de la nobleza?! —El dueño miró boquiabierto a la princesa, que solo rio nerviosa.
—¡S-solo es un... burgués, eso, sí! ¡Por favor, guarda el secreto! —dijo con nerviosismo.
—Bueno, con esto podré arreglar todo mi establo y comprar más caballos, claro que haré todo lo que usted quiera, mi lady. —Rio complacido.
El hombre los ayudó a ensillar el caballo, les dio su comida y les agradeció diez veces más antes de alejarse por fin.
—Sabes, eres una terrible mentirosa, si el hombre no hubiera estado tan feliz habría visto tu mentira a diez billones de kilómetros. —Senku rio divertido.
—¡T-tú eres el terrible mentiroso! ¿Cómo vas a darle monedas de oro? ¡Si fuera por ti ya nos hubieran descubierto! —Lo señaló acusadoramente.
—Como sea... —Se acercó para tomarla de la cintura y ayudarla a subir al caballo, pero ella retrocedió, sorprendida y más roja aún.
—¡¿Qué haces?!
—Eh... se supone que los hombres ayudan a las mujeres a subir un caballo, ya sabes. Más si están comprometidos. —Era etiqueta básica.
—Sabes que yo puedo sola, además cuando fuimos con Suika no me ayudaste.
—Cuando fuimos con Suika no me diste ni tiempo a terminar de sorprenderme cuando ya estabas cabalgando al horizonte como diosa griega. —Rodó los ojos, riendo al ver su rostro enrojecer todavía más—. En fin, tenemos público —murmuró, señalando como varios de los empleados del establo los miraban desde lejos— así que acabemos con esto. —La tomó de la cintura con ambas manos y, crujiendo los dientes por el esfuerzo físico, la subió hasta sentarla sobre el caballo.
Ella lo miró en silencio, sus ojos muy abiertos y el rostro rojo, y Senku prefirió no pensar en lo adorable que se veía y rápidamente subió al caballo, sentándose delante de ella.
Normalmente la hubiera dejado tomar las riendas, sin duda ella tenía más experiencia montando a caballo, pero según recordaba era más apropiado que el hombre fuera delante de la mujer, así que prefirió tomar el liderazgo esta vez.
—¿Saben de una zona donde pueda comprar joyas o pasteles? —preguntó al adelantar el caballo y acercarse a los empleados del establo.
—Unas ocho calles hacia allá, señor —indicó una joven, señalando al sureste.
—Gracias. —Azotó las riendas y el caballo comenzó a trotar a un ritmo moderado, y las manos de la princesa de inmediato fueron a rodear su cintura, y Senku pudo sentir su cercanía y calidez rozar contra su cuerpo.
Carraspeó, forzándose a mantenerse concentrado en el camino delante de él.
—Yo debería tomar las riendas ¿no crees? —preguntó la princesa—. No sabes el camino.
—Luego de que compremos los regalos puedes tomarlas tú, realmente me da igual.
—Muy bien... —Sintió sus brazos rodearlo un poco más y como se inclinaba hasta apoyar su mejilla sobre su hombro, poniéndose cómoda para disfrutar del viaje, totalmente inconsciente del caos que estaba desatando en la mente de Senku.
Este viaje se le haría muy largo...
.
Kohaku estaba increíblemente nerviosa por llevar a Senku a casa de sus tíos, pero... mientras estuvieran simplemente viajando, se dijo que podía aprovechar un poco el momento y acercarse un poco más a él... y él no se estaba quejando, así que se relajó y se apoyó un poco más sobre su espalda, suspirando contenta.
Casi se sintió soñolienta mientras viajaban a ritmo moderado en el caballo, hasta que finalmente Senku detuvo su andar.
—Llegamos al área comercial —murmuró él, y Kohaku se incorporó, mirando con curiosidad a las tiendas elegantes de esa zona.
—Nunca estuve por aquí... —dijo ella con sorpresa.
Había explorado mucho del pueblo, pero esa zona era cercana al palacio, así que tenía sentido que no la conociera, ya que antes tenía prohibido acercarse al palacio por pedido de sus tíos.
—Es una zona más transitada por la nobleza y gente del palacio, será mejor que mantengamos las caras bien ocultas, aquí nos podrían reconocer. —Senku ajustó más su capucha y Kohaku hizo lo mismo—. Buscaré una tienda rápido y nos iremos lo antes posible.
—Entendido.
Senku no tardó en notar una joyería y rápidamente bajaron del caballo y entraron a la tienda, donde un anciano los miró con desconfianza al verlos encapuchados.
—No tengo tiempo para mirar demasiado, muéstreme lo que sea que valga diez monedas de oro. —Sacó dichos objetos de su bolsa de antes y los ojos del anciano se iluminaron.
—¡Con gusto, mi lord! —Sacó cuatro cajas con collares de plata, brazaletes y broches para el cabello, con algunas piedras preciosas incrustadas.
—¿Qué crees que le guste a tu tía? —preguntó a Kohaku, que examinó las joyas con rostro pensativo.
—Pues... creo que este brazalete le gustaría. —Señaló a un cilindro de plata que se podía ajustar con cadenas y tenía unas piedritas verdes brillantes incrustadas.
—Bien, me lo llevó. —Senku pagó, el joyero metió el brazalete en una caja pequeña y Senku la guardó en una bolsa en su cinturón—. Bien, ahora ¿sabe de algún lugar donde vendan pasteles, tartas o algo así?
—Dos calles a la izquierda, doble a la derecha y hay una buena, mi lord.
—Gracias.
Volvieron al caballo, recorrieron las dos calles y doblaron a la derecha y vieron rápidamente la tienda deseada.
Kohaku se quedó boquiabierta, ya que ella nunca había visto tantos pasteles juntos, ni siquiera en el palacio.
—¿Nunca habías estado en una pastelería? —preguntó Senku con diversión al notar su expresión.
—No, en lo absoluto, a lo mucho vi puestos de pan y galletas, pero esto es... wow... —Sonrió, encantada.
Senku rio divertido, negando con la cabeza.
—¿Puedo ayudarlos? —preguntó uno de los chefs del lugar.
—Me llevaré ese pastel... —Señaló un pastel de crema de muy buen aspecto, con canela espolvoreada ¡y con fresas! Luego se giró hacia otro postre—. Y... esa tarta de frutas... Y deme una bolsa de galletas de chocolate y frutos secos.
—Le advierto que el precio son diez monedas de plata, joven, esta tienda es de máxima categoría y... —Se calló por completo al verlo sacar su bolsita llena de monedas de oro—. Mi lord, ¿le podría recomendar nuestra especialidad? Tarta de almendras y miel, con frutas traídas del nuevo continente.
—Como sea, empaca todo bien porque vamos a caballo. —Le dio dos monedas de oro y el chef casi se desmaya, llamando rápidamente a unos asistentes para que lo ayudaran.
—¿De dónde sacaste tanto dinero? —preguntó Kohaku, curiosa.
—Lillian me dio un par de bolsas de oro para el viaje. —Encogió los hombros.
Kohaku asintió, aunque tampoco es que estuviera tan impresionada, Ruri tenía tres cofres llenos de oro y joyas en su habitación.
Cuando iban a empacar las galletas, Senku se las quitó de la mano a los chefs y le tendió la bolsa a Kohaku, que no dudó en comenzar a atragantarse con ellas.
—¡Mmm! ¡Están buenas! ¡Mejor que las del palacio, incluso! —Sonrió felizmente.
—Supuse que te gustarían. —Rio entre dientes.
Una vez con todo ajustado en el caballo, se montaron de nuevo, esta vez con Kohaku adelante, lista para dirigir el camino.
—No vayas tan rápido, podrías arruinar los postres —advirtió Senku, sujetándose de los bordes de la silla de montar.
—¡Ja, la comida es lo único que logra hacerme bajar el ritmo, eso te lo aseguro! —Rio mientras comenzaba un trote suave.
Avanzó solo un par de metros cuando oyó un llanto ruidoso más adelante.
Tanto Senku como Kohaku miraron como en frente aparecía una mujer joven con la cara desfigurada por golpes, cargando a un bebé envuelto en mantas.
—¡Ayuda, ayuda por favor! —lloraba la mujer.
—Detente —dijo Senku de inmediato, colocando una mano en su hombro.
Sin embargo, Kohaku apenas le hizo caso, mirando de reojo a un hombre con el uniforme de guardia de palacio sentado en una banca cercana, observando atentamente a la mujer.
Kohaku apretó la mandíbula, antes de acelerar el paso del caballo, dejando atrás a la mujer llorando.
Senku jadeó, aferrándose a sus dos hombros ante el cambio de velocidad, pero evidentemente molesto.
—¡¿Qué demonios te pasa, Ruri?! ¡¿Cómo puedes pasar de largo a esa mujer con tanta indiferencia?! —reclamó, sonando decepcionado de ella.
—Daría igual si la ayudamos, de todos modos la van a golpear y no obtendrá ni un centavo —murmuró con amargura.
—¿Qué dices?...
—Mis tíos me advirtieron de este truco. —Volteó a verlo por un breve instante, muy seria—. Un guardia del palacio agarra a una plebeya joven, le destroza la cara a golpes y la manda a mendigar cerca del palacio... Debieron ver que compramos mucho en ese lugar elegante y quisieron hacernos el truco, pero si caemos ese guardia solo va a seguir usando a esa mujer y a su hijo...
—¿Y qué? ¿Solo vamos a dejar que ese imbécil se salga con la suya? Seremos los reyes, debemos poder hacer algo —masculló Senku con evidente frustración.
Kohaku sonrió ante su nobleza.
—Dudo que esté solo, por lo que tengo entendido es algo común, con muchos involucrados... Créeme que me gustaría hacer justicia yo misma, pero no creo que acabe bien. —Frunció el ceño con pesadez.
—No digo que ahora, pero... ¿por lo menos crees que puedas recordar su cara? Yo no lo vi, pero cuando regresemos al palacio podemos despedirlo o mandarlo a un calabozo o algo.
—Ja, me gusta la idea, aunque sería mejor si pudiéramos detener toda la corrupción de los soldados reales. —Negó con la cabeza—. Aunque al menos sí te aseguro que recuerdo la cara de ese, sin duda lo encerraremos.
Senku se mantuvo en silencio un momento, pensativo, antes de volver a hablar.
—De hecho, no quiero encerrarlo aún.
—¡¿Eh?!
—Cuando los soldados estén entrenando, iremos a verlos y me lo señalaras —dijo Senku, muy serio—. Cuando me lo señales, le diré a Ukyo que lo siga como su maldita sombra y averigüé quiénes son sus compañeros bastardos y todo lo que debamos saber sobre sus negocios asquerosos, y cuando sea el rey voy a asegurarme de que se pudran en los calabozos y darles una compensación a todas esas mujeres. Es lo mínimo que puedo hacer por no poder ayudar a esta chica ahora... Es algo irónico... he viajado por el mundo, pero solo entre intelectuales y gente de mucho poder, nunca estuve realmente expuesto a esta clase de suciedad y maldad... y tú, encerrada en esta isla, realmente sabes mucho más de la humanidad... Creo que en verdad haríamos un buen equipo, je.
Kohaku lo escuchó boquiabierta mientras continuaba cabalgando hacia la granja, sintiendo su corazón latir como loco ante tal nobleza y brillantez.
—Ja... te lo dije... —Sonrió suavemente—. No hay nadie más que quisiera a mi lado como mi rey... nadie más que tú.
Sintió sus manos apartarse de sus hombros como si quemaran, cosa que la hizo sentir un poco dolida, pero no iba a retractarse, porque lo que dijo era completamente verdad.
Estuvieron en silencio el resto del viaje, hasta que finalmente llegaron a la granja.
Por suerte, Ruri no estaba en el jardín del frente. Bien... hora de actuar.
Se bajó del caballo rápidamente.
—¡P-permíteme avisarle a mis tíos que llegó con un invitado, espera aquí! —exclamó nerviosamente, antes de correr hacia la puerta.
—¡Oye, espera, ayúdame con los regalos! —gritó, pero ella no le hizo caso.
Llegó a la puerta y la abrió rápidamente, entrando y cerrando tras de sí.
Solo Turquoise estaba presente en la casa, y la miró con sorpresa.
—¿Kohaku? ¿Por qué regresaste tan pronto? ¿Pasó algo?
—V-vine con Senku...
—¡¿Qué?! ¡¿Tu futuro esposo?!
—¿Dónde está Ruri?
—A-arriba, está cociendo algo para Chrome y...
—¡Dile que Senku está aquí, que no baje por nada del mundo, luego trae a Jasper y no se olviden que deben decirme Ruri ahora! —exclamó nerviosamente, antes de correr fuera y ver a Senku ya a pocos pasos de la puerta, luchando por cargar las cajas y arrastrar al caballo hasta la casa.
—¿Podrías ayudarme, leona? —gruñó con fastidio.
—¡Lo siento! —Tomó el caballo y lo ató cerca de un cubo con agua, para luego tomar un par de cajas de sus manos y dirigirse ambos hacia la puerta.
Entraron a la casa, justo a tiempo para ver a Turquoise entrando desde el jardín trasero con Jasper, discutiendo en susurros, hasta que ambos se congelaron al verlos.
—Ko... ¡Ruri! —Jasper se tensó, antes de mirar curioso a Senku—. No te esperaba de regreso tan pronto... y con un visitante.
—Tío Jasper, tía Turquoise... les presento a mi prometido, Ishigami Senku. —Lo señaló con nerviosismo.
—Es un honor. —Los dos hicieron una reverencia, antes de quedarse en un incómodo silencio que fue roto por Turquoise notando las cajas.
—Ah, les trajimos regalos, como disculpa por la visita repentina —murmuró Senku, mirando a todas partes con ojos analítico.
—Permíteme. —Jasper tomó las cajas y las acomodó en una mesita cercana.
—Deberían quitarse las capas, pueden colgarlas allí —indicó Turquoise y los dos la obedecieron rápidamente—. ¿Desean tomar té?
—Sí, gracias. —Senku asintió.
.
Se sentaron alrededor de una simple mesa de madera mientras el agua hervía y la princesa le dijo a su tía que los regalos eran postres, a lo que la mujer comenzó a sacar todo, notándose visiblemente sorprendida ante la exquisites de los postres.
—También le traje esto, madame, como agradecimiento por el cariño y cuidado que ha profesado hacia mi prometida —murmuró Senku más que nada por compromiso, sacando la caja pequeña con el brazalete y presentándolo a Turquoise.
—Oh... —Ella sonrió con evidente agrado—. No recibo joyas desde mi juventud... le agradezco, lord Senku. —Hizo una reverencia, antes de guardar la caja en un estante.
—También le agradecemos profundamente el haber salvado la vida de Ruri —dijo Jasper, con tono serio, pero sinceramente agradecido—. Ruri ya se ha convertido en otra hija para nosotros, estamos muy agradecidos.
—¿Tienen una hija biológica? —preguntó curioso.
Notó a Turquoise encajarle un codazo a su esposo y alzó una ceja, confundido.
—S-sí... p-pero ella no está aquí ahora, espero poder presentarlos algún día. —Turquoise apartó la mirada—. ¡Oh, el agua ya hirvió! —Les dio la espalda para servir el té.
—En fin... Senku quería conocerlos porque le da curiosidad a dónde voy casi todos los días —dijo la princesa con nerviosismo evidente— así que aproveche la oportunidad para presentarlos y... la verdad, eso me hace feliz... me honra que mis queridos tíos puedan conocer a mi futuro esposo... —De repente sonrió sinceramente y Senku notó como Jasper y Turquoise la miraban conmovidos.
—Espero que cuides bien de nuestra K... nuestra Ruri —dijo Turquoise mientras le daba a cada uno su taza de té—. Si la lastimas, te cazaremos.
Senku rio.
—Fuimos soldados, sabemos usar armas, te lo advierto. —Jasper lo miró mortalmente serio y la risa de Senku se extinguió por completo.
—Jasper, no lo molestes. —La princesa le arrojó con fuerza una galleta a la cara a su tío, misma que él atrapó fácilmente con solo dos dedos a un centímetro de sus ojos, demostrando unos reflejos impresionantes.
"Comienzo a entender cómo es que la princesa se volvió una leona..." pensó Senku, sudando frío.
—Entonces... ¿Ruri viene a visitarlos casi todos los días? —preguntó intentando sonar casual, para después dar un sorbo a su té, sorprendiéndose ante el buen sabor.
"Este té... es bastante caro... De hecho, es de los mismos que sirven en el palacio, ¿cómo se lo pueden permitir unos granjeros? ¿La princesa les pasa dinero?", se preguntó.
—Sí, cada vez que puede. —Turquoise asintió ante su pregunta—. Mayormente pasa tiempo con... nuestra hija biológica, cuando está en casa, claro, aunque ahora no está. —Sorbió nerviosamente de su té.
—Son como hermanas, se podría decir. —Jasper sonrió para sí mismo, antes de atrapar casualmente otra galleta que la princesa intentó arrojarla a la cara, otra vez molesta por alguna razón que Senku esta vez no entendía.
Antes de que Senku pudiera hacer más preguntas, de repente la puerta se abrió de golpe.
—¡Ruri, Ruri, tienes que venir conmigo a la herrería! ¡Tienes que ver mi super malote nuevo invento! ¡Te va a encantar, Ruri! —Un chico castaño llegó saltando y gritando como un energúmeno, antes de congelarse al ver a los cuatro en la mesa, Senku mirándolo con confusión y los otros tres con horror.
—¿Y tú quién eres? —preguntó Senku.
—¿Eh? Soy Chrome, ¿tú quién eres? ¿Eres un amigo de Ko...? —Calló cuando la princesa se levantó a toda velocidad y corrió a taparle la boca con ambas manos.
Senku tensó la mandíbula, mirando de uno al otro con frialdad absoluta.
—Así que este es el famoso Chrome... —Y aparentemente Ruri no podía resistirse a ponerle las manos encima apenas verlo.
Perfecto, esto era justo lo que había estado esperando.
"Ya es hora de atraparte en tu mentira, princesa, ya no podrás volver a engatusarme con esa falsa ingenuidad o tus sonrisitas que parecen tan sinceras, es hora de que admitas lo que realmente eres, a quién realmente quieres..."
Por más que algo en su interior se removiera dolorosamente al verla siquiera cerca de ese tipo, fue allí para encontrar respuestas, y no se iría sin saber la verdad.
Continuará...
Holaaaaaaaaaaaaa :D
Actualización super mega rapida porque por alguna razón ando con muchas ganas de escribir esta historia xP Y q la apoyen los lectores fieles me da muchos más animos, claro! *o*
También gracias a mi querido Aigamy por darle el visto bueno a este cap! OwO
Sigan apoyando con comentarios y votos y seguiré actualizando rapido, claro ;D
Espero les haya gustado el cap y me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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