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El secreto

Mientras se celebraba el gran banquete en celebración del compromiso entre la princesa Ruri y Lord Senku, todos los ojos estaban fijos en la pareja. Y eso ponía más que nerviosa a la princesa falsa.

Aunque ya había sido entrenada para este papel, Kohaku nunca fue una buena mentirosa.

Se preguntó si la descubrirían el primer día. ¿Se darían cuenta que sus modales no eran tan refinados como los de Ruri? ¿Que su piel no era tan pálida? ¿Qué su cabello no estaba tan bien cuidado?

Tragó saliva, mirando nerviosamente a su alrededor.

Después de tantos meses, finalmente le tocó intercambiar lugar con su hermana.

Diez meses atrás…

Después de que le informará de su idea, su hermana pareció horrorizada.

—¿Pero qué dices, Kohaku?... ¡Nunca podría permitir algo así!

—¡Y yo nunca podría permitir que el rey siga arruinando nuestras vidas! ¡Mereces casarte con la persona que amas! —Cruzó los brazos—. Este es el plan perfecto Ruri-nee. Podrás estar con Chrome. Podrás ser libre de ir a dónde quieras cuándo quieras. Ir al río cuando tú quieras. No tendrás que responderle a nadie… ¡Serás libre!

—¿Pero qué hay de ti? —La miró con ojos cargados de pesar.

—Yo estaré bien… ¡Solo necesitas decirme qué hacer para que no me descubran y asunto resuelto!

—Pero tú tendrías que casarte con un extraño… Tendrías que vivir encerrada y controlada. Esa no es vida para ti, Kohaku. —Colocó las manos en sus mejillas—. No puedo permitir eso.

—Ruri-nee, si tú acabas de esa forma, después de todo lo que tuviste que pasar… ¿crees que yo realmente podría ser feliz? ¿Crees que podría vivir con eso? Si tú dejas al rey hacer lo que quiera con tu vida, tú, Chrome y yo también sufriremos. Pero si yo tomo tu lugar… Ustedes serán felices, y eso basta para hacerme feliz. —Sonrió sinceramente.

—No… No puedo permitir eso. —Se puso en pie, con ojos llorosos—. Yo no podría vivir tranquila sabiendo que te di esa carga… Tendrías que fingir toda tu vida, estar presionada. Tendrías que pasar un gran cambio y vivir de una forma que no es para ti. Yo ya estoy acostumbrada… estaré bien. No necesitas hacer esto por mí…

—Pero…

—Tomé mi decisión. —Tomó aire—. Ya escribí una carta para Chrome… aunque no tuve el valor de traerla aún… Pero el casarme con mi salvador es algo que ya acepté. Tú no tienes que preocuparte por eso… Es mi destino. —Cerró los ojos solemnemente.

Kohaku se quedó en blanco, antes de salpicarle agua del río en la cara, haciéndola jadear.

—Ruri-nee, sé que estás pensando en mí porque eres la mejor hermana mayor del mundo… Pero deberías pensar un poco más en ti misma. —Le frunció el ceño—. Ya has hecho mucho por mí, demasiado. Una vez te pedí que vivieras, y me refería a que quería que tuvieras una vida plena y feliz. A pesar de que yo fui a la que el rey abandonó, yo tuve una vida mucho más alegre. Ahora es tu turno. Porque si no aceptas, vas a romper tres corazones, el de Chrome, el tuyo, y el mío también. Yo todo lo que te pido… es que te quedes con él y sean felices. —Sonrió suavemente.

Entre lágrimas, volvieron a abrazarse, y más tarde ese día Ruri finalmente aceptó su plan.

Al día siguiente, Kohaku alentó a Chrome a confesarle sus sentimientos. El pobre idiota siguió intentando negar lo obvio, pero entonces Kohaku decidió decir una pequeña mentira piadosa. Le dijo que Ruri se casaría la próxima semana.

Chrome entró en pánico, pero por un momento pareció resignado… haciendo que Kohaku tuviera que abofetearlo para que entrara en razón.

Finalmente, Chrome se confesó y Ruri lo aceptó entre lágrimas.

Después de dejarlos pasar la tarde juntos, Kohaku intervino para contarle a su amigo del plan.

Pudo ver en sus ojos que él estaba preocupado por ella, pero no dijo nada frente a Ruri.

Luego de que ella se fuera, le preguntó si realmente estaba segura. Kohaku le dijo que estaba completamente decidida, y le pidió que por favor cuidara de su hermana.

Luego de meses de aprender de modales, nombres de todos en el palacio, donde estaba cada habitación y cada pasadizo, aparte de aprender a leer y escribir… finalmente llegó la hora de intercambiar lugares.

Lord Senku (le costó aprenderse el nombre del tipo) llegó antes de lo esperado, así que fue un intercambio más apresurado de lo planeado, razón por la cual Kohaku llegó tarde a la sala del trono.

Mientras Ruri escapaba con Chrome para ahora vivir en la granja con sus tíos, Kohaku conoció al rey Kokuyo y a Ishigami Senku.

Lo más difícil fue disimular su desagrado ante ese maldito rey. Aunque lo peor fue que tenía la impresión de que el prometido de Ruri… bueno, "su" prometido… estaba sospechando algo.

Pero no tiene motivo para sospechar… Queríamos hacer el intercambio ahora para que él no conociera a la verdadera Ruri. Si alguien me va a descubrir, no será él. ¡De hecho, nadie me descubrirá! ¡Nunca!

—Princesa… —Se estremeció cuando dos grandes sombras la cubrieron.

Volteó, viendo a dos tipos que coincidían con la descripción que su hermana le dio de Magma y Mozu, dos hombres en los que no podía confiar.

—¿Qué desean? —habló en voz baja, sin querer que la descubrieran por su voz.

—Solo queríamos felicitarla por su compromiso, princesa… —dijo el que debía ser Mozu.

—Aunque te haya tocado un debilucho. —Magma rió altaneramente, mirando con superioridad a Lord Senku.

—Y a parte de la felicitación, quería recordarle que siempre que quiera de prometido a un hombre de verdad yo estaré disponible —Mozu le guiñó un ojo—. Puedo hacer que su padre cambie de opinión, si usted lo desea…

—No, gracias —contestó con sequedad.

Mozu y Magma parecieron sorprendidos y ella se estremeció y bajó la cabeza.

De verdad tenía que aprender a controlar su temperamento…

Luego del banquete, le dieron un tiempo para que estuviera en la habitación de Ruri, que ahora era suya… y pudo tomar aire, reposar lo más importante de todo lo que había aprendido y relajarse un poco… antes de que una sirvienta le comunicara que debía bajar para pasear con su prometido.

Kohaku gruñó mientras dejaba que sus damas le colocaran un vestido demasiado pesado y con mucha tela innecesaria después de haberse dado un baño en el que se tomó demasiado tiempo para si misma. Ahora aparentemente estaba llegando tarde y sus damas eran especialmente despiadadas al colocarle la ropa. Ellas eran tres hermanas, Garnet, Sapphire y Ruby, y según Ruri hablaban mal de ella a sus espaldas. Por lo tanto, Kohaku ya las detestaba.

Una vez salió de la habitación, recordó el truco de Ruri para desajustar un poco esos vestidos y pudo respirar mejor antes de bajar a los jardines.

Encontró al lord esperándola con cara de fastidio y una caja en sus manos.

—Mi lord… —Hizo una reverencia.

—Alteza. —Le tendió la caja—. Le pido humildemente que acepte este obsequio. —Una vez más, había acidez y sarcasmo en cada palabra que decía.

Kohaku abrió la caja, alzando las cejas al ver un bonito collar con pequeñas gemas color turquesa a lo largo de toda la cadena, y lo que tal vez eran diminutos diamantes junto a cada piedra turquesa, aunque las piedras delanteras eran más grandes y rodeadas de más de los diamantes diminutos. Y en el centro la gema principal era una turquesa más grande aún (aunque todavía pequeña, apenas más grande que un ojo), y rodeada de diamantes en su contorno.

Era… muy bonito. Pero también demasiado extravagante.

Tomó la caja, pensando guardarla, pero entonces el lord tomó el collar y, con una cara de fastidio todavía peor, le colocó el collar, apartando su cabello del camino con extraña delicadeza, haciéndola sentir incómoda.

Nadie nunca la había tratado como si fuera una frágil dama o algo así. No le gustaba.

—Gracias —dijo con sequedad.

Él bufó, haciendo una seña hacia los jardines.

Empezaron a pasear en silencio sepulcral que solo se veía interrumpido por el pasar de los sirvientes y sus murmullos indiscretos.

Kohaku observó el jardín del palacio con curiosidad.

Era enorme, realmente gigantesco y verde, lleno de árboles, arbustos y flores, y un poco de nostalgia la invadió al pensar en su granja. Eso solo se agravó cuando a lo lejos vio sirvientes criando caballos.

Lord Senku a su lado también parecía interesado en mirar todo a su alrededor, aunque la sonrisa macabra en su rostro le daba mala espina respecto a sus intenciones con el pobre jardín.

Él notó su mirada desconfiada y rió entre dientes.

—¿Algo qué decir, majestad?

—No realmente. —Volvió la vista al frente—. Aunque sí me da curiosidad cuando diablos va a terminar este paseo… —susurró ya harta del asunto.

Aunque luego se dio una bofetada mental. ¡Eso no era algo que Ruri diría!

Él se carcajeó, luciendo complacido.

—Al menos media hora, para complacer la insistencia de mi padre en conocernos más. —Kohaku se mantuvo en silencio, pensando en qué diría Ruri ahora—. Aunque admito que no me disgusta tanto este paseo. Quiero conocer cada rincón del palacio que pronto me pertenecerá.

—Pareces muy ansioso de ser rey —dijo otra vez sin pensar.

Al menos le aliviaba el poder hablar normal con él, ya que nunca había escuchado la voz de Ruri antes.

—Claramente. Si acepté este matrimonio fue por la posición de rey. Todo lo que pido de ti es que me dejes hacer mi ciencia tranquilo y no tendremos ningún problema, princesa Ruri.

Kohaku hizo una mueca de confusión.

—¿Ciencia?... ¿Qué es eso?

Senku la miró con ojos entrecerrados.

—Entiendo que el concepto no fue introducido en Akari sino hasta el año pasado, pero… siendo tú una ávida lectora como escuche que eras… ¿no deberías ya haber escuchado de eso, princesa Ruri? —Ahora su voz estaba llena de sospechas.

Kohaku tragó saliva pesadamente.

¡Diablos, debería haber cerrado la boca!

—Yo… la verdad es que… d-desde que me curé, realmente no he… no he estado leyendo tanto como antes —se excusó sudando profundamente.

—Ya veo. —Siguió mirándola sospechosamente—. Aunque se me hace extraño que siempre que mi padre y Lillian venían de visita decían que no podían verte porque estabas en la biblioteca de la ciudad.

—Bueno… —Tragó saliva—. La verdad es que simplemente me gusta la tranquilidad del lugar. No quiere decir que siempre vaya a leer. —Sonrió, felicitándose mentalmente por esa excusa tan buena.

—Pues te has estado perdiendo de mucho. —Rió, finalmente pareciendo aunque sea medianamente convencido de sus palabras—. Finalmente ha llegado a Akari la obra más famosa e importante de Newton, Principios matemáticos de la filosofía natural. Casi treinta años después de su publicación, para que veas la insignificancia de esta isla. ¿Cómo puede uno considerarse una persona educada sin conocer las tres leyes de movimiento? O conocer que la gravitación es proporcional a la cantidad de materia, o que los pesos de los cuerpos no dependen de su forma, y que la gravedad es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Esta isla está muy atrasada en temas de geometría, astronomía, física… —Apenas dijo "Newton" Kohaku dejó de entender lo que estaba diciendo y comenzó a ignorarlo.

Siguieron paseando mientras él parloteaba sobre cosas que no entendía y ella miraba a todo sin escucharlo ni en lo más mínimo.

De repente, una niña pequeña con una sandía en la cabeza pasó cerca de ellos, llamando la atención de Kohaku.

Ella debe ser Suika.

Ruri le había hablado sobre Suika. Era hija de unos sirvientes que murieron y las demás sirvientas habían decidido criarla en el palacio. Era una niña muy dulce a la que extrañaría al tener que hacer el intercambio.

Sonrió tristemente al pensar en cómo debería estarse sintiendo su hermana.

Esperaba que el idiota de Chrome diera todo por hacerla feliz.

Pasaron junto al establo y Kohaku sonrió emocionada al ver los caballos.

En ese momento estaban sacando dos. Y ella de inmediato frunció el ceño al ver a uno de los cuidadores tratar con crueldad a un caballo, golpeándolo con una vara para que avanzara y dejará el establo.

Apretó los puños, conteniéndose de gritarle solo porque no era algo que Ruri haría.

Sin embargo, cuando el hombre volvió a golpear al pobre caballo, no pudo seguir conteniendo sus ganas de intervenir.

Avanzó hacia ellos, pero Senku se le adelantó.

—¿Se puede saber qué demonios estás haciendo? —Lo miró con frialdad, haciendo al otro sirviente estremecerse.

El sirviente cruel, sin embargo, sonrió con malicia.

—Le enseñó a esta bestia a comportarse. —Con todo el descaro del mundo, volvió a golpear al pobre animal.

Esta vez, no obstante, lo golpeó tan fuerte que el caballo relincho con fuerza, parándose en sus dos patas traseras antes de golpear al hombre con un lado de su cuerpo y salir corriendo.

Kohaku sonrió triunfante… pero entonces vio que el caballo estaba corriendo desesperadamente y sin reparos hacia la pequeña Suika.

Su boca se secó y sin pensarlo dos veces corrió tras el animal, rasgando el frente de su vestido para que no se metiera en su camino lo más rápido que pudo.

En la granja no era extraño que algunos caballos se descontrolaran de vez en cuando cuando estaban descontentos, así que ella tenía experiencia lidiando con atrapar a un caballo desbocado.

Justo un segundo antes de que sus pesadas y fuertes patas aplastarán a la niña aterrada que solo pudo congelarse, Kohaku llegó y tomó la cabeza del animal, jalandolo hacia el lado contrario a la niña y barriendo sus patas para hacerlo caer al suelo, guiando su peso para que su cuerpo cayera lejos de Suika.

Todo el mundo a su alrededor se quedó con la boca abierta, muchos hasta gritaron de la sorpresa.

Lord Senku se quedó inmóvil en su sitio, con su boca abierta y sus ojos desmesurados, inmensamente sorprendido.

Ella cayó de rodillas junto al animal y de inmediato comenzó a acariciarlo, susurrando palabras tranquilizadoras, ayudándolo a sentarse luego de unos minutos cuando por fin se calmó.

Senku se acercó caminando lentamente, mirando con asombro como trataba con tanta dulzura al animal que acaba de tumbar, ¡un animal que probablemente pesaba más de quinientos kilogramos!

¿Qué clase de princesa era ella?

—¡WA, muchas gracias, princesa! —La niña hizo una profunda reverencia—. ¡Suika lo siente mucho por causarle problemas! —dijo llorosa.

Ella le sonrió dulcemente, sin dejar de acariciar al caballo.

—No te preocupes. Lo importante es que estés bien. —De pronto giró la cabeza y su expresión suave se convirtió en una expresión de completa rabia—. ¡Tú! —Miró al maltratador—. ¡No quiero volver a verte cerca de ninguna de estas criaturas! ¡Lárgate! —exigió inmensamente molesta.

Él hombre se estremeció, pero antes de que pudiera irse Senku se puso frente a él.

—De hecho, tu incompetencia casi le cuesta la vida a una niña. Este será mi palacio y no me apetece lidiar con gente como tú. Estás despedido. Busca empleo en otra parte. —Hurgó en su oído con una sonrisa burlona.

Rojo de la ira pero sin poder protestar ante la realeza, el hombre se marchó.

Kohaku sonrió hacia Senku, que le devolvió la sonrisa de inmediato.

Siguió mimando al caballo hasta que lo sintió completamente tranquilo, luego lo ayudó a ponerse en pie y lo guió hacia el otro sirviente, que le sonrió con culpabilidad.

—L-lo siento mucho, princesa… Ese hombre siempre maltrató a los animales, nunca pude ponerle un alto… Lamento haberle causado problemas. —Hizo una reverencia.

—Ja, él ya no será un problema. No te preocupes. —Sonrió de forma radiante, haciéndolo sonrojarse levemente—. Disculpa, pero… ¿cómo es tu nombre? —No encajaba con ninguna de las descripciones de Ruri.

—Soy Titan, alteza. U-usted fue realmente impresionante al detener al caballo, nadie por aquí habría sido capaz de algo así… —Parecía maravillado.

Kohaku se tensó. Maldición… eso definitivamente era algo que Ruri nunca haría… ¡se había pasado de la raya! ¡Era su primer día y ya estaba haciendo un papel terrible suplantando a su hermana!

—S-supongo que fue solo la emoción del momento… ¡las personas hacen cosas increíbles cuando vidas están en juego!

—¡Ohh! —Eso pareció tranquilizar a Titan y los otros sirvientes.

—Princesa. —La mano de lord Senku en su hombro la hizo volver su atención a él—. Creo que deberíamos volver.

—¡Sí, claro! —Lo que sea para que dejaran el tema del caballo de lado…

Hizo una mueca mientras regresaban al palacio cuando vio su vestido destrozado. Sin duda alguien iba a regañarla por eso…

—Entonces… ¿qué ocultas? —La repentina pregunta de lord Senku la hizo detener su andar.

—¿Qué?...

—No crea que me engaña, majestad… —La miró con una sonrisa astuta—. Te creería que una persona aterrada, en el momento de emoción, podría ser capaz de tirar a un caballo… si tuviera mucha suerte, pero un caballo desbocado… eso sería difícil hasta para el más fuerte de nuestros soldados. Además, no es solo eso… tú sabías la forma de agarrar al caballo. —Kohaku palideció, bajando la mirada—. Y eso sin mencionar lo absurdamente rápido que corriste… —Se llevó las manos a la cintura—. Vivías enferma hasta hace un año. ¿Cómo es posible que tengas toda esa fuerza y experiencia en esfuerzos físicos, princesa Ruri? —Inclinó la cabeza hacia ella—. ¿Qué ocultas?

Kohaku tragó saliva, pensando desesperadamente en qué demonios decirle para que no sospechara que ella no era quien decía ser.

Antes de que pudiera pensar en algo, oyó un grito.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —Era el rey Kokuyo, acompañado de un hombre muy alto que Kohaku reconoció por la descripción de Ruri como el ministro Ibara.

—¿Podemos preguntar por qué su ropa está rota, joven princesa? —El viejo ministro sonrió maliciosamente.

—¡¿No estás queriendo deshonrar a mi hija, verdad?! —Se plantó furiosamente frente a Senku—. ¡Aún puedo cancelar la boda y encerrarte de ser necesario!

—No es eso. —Rodó los ojos—. La princesa rompió su propio vestido cuando…

—¡Yo…!... —habló alto para interrumpir a Senku, pero luego temió que la descubrieran por su voz y la bajó—. Yo la rasgue por culpa de unos arbustos. Lord Senku me pidió regresar de inmediato para que pueda cambiarme. No ha hecho nada indebido…

—Hmm. —Kokuyo miró con desconfianza a Senku, pero acabó relajándose—. Muy bien entonces, apresúrate y ve a cambiarte. ¿Cenaras en el comedor hoy?

—Prefiero no cenar.

—Pero… —No quiso ni escuchar a ese hombre y rápidamente se marchó de allí.

En la madrugada, antes de que siquiera saliera el sol, se escabulló por uno de los pasadizos de los que Ruri le habló y fue a visitarla a la granja.

Se abrazaron al verse, aunque no tenían mucho tiempo juntas porque ahora era Kohaku la que debía volver pronto al palacio.

Le dijo que todo salió medianamente bien, pero le contó del incidente del caballo y las sospechas de Lord Senku.

Ruri la tranquilizó de inmediato.

—Nunca nos conocimos, él no tiene motivos para sospechar del cambio. Pero si puede sospechar que estés ocultando algo, seguramente porque nuestra tía Lillian le ha hablado de mí. Pero no te preocupes… Tengo una idea. —Sonrió suavemente.

Tuvo que volver al palacio muy pronto, porque las damas de Ruri siempre iban a despertarla temprano para preguntarle si quería desayunar con su padre. Ella les contestó que no a eso, pero luego le dijeron que su padre insistía en que al menos desayunará con Lord Senku.

Cuando se sentaron frente a frente con una mesa redonda llena de deliciosos bocadillos entre ellos, ambos se miraron seriamente.

—¿Y bien, princesa leona? —Sonrió ladinamente—. ¿Finalmente me dirás que ocultas?

—Voy a… —Se detuvo, parpadeando al procesar lo que él había dicho—. ¡¿Leona?! ¡¿Esos horribles gatos asesinos de África?! —Turquoise le había leído sobre esas cosas.

—Vamos al grano, majestad. —Se relajó en su silla, cruzando una pierna sobre la otra—. Ocultas algo, y antes de tener que casarme contigo me gustaría saber qué tan grave es ese secreto tuyo.

Ella suspiró, recordando las palabras de Ruri.

—Muy bien. Voy a decirte la verdad, pero debes prometer que esto quedará entre nosotros…

Él alzó una ceja.

—Hecho.

Kohaku tomó aire.

—La verdad… Es que mi enfermedad no apareció hasta solo dos años atrás. —Intentó actuar lo más seria posible mientras mentía descaradamente—. Y antes de eso, yo siempre me escapaba por pasadizos secretos del palacio para ver a mis tíos…

—¿Tíos?

—En realidad son ex guardias que solían cuidarme. Los considero más mis padres que al re… que a mi padre real. Decía estar en la biblioteca, pero en realidad siempre iba con mis tíos a su granja. Ellos me enseñaron a defenderme a mí misma, a tratar con animales y a tener más fuerza de lo que aparento. —Sonrió nostálgica al pensar en esos viejos tiempos donde no tenía ninguna preocupación—. Con ellos podía ser mi verdadera yo. Pero en el palacio siempre fingía ser otra persona.

—¿Incluso con Lillian? —Él ladeó la cabeza, escéptico.

Ella tragó saliva. Menos mal que Ruri también había pensado en eso.

—Siempre tuve la impresión de que Lillian me ocultaba algo… Por eso nunca pude abrirme completamente con ella. —Ruri era realmente lista, eso sonaba bastante convincente.

Senku pareció increíblemente intrigado.

¿Lillian tenía un secreto que involucraba a la princesa? Se preguntó si su padre sabría algo respecto a eso…

—¡Pero recuerda que prometiste que esto quedaría entre nosotros! —Las palabras de la princesa lo hicieron maldecir.

Cierto… Aunque todavía planeaba encontrar la forma de tal vez averiguar ese secreto aunque sea de forma indirecta.

—Muy bien, princesa leona…

—¡No soy una leona!

—Mis dudas han sido aclaradas, aunque aún tengo el presentimiento de que eso no es todo. ¿O me equivoco? —Su mirada inquisitiva la hizo estremecerse.

Este compromiso era diez billones de veces más interesante de lo que había imaginado.

Terminaron el desayuno sin decir nada más de importancia y cada uno se fue por su lado, sin embargo… ambos miraron atrás después de avanzar solo un par de metros.

Sus miradas se encontraron y se mantuvieron la una en la otra un largo minuto, antes de que ambos se sonrieran y siguieran como si nada.

Senku estaba decidido a descubrir más sobre la misteriosa princesa leona.

Kohaku estaba decidida a engañarlo todas las veces que fuera necesario y que nunca descubriera su plan.

Y ambos se decidieron a no detenerse hasta lograr sus objetivos.

Continuará...

Holaaaaaaaaaaaa :D

Aquí un nuevo cap! Ahora si que me quede sin nada adelantado de este fic xP

Ojalá que les haya gustado y muchas gracias por todo su apoyo, en especial a las hermosas personitas que comentan y votan! Realmente me animan a continuar con muchas más ganas y alegran mis días! :'D

De verdad espero que esta historia les esté gustando :3

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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