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El pacto

Pasaron un par de días con Senku faltando a las comidas y paseos con la princesa alegando sentirse mal del estómago, pero la verdad simplemente estaba más concentrado adecuando su nuevo laboratorio en la sala que había elegido en el palacio.

Aunque... no podía negar que una parte de él también deseaba evitar a la princesa simplemente porque últimamente su opinión respecto a ella era algo... complicada.

—¿Volvió a salir hoy? —le preguntó Senku a Ukyo apenas este entró a su laboratorio, levantando la mirada por un momento de los planos que estaba trazando para la expansión que planeaba hacerle al laboratorio.

—Sí... —Ukyo apartó la mirada—. Salió hace cuatro horas y acaba de volver, sale más tiempo ahora que sabe que no debe verse contigo.

Senku apretó los puños, apartando la mirada.

—Bueno~ esto es interesante. —En ese momento la puerta se abrió y Asagiri Gen entró a la habitación, haciendo a Senku mirarlo con cansancio, mientras que Ukyo lo miró con sorpresa.

—¿Así que tú eras el que me estaba siguiendo? —Lo miró reprobatoriamente—. Estaba a punto de decirle a Senku y salir a emboscar a mi perseguidor, pero te acercaste más rápido de lo que había anticipado.

—Siempre tan competente, Ukyo-chan~. —Gen aplaudió felizmente—. Me honra haber sido llamado como consejero para el futuro rey. —Hizo una reverencia exagerada que tuvo a Senku rodando los ojos de inmediato.

—Sí, sí, lo que digas. —Rascó su oído con fastidio—. Tengo cosas que hacer, así que Ukyo te explicará la situación y luego me dices qué opinas.

Ukyo lo miró reprobatoriamente de que le echara esa responsabilidad a él, pero rápidamente suspiró y comenzó a explicarle todo a Gen.

—Y básicamente eso es lo que pasa, y Senku está molesto porque no puede reclamarle nada a la princesa ya que ella podría disolver el compromiso, y también ha comenzado a sentir algo por la princesa y...

—¡Eso no es cierto! —Senku tiró su pluma al suelo, mirando mal a Ukyo.

—Pues hubieras contado tú la historia, también tengo cosas que hacer... como comer, porque llevaba horas vigilando. —Se frotó el estómago con pesadez.

—Veo que el hambre te pone de mal humor, Ukyo-chan~ —dedujo Gen con diversión—, pero dime, Senku-chan, ¿es cierto que sientes algo por la princesa Ruri-chan?

—No. —Bufó—. Esa leona es más peligrosa que el mejor soldado del mejor ejército, derribo un caballo desbocado, me mataría al diez billones por ciento si intentara domarla. —Rodó los ojos, luchando por mantener su expresión neutral y que Gen no notara nada raro e hiciera alguno de sus típicos comentarios indeseados.

Gen entrecerró los ojos, pero finalmente rio.

—Bien, bien, mejor así, siempre es mejor trabajar sin sentimientos, porque tu objetivo aquí es ser el rey, ¿no es así?

—Exacto. —Y le daba igual si odiaba a la princesa o no, lo importante era que casarse con ella le daría la corona.

—Y yo quiero ser el principal consejero real, ¡todos ganamos!~ —Dio un gran aplauso—. Bien, entonces, necesitaré observar a Hime-sama para analizar bien su actitud y personalidad, así que, ya que parece que la estabas evitando, me parece que es hora de volver a pasar tiempo con ella, y esta vez incluyendo mi magnifica compañía~.

Senku suspiró con fuerza.

Realmente era cansino tratar con Gen, pero sabía que en cuanto a relaciones sociales era el mejor, así que no le quedaba de otra más que intentar seguir sus consejos en la medida que le parecieran razonables y así ver si no estaba en riesgo de perder la corona por el amante que la princesa obviamente tenía.

"Y ahora que ya no voy a verla tan seguido se escapa más seguido para verlo a él, el tal 'Chrome'... realmente eres descarada, leona".

Después de todo, lo había besado en la mejilla y le había sonreído de forma tan radiante la última vez que se vieron... solo para luego apuñalarlo con la espalda yendo corriendo a ver a su amante y cada vez más ahora que tenía la oportunidad.

Crujió los dientes mientras enrollaba su plano.

Ya sea que le pareciera una descarada o no, aún la necesitaba, porque solo casándose con ella sería rey, y no pensaba desaprovechar esta gran oportunidad para convertir a la isla Akari en el más grande imperio científico del mundo.

Cuando un sirviente vino a preguntar si se sentía bien para cenar con la princesa, Senku dijo que sí, y que agregaran dos platos extra para incluir a Ukyo y a Gen como sus invitados.

Ukyo ya era su consejero en parte, además de ser un guardia personal, y le parecía bien tener su mente sensata y empática en la ecuación y no solo la mente retorcida y sobre-analítica de Asagiri Gen.

Cuando llegó al balcón donde acostumbraba cenar con la princesa, se sorprendió al ver que ella también había incluido como invitada a la pequeña Suika.

—Lord Senku. —La princesa sonrió de forma radiante al verlo—. Me alegra que ya se sienta mejor.

—Gracias, princesa. —Asintió con la cabeza secamente—. Permíteme presentarte a mi nuevo consejero, Asagiri Gen. A Ukyo ya lo conoces. Me tomé la osadía de invitarlos a nuestra cena hoy ya que Gen ansiaba conocerla, princesa.

—¡Y vaya que es todo un honor comprobar que los rumores sobre su belleza fueron totalmente insuficientes, princesa! —exclamó Gen jocosamente—. ¡Es usted tan bella que opacaría hasta la más hermosa de las rosas!~ ¡Aunque imagino que se lo dicen mucho!~

Senku lo miró con molestia por su tono coqueto, sabiendo que normalmente las damas se sonrojaban y caían como abejas a la miel en sus conversaciones vacías y superficiales, pero... al voltear a ver a la princesa, Senku se sorprendió al ver su rostro totalmente arrugado por el disgusto y los ojos entrecerrados con completa desconfianza.

—Es un placer... —dijo ella finalmente, con sequedad para luego saludar alegremente a Ukyo y después voltear para señalar a Suika—. Estaba planeando comer con Suika cuando me dijeron que sí podríamos comer juntos hoy, mi lord, así que la invite también.

—Es un placer verte de nuevo, Suika. —Senku sonrió sinceramente a la niña, que los saludó a todos con mucho ánimo.

—Hmm... —Gen se echó para atrás en su asiento mientras todos comenzaban a comer, mirando con ojos analíticos a la princesa, que parecía muy consciente de su mirada y también parecía tener ganas de clavarle su tenedor en el ojo—. Dígame, majestad, ¿son ciertos los rumores de que usted pudo derribar un caballo desbocado? Porque es una gran hazaña para una delicada princesa. —La miró con fingida sorpresa.

La princesa tartamudeó un poco, antes de mirar con pánico a Senku, como esperando que él la salvara de la situación, pero Senku mantuvo los ojos fijos en el plato.

"Mejor pídele ayuda al tal Chrome para salvarte de preguntas incómodas si tanto lo prefieres a él", pensó rencorosamente.

—E-es que... S-Suika estaba en peligro —dijo la princesa rápidamente—. Y pues yo... t-tengo algo de experiencia con animales de campo por... unos familiares así que... pude salvarla.

—Aun así, tal hazaña es digna de una gran heroína, y usted tiene fama de ser una princesa dulce y delicada, Ruri-sama, y me da curiosidad saber si ¿acaso esos comentarios de su fragilidad eran falsos?

—M-más o menos... c-cuando estuve enferma si tuve mis momentos de fragilidad, pero siempre he sido una chica fuerte. —Se metió un gran bocado de carne a la boca y tragó rápidamente, para luego mirar a Suika—. ¡Suika! ¿Por qué no nos dices que hiciste hoy? Cuéntamelo todo, no omitas ningún detalle. —La miró atentamente, obviamente queriendo cambiar de tema.

Gen no hizo más preguntas el resto de la cena, pero se mantuvo observando con atención a la princesa, esta vez más disimuladamente para que ella dejara de mirarlo con ganas de tirarle algo a la cara.

La princesa se mantuvo conversando con Suika y Ukyo, hizo algunos intentos de conversar con Senku, pero él solo le dio respuestas evasivas y puramente corteses y ella, decepcionada, finalmente dejó de intentarlo y apenas terminar de comer tomó la mano de Suika, se despidieron y se marcharon.

Una vez solos, Senku miró de reojo a Gen, notando su mirada pensativa.

—¿Y bien? ¿Qué piensas?

—Ella es... una princesa bastante peculiar.

—¿Y tú piensas que te contrate para decirme cosas que ya sé? —Rodó los ojos—. Dime algo útil o empaca tus cosas y vuelve a tu mansión en la playa.

—Estamos muy irascibles, ¿no?~ —Rio burlonamente, pero se encogió cuando Senku le lanzó una mirada asesina—. ¡Bromita, bromita!~ En fin, puede que no me creas, pero... por lo que noté en tan solo menos de una hora de convivencia, la princesa parece estar interesada en ti, Senku-chan~.

—¿Eh? —Lo miró como si estuviera loco.

—¿Interesada cómo? ¿Románticamente? —Ukyo también lo miró sorprendido.

—Por lo que note, sí. —Gen encogió los hombros y Senku solo pudo alzar una ceja, su rostro retorciéndose con pura incredulidad—. Para empezar, apenas llegamos estuvo muy atenta a ti y pareció complacida cuando te sentaste frente a ella. Segundo, cada vez que te hablaba o las pocas veces que tú le hablabas o la mirabas ella sonreía de forma diferente en la que le sonreía a los demás. Y tercero, su voz se agudizaba un poco al intentar sacarte conversación... O es muy buena actuando o está enamorada de ti.

—Pues entonces es muy buena actuando. —Senku cruzó los brazos, apartando la mirada, con el rostro arrugado con irritación—. Ella fue muy clara en su carta, ama profundamente al tal Chrome, y nuestro compromiso es una carga que le pesa, así que no digas tonterías y haz mejor tu trabajo.

Gen lo miró desde detrás de las mangas largas de su kimono, cubriendo su boca con estas, con otra de sus molestas expresiones indescifrables.

—Otra cosa que note... —dijo, cambiando de tema—. Es que sus modales son muy poco refinados, parecía que por momentos se olvidaba de ellos en cuanto dejé de ser tan obvio en observarla, aunque se portó mucho más refinada al sentir mi mirada, pero tensa, y cuando se relajó sus modales decayeron.

—Ella no es la flor delicada que todos piensan, eso ya lo sé. —Senku bufó—. Le prometí que no diría por qué, pero digamos que tuvo contacto con personas que le enseñaron cosas no muy comunes en una princesa, eso es algo que ya sé, sigues sin serme útil, mentalista.

Senku hizo una mueca cuando notó la mirada de Gen agudizarse.

Por esto había dudado tanto en contratarlo, le había pedido analizar a la princesa y ahora ese bastardo lo estaba analizando a ÉL, y estaba seguro de que tarde o temprano no contendría su lengua venenosa y diría algo que lo haría despedirlo sin dudar.

—Lo que intento decir... es que Princesa-chan está muy a la defensiva respecto a... algo. Ella notó de inmediato que estuve observando sus modales y se tensó, puso toda su concentración en mostrar unos modales más refinados y se enfadó conmigo por estarla analizando, de verdad parecía a punto de echarme o lanzarme un puñetazo... toda una fiera nuestra princesita, ¿no?

—Toda una leona... —Senku sonrió casi inconscientemente y de nuevo sintió la molesta mirada de Gen agudizarse, por lo que carraspeó—. En fin, ¿cuál es el punto?

—Mi punto es que nuestra princesa parece ser una farsante por momentos, y muy honesta por otros momentos... Es confusa, todo un enigma, será interesante descifrarlo. —Gen rio por lo bajo—. Tengo una pregunta, ¿no hay nadie de la corte con el nombre de Chrome, verdad?

—No, ya revisé. —Ukyo negó con la cabeza—. Nadie en el palacio, nadie en la nobleza ni nadie que conozca los de la nobleza... ni siquiera los guardias, nada. Además, si sale para verlo todos los días, lo más seguro es que no viva en el palacio ni en los alrededores. —Ajustó su sombrero, pensativo.

—¿Será entonces que la princesa está enamorada de un plebeyo? —se preguntó Gen en voz alta, mirando de reojo a Senku, que hizo una mueca.

—Eso explicaría que no pueda estar con él y que tuviera que resignarse al matrimonio con Senku —murmuró Ukyo.

—Pero dijiste que escribió la carta hace mucho, y que la sacó hasta hace poco, ¿no será que pretendía entregarla para despedirse del tal Chrome porque ahora siente algo por Senku-chan?

—Yo dije lo mismo, pero... —Ukyo miró de reojo a Senku, que bufó, negando con la cabeza.

—Ella fue muy clara en que solo ama al tal Chrome, y no ha dejado de ir a verlo en estos días incluso después de que le devolví la carta, así que eso queda descartado.

—¿Y cómo sabemos que va a ver al tal Chrome? —preguntó Gen.

—¿Y a quién más? —se preguntó Ukyo.

Senku bajó la mirada, pensando en esos tíos-guardias que la princesa mencionó.

Pero... no, seguramente iba a ver a Chrome, porque en su carta se notaba su apasionado amor por él, y tampoco es que ella hubiera estado triste últimamente reflejando que rompió lazos con el amor de su vida, más bien siempre que desaparecía por horas luego volvía feliz y sonriente.

Su gesto se amargó y repentinamente se levantó de su silla.

—Volveré a mi laboratorio, continuaremos esta conversación luego —dijo con amargura, para luego retirarse.

Ukyo y Gen intercambiaron miradas.

—Claramente él siente algo por ella —dijo Gen al estar solos— y a mi parecer, ella siente algo por él.

—Ojalá hubieras leído la carta, seguro habrías podido analizarla mejor que nosotros. —Ukyo suspiro—. Como sea, es cierto que la princesa Ruri demostró en esas letras un inconmensurable amor por Chrome y... no era el tipo de amor que se borra fácil, no sin dolor, y nunca la hemos visto particularmente triste desde que llegamos al palacio.

Gen asintió, entrecerrando los ojos.

—Ruri Hime-chan es muy interesante... aunque nada como los rumores habían anticipado... casi parece otra persona.

.

Los días pasaron y la relación tensa entre Senku y Kohaku permaneció, cosa que la tenía un poco desanimada.

Aun así, que Senku evitara sus comidas y paseos juntos significaba que podía escaparse más tiempo para ver a sus tíos y a Ruri, cosa que agradecía mucho y la ponía de mejor humor.

Uno de esos días, sin embargo, su padre la llamó a la sala del trono.

Kohaku fue recordándose las normas que Ruri le dijo, siempre mantener la mirada gacha, hablar bajo y solo lo necesario, porque la única persona que podría reconocerla era su padre, y ya habían llegado muy lejos como para arruinar todo ahora.

Cuando llegó a la sala del trono, se sorprendió al ver a Senku allí.

Sonrió, pero él apenas y sí le dedicó una mirada, desanimándola otra vez.

¿Por qué de repente había cambiado su actitud? Extrañaba conversar con él, que le sonriera, que la mirara...

—Hija, gracias por venir, tengo un anuncio importante que hacer —dijo su padre, y Kohaku se aseguró de mantener la mirada gacha—. Es tradición que antes de celebrar la boda se realice un baile, y hay ciertos bailes tradicionales que lord Senku debe aprender. Mi Ruri ya ha sido instruida en su niñez, claro, así que puedes ser su maestra y enseñarle para que no haya errores en la fiesta oficial, y eso los hará pasar más tiempo juntos, ya que me enteré que últimamente no se ven mucho. —Kokuyo le envió una mirada reprobatoria a Senku, que solo rascó su oído con fastidio.

Kohaku apenas le prestó atención, sin embargo, más ocupada en intentar que su expresión de horror no se le notara.

¿Baile tradicional? ¡Ella apenas sabía bailar y solo los bailes de campo o los de las ferias del pueblo! No tenía idea de absolutamente nada de este baile elegante de la realeza...

Menos que menos podría enseñarle a Senku...

Rayos, tendría que pedirle a Ruri que le enseñara, pero... ¿cómo podría aprender tan rápido que no se notara que no sabía absolutamente nada?

—Si me permite, majestad... —El consejero Ibara salió desde detrás del trono con una de sus sonrisas inquietantes, sacando a Kohaku de sus pensamientos— creo que debería ser más duro en reprender a nuestro futuro rey en pasar tiempo con la princesa Ruri, porque si no siente interés ni respeto por ella dudo que pueda sentir interés o respeto en mantener nuestras tradiciones y gobernar adecuadamente Akari...

Kokuyo miró pensativo a Ibara, antes de mirar con más dureza a Senku, que estaba mirando con desagrado al consejero real.

—Es cierto, lord Senku, si bien siempre te agradeceré salvar la vida de Ruri, no permitiré que seas rey si no pruebas que puedes ser un buen esposo para ella. ¿Acaso no has caído profundamente enamorado por la innegable belleza de mi hija? No quiero condenar a mi hija a un esposo incapaz de respetarla o hacerla feliz. Si te arrepientes del matrimonio, dilo ahora y no nos hagas perder el tiempo.

Senku bufó, pero luego se obligó a pararse más derecho y, acto seguido, hizo una reverencia respetuosa hacia el rey.

—Le aseguro, majestad, que solo un idiota no valoraría una joya tan preciosa como lo es su hija. No solo por su belleza, sino por su valor y su capacidad de hacerte sentir como el hombre más afortunado del mundo... incluso aunque no lo seas. —La miró de reojo, antes de volver a bajar la mirada—. Aunque claro, yo sé que soy el más afortunado, porque usted me ha conferido su más preciado tesoro. Sé que ella es única e invaluable, y quiero ser digno de desposarla, así que le prometo esforzarme más de ahora en adelante.

Kokuyo frotó su barba, asintiendo con una mirada complacida, mientras Kohaku bajaba aún más la mirada, sintiendo su rostro enrojecer profundamente. Ibara, por su lado, hizo una mueca descontenta.

—Me alegra que nos entendamos, lord Senku —dijo Kokuyo finalmente, asintiendo—. Espero no volver a escuchar sobre este tipo de problemas, y me alegra que valores a mi hija como el tesoro que es, quiero que la cuides bien, es mi único requisito al haberte conferido su mano siendo que no eres un general ni de cuna particularmente alta.

—Entiendo perfectamente, majestad, y estoy agradecido, probaré que soy digno de ella. —Hizo una reverencia.

—Bien. Ahora, respecto al baile... será dentro de un mes, los dos deberán asistir con ropas ceremoniales que serán confeccionadas a medida en estas semanas, y bailarán frente a toda la corte, la nobleza y otros distinguidos invitados. Sé que Ruri baila hermosamente, así que intenta no hacernos quedar en ridículo, lord Senku.

Tanto Senku como Kohaku hicieron una mueca de disgusto, por razones bastante similares, y es que ninguno se tenía confianza en ese baile.

—Recomiendo que empiecen a practicar hoy mismo —volvió a hablar el consejero Ibara, ahora con ese tono falsamente alegre—. No hay tiempo que perder para...

—E-espera. —Kohaku alzó la voz, alzando la mirada por un momento, solo para estremecerse y bajar la mirada rápidamente—. Hoy me... siento algo cansada, padre —murmuró en voz baja, acercándose más al trono—. Quisiera descansar por hoy y comenzar a practicar mañana o... quizás otro día.

—Claro, hija, no te esfuerces demasiado, no quisiera que vuelvas a enfermar —dijo su padre de inmediato—. Sin embargo, deberían comenzar pronto, mañana si es posible, necesitamos que Lord Senku practique para dar una buena impresión.

—E-entiendo, intentaré comenzar a enseñarle mañana... —Maldita sea.

Kokuyo les dio otro par de instrucciones antes de dejarlos ir, y apenas salir de la sala del trono Senku la miró de reojo.

—No se ve tan cansada hoy, princesa —murmuró con sequedad.

—Pues lo estoy. —Le frunció el ceño.

"Estoy cansada de esta maldita actitud tuya".

—Entonces supongo que nos veremos mañana. —Le dio la espalda y comenzó a alejarse.

Kohaku quiso decirle algo, preguntarle si lo que dijo en la sala del trono era cierto, pero seguramente no lo era... Él solo quería ser rey, nada más, eso era evidente.

Se dio la vuelta para ir a encerrarse en su cuarto y luego escaparse a ver a Ruri, pero entonces la voz de Senku la detuvo.

—Por cierto, princesa... entiendo que esté muy cansada para bailar, pero... si no está cansada para cenar, ¿se uniría a mí al atardecer?

Kohaku volteó de inmediato, sus ojos muy abiertos, aunque Senku seguía dándole la espalda.

—Me encantaría —dijo de inmediato, sin siquiera pensarlo.

—Bien. —Volteó a verla de repente, sonriendo levemente—. Mi intención es tener una buena relación con usted, princesa, sería diez billones por ciento ineficiente gobernar Akari sin llevarnos bien. Espero contar con su colaboración.

Ella sonrió tristemente.

—Claro... sé que serás un rey excelente, Senku...

Él la miró en silencio por un momento, antes de suspirar y dar media vuelta.

—Permítame acompañarla a su habitación, princesa.

Ella asintió, sin muchos ánimos, sabiendo que él solo lo hacía por compromiso.

Probablemente se había distanciado porque se aburrió de tener que complacerla con paseos y comidas, y ahora que su padre le llamó la atención volvería a hacerlo solo por obligación.

"Aunque incluso así... me gusta pasar tiempo con él" admitió para sí misma, con una pequeña sonrisa mientras caminaban juntos y en silencio.

Senku la miró de reojo un momento, antes de apartar la mirada.

Finalmente, llegaron a su habitación y se despidieron con un asentimiento, y Kohaku suspiró profundamente al estar sola en su cuarto, antes de dirigirse rápidamente a cambiarse de ropa y salir por los túneles fuera del palacio, tomando luego un caballo rentado de unos comerciantes cercanos para llegar más rápido a la granja.

Se reunió con Ruri y le comentó de su problema, a lo que ella no se preocupó demasiado.

—No es tan difícil... tú bailabas en las ferias del pueblo ¿no? El baile es similar, pero... con menos saltos y aplausos. —Rio divertida—. Aunque lo difícil será enseñarte lo suficiente hoy para que puedas enseñarle algo a Senku-san mañana sin que se note que no sabes mucho...

—Y tampoco puedo quedarme mucho tiempo aquí, tengo que cenar con él. —Y no quería perderse esa cena.

—Entiendo, aunque... —Se llevó una mano a la barbilla—. Creo que hay otra forma de hacer esto menos complicado...

—¿Eh?

.

Senku y Kohaku se reunieron para cenar en el balcón de siempre al atardecer, esta vez a solas, para satisfacción de Kohaku.

—Ahora sí la noto mucho más cansada, princesa —murmuró Senku con sequedad al verla sentarse frente a él con la respiración agitada por haber corrido para llegar a tiempo, y además despeinada porque apenas tuvo tiempo de cambiarse al regresar.

—Sí, eh... como dije, me siento cansada. —Rio nerviosamente—. En fin, me alegra que podamos comer a solas, porque... tengo que confesarte algo. —Lo miró seriamente.

Senku se tensó, mirándola con obvia expectativa.

—Claro... dime. —También se puso muy serio, como si estuviera esperando algo en específico.

Ella ladeó la cabeza, confundida, pero rápidamente se concentró en lo que necesitaba decirle.

—Es sobre el baile —dijo, y él alzó una ceja—. Lo cierto es que... nunca me gusto demasiado la danza tradicional... y por eso la verdad... nunca practique mucho, solo lo necesario para complacer a mi padre —recitó lo que Ruri le había dicho— y hace mucho no bailo así que... olvidé casi por completo el baile. —Rio nerviosamente—. Cuando mi padre me ponía a practicar, yo aprovechaba para irme a ver a mis tíos, y solo practique lo necesario para bailar delante de él.

Senku hizo una mueca, parecía casi decepcionado pero ¿de qué?

No obstante, él rápidamente apartó la mirada, con rostro pensativo.

—Muy bien, lo importante aquí es que ni tú ni yo hagamos el ridículo en frente de toda la corte, solo necesitamos un baile decente ¿no? ¿Puedes enseñarme lo suficiente para al menos un baile? —La miró seriamente.

Kohaku parpadeó sorprendida, ya que se supone que ella iba a sugerirle algo así, pero Senku realmente era un hombre sensato que tenía sus prioridades ordenadas.

—¡S-sí! ¡Creo que puedo! —Sonrió emocionada de que él no se detuviera a reclamarle ni a sospechar nada y fuera directo al punto de lo que necesitaban hacer—. Aún recuerdo un baile, así que mañana por la tarde nos reuniremos a practicar solo ese baile y seguramente llegaremos bien al baile.

—Si tú lo dices... —Comió un bocado de su comida con desinterés.

—De todos modos, no es que sea mala bailando, solo que ese baile en particular no me gustaba demasiado —dijo solo para intentar que la conversación siguiera viva—. He bailado en las ferias del pueblo, ¡y soy muy buena, de hecho!

—¿Las ferias del pueblo? Vaya, no veo una de esas desde que era un niño...

—¡¿Qué?! ¡Si son geniales, no hay nada más divertido! —Saltó en su asiento, los puños apretados—. ¡Ja, ojalá me hubieras visto! ¡Cuando gritaban que bailaran hasta no poder más, yo siempre duraba más que los músicos tocando! —Hinchó el pecho con orgullo.

—¿Y nadie notó a la princesa bailando en medio de la feria? —La miró extrañado y ella apartó la mirada con nerviosismo.

—N-no es que... soy muy buena disfrazándome...

—Ya veo. —Continuó comiendo tranquilamente.

Ella intentó sacarle más conversación, pero él volvió a sus contestaciones monosilábicas y ella tuvo que resignarse.

Pero...

"¿Por qué se está comportando así? Desde hace días que está raro conmigo y ni siquiera estoy segura de por qué... y no estoy segura de si quiero saber".

Aunque por otro lado... la curiosidad la estaba matando.

—Senku... ¿hice algo que te molesto? —preguntó luego de tomar el último bocado de su comida.

Él pareció sobresaltarse por un momento, pero rápidamente recuperó la compostura, apartando la mirada y negando con la cabeza.

—Claro que no, no tengo ningún motivo para estar molesto con usted, princesa. —También comió el último bocado de su comida—. Más bien solo puedo estar agradecido, porque nuestro matrimonio me beneficiará enormemente.

—Pero... —Bajó la mirada a su plato, jugueteando con su tenedor—. ¿Yo te... agrado? ¿O acaso te... desagrado? —Lo miró preocupada, antes de volver a bajar la mirada.

Él la miró en silencio un momento, antes de tomar aire y suspirar.

—Me agradas... Mira, incluso si esto es un matrimonio arreglado y ninguno de los lo quiso, aún podemos ser amigos, así que intentemos llevarnos bien y... conservar una buena relación de amistad. —Apartó la mirada, fijando la vista en un árbol que crecía junto al balcón, un árbol que ya estaba floreciendo los primeros jazmines, llenando el ambiente de un aroma agradable.

Senku se levantó de repente, acercándose al árbol y cortando una flor de jazmín, para luego acercarse a ella y tenderle la flor.

—Considera esto mi promesa de un pacto de paz entre nosotros, más allá de lo que pase ahora o lo que pueda pasar después... quisiera que nos llevemos bien para reinar Akari juntos.

Kohaku sintió sus mejillas enrojecer levemente mientras estiraba la mano con lentitud para tomar la flor, rozando sus dedos con los suyos al sujetar el tallo.

—No estoy segura de por qué me dices esto, pero... no hay nadie más con quien quiera reinar... sé que seremos un buen equipo. —Sonrió sinceramente, intentando tomar la flor, pero de repente él apretó el tallo con fuerza, impidiéndoselo—. ¿Senku? —Lo miró extrañada.

De repente, él la miraba con frialdad.

—¿Así quieres comenzar nuestro pacto? ¿Con mentiras? —Le arrancó la flor de la mano.

Ella lo miró boquiabierta... y dolida.

—¿Qué?... ¿De qué estás hablando? —Frunció el ceño, confundida y molesta.

—¿Con que no hay nadie más con quien quieras casarte? —Bufó—. Sí, claro, y entonces dime... ¿Quién mierda se supone que es Chrome?

Continuara...

Holaaaaaaaaaaa :D

Muchas gracias a mi querido Aigamy por patrocinar este cap! Y lamento la demora :')

Gracias inmensas también a mi querida Echo Amano por la nueva portada *o*

Espero q les haya gustado el cap y la portada nwn

Y espero ya no tardar tanto con la proxima actualización, porq de verdad disfruto escribir este fic :3

Más esta parte de la historia, amo el drama y el romance uwu XD

Bueno, ojala aún se acuerden de este fic, yo aquí me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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