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12

Las despedidas no eran la cosa más favorita para Luke, pero ahí estaba, despidiendo a las unicas personas que estaban en el castillo que lo trataron bien, y eso eran el personal, hasta Olivia y Charlie que después de todo estaban para despedirla.

—Fue un gusto haberte conocido. Eres un gran muchacho Luke, esperamos algún día volver a vernos—Víctor le sonrió a Luke.

Con Roxy no lo dudo y la abrazo, ella sonrió y correspondió, si estaría más tiempo se habrían vuelto grandes amigos, aun así el futuro nadie lo manejaba. Olivia y Charlie aunque estuviesen despedidos -por culpa de Luke- abrazaron y despidieron a Luke con sumo cariño.

—Te amo... —fue lo primero que oyó de Madi y el sonrió tomándola de la mejilla dando caricias.

—Te amo más—juntaron sus frentes unos segundos con melancolía.

—¿Y eso no es suficiente? —murmuro Madi pero el pecoso no habló.

Se Alejo y al ir al auto que lo llevaría cruzó a  Nicolás que le sonrió de lado sin alegría en realidad.

—Esperaba verte más—fue lo único que dijo.

Una última mirada y Luke entró a la limusina que lo llevaría al aeropuerto para irse.
Por la ventana, los reyes veían como su hija sufría por sus acciones.

—¿Estan felices? —oyeron la voz de su hijo—Diganme, ¿estan felices?

—Pensé que lo odiabas—murmuro Isabel dándose la vuelta enfrentando a Nicolas.

—No me cae bien, no me gustaría que Madi estuviera de novia, ni con Luke, ni con Erick. Pero si ella está tan decidida, no me queda otra que aceptar, no quería separarlos a morir, solo quería que viera cuanto valía mi hermana.

Habían hecho todo eso, lastimado a su hija y a un joven que vino con buenas intenciones a su Palacio, ellos mismos oyeron como Luke no quería que Madeleine renunciara a su puesto en la realeza, prefería que siguiera con su trono a seguir su relación.

—Nicolás... —el Rey camino a su hijo—No quisimos herirla.

—Pero lo hicieron, por un trono de mierda ya que no podía estar con un plebeyo. Por favor, pónganse en sus zapatos —se dio vuelta—Con o sin su permiso, me retiro.

Nicolás dejó a los Reyes con culpa, sumado a eso, Madeleine venía pasando cerca. La reina fue a su hija para consolar sus lágrimas, pero la princesa se separó bruscamente de ella.

—Bien hecho, madre, padre. Se ha ido, felices fiestas—con bronca y dolor se retiró de la sala.

Cerca, la esperaba Roxy que apenas la vio, la abrazo y consolo por su corazón roto.

(....)

La familia real siempre fue estricta, debian tener una imagen pública hermosa ante el pueblo y los demás nobles. Entre eso, estaba el casarse con otro noble, para que la sangre real no fuese manchada. Igual esto no sólo era la familia de Cordinia, en la antigüedad llegaban hasta a tener relaciones entre familiares por mantener la sangre más pura. Actos que por suerte dejaron de hacerse por ser reconocido como malo.

Isabel y Enrique fueron educados de ese modo tan cruel, suerte que su forma de educar a sus hijos no había sido tan brusca y estricta como lo fueron los abuelos de los mellizos rubios. Su amor a sus hijos no se le negaba, y el ver que su hija estaba llorando o deprimida, hasta enojada, todo por ellos, los lastimaban mucho. Agregando que su otro hijo no les quería ni dirigir la palabra, solo apoyando y ayudando a Madeleine por su estado emocional.

—Otro baile éxitoso—la pareja volteo y encontró a Víctor—Deben estar felices.

—¿Nos vemos felices, Víctor? —pregunto Enrique y suspiro—Ese chico... Conmovió a todos aquí, siendo fiel a sus convicciónes.

—Y algo más... —murmuro Víctor.

—Si, y no obligó a Madeleine a abandonar la corona—Isabel miro las decoraciónes del castillo—Pense que estaría feliz, pero veo que no... Al final, me equivoque.

—Como yo—Enrique soltó una vaga risa—El muchacho fue el mejor partido que pude haber visto de mi niña.

—Jamás pensé oir eso de ustedes, menos de la reina Isabel—la mujer asintió.

—Pero nunca más lo vas a oír—aclaró—Cariño, Víctor. ¿Creen que sea demasiado tarde?

—Nunca es tarde cuando se trata de amor, Majestad—ánimo el mayordomo con una leve sonrisa.

En otro sector, Madeleine con lágrimas secas y un dolor en su corazón, camino por el jardín del Castillo, con los ánimos por el suelo.

—Madeleine—Erick se acercó con una sonrisa—Estas muy desanimada, ven a tomar un paseo, casi siempre te alegra.

—No gracias—contestó con firmeza por la leve molestia que tenía con el príncipe.

Erick se sentó en los bancos del parque y le siguió la rubia que veía sus uñas con poco esmalte en ellas.

—Nunca te ví tan así, no te deprimas, vuelve a ser la misma que siempre fuiste.

—¿Y como es esa Madi?, por que a ver... Tu eres un principe, yo una princesa—le dijo aún con enojo—Son títulos, no puedes decirme que actúe como la princesa que soy. Por que ser una princesa no te define como persona, no es nada más que un título de mierda... Yo quiero ser más que un título para alguien, lo cual igual te lo recomiendo.

A diferencia de Madi, Erick tuvo padres como los de Isabel o Enrique. Un príncipe bien educado, con convicciónes absurdas y superficiales.

—El tiempo cura las heridas, Madi—la muchacha vio como le tomó la mano—No quiero que lo nuestro suceda, por ahora.

Ella no podía creer que en serio intentara luego de ver el amor que tenía por Luke, que tenía un corazón roto y estaba enojada con sus padres.

—Perdón, lo intente una última vez—soltó la mano de la princesa—¿Sabes? Me invitaron a un baile en año nuevo, dicen que hay una duquesa joven muy encantadora.

—Tiene 9 años—bromeó un poco Madeleine y quiso reír al ver la mueca del chico.

—Como sea. Yo, en serio lamento lo de Luke... Por sus apesar de todo, me sorprendió mucho su actitud.

—Gracias, cuando lo veo le diré—ironizó.

La charla la interrumpió Víctor que llamó a Madeleine.

—Su Alteza, lo Reyes quieren verla.

—¿Para que? —lo menos que quería, era ver a sus padres.

—Lo averiguara usted misma—el tono misterioso de Víctor le dio intriga, y era una chismosa de primera

(.....)

Llegó a donde se reuniría con sus padres, fue sorpresa el ver el árbol pequeño que había comprado Luke.

—Pensé que estaría en la basura—con eso, anuncio su llegada y sus padres la notaron.

—Es un lindo árbol, aun con que llegue a tener defectos—exclamó Enrique haciendo una indirecta a cierto pecoso—Toma asiento porfavor, Madeleine. Tu madre quería contarte algo.

Enrique camino a la princesa y la abrazo sorprendiendo a la chica. El rey susurro un  "Lo siento" Y se Alejo de la Oficina.
Simples palabras fueron, pero significaron mucho para ella. Haciendo caso a su padre, tomó asiento junto a Isabel.

—Antes de conocer a tu padre, me enamore... De un plebeyo—la menor escucho interesada e impactada—Tus abuelos no lo apoyaban. Pasamos por mucho, nos discrimaron y no me dejaban estar felizmente con el, hasta intente escapar con el. Tus abuelos me encontraron y me prohibieron verlo, así conocí a tu padre, como un rescate a que "ensuciara mi sangre"—hizo comillas con sus dedos en las últimas palabras—Tu padre, logró que lo amara con el tiempo, le tome cariño y el a mi. Aun así mi corazón le pertenecía a ese plebeyo, cosa que tu padre comprendió... No puedo decir que me arrepiento de haberme casado con Enrique, por que sin el, ni tu, ni tu hermano estarían aquí.

Las imágenes de ese plebeyo, de ese amor prohibido. Inundaron la cabeza de la reina.

—¿Que le pasó al plebeyo? —interrogó Madeleine.

—Siguió su camino y yo el de convertirme en Reina—Isabel agarro las manos de su hija y las acarició—Cariño, yo quiero muchas cosas para ti, y una de esas es que seas feliz.

La puerta fue abierta y Víctor con los dos anteriormente despedidos chicos, entraron. Enrique entró tiempo después con una sonrisa, el despido a esos dos jóvenes no le había gustado y la idea de Víctor le agrado.

—¿Que hacen aquí ellos dos? —la reina miro a su esposo con leve enojo.

—Los volví a contratar, y por petición de Víctor le dimos una promoción—explicó el Rey.

—Sus tostadas y mermelada, Majestad—Olivia le dejó la bandeja y las manos de madre e hija se separaron.

—¿Membrillo? —la chica asintió.

—Su Te, Majestad.

Charlie le sirvió del lado correcto, y cuando la reina probó este, estaba perfectamente caliente. Al final, los dos jóvenes conservaron el empleo por el modo que dejaron a Isabel.

—Compraré una pintura al óleo—dijo la promesa que hizo tiempo atrás viendo a los chicos irse.

Mirándose solo, Enrique pudo saber que Isabel estaba de acuerdo y le contó la historia del plebeyo. Con una sonrisa se puso firme.

—Víctor, hay que hacer un anuncio real. Por que la princesa Madeleine esta enamorada, no de un príncipe, sino de un nueyorkino.

Las palabras de su padre le hicieron brillar los ojos, y más fue cuando Nicolás entró con una leve sonrisa, había hablado anteriormente con su padre y escuchado la conversación -aunque fuera descortés-. Madeleine sintió que porfin había aceptado a Luke como novio, lo cual era verdad.

(....)

Un pecoso disfrutaba una tarde de fiestas con su familia, desanimado en el Fondo por el rompimiento pero apoyado y animado por sus hermanos, su ex-niñera, sus padres y hasta por su mayodormo,

En eso, el ascensor se abrió, haciendo a los presentes ver como la familia Real de Cordinia estaba frente suyo. Emma casi muere de un infarto, los señores Ross pudieron reconocer a los mayores, Ravi quedó fascinado por verlos, Zuri observo mucho las joyas de la Reina, Bertram quedo en shock y Jessie sin poder moverse.

—¿Madi? —pregunto el pecoso levantadose del sillón yendo a su ex-novia.

—Se que me dijiste que no, pero debo intentarlo de una mejor forma y en Nueva York. Donde nos conocimos—de su bolsillo saco el anillo—Luke Ross, ¿Harias esta promesa conmigo?, prometo amarte y respetarte.

No supo que decir, el había negado el estar juntos por la corona y el ver atrás suyo a sus ya no suegros, lo confundió más.

—Madi, me hubiera gustado aceptar pero...

—Tonterías—le corto la charla Enrique—Luke, eres un gran muchacho, lamento en serio los errores que cometimos con mi esposa. Di que si, sin ataduras a nada.

Menos esperaba recibir una palmadas en el hombro por parte del Rey.

—Lamentamos mucho todo, Luke—Isabel fue a abrazarlo—Eres la persona perfecta para mi niña, espero no me decepciones.

—Jamás—murmuro el pecoso correspondiendo el abrazo.

Separado del abrazo, Nicolás se acercó y le revolvió el cabello sin decir tanto.

—La lastimas y estas muerto.

El pecoso río y en frente de Madi, le sonrió alegremente. La chica extendió el anillo que era muy valioso, no por su costo, sino por el significado.

—¡ESPEREN! —con el célular en mano, la familia de Luke tenía su célular grabando a los tórtolos.

—Quiero el video después—susurro Isabel a Cristina que asintió murmurando un "claro".

—Entonces, Luke Ross, ¿Quieres hacer esta promesa conmigo? —repitió la pregunta Madi y Luke río con una alegría inmensa.

—Si no tengo suegros, cuñados, príncipes o nobles que se metan en nuestro camino—Los demás y Madi se rieron por Luke—Si, aceptó.

Aplausos y gritos de felicidad se oyeron. Y nuestra pareja protagonista se puso el anillo, para terminar sellando su destino con la Unión de sus labios en un beso que trasmitia todo el amor que ellos sentían el uno al otro. Por que Madi aunque fuese princesa amaba a Luke, y el la amaba a ella.

FIN


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