07
Siempre se le vio al personal como gente que no debías acercarte por solo ser eso, el personal. Luke mismo lo hacía pero de una manera relativamente inocente cuando se trataba de Bertram, pero como dice las típicas frases "la gente puede cambiar" Y fue el caso de nuestro pecoso favorito.
El castillo estaba en silencio por la falta de toda la familia real, logrando que el personal estaba en su tiempo libre ubicados en el espacio destinado para ellos. Y por edad razones Luke los acompaño en risas, charlas sobre diversos temas y anécdotas aleatorias.
—Si y Jessie nos salvó pero rompimos Hollywood, literalmente rompimos la palabra Hollywood.
Las anécdotas que el pecoso tenía de las millones de aventuras junto a su niñera pelirroja y sus hermanos eran las más escuchadas por los demás, era gracioso el hecho que el con una niñera y hermanos tuvieran tantas travesías.
—Oigan—Roxy en manos tenía el arbolito que antes compró Luke—¿Y si lo decoramos?
Por que si, el rey había sacado todas las decoraciones cuando le entregó de vuelta a Víctor el árbol, justificando que no debía tener tales decoraciones tan sofisticadas.
—Me apuntó, es divertido.
Comodidad, calidez y amor podía sentir Luke con este grupo de personas.
Antes hubiera odiado o burlado a los del servicio, pero siempre de manera inocente sin comprender mucho, o también hubiese actuado de una forma donde el haría ver que su vida de chico millonario era algo normal, y que la pobreza era no tener un cine en su casa como el.
Era mayor ahora, un muchacho que en unos años tendría 20, y prefería pasar tiempo con el personal, gente que nos los juzgaba por su falta de modales, faltaba que estuviera su querida novia y estaría perfecto. Luke vivió una vida de lujos, pero era Luke Ross, no tenía la sofisticación o inteligencia de Emma o Ravi, o hasta el ingenio de su hermana Zuri, el era el de cara bonita, el popular y el que cumplía con el estereotipo perfecto de "Chico popular".
—Es exquisito la comida que ví que quieren preparar—festejo Charlie.
—¡Exquisito!, eso es—Víctor, que estaba con un crucigrama, celebro y dio un gracias antes de escribir la palabra en este.
—Oi risas—Luke volteo y encontró al Barón—Un sonido particular en este lugar.
—¿Puedo ayudarlo Barón? —Roxy rompió el leve silencio que hubo entre su grupo.
—En realidad solo buscó a Luke.
El llamado lo asustó, no comprendía por que un Barón lo buscaría cuando en la cena había sido un desastre total y más con el, por que le recordó el hecho que no podía tener hijos.
—Barón, le pido perdón por todo lo sucedido en la cena. Fui un desastre y se que lo que le dije le hirió, no fue con malas intenciones.
—Son cosas que pasan—le término el tema el hombre—¿No te llevaron a la cabalgata? —el silencio de Luke le dio la respuesta—Yo no sabía Calbalgar hasta casarme con Barb.
¿Barb?, ¿que clase de nombre es ese?, pensó nuestro protagonista.
—No es fácil encajar con esta gente al principio.
—¿O sea... Su familia no es su familia? —Luke funcio el ceño.
El Barón soltó un suspiro alzando sus hombros para reírse y negar levemente con una sonrisa.
—Cuando los conoci, los salude en alemán pero los llame ladrones, además de romper una antigüedad—El dúo río un poco más cómodo. Pienso ir a la ciudad, excusa para ir de compras, ¿vienes conmigo?
Luke veía en el Barón un aliado en su Odisea Real.
(....)
Habían congéniado bien, paseando por la ciudad saludando de vez en cuando a los ciudadanos y admirando el espíritu navideño. El Barón era un gran hombre que no lo trataba mal o lo discriminaba por no ser un chico de la realeza, y Luke para el Barón era un agradable muchacho que era compatible con la princesa Madeleine.
—Que amable, le compras regalo al personal.
El pecoso entre toda la salida había gastado dinero en regalos para el personal, en modo de agradecimiento por darle un espacio en su grupo.
—Es un regalo de agradecimiento.
—Y me encanta la intención con la que lo haces.
Si no fuera que el Barón tenía esposa, se lo hubiera presentado a Jessie, un hombre guapo -según Luke- que era amable y caballeroso, mientras lo iba conociendo más ganaba puntos, pero era en vano.
Caminando tranquilos, el menor fue llamado por una niña que antes había hablado con el, Poppy. El Barón intrigado y sonriendo por la ternura de la niña acompaño a Luke.
—Poppy, el es el Barón Kent.
—Un gusto Mi Lord—esa reverencia y esas dos últimas palabras hicieron reír a Kent.
—¿Y como están las ventas?
Dicho esto Luke fijo la vista en la hermana Agnes. El puesto estaba vacío en gran parte, por la parte de los árboles que antes había comprado Madeleine.
—Como la princesa Madeleine compro los árboles solo quedan algunas decoraciones.
El Barón y Luke miraron las decoraciones que no eran tantas, cosa que afirmo Poppy por que no podían vender tanto y el dinero podría no ser lo suficiente.
Luke paso la mano por el mantel rojo que estaba puesto en la mesa, así, recuedos de un momento con Emma vinieron en su mente.
—Tal vez pueda ayudarlos un poco.
(.....)
La Cabalgata dio por terminada y debían dar un recorrido por el pueblo, Madi no había visto por varias horas a Luke y la compañia de Erick en la Cabalgata en un forzoso intento para que "se enamoran" Por parte de sus padres, la habia puesto de mal humor.
—Hay menos gente ahora—le contó Nicolás a Madi.
—Tal vez por que nunca bajamos, solo estamos sonriendo y saludando esperando que nos idolatren.
—Bien, la próxima llega con unos patines y un traje de payaso así solo si lo harán por que quieren—las palabras de su padre hizo bufar a la rubia menor y reír al otro Rubio.
—Nunca toman en cuenta las cosas que digo. Cambie, el mundo ya cambio y debemos cambiar cosas... Pero claro, nunca quieren hablar de eso.
Era absurdo el dialogar sin discutir -pacíficamente- con sus padres. Su experiencia en Nueva York la ayudó mucho a ver distinto las cosas.
La familia no dijo nada más, solo sonreían y saludaban, parecían los pingüinos de Madagascar saludando sin hacer tanto.
En un momento la limusina paró y en su costado encontraron al pecoso que los Reyes querían lejos de su hija, y que Nicolás de a poco no le caía TAN mal.
—Es Luke... —murmuro Madeleine con una sonrisa.
El Barón Kent, Luke y Poppy tenían bufandas, gorros y distinta ropa de invierno con los colores rojo y verde, que significaban mucho la Navidad.
—Esto es para ustedes Majestades—Poppy con dos bufandas -una de color rojo y verde- en manos yendo a los Reyes.
Con ternura Isabel y Enrique agarraron el regalo, y los mellizos rubios asomaban su cabeza para ver el regalo que habían recibido sus progenitores, como si volvieran a su niñez donde Nicolás y Madeleine se emocionaban con los regalos del pueblo.
—Ese es el verdadero espíritu de las fiestas—madre y padre miraron a su hija que sonreía orgullosa de la actitud de su novio.
Acciones como esas hicieron ablandar el corazón de los Reyes y del príncipe sobre el muchacho Ross.
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