Muchas veces Luke pensó en su novia como una princesa, como una guerrera, como una superhéroe, como una Pirata... Tenía sueños raros, ¿que decir?. Todos esos sueños, eran eso, sueños (muy raros) y jamás se harían reales.

—Si... —Madi lo saco de su burbuja—Madeleine Windsor, princesa de Cordinia.

El celular mostro una foto perfecta de su novia en un vestido digno de la realeza y una gran corona puesta en su cabeza, con el Fondo de una puerta de madera con detalles en dorado.

—Espera... ¿Que?, ¿Como?, ¿Que es Cordinia? —La muchacha quería reír por lo tierno que se veía su novio, pero no era momento de reír.

—Es un Estado soberano ubicado en una parte de Francia—dejó de mostrar la foto en su celular y se preparó para la segunda sorpresa para Luke.

—Entonces, ¿No sos Madeleine?

—No, no, no. Si soy Madeleine, solo que unos nombre más. Madeleine Charlotte Lilith Camille Sofía Isabel de Costa Brava V... Si, eso.

—¿Y que fue esto? —cuestionó Luke aún sorprendido por el nombre largo—Me refiero a nosotros.

—Fue real, Es Real—Madi tomó los manos de Luke—Llegue a Nueva York para tener una vida lejos de la realeza, y si suena muy cliché pero es verdad. Prometi estar aquí manteniendo mi identidad secreta, pero... Apareciste y cambio todo.

—¿No eres la Madi que conozco? —siguió con sus dudas el chico Ross.

—Amor no he cambiado nada.

—No, no... La Madi que conozco ve Star Wars y vive comiendo panqueques.

—Como Panqueques y veo Star Wars que Cordinia. ¿Podrias perdonarme?

Toda esa noticia seguía procesando en el cerebro del chico, pero podía notar lo afligida que estaba Madi con el tema de su sangre real.

—Quizás a Madi pero no a.. Madeleine Sofía no se cuanto más—Ross tenía el derecho de sentirse engañado, eso pensaba el.

—Ven a mi casa para las fiestas—la rubia tomó sus manos arriba de la mesa—Y te prometo que veras que Madi y la princesa Madeleine... Son la misma persona.

Quedó un breve silencio en la pareja antes de que el pecoso diera su palabra.

—¿Y me prometes que no hay otro hombre? —Madi río antes de asentir—Entonces bien.

(.....)

—Una vez un príncipe me pidió matrimonio... Y AHORA TU SALES CON UNA PRINCESA—Hablaba Emma acompañando a su hermano pecoso junto a Ravi y Zuri.

En el Fondo, nuestro querido mayordomo favorito tenía las maletas con fuerza y cero ganas.

—Tengo una cuñada princesa... ¿Crees que tenga algún Pony? —podría ser que la menor de los Ross ya estaba grande, pero amaba los Pony.

—Oh, podría tener hasta un Zoológico de reptiles, ¿no? Madi dijo agradarle los reptiles—decía con ilusión Ravi.

—Si tienes un hermano.. Presentamelo—pudo oir y ver como Jessie le pedia a su novia y le guiñaba el ojo.

—¡No uses a mi novia de Cupido! —grito el joven antes de ir a abrazar por la cintura a la ojiverde que río levemente.

—¿Ya pueden entrar? —se quejó Bertham—No siento mis brazos.

—Niños, niñas, ayuden a Bertham—los hermanos Ross, Madi y Jessie ayudaron al hombre para guardar todo.

Con todo guardado y listo, la familia se despidió con abrazos y muchas felicidades por lo que pasarían con esta familia nueva.
El pecoso tenía nervios de los que pasaría, y en el transcurso formo en su cabeza distintas formas de confrontar a sus suegros, en esos momentos en solo quería tener alguna corona grande en su cabeza para que no lo tildaran de alguna "sangre no real muy sucia".

Mientras el muchacho pensaba en sus suegros. En Coordinia, los reyes tomaban el Té, con su cabeza repitiéndo las palabras de su hija, que venía con un amigo a pasar las fiestas. Cosa que no les ocasionaba tanto humor, la regla era no decir su identidad y ahora traería a un amigo, suerte fue que su hijo Nicolás no sabía de este amigo.

—Reina Isabel, Rey Enrique, el desayuno esta servido—habló el jefe de mayordomo con los nuevos asistentes y su hija ayudandolos.

—Sus tostadas y mermelada, Madame.... —dijo nerviosa una de las novatas—Quiero decir, Majestad.

—¿De que sabor es la mermelada? —pregunto Enrique para romper la tensión.

—Mandarina, Majestad.

—Me gusta la de membrillo—se quejó la reina-y prefiero leche sin grasa la próxima vez.

—Si, Majestad—Regañadas, las chicas se fueron sintiendo vergüenza de lo sucedido.

Roxana hizo una mueca pequeña cuando se fueron y rápidamente las siguió para darle algún apoyo para que no tuvieran un ataque de nervios por haberse equivocado .

—Su Té, Majestad—primero paso a Isabel el nuevo chico a punta de servirle Té.

—Esta por servirlo del lado equivocado—el tono fuerte asustó al muchacho que paso rápidamente al otro lado de la reina.

—Le pido que sea menos dura—dijo con tranquilidad el jefe de mayordomos.

—Exacto cariño, estos chicos recién empiezan—explicó su marido—Están aprendiendo.

—Bueno... Entonces que me avisen cuando lo hagan bien, así se conmemora con una pintura al óleo.

Charlie, el novato, sirvió después al Rey yéndose con su corazón latiendo fuertemente por el susto que le daba la reina.

—¿Y el viejo sirviente? —confundido el rey espero la respuesta de su mayordomo más confiable.

—Lo que pasó con los anteriores... —respondió con confianza al Rey.

Ese motivo había sido las exigencias de la reina Isabel, el Rey Enrique y el príncipe Nicolás. Que llegaban a pedir barbaridades.

—Estas demasiado estresada—afirmó el Rey preocupado por su esposa—Debes tranquilzarte.

—Quiero que todo salga bien con Madeleine, esta desconocida por completa y va a traer a un chico—noticias como esas no le agradaba a ninguno de los Reyes.

—¿El neoyorkino? —pregunto el mayordomo—Dicen que los hombres de ahí son agradables.

Aun así no les agradaba todo el tema de ese chico.

—Espero que no sea nada serio—dicho esto, la pareja real tomó el Té que por mala suerte, no estaba caliente.

—El té, esta tibio—se quejó la mujer rubia.

Con esto el desayuno dejó de importar.

(....)

El castillo de la familia real de Coordina era sorprendente. Claro que Luke no estaba tan asombrado por el hecho que estaba acostumbrado a ver ese tipo de riquezas, pero el estaba en frente de un castillo que tendría toda una familia real.

—Bienvenido, a mi humilde hogar—bromeó Madi—Ya, vamos que te presentó al personal que es como mi familia.

El primero en la fila era el jefe de mayordomos, Víctor.

—Que gusto verte de vuelta, Victor—dijo emocionada por el reencuentro.

—Se ve estupenda su Alteza real—halago—¿El viaje le hizo bien?

—No tienes idea cuanto—suspiro aliviada Madi con atrás Luke sin saber que decir.

—Me lo imagino—con tono burlesco miro al pecoso que río avergonzado.

—Hola, un gusto soy Luke—fue el primer error que hizo, estirar su mano confundiendo a Víctor—Oh si, perdona.

Luke bajo la mano y siguió el camino con Madi. Fueron subiendo saludando a los demás del personal con una sonrisa y amabilidad que ablando el corazón de estos.

—tremendos guardias—para hacer reír a su novia Luke se movió frente a esos icónicos guardias de plumas grandes y que quedaban absolutamente quietos.

—Siempre quedaron así, dudaba antes si eran humanos—le susurro la rubia tomando la mano dejando que Luke siguiera con su acto, aun así se reía por lo tierno que era.

Entraron al castillo decorado ya para navidad con Madeleine de conductora sobre la historia de la navidad de Cordinia.

—Aunque hace ya 40 años no cae nieve, se les llama "Las fiestas blancas de Cordinia"

—Y pensar que allá nieva siempre—el chico Ross hizo una mueca.

Llegaron en frente de una gran y larga escalera con la alfombra Roja en el medio.

—Madeleine—de ahí los Reyes de Cordinia bajaban con una sonrisa ante su hija.

—Padre, madre—conociendo sus gestos evitaban ver a Luke por el hecho de ser "anti realeza".

—andas usando otro tipo de ropa, ¿te robaron? —la mayor rubia miro la vestimenta casual y sin joyas de su hija.

—Un gusto es verlos de vuelta—Madi ignoro aquellas palabras de su madre.

—Mira que cosas... ¿Y por que no viniste más seguido? —interrogó su padre y Luke pudo sentir que hacía de mal cuarto ahí.

—Madre, padre. Les presentó a Luke Ross.

Me hubiera ido corriendo cuando los ví entrar, pensó Luke por los nervios que carcomian su cuerpo.

—Es un placer conocerlos—empezó a recordar la práctica con sus hermanos de como se presentaría.

Dile señora y señor, es más elegante

—señor y señora.

¡Claro que no, Ravi!, dile Reina y Rey.

—Reina y Rey—se exaltó un poco haciendo memoria más del ensayo.

¡Callense!, que le diga majestuosidad

—Majestuosidad—fue lo último que pensó y quedó mucho peor que antes, sonrió con nervios e hizo una vaga reverencia.

Jamás le pediría consejos a sus hermanos.

—Que agradable saber que Madeleine invite amigos—Enrique Windsor era el hombre con la mejor sonrisa que había, sin duda.

—Luke no es solo un simple amigo—entrelazo su brazo con el suyo—Es mi novio.

La mirada del matrimonio real cayó la mirada en el mencionado que sonreía sin alejarse de su novia.

—Que... Noticia—murmuro Enrique con falsa alegría.

Lo que le esperaba a Luke Ross con la familia Windsor.