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Capítulo 5: Conoce Tu Entorno.

Lunes 11:20 am
Roxana y Timoteo.

Roxana llegaba corriendo aquel edificio le había tomado más tiempo debido al tráfico de la ciudad, al llegar lo primero que veía era aquel vigilante, poniendo sus manos sobre la recepción le sonreía.

—Buenas tardes o días. –Dijo con una leve inseguridad algo agitada. —Señor Gómez.

Aquel hombre de edad con bigote blanco la miraba.

—Es González. –Le respondió sin interés. —Y ¿Tú quién eres? –Le preguntó al no reconocerla.

—Soy Roxana. –Hacía una corta pausa. —Ayer viene con el señor César. –Se explicó moviendo sus manos.

—¿Trabajas aquí? –Le preguntó serio.

—Si, hoy es mi primer día.

—Y ¿Tu llavero para entrar? –Preguntó en tono de autoridad y serio.

—No me lo dieron. –Dijo algo confundida.

—Sin llavero no pasas jovencita. –Dijo indiferente sentándose en su silla.

—Por favor. –Suspiró conteniendo su coraje. —No me haga esto en mi primer día. –Suplicó con una leve tristeza en su voz.

—Las reglas son para todos, si no tiene llavero, no te puedo dejar pasar. –Le dijo sin interés y sin verla.

Soltando un suspiro y mirando aquel mal educado hombre, ella sólo se quedaba parada esperando que alguien la ayudará, pasaban los minutos, entraba y salía varios trabajadores ante la mirada molesta de ella.

Ya cuando el reloj daba el mediodía, empezaban a salir más personas entre ellas estaba Timoteo que la reconocía.

—Roxana. –Dijo emocionado saludándola. —Pensé que no vendría.

—Aquel hombre. –Dijo entre dientes moviendo su mirada hacia el vigilante. —No me quiso dejar entrar.

Timoteo lo miraba entre lo que salían algunos trabajadores.

—Si te creo. –Sonrió —Yo iba a almorzar, si quieres te invito a comer algo y venimos a trabajar. –Dijo amable con una sonrisa.

—Está bien, quizás el mal genio se me pase comiendo, gracias. –Le sonrió sonrojándose.

—Ven vamos, aquella cafetería donde te vi por primera vez. –Se expresó con amabilidad moviendo su brazo hacia adelante.

Ambos salieron rumbo a la cafetería, en el camino platicaron un poco para conocerse mejor y al llegar tomaron asiento.

—Entonces tienes veintidós. –Dijo él con curiosidad mientras se sentaba.

Ella se sentaba al otro lado quedando frente a frente.

—¿Tú cuántos años tienes? –Le preguntó con curiosidad viéndolo.

—Tengo veintiséis. –Le respondió amable poniendo su mano sobre la mesa.

—Cuéntame sobre ti, me gustaría conocerte mejor. –Dijo ella con amabilidad y una sonrisa.

Él soltaba una sonrisa, se sentía algo intimidado por ellas, no podía verla a los ojos de lo tímido que estaba, así que la miraba ocasionalmente, uno de los meseros se acercaba.

—Buenas tardes, hoy en sopas solo tenemos la de fideos. –Dijo algo apresurado con su libreta en la mano.

—Si me pareces bien, ¿Para ti? –Ambos la miraban.

—No me gusta la sopa, ¿Qué tienes de principio? –Preguntó curiosa y amable.

—Tenemos lentejas o frijoles. –Le respondió el mesero con la misma amabilidad.

—Dame lentejas. –Respondió ella con seguridad.

—A mí de frijol, hoy se me antoja. –Respondió él sin mucho interés. —¿Qué tienes de jugo?

—Mora y naranja, señor. –Le respondió el mesero viéndolo.

—Mora, ¿Te parece? –Preguntó viéndola.

Ella solamente le respondió moviendo su cabeza.

—Perfecto, ya traeré sus órdenes.

El mesero se retiraba mientras la cafetería se llenaba.

—¿Quieres saber de mí? –Le preguntó viéndola retirando su mirada al hacerlo.

—Claro, si vamos a trabajar juntos debo tener amigos en el trabajo. –Se reía con timidez.

—Soy camarógrafo y jefe de edición. –Le respondió mientras tenía la mirada perdida. —Llevo trabajando cuatro años ahí.

—Ya debes tener tu experiencia. –Agregó con seriedad e interés.

—Claro, aprendes algo nuevo todos los días. –Le respondió con una sonrisa. —Pero actualmente la empresa no le está yendo de lo mejor. –Se expresó con tristeza en su voz.

—¿Pasa algo? –Preguntó algo confundida.

—La competencia está muy alta, y nuestra página está siendo olvidada. –Le respondió con un leve desinterés. —Tiene una actriz que está de moda, todos hablan de ella, todos quieren sus videos. –Golpeaba sus dedos sobre la mesa. —Y muchos de nuestros empleados se han cambiado a esa empresa.

—Pensé que era solo porno y ya. –Decía en un tono burlón y confundida.

—No es solamente eso, es un trabajo, mírame a mí. –Dijo con una sonrisa señalándose. —He grabado muchas escenas, he visto muchas mujeres desnudas, pero es algo ya normal. –Levantaba sus hombros. —No me llama tanto la atención el sexo.

Ella soltaba una corta risa.

—No te creo. –Dijo algo bromista sonriente.

—Es en serio. –Le respondió en el mismo tono. —No soy capaz de sostener relaciones con alguien que no tenga. –Movía sus manos al expresarse. —Un sentimiento o una unión afectiva, se le llama demisexualidad.

Roxana se sentía algo sorprendida con aquella palabra.

El presente.

—No sabía aún todas las sorpresas que tenía Timoteo para mí. –Dijo con seriedad y con una sonrisa. —Debí conocerte mucho mejor y ahorrarme todo lo horrible que me esperaba a la vuelta de la esquina.

El pasado.

Ya con sus órdenes en la mesa ambos comían mientras se conocían mejor.

—Me encantaría ser modelo. –Dijo él con seriedad mientras comía.

—¿Qué te detiene? Eres bastante guapo. –Se expresó con amabilidad y una sonrisa.

—Gracias. –Sonrió ante aquel halago. —Pero lo mío es estar detrás del lente de las cámaras.

—¿Tienes mucha inseguridad de ti mismo? –Le preguntó con algo de timidez.

—Un poco, pero igual me gusta estar detrás de cámaras, es lo mío. –Le respondió con seguridad.

—¿Por qué llevas esa bufanda?, Está haciendo demasiado calor.

Él se sentía más nervioso con aquella palabra.

—Últimamente, ha estado dando mucha gripa solo por si acaso. –Respondió algo tímido mientras continuaba comiendo.

—Tienes razón. –Le respondió con timidez al sentir que lo incomodaba.

Ambos comían mientras tocaba temas ocasionales, al final ambos terminaban y él pagaba, ambos caminaban rumbo a la empresa, al llegar él abría la puerta con su llavero.

—Tengo que conseguirte uno de esto. –Le dijo viéndola mostrándole aquel llavero.

—Si, ya no quiero problemas con la seguridad. –Dijo algo molesta mirando al guardia que la ignoraba leyendo su periódico.

Ambos entraban, Roxana le seguía el paso a él que caminaba hasta el segundo piso.

—Podemos usar un salón con filtro de sonido, por favor. –Soltó una risa tímida.

—Vamos a ver si hay alguno disponible. –Le respondió con amabilidad mirando los cuartos a su alrededor.

Ambos caminaban, muchas de las salas estaban con luz roja en su puerta, ya casi al final había una con la luz verde.

—Estás de suerte. –Dijo con una sonrisa.

Al abrir la puerta llegaba el chico de aquella vez pasándole por el lado a Roxana.

—Teemo, olvidé mi celular adentro. –Dijo tranquilo señalando la sala.

—Claro está bien. –Hacía una breve pausa. —Thiago ella es Roxana. –La presentaba con su mano derecha. —Thiago, Roxana, Roxana, Thiago, él es el motivo de porque esta empresa aún no quiebra. –Dijo en un tono burlón soltando una corta risa.

—Thiago Soto. –Dijo amable con una sonrisa. —Pero todos acá me conocen como Zeus.

Ambos se estrecharon la mano con una sonrisa amistosa.

—Roxana Chamoun . –Lo miraba a los ojos pérdida en su mirada. —Soy la nueva. –Decía distraída.

—¿Qué significa tu apellido? –Le preguntó con curiosidad, soltando su mano, viéndola algo confundido.

—Larga vida. –Dijo confiada sonriendo.

El presente.

—Ahí estaba, junto a los dos hombres que me iban a cambiar la vida de tantas maneras. –Dijo con algo de decepción en su voz. —Nunca lo imaginé, y este tatuaje me recuerda esos errores. –Dijo mostrando su brazo. —Está tapado por otro, aún así me trae pésimos recuerdos. –Soltaba un suspiro acariciaba su brazo.

El pasado.

Los tres entraban al set de grabación, estaba bastante elegante, el cuarto estaba muy iluminado con la cama organizada, Roxana se adentraba más, mientras aquellos chicos se le hacía algo de todos los días.

Algo tímida se sentaba sobre la cama mientras Timoteo preparaba la cámara, Thiago tomaba asiento a lo lejos mientras la miraba.

—¿No buscabas tu teléfono? –Le preguntó algo confundida.

—Ya lo encontré. –Dijo algo cínico sacando su celular del bolsillo.

—Él tiene que estar aquí ¿Mientras grabamos? –Dijo algo incómoda señalando aquel chico, teniendo su mirada en Timoteo.

—Thiago hazme el favor, ella es nueva. –Le reclamó sin mucho interés.

—Está bien. –Se levantó de la silla. —Igual vamos a grabar en algún momento, eres el reemplazo de Shasha.

—¿Reemplazo? –Preguntó confundida.

—No es así. –Se excusó Timoteo. —Solo que llegaste cuando ella se fue, solo es casualidad. –Se explicó con una leve incomodidad.

—¿Qué pasó con Shasha? –Preguntó Thiago algo serio. —¿Se cambió a la competencia? –Preguntaba con una leve molestia y decepción en su voz.

—No lo sé exactamente. –Le respondió a secas. —Puede salir Thiago. –Señaló las puertas.

—Sí, pero antes. –Movía su dedo índice señalándole.

Ante la mirada de ambos se le acercaba a Roxana, ya que era más alto, le levantaba la mirada poniendo su dedo índice por debajo de su barbilla.

—Sé que tu talla de sostén es treinta y seis, copa ce. –Dijo susurrando con seguridad viéndola a los ojos.

Ella se abrazaba ocultando sus senos entre sus brazos.

—¿Cómo sabes eso? –Preguntó en un susurro.

Él solo le respondía levantando las cejas.

—También sé que eres virgen. –Le susurró.

Ella lo miraba sorprendida abriendo sus ojos con asombro, desviando su mirada.

—Lo sé, porque tus nalgas se mueven de lado a lado, y no de arriba hacia abajo. –Susurró alejándose con una sonrisa.

Roxana trataba de no verlo y se sonrojaba.

—Está la próxima toma Roxana. –Dijo con una sonrisa mientras salía del lugar.

Timoteo suspiraba viéndola y se le acercaba.

—Tranquila, él es así. –Se expresaba con amabilidad.

—Está bien, ya firmé contrato igual, podríamos no grabar hoy. –Soltaba un suspiro.

—Como mejor te sientas. –Dijo con amabilidad sonriéndole. —Está bien, hay tiempo. –Se acercaba a su cámara mientras

—¿Puedo contarte un secreto? –Le preguntó algo angustiada y tímida.

—Claro ¿Qué pasa? –Preguntó con un leve desinterés mientras organizaba algunas cosas.

—No te rías por favor. –Pidió con amabilidad y una mirada desviada.

—Confía en mí. –Le sonreía.

—No sé leer del todo. –Perdía su mirada y suspiraba. —No sabía ni que íbamos a hacer, porque no entiendo bien qué decía esa lista.

Timoteo la miraba y se quedaba en silencio.

—Anda búrlate como todos. –Dijo algo decepcionada perdiendo su mirada.

—La falta de educación no es motivo de risa. –Dijo con seriedad buscándole la mirada.

Ella con aquellas palabras lo miraba y sonreía un poco.

—Si quieres en nuestros tiempos libres te enseño a leer. –Dijo con amabilidad y una sonrisa.

—Me parece perfecto. –Le sonrió. —Ya me siento mejor para poder grabar. –Dijo con seguridad. —Me gustaría empezar con algo sencillo.

—Está bien, ¿Tiene tu lista? –Preguntó mientras acomodaba la cámara.

Roxana le sonría y se sonrojaba.

—Claro, la tengo en mi billetera deja la busco.

Ella se acomoda el cabello sobre su oreja, mientras sacaba su billetera, Timoteo caminaba por el set comenzaba a bajarle la temperatura al aire acondicionado.

—Esto es horno. –Susurro mientras se acomodaba la bufanda, mientras el sudor bajaba por su frente.

La temperatura bajaba haciendo algo de frío, Roxana desenvuelve un papel mostrándoselo, él lo recibía y lo leía.

—Qué te parece empezar con baile erótico para nuestro, prívate fans. –Se expresaba con curiosidad mientras la veía.

—Me parece bien. –Le respondió con una sonrisa.

—Perfecto, mira por allá hay un vestuario. –Señaló con su mano derecha. —Ponte algo sexy, yo preparé todo.

Obedeciendo ella se iba así el vestidor, él acomodaba la cámara en otra parte del set, había un tubo y una plataforma para subirse.

Luego de algunos minutos ella llegaba con algo de lencería, la parte de los senos era color rosado oscuro con mezclas de negro, medias veladas hasta los muslos llevando puesta una máscara de gata que cubría su rostro.

—Woo. –Dijo sorprendido al verla. —¿Por qué la máscara? –Preguntó confundió.

—No quiero que me reconozcan. –Hacía una breve pausa. —Aún. –Dijo tímida sonrojándose.

—Está bien, ¿Sabes bailar en un tubo? –Le preguntó levantando sus cejas.

—No. –Se reía.

—Otra cosa que te enseñaré, presta atención. –Dijo con seriedad sonriéndole.

Con completa seguridad Timoteo se subía en la plataforma y sostenía el tubo con fuerza.

—Trata de siempre mirar y ser provocativa, eres el mejor chocolate de la caja. –Decía aquella metáfora con seguridad.

Roxana lo miraba y le prestaba atención.

—Juega con tu mirada, con tus senos, pégalos al tubo. –Explicaba con seriedad, haciendo la forma de los senos con su mano. —Siempre agarra el tubo con tu mano dominante. –Soltando aquel tubo movía su mano derecha teniendo su mirada en ella.

Roxana lo veía con atención, pero se ría un poco al ver como un chico bailaba sobre el tubo.

—Mantén tus pies cerca del tubo y tu cuerpo alejado del tubo. –Explicó serio mientras se agarraba del tubo, tenía su cuerpo arqueado y la miraba de reojo. —El resto es tu creatividad y sensualidad.

Timoteo soltaba el tubo y se bajaba de la plataforma.

—Vaya curso rápido para ser teibolera. –Dijo ella con humor y entre risas.

—Te deseo suerte. –Dijo amable viéndola. —Y quítate los tacones, es mejor que aprendas descalza.

—Está bien.

Roxana se quitaba los tacones y se subía a la plataforma, él tomaba la cámara.

—Empezaremos con una toma cerca tus ojos, muérdete los labios y bajamos a tus senos así que juntamos y aprietalos, vale. –Ordenó con seriedad con la cámara en sus manos. —Siempre mira la cámara, la cámara es el espectador.

Soltando un suspiro y una sonrisa ella veía la cámara.

—Empecemos. –Dijo segura con su mirada sobre él.

Sin tiempo que perder Timoteo comenzaba a grabarla, lograba las primeras tomas de sus ojos, de sus labios, bajando a su pecho dónde juntaba sus senos y los movía.

La grabación continúa, sus movimientos sobre el tubo no eran los mejores, pero aún así su hermosa figura le agregaba mucha sensualidad a cada movimiento, al set entraba y sin hacer ruido Thiago la veía bailar.

Sus movimientos eran sensuales, desde pegar su cuerpo al tubo haciendo movimientos pélvicos lento y constantes, hasta arquear su cuerpo moviendo su cintura mientras se agachaba agarrada al tubo.

Pasaban los minutos en el mismo silencio con el que entró salió igual sin hacer mucho ruido, ninguno de los dos se percató de la presencia de Thiago, ya llevaba seis minutos grabando, Roxana se empezaba a notar cansada.

—Última toma. –Dijo él con seriedad sosteniendo la cámara. —Ponte de espalda a la cámara y mueve las nalgas, por favor.

Muy obediente sin perder el estilo y la sensualidad ella le daba espalda a la cámara y se agacha lentamente mientras movía su cintura de lado a lado, él acercaba la cama grabándole las nalgas.

—Y corte. –Dijo él con entusiasmo bajando la cámara, y le aplaudía. —Lo hiciste muy bien. –Sonría mientras le aplaudía.

Suspirando y algo agitada le respondía sonriendo.

—Esto es agotador. –Dijo algo tímida. —La mano me huele a metal. –Ponía su mano frente a su nariz. —¿Es todo? –Preguntó cansando sentándose en la plataforma.

—Si, hoy lo editaré, tomaré las mejores partes y le agrego música ya está, quizás está noche se suba. –Le respondió con amabilidad mientras recogía sus cosas. —Ve cámbiate y lávate las manos, si quiere te puede duchar, hay un baño en los vestidores.

—¿Podría pedirte dos favores? –Se pronunció ella haciendo aquel número con sus manos.

—Claro, que necesitas. –Le respondió con amabilidad.

—Me podría leer los otros nueve videos que me faltan. –Le sonrió.

—Claro, te falta dos vídeos más bailando, tres mastúrbate y cuatro teniendo relaciones. –Le respondió sin interés mientras guardaba las cosas en su maleta.

—El otro favor era, ¿Me podría prestar para el autobús? –Preguntó algo avergonzada.

—Si quieres te llevo a casa. –Le respondió con una sonrisa mirándola.

—No es necesario. –Dijo nerviosa moviendo sus manos negándose.

—Dale insistió. –Se expresaba sin molestia.

—Está bien solo por esta vez mientras consigo dinero. –Susurraba avergonzada perdiendo su mirada.

—Ve a cambiarte acá te espero. –Sonrío.

El presente.

—Él era una maravilla de persona, humilde, trabajador, una personalidad sin mancha. –Dijo con alegría y una sonrisa. —Pero yo no aprecie eso, me tomó tiempo notarlo.

El pasado.

Ambos llegaban a casa de Roxana en la camioneta de Timoteo, el barrio se veía algo peligroso.

—¿Aquí vives? –Preguntó con curiosidad.

—Sí. –Le respondió segura.

—¿Qué hacía tan lejos aquella vez? –Preguntó con curiosidad viéndola.

—Trabajaba en un semáforo cerca de ahí. –Le respondió algo apenada abriendo la puerta.

—Si quieres mañana vengo y te recojo, no tengo problema.

—No, no, ya has hecho suficiente por mí. –Respondió nerviosa.

—No hay problema. –Se reía y sacaba su celular. —Por favor me das tu número. –Le pasaba el celular.

Ella lo pensaba, pero tomaba el celular anotando su número.

—Listo, te veo mañana. –Decía con amabilidad entregándole el celular.

—Espera. –Dijo él llamando su atención.

Timoteo se metía la mano en el bolsillo y sacaba un llavero azul.

—Tu llavero. –Le sonrió. —Para que no te quedes por fuera, de nuevo. –Se reía un poco moviendo aquel llavero.

—Gracias. –Sonrió tomándolo.

—Te mando un mensaje más tarde.

Roxana solo respondía con una sonrisa y se bajaba del auto, cerrando la puerta al bajarse estaba su amiga viéndola con una bolsa azul en sus manos, se veía algo enojada.

—Carolina. –Dijo emocionada y sonriendo.

Ella le daba la espalda y abría la puerta, Timoteo se alejaba en su auto.

—¿Pasó algo? –Preguntó confundida ante la reacción de su amiga.

Ella entraba a la casa seguía por Roxana que le seguía, al llegar al apartamento.

Carolina entraba enojada mientras Roxana cerraba la puerta, poniendo su mano sobre el hombro de su amiga y la giraba.

—¿Qué pasa Carolina? –Preguntó algo molesta.

—Fui a llevarte el almuerzo a tu "Trabajo" –Dijo molesta y con sarcasmos aquella última palabra. —Porque sabía que no tenías dinero, me dijeron que no trabajabas ahí. –Habla molesta viéndola a los ojos. —Y te veo salir de un auto lujoso, con un tipo que no conozco.

Roxana suspiraba y perdía su mirada.

—Dime por favor, que no estás metida en el narcotráfico te estás prostituyendo o tienes a ese tipo de marrano. –Se expresaba enojada. —Podemos seguir trabajando humildemente vendiendo dulces, tú y yo sin necesidad de dinero sucio, sin ser una mantenida. –Apretaba sus puños demostrando enojo. —Y lo peor es que me mentiste, a pesar de que me lo prometiste.

Roxana suspiraba y se sentaba en el sofá.

—Está bien, te diré en que trabajo. –Dijo sería viendo a su amiga. 

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