9
Cuando llegamos a casa, los chicos ya tenían todo preparado para cenar. No me extraño mucho ver a Alice allí sentada. Sospecho que mi amigo y la recién nombrada tienen una especie de relación, últimamente no veía mucho a Kili y no estaba por casa, llegaba tarde y se iba temprano. Echaba de menos a mi mejor amigo aunque sí ha estado con Alice sé que estaba en buenas manos.
Antes de sentarnos vi que había dos sitios libres uno entre medias de Rayner y Reidar y el último sitio que quedaba era al lado de Jerome.
Ade se fue casi corriendo a sentarse entre los dos hermanos y a mí no me quedo más remedio que sentarme al lado de Jer.
Cuando me senté en la silla al lado de Jerome, este se giró hacia mi dirección y me susurró.
—¿Tanto me extrañas que te sientas a mi lado?
— Me hubiera puesto lo más lejos de ti pero da la casualidad que mi amiga se ha puesto en el otro sitio libre que había.
—¿Prefieres estar al lado de Rayner y de Reidar que de mí?
—Sí, son más agradables que tú.
—Yo también soy agradable.
—No te creo Jerome.
—Créeme ya verás cómo esta noche te lo pasas bien conmigo.
—¿Esta noche?
—Si, en la fiesta, yo también voy.
—Por desgracia sé que ibas a ir, pero no te creas que voy a estar contigo toda la noche.
—Entonces me iré con alguna chica que me haga caso, espero conocer alguna que valga la pena —me giñó un ojo.
—Pues yo me pondré a bailar en medio de toda la pista y todos los chicos vendrán a verme y les bailaría —oí un gruñido de parte de Jerome y su cara era de enfado.
—Pero qué te pasa, ¿tú puedes pasártelo bien con una chica y yo con ellos no?
—No puedes estar con ningún chico —dijo entre dientes medio cabreado
Yo también empezaba a estarlo.
—¿Tu quién te crees para decirme con quien puedo estar en la fiesta y con quién no?
Conforme iba avanzando nuestra conversación si se podía llamar así, subíamos más el tono de voz y los demás en la mesa nos estaban mirando atentos a lo que hablábamos.
—Para ti supongo que nadie —objetó enfadado.
—Exactamente, no eres nadie para mí.
—Bueno pues si en la fiesta te hacen algo luego no me vengas llorando como una niña que te han hecho algo —bufó.
—¿Y porque te tendría que ir a dónde ti? Tú no eres ni mi amigo ni nadie para mí, en todo caso iría donde Kilian o donde Ade.
—Eres insoportable.
—Y tu un idiota.
—Ya chicos dejar de pelear, tengamos la cena tranquila por lo menos —habló Ade.
—No estamos peleando —contestamos al mismo tiempo.
—De acuerdo — dije y me puse acabar la cena que casi estaba fría.
El resto de la cena fue en silencio nadie habló de nada, acabe todo lo que estaba en mi plato y lo lleve a la cocina, le pase agua al plato y luego lo metí directamente al lavavajillas, detrás mío estaba Ade que iba hacer lo mismo que yo, iba a salir por la puerta hasta que ella me habla.
—¿Vas a ir a prepararte ya?
—Esa era la intención.
—Iré contigo.
—No creo, tú tardas siglos en pensar que te vas a poner.
—Tampoco exageres Rox —se rio Ade.
—Bueno subamos cuanto antes —le hable yo.
Salimos de la cocina y pasamos por el comedor donde estaban los demás hablando de algo que seguramente no nos podemos enterar ni Ade ni yo porque se callaron al instante en que nos vieron. Le mire mal a Kilian y el hizo una mueca.
—Roxy vamos a salir de aquí a las nueve para llegar a las nueve y media a casa de Joris. Wayne, Kenth y Liroye vendrán dentro de media hora, iremos con ellos desde aquí — asentí con la cabeza y subí por las escaleras. Lo primero que me fije cuando abrí la puerta de mi habitación fue que mi amiga ya había subido antes que yo y estaba buscando ropa para ponerse esta noche.
—Este te parece bien —me enseñó uno de mis vestidos, era de color blanco.
—Ese te quedara genial.
—Me lo probare y si tú dices que me quedara genial, te creeré.
—Ve al baño, yo me cambiare en el probador —asintió y se fue hacia el baño, escuche la puerta del baño cerrarse y me dispuse a mirar entre la ropa que había para ponerme.
—Ese pantalón con esa camisa azul te quedaría perfecto y ya me matarías y si te pusieses esos tacones altos de ahí —me asuste al escuchar a Jer. ¿Cómo había entrado aquí? ¿Y cuándo?
—¿Cuándo y porque has entrado a mi habitación? —Le dije molesta.
—¿Cuándo? Hace unos minutos —respondió con simpleza — ¿Por qué? Porque me gusta hacerte rabiar —lo miré mal en cuanto terminó de hablar.
—Muy gracioso Jerome —dije a punto de explotar —, ahora —hablé más tranquila —, fuera de mi habitación — Le grite señalando la puerta.
—Que rápido te mosqueas Rox —no lo sabes tú bien.
—Sal ahora mismo, no te lo voy a repetir más.
—Me iré si me afirmas que te vas a poner ese conjunto.
—Me lo pondré si te callas y sales de mi habitación en este momento.
—Como quieras —dio media vuelta y se fue por donde había venido.
Hacía ya más de una hora que estábamos en la fiesta, había perdido a todos mis amigos de vista. Estaba con un grupo de chicos y chicas bailando al ritmo de la música, uno de ellos me agarraba de la cintura mientras intentaba seguir mis pasos.
Sin haber bebido parecía que me encontraba en ellos, ebria. Me estaba sintiendo un poco incomoda con este chico, me estaba tocando demasiado en sitios donde a él no se le permitía tocar, le estaba intentando quitar las manos de ahí y cuando lo conseguía volvía a ponerlas en el mismo sitio, me estaba poniendo de los nervios hasta que alguien por arte de magia lo aparta de mí, me giro para mirar a la persona que me acaba de quitar a ese chico tan asqueroso de encima.
—Ni se te ocurra volverla a tocar así de nuevo imbécil —alcance a oír lo que le dijo Jerome —. Vámonos de aquí Rox —me habló demasiado cerca de mi cara, me fije en el por primera vez, era demasiado guapo.
Empezó una canción que no sé cuál era pero me gustó y la quería bailar y como no tenía a nadie más al rededor, baile con Jer.
—Deja de moverte así Rox, si no quieres que pase algo más que solo bailar — me susurro en el oído.
—¿Y si quiero que pase algo más? —Estaba jugando con fuego y me podría quemar.
—Estas muy borracha y no me aprovecharía de ti nunca y menos en este estado.
—No estoy ebria, para tu información —le volví a decir.
—Mejor vamos a casa.
—Pero yo quiero bailar todavía, no me quiero ir.
—Me da igual que es lo que quieras, va a ser mejor que nos vayamos.
—¿Porque tendría que ir contigo?
—Porque no están ninguno de nuestros amigos y no los he visto en toda la noche.
—¿Y con quien has estado entonces?
—¿Por tanta curiosidad Rox? ¿Acaso estas celosa?
—Porque soy curiosa, no lo estoy.
—Mientes Rox —se rio —, bueno vamos a casa.
Me cogió del brazo ejerciendo un poco de fuerza y me llevo hasta la salida de la enorme casa entre mis gritos de que no me quería ir todavía, pero a él le dio igual. Me hizo sentarme en el asiento de copiloto para luego cerrar la puerta y el ir hacia la otra puerta, en cuanto se sentó y encendió el motor me dormí.
Sentí que alguien me zarandeaba de un lado a otro, abrí poco a poco los ojos y me encontré a Jerome.
—Vamos Rox hay que entrar a casa —con mucho esfuerzo salí del coche, me apoye en el hombro de Jerome y él me paso uno de sus musculosos brazos por mi cintura para que no me cayera por al suelo.
Subimos las escaleras de la entrada, nos paramos en la gran puerta para que se abriera. Una vez en el interior de la casa fuimos directos a mi habitación. Entre en ella y me senté en mi cama.
—Ahora vengo me voy a cambiar, deberías hacer lo mismo —me informó. Sin que le dijera nada, salió del cuarto.
Mire debajo de mi almohada donde estaba mi pantalón corto de dormir y mi camiseta. Empecé a quitarme la ropa que había llevado a la fiesta con torpeza, pero conseguí quitármela. Me puse mi pijama y cuando me estaba colocando bien la camiseta entró a la habitación de nuevo.
—Bueno ya he visto que te has puesto cómoda, ahora a dormir.
—Pero no tengo sueño. — En ese mismo momento bostece dándole la razón a él.
—Ese bostezo no dice lo mismo Rox, venga metete en la cama y descansa —me abrió las sabanas para que me metiera dentro. Hice lo que me pidió y me tape. Jerome cuando vio que le hice caso iba camino hasta que se detuve cuando le hable.
—Quédate hoy a dormir —le pido.
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