6
Cuando me desperté encontré una nota de Kilian encima de la encimera que ponía que hoy no podría ir a clases ya que tenía cosas muy urgentes que hacer.
Cuando volviera de la universidad hablaría con él, ahora lo que necesitaba es espabilarme, porque faltaba una hora para entrar y no había ni desayunado.
Después de desayunar, fui directa al baño a ducharme, me duche deprisa y me vestí con algo simple, unos pantalones largos negros, zapatillas de deporte y una sudadera azul.
Salí por una de las puertas que estaba en el piso de abajo al final del pasillo que daba al garaje. A la derecha de la puerta, conforme entrabas había una caja y dentro de ella estaban todas las llaves y de los coches y de las motos que había allí. Cojo las llaves de un deportivo gris, aunque sea de mi amigo el coche lo utilizo yo porque esta amoldado a mí, para poder conducir yo.
Salgo directa a clases, llego diez minutos antes, justo para poder coger lo esencial en mi casillero.
A primera hora tenia clase con el profesor Ward y a él en concreto no le gustaba que llegáramos tarde si no, no nos dejaba entrar, era un maniático.
Eran las diez de la mañana y seguía en la reunión que habían organizado para informarnos y dentro de una hora nos reuniríamos con los agentes Rusos.
En la reunión estábamos todos serios, porque con Maximus aquí se complicaba mucho las cosas. Habíamos averiguado que Maximus se iba a quedar temporalmente en Christchurch. Ahora con el aquí, Roxy tendría que tener más cuidado aunque de eso me encargaría yo con la ayuda de Jerome.
Maximus se mantendría al tanto de todo aunque no estuviera en las carreras, eso es lo que nos contaron.
—Bueno — nos miró a todos con cara seria — mañana a la misma hora habrá una reunión otra vez, os quiero a todos aquí. Sed puntuales — termino de decir Harrison.
—Sí, señor — dijimos todos a la vez.
—Pues ahora tenemos otra reunión con los agentes Rusos que trabajaran con nosotros — todos asentimos con la cabeza y nos levantamos para salir de esa sala. Teníamos que subir al octavo piso. Ahí tendríamos el encuentro con los rusos.
Lo que no me convencía era el hecho de trabajar con los agentes Rusos, nosotros por ahora podíamos trabajar solos en cierto modo pero si el alto mando lo dictaba así, por algo será.
Entramos en el ascensor y le pulse el botón ocho para que subiera. Al lado mío estaba Jerome y había cinco chicos y tres chicas más. Jer y yo éramos los únicos que salimos a investigar e infiltrarnos de alguna manera en ese mundo para que no nos descubrieran.
Las puertas del ascensor se abrieron y salimos de ahí, seguimos por la recepción que había, pasamos por al lado de Giselle que nos indicó que los agentes nos esperaban para empezar. Jerome abrió la puerta.
Cuando iba a entrar me quede de piedra al ver a Alice allí sentada, no me imaginaba que fuera una agente Rusa y menos, que íbamos a trabajar juntos a partir de ahora. Ella al ver que todos sus compañeros se callaron y estaban mirando quienes entraban a la sala levantó la cabeza y en ese momento me vio y se quedó tan sorprendida como lo estaba yo.
Estábamos todos en la mesa comiendo en el comedor hablando de que íbamos hacer mañana por la tarde.
—¿Y si vamos a casa de Liroye a ver películas?— Dijo Kenth.
—¿Y porque en mi casa y no en la tuya?— Dijo el nombrado.
—Porque tú casa es más grande — responde Wayde. Todos reímos.
—¿Y si en vez de encerraros en casa de Liroye, salimos a dar una vuelta? — Propuse.
—Tiene razón Rox, hay que salir y no quedarnos en casa solo viendo películas — reconoció Liroye.
Terminó la hora de descanso y volvimos a clases. Dos horas muy intensas que pasaron muy lentas. Este día se me estaba haciendo eterno, quería irme de aquí e ir a mi lugar preferido, que solo sabía yo donde quedaba. Quería despejarme un rato de todo y de todos y desconectar por un rato.
El profesor Brown nos dejó irnos, finalizando con ello la clase de hoy. Recogí mis cuadernos de la mesa y las metí en mi pequeña mochila. Me levante de la silla y me dirigí hacia donde iban mis compañeros que era a la entrada de la universidad para irse.
Abrí un bolsillo de mi mochila para poder acceder las llaves y poder cogerlas para abrir la puerta del coche para irme directa a casa antes de ir a mi lugar que estaba al lado de casa de Kilian, donde vivía temporalmente.
Iba en el coche con música puesta y cantando como si fuera una loca, aunque en verdad lo era. Me fije cuando pasaba por la avenida que habían tres coches aparcados negros. No se veía si había alguien dentro ya que tenía los cristales polarizados. Eso no me dio buena espina cuando en uno de los coches salió un hombre y se quedó mirándome o mejor dicho mirando al coche. Acelere más y gire en la siguiente esquina que conducía a la casa de mi amigo. Llego a la calle donde vivía ahora más nerviosa que nunca. Deje el coche en el garaje y salí de allí rumbo a un lago que estaba al lado de una colina que quedaba cerca de aquí.
Iba andando por la calle mirando hacia todos lados por sea caso, esta histérica ya, tenía miedo y mucho, solo necesitaba relajarme un poco, respirar aire y estar sola sin nadie que me hablara y me dijera algo porque si no hay yo creo que seguro que explotaría.
Llegue a la colina y en vez de subirla, la rodeé y me encontré con un bosque muy bonito, me metí entre los árboles, iba andando entre ellos. El primer día que vine aquí por la misma razón que vengo ahora; para despejarme, me perdí y me encontré con un hermoso lago con una cascada, por detrás de la cascada había una cueva, siempre me refugiaba ahí dentro. A veces me llevaba mis cuadernos para desconectar y poder escribir, es lo que más me relajaba en estos momentos.
Estuve mirando como caía el agua de la cascada mientras pensaba en todo, en que Kilian es un agente, a unos narcotraficantes detrás de mí ahora y que me vigilan cuando paso por la calle. Tendría que hablar con Kilian pero no me saldrían ni las palabras, ya vería cuando llegara a casa. Me encontraba demasiado nerviosa.
Me quede en la cueva hasta que empezó a oscurecer. Me levante del suelo frio y me fui dirección a casa. Lo que más me daba miedo de caminar por la calle de noche era ir sola.
Me llego un mensaje de Kili preguntándome donde estaba, no le respondí porque no iba a tardar mucho en llegar. Vi al mismo coche negro con ventanas polarizadas a unos metros de mí. No sé qué pretendían esas personas que estaban en el interior del coche, si es asustarme, lo han conseguido.
Acelere mi paso, en cinco minutos me encontraba en la entrada del portón de mi amigo. Me gire para ver hacia la carretera y no veía ningún coche y suspiré.
Me adentre adentro. Saque las llaves del bolsillo de mi chaqueta y abrí la puerta de casa entre adentro, cerré la puerta con la puerta con el pie y ahí por fin pude respirar tranquila.
—¿Roxy eres tú? — Pregunto Kili viniendo hacia mí con cara de preocupación, detrás venia un chico que no conocía de nada, nunca lo había visto.
—Si soy yo Kili.
—¿Dónde estabas? — Me miró.
—Fui a dar una vuelta a despejarme.
—¿Qué te ha pasado? Sé que ha pasado algo y te conozco —estaba tan nerviosa que no podía hablar —. Y no me digas que nada — no me daba ninguna oportunidad de hablar.
—Bueno, si dejas de hablar te lo podré contar —asintió. Nos fuimos a sentar a los sofás del salón.
—Habla Roxy — me dijo Kili. Cerré los ojos y respire profundamente antes de abrir los ojos otra vez y contarle.
—Iba por la avenida con el coche deportivo y vi aparcado a tres coches negros con las ventanillas polarizadas — Kili me miraba serio y atento e intercambiaba miraban con el chico desconocido que se encontraba con nosotros, que por cierto hasta ahora no me había dado cuenta que se encontraba aquí alguien más —. Eso me pareció un poco raro pero luego de uno de los coches salió un hombre y se quedó mirando fijamente al coche y ahora cuando volvía para casa me encontré con un coche como el de hace unas horas y camine lo más rápido para aquí.
—¿Te han seguido todo el camino? — Interrogó.
—No, cuando me di la vuelta antes de abrir el portón no había ningún coche.
—Roxy no te voy a prohibir salir pero ten precaución e intenta no llegar tan tarde a casa ¿sí?
Kili se giró hacia la persona que estaba de pie mirándonos.
—Tendremos que hacer algo al respecto con esto amigo. — Habló por primera vez en el rato que yo llevaba con ellos
—Si Jerome, mañana cuando estemos en la reunión en la agencia se lo contaremos a todos, a ver si podemos tomar medidas al respecto —parecía que se habían olvidado de mi cuando seguían hablando entre ellos.
Los ojos se me iban cerrando poco a poco y ya casi no escuchaba de los que hablaban. No sé cuánto paso hasta que sentí a mi amigo subiendo las escaleras y dejarme en mi habitación para que pudiera descansar mejor.
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