24
Metimos la llave en la ranura de la puerta, entramos al recibidor y fuimos hacia el salón, conforme íbamos llegando se escuchaban como hablaban de algo que ahora mismo no entendía de nada. Tenía miedo, nervios, enfado acumulado. Yo la infancia casi no la recuerdo, sé que viví con los Bloxam, que me cuidaron, pero ellos también me mintieron, todo la gente que ha estado a mi alrededor me habían mentido.
Connor se había adelantado un poco, por mi parte yo me había quedado parada un momento, necesitaba respirar hondo para enfrentarme a lo que venía ahora y a las personas que se encontraban dentro de ese salón. Connor se acercó otra vez a mí y me susurró en el oído.
—¿Vamos? —Asentí —Estate tranquila, si necesitas algo yo estaré al lado tuyo todo el tiempo —volví hacer el mismo gesto que antes, me sujetó la mano con la suya y me la apretó.
Cuando estuvimos delante de mi familia y de la familia de Connor el nerviosismo volvió a mi cuerpo de nuevo.
Estaban todos sentados en los sillones, Laureen estaba sentada al lado de David el padre de Kaden, Carly, Edouard y del que se encontraba sujetando mi mano. En el sofá de al lado estaban unos señores que no conocía pero yo tenía un parentesco a ellos.
La señora tenía el pelo negro, era de piel bronceada, no debía pasar del metro sesenta y cinco, llevaba puesto un pantalón oscuro que combinaban con su blusa azul marino y sus tacones del mismo color que los pantalones, el hombre iba con un traje como si hubiera venido de trabajar, era muy alto y de pelo también oscuro, me fije que me parecía bastante a él, al lado estaban cuatro que según mis cuentas serían sus hijos. A uno de ellos lo había visto hace un rato atrás, era idéntico a mí pero en versión masculina. Al lado de él se encontraba una niña de la edad de Kaden.
Tenía los mismos rasgos que su madre pero el pelo lo tenía de un tono suave, no llegaba a ser rubio pero casi, después estaba otra chica un poco más mayor que debería de rondar por los dieciséis años y por último quedaba un hermoso bebé de apenas dos años de edad.
—Bueno... —iba hablar la señora que se suponía que era mi madre pero no la quería ni escuchar, veinte años de mentiras y de engaños por parte de todos, quería un poco de paz.
—No quiero saber nada que venga de alguno de vosotros, para mi sois unos desconocidos —hable con furia.
—Escúchales lo que te tienen que decir nuestros padres, Roxanne —me dijo "mi hermano".
—Para mí ellos no son mis padres, no han estado en mi vida nunca. No me han visto crecer, no me han visto pasarlo tan mal cuando se metían conmigo y se burlaban de mí por tener una parálisis o hemiparesia, como queráis llamarle. No han estado, ninguno de vosotros habéis estado. Sois unos completos extraños para mí.
Suelto la mano de Connor con un poco de brusquedad, él no tiene la culpa de nada, pero estoy muy cabreada. No me doy cuenta que estoy llorando hasta que toco la cara con la almohada y se empapa toda de lágrimas. No llevo ni cinco minutos sola cuando la puerta se abre. No me muevo de la posición de la cual estoy pero siento a alguien acercarse hasta mí y acariciarme el pelo.
—¿Estas mejor? —Habló bajito.
—Sí —dije contra la almohada. Sé que no se ha escuchado muy bien, dado que la almohada amortigua la voz. Seguí sollozando y Connor me hacía caricias hasta que quitó su mano de mi pelo y me extrañe. Levante mi cara de su lugar y me moví de posición para ver donde se encontraba, pensé que se había ido de la habitación—. Creí que ya te habías ido.
—Quiero hablar contigo.
—Habla. Aunque si vienes a decirme que baje para que escuche a esos desconocidos lo que me tengan que decir, no lo voy hacer.
—Roxanne, tiene una explicación todo esto y solo te lo pueden decir ellos, nadie más.
—Pero...—me conocía perfectamente a mí mismo e iba a acabar protestando, pero antes de que ocurriera, Connor me cortó.
—Sin peros Rox, ahora vas a bajar abajo y te van a contar porque no has vivido con ellos y si después de lo que te digan quieres tener comunicación con ellos o aparte de eso ir a vivir con ellos a su casa iras si es esa tu decisión, pero antes de eso tienes que escuchar la verdad —no tenia de otra que hacerlo.
Decidí bajar por mi cuenta a hablar con ellos. Bajando las escaleras veo que siguen todos ahí, me iba arrepentir y darme la vuelta cuando siento a Connor coger mi mano.
—Iré contigo, no te dejare sola en esto. Todo estará bien, sabes que tienes el poder de decidir quedarte con ellos o no. Nadie te va a obligar a nada, ya eres mayor —me recordó.
—Lo sé, pero el problema no es ese. El problema es que nunca estuvieron ahí, no los conozco, no sé qué hacer ni cómo actuar al respecto.
—No te preocupes por eso ahora, escuchemos lo que tienen para decirte ¿sí?
—Está bien Connor lo haré.
Bajamos a donde están todos esperándonos para seguir con la charla.
El sujeto que se hace llamar mi padre se voltea a mirar pero no dice ni una palabra. Como veo que nadie se digna hablar rompo el silencio.
—¿No tenéis nada para decirme u os vais a quedar callados toda la tarde?
Todos en la sala me miran asombrados y el primero en hablar es la persona que sería mi progenitor.
—Hola hija —le miro con cara de pocos amigos. Estaba dolida —, lo siento —se disculpa —. Primero siéntate, es un poco largo —me hace una señal para que me siente en el sofá y lo hago junto a Connor —, la razón por la que has vivido con los Bloxam fue por tu bien. Te quisimos proteger.
¿Por qué siempre pondrán la misma excusa de siempre? Ya me estoy empezando a cansar de siempre lo mismo.
—¿Proteger? —Pregunte — ¿Proteger de qué o de quién?
Me había alterado demasiado.
—Cálmate, te lo vamos a explicar todo —me dijo "mi madre".
—Soy empresario desde hace mucho tiempo y por ello me metí con gente no muy buena que me perjudico a largo de mi trayectoria.
—Eso que tiene que ver conmigo, no lo entiendo.
—Tu madre solía llevarte a mi trabajo, de hecho, a veces te dejaba allí y tú te quedabas conmigo. En poco tiempo empecé hacer malas inversiones y cuando me quise dar cuenta debía mucho dinero ya. A la gente que no tendría que haber conocido le debía una cantidad de dinero que no podía pagarle aunque quisiera. Buscarían la forma de hacerme pagar todo el dinero a cualquier precio. Ellos ya estaban al tanto que tenía dos hijos gemelos y casualmente te querían a ti. Me empezaron a extorsionar...Un día llegaste junto a tu madre a una de las reuniones que estaba teniendo con ellos y te vieron, empezaron a chantajearme contigo. Si no les daba el dinero te secuestrarían. Cuando salde todas las cuentas que tenía con aquellos hombres no se conformaron con tener el dinero, te querían también a ti. Por eso mismo decidí mandarte con los Bloxam, que me prometieron cuidarte y protegerte.
Estaba impactada con todo lo que me estaba contando. Habían pasado demasiadas cosas cuando yo todavía era pequeña y no me acordaba de nada, es como si mi mente haya bloqueado todo lo que pasó en aquel entonces.
—Aunque ya estabas lejos las amenazas seguían todavía, no se cansaron nunca, pero si disminuyeron.
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