22
Hace unas semanas se había ido Kili de París, dijo que volvería pero que no sabía cuándo iba a ser eso.
Estas semanas había salido a pasear por las calles de la ciudad, siempre acababa en la cafetería que fui con Kilian, una de esas tardes que entre a aquella cafetería a tomar algo conocí a dos mellizos; Cecile y Bastian.
Las siguientes semanas estuve saliendo con ellos desde la mañana hasta que llegaba a casa por la noche.
La semana que viene empezaría las clases en una de las universidades privadas y más caras de este lugar y curiosamente en esa misma universidad iban los mellizos. Al menos no empezaría las clases en un lugar desconocido sin conocer a nadie.
Ahora me encontraba en mi habitación cogiendo mi móvil de mi mesa y el abrigo de la silla para poder salir de la estancia.
Cuando iba a bajar por las escaleras, una voz me hizo girarme y mirarle.
—¿A dónde vas?
—No te interesa a donde vaya Connor.
—Bueno si no me dices a dónde vas, tendré que ir contigo a donde sea que vayas —iba a decir algo pero me callo enseguida —, sin reproches Roxanne.
—Ya te lo digo, solo para que no vengas conmigo ¿contento? —Me sonríe.
—Puede que sí. Dime a dónde vas.
—Voy con dos amigos que conocí, días después cuando Kili se fue.
—Por eso no te veía mucho, ahora tiene sentido.
—¿Me extrañabas Connor?
—Jamás, no te creas tan importante.
—Mientes.
—No lo hago.
—No te creo.
—Pues no lo hagas, te espero abajo en cinco minutos.
—¿Para qué me vas a esperar abajo?
—¿Para qué será? Voy contigo
—No eso no, tu vete con tus amigos y yo con los míos, pero por separado.
—Iré con mis amigos también —no dije nada más, no valía la pena discutir con él, iba hacer lo que quisiera, siempre lo hace.
—Que tu novia no aparezca —en verdad. Eve no me caía mal, pero por hacer rabiar a Connor decía cualquier cosa.
—Primero, no es mi novia y segundo, ¿estas celosa?
—Nunca estaría celosa de alguien como tú, además tengo novio — no dijo ninguna palabra más, abrió la puerta y cerró de un portazo.
Intente tranquilizarme, ya que si bajaba ahora mismo podría arrancarle la cabeza. Baje los escalones tranquilamente, sin tener la menos prisa ya que abajo me esperaba Connor con su cara de cabreo.
Este chico si no cambiaba su cara, se le va a quedar de esa forma para el resto de su vida.
—¿Nos vamos ya o vas a seguir con esa cara de perro más rato?
—Vamos —dijo seco. Este chico es demasiado raro, me estresa.
—Bueno, entonces camina borde.
Caminamos hasta su coche y nos metemos en él. Cuándo nos ponemos en marcha, pongo la música como si este fuera mi propio coche, estaba sonando Maroon 5 cuando de repente apaga la radio, la vuelvo a encender y así sucesivamente hasta que me cabreo.
—¿Pero a ti que te pasa?
—No quiero escuchar esa mierda de música.
—¿Cómo que mierda? —Le miro indignada —Mejor que lo que escuchas tu seguro.
—Esa es una patata de música, la que canto yo si es música.
—¿Cantas? —Me quede boquiabierta.
—Puede que sí.
—Mentiroso —solté una carcajada.
—¡Oye! Que si canto —me mira divertido y suelta —, en la ducha, si quieres te invito un día a mi concierto privado —me guiño un ojo —. Y para terminar puedes ducharte conmigo si deseas.
—Ni en tus mejores sueños iría al baño solo a verte cantar.
—No te olvides lo de ducharte conmigo.
—Cállate.
—Como gustes —hace una pausa, para hacerme una pregunta —. ¿Dónde has quedado con tus amigos? —Me había olvidado completamente. Saque el móvil y mire los mensajes y me fije donde había quedado. Como siempre había quedado en el parque cerca de la cafetería.
—Gira a la derecha en ese cruce —le indico. Y luego déjame en el parque que se encuentra allí.
—De acuerdo —como no había mucho tráfico llegamos enseguida.
Me baje del coche, cuando ya camina por la acera, oigo un pitido de una de las bocinas de algún coche. Como creía que no iba conmigo seguí andando hasta llegar a un banco que estaba vacío y esperar a que llegaran los tardones de mis amigos. Me puse mis cascos y puse música hasta que alguien se puso delante de mí, pero no me fije quien era hasta que chasqueo sus dedos delante de mí para que le hiciera caso, levanté la mirada y me encontré con Connor, hizo un gesto con la mano para que me quitara los cascos y así lo hice.
—Roxanne, ¿tú estas sorda o qué? —Me encojo de hombros —Te he pitado desde el coche y tú sin darte cuenta —iba a seguir hablando pero le interrumpí.
—¿Eras tú el loco que estaba tocando la bocina del coche? —Lo mire con diversión y se enfureció más —No te enfades tanto que vas a envejecer antes de tiempo Connor.
—Te quería decir solo que voy a recoger a mis amigos y ahora venimos.
—Si cascarrabias —bufó y se fue hacia su coche. Cuando casi iba a entrar a él, vio a mis dos amigos y los saludó, se giró a verme y me miro con una sonrisa maliciosa, para luego guiñarme un ojo.
Se despidieron del gruñón y vinieron hasta mí sonriendo como siempre.
—¿Conoces a Connor? —Preguntaron a la vez.
—Por desgracia si, también vivo bajo el mismo techo que él. ¿Vosotros de que lo conocéis?
—De la Universidad —respondió simple Cecile —Bastian es uno de sus mejores amigos, que raro que no te haya visto en casa de Connor estos días.
—Porque si estoy en casa me quedo en mi habitación para escribir y allí estoy en mi mundo y nadie me molesta.
—Pues si quieres yo podre irte a visitar cuando Bastian vaya a verle a Connor.
—Me encantaría Cecile —le conteste sonriente —, así tengo compañía femenina aparte de Carly.
Llevábamos un buen rato hablando sobre diferentes temas hasta que empezamos a hablar sobre una fiesta que iba a ver esta noche.
Bastian estaba muy callado y el casi nunca dejaba de hablar, estas semanas lo he podido conocer muy bien, igual que a Cecile.
—Bastian, ¿por qué tan callado?
—No lo sé, solo estoy pensando.
—¿Pensando en qué? —Levante una ceja.
—En la fiesta de esta noche —me sonrió, pero no era una de sus mejores sonrisas, le pasaba algo y se le notaba.
—Sé que no es eso, te preocupa algo, si no quieres contármelo no pasa nada —asintió.
—Cuando este seguro de decirlo te lo diré.
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