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17

Estábamos todos los chicos dando una vuelta por las calles de Londres, todos iban hablando entre ellos, menos yo que iba con mis cascos escuchando música y ajena a todo lo que pasaba a mí alrededor. Por eso mismo siempre me caigo por ir distraída, me choco con algo o con alguien. Una persona me agarra de la cintura para que no diera un paso más. Mire hacia un lado para saber quién me había detenido para que no avanzara y ese alguien era Kilian, al que menos quería ver en estos momentos.

—¿Para qué me detienes? —Le miro de malas formas.

—Primeramente deja de ser tan cortante conmigo Roxy, no te hice nada —habló con tranquilidad —, y segundo, si te hubiera dejado dar un paso más, te habrías dado contra la pared —señala a la pared que me estaba nombrando, y si, estaba a unos milímetros de distancia de mi cara.

—¿Y porque no me habéis avisado que me iba a chocar contra la pared de cemento? Me hubiera abierto la cabeza —le vuelvo a hablar de malas formas.

—Te hemos hasta gritado Roxy, pero como siempre vas con los cascos a todo volumen, no escuchas a nadie.

—Bueno...—me fije en él y me fije que solo estábamos los dos — ¿Dónde están los demás?

—Están en aquella cafetería —señaló una de las cafeterías que estaban en la otra acera. Iba a ir hacia allí, pero me detuve al intentarlo —. Tú y yo vamos a hablar Rox, sé que estas cabreada conmigo y con Jerome, pero en algún momento tienes que hablar con nosotros.

—Está bien. Adelante, habla, te escucharé, no puedo hacer otra cosa —me pongo a la defensiva —explícate.

—Una parte ya la sabes —asentí.

—Aunque no es mucho lo que se, por no decir que no se nada a comparación de lo que escondes. ¡Desembucha!

—Lo se Rox, pero si no te cuento las cosas será por algo —me contesto serio.

Yo bufé molesta.

—Si no quieres contarme allá tú —dije cegada por el cabreo que llevaba encima.

—Es por tu bien —vuelve a decir lo mismo. Me cansa.

—Basta de decir lo mismo siempre. Igual es por tu propio beneficio por lo cual no me cuentas las cosas, Kilian. Estaríamos todos más tranquilos si nos lo contaras —iba a hablar o replicarme, pero lo hice yo primero —. Si crees que así nos vas a mantener a salvo, estas muy equivocado —finalice. Camine en sentido contrario al cual me encontraba segundos antes. No me quiero quedar allí.

Me remuevo en la cama sin querer despertarme, pero es en vano ya me había despertado. Abrí los ojos lentamente, estos me dolían al abrirlos, no sé qué hora era, pero debería ser ya el mediodía. En una de las mesillas de noche había una bandeja con comida para que yo comiera.

Me arrastre por la cama hacia uno de los extremos de la cama para poder alcanzar la bandeja con mucho éxito pero al llegar a ella hice una mueca de dolor cuando deje mal la pierna. Tenía un dolor punzante en el muslo y en el tobillo izquierdo. Levante el edredón más las sabanas de mi cuerpo y las eche hacia un lado, me lleve una sorpresa no muy agradable al ver una venda en mi muslo y otra venda en mi pie. Me volví a tapar con el edredón porque tenía mucho frío.

Con un poquito de dificultad me puse la bandeja en las piernas, pero la tuve que bajar de ahí porque me empezó a doler la herida del muslo, un grito de dolor salió de mi garganta.

La puerta se abrió y por ella entro Kilian, Ade, Jerome y Alice, que se sorprendieron al verme despierta.

—¿Qué haces despierta Rox? —Se sorprendió Ade al verme —Necesitas descansar.

—Me desperté y ya no me podía dormir de nuevo, aparte de que tenía hambre —conteste —, pero no he podido ni siquiera comer porque tengo una herida en el muslo y al hacer presión con la bandeja me duele. ¿Alguno de vosotros me puede decir que me ha sucedido? —Se miraron entre ellos para luego lucir nerviosos. ¡Aquí hay gato encerrado! — ¿Nadie me va a contestar? —Bufé en cuanto vi que nadie se dignaba a contestarme.

—Luego te contaremos que te ha pasado, aun estas débil. Cuando descanses un poco más te lo contaremos, pero hay cosas que todavía no puedes saber —me contesto mi supuesto mejor amigo, con cara de circunstancia.

¡Y sale con lo mismo de siempre! ¡Harta, me tiene harta!

—¿No sabes nada más que decir eso? —Me expreso con furia —Siempre soy la última persona en enterarme de las cosas que ocurren o simplemente me escondéis la verdad.

—Es por tu bien. Nosotros no somos los que estamos en peligro, Roxanne —explotó él.

—¿Cómo puede ser que sea la única que esté en peligro? Kilian, explícate —observe a cada uno de ellos que habían invadido la habitación en donde me encontraba. Estaban callados, serios y a la vez me miraban atentamente. — ¡Dejarme sola de una maldita vez! No quiero la compañía de ninguno de vosotros.

Kilian se acerca a mí.

—Luego te contare todo, cuando descanses un poco más —me habla con una tranquilidad que casi diría yo que es fingida.

Una vez que ya me ha dicho lo que me tenía que decir, sus ojos van a Ade.

—Ade, ayúdale a comer y luego déjala dormir, lo necesita. Necesita dormir y relajarse en eso, Jerome, Alice y él salieron de la habitación y mi mejor amiga fue al extremo de la cama donde estaba yo, cogió la bandeja que se encontraba en la mesilla y seguidamente me empezó a dar de comer en silencio.

Aunque es no duraría por mucho tiempo.

—Ade, por favor dime que sucede. Estoy de los nervios —levantó la mirada para poder mirarme a la cara y lo hizo con pena —quita esa cara de lastima y dime de una santa vez que sucede.

—No puedo decirte Rox —mi cara de mala leche vuelve y esta vez ella es la que se la lleva —en serio, además que para lo poco que se, no te servirá de nada —me dijo —. Y ahora déjame darte de una vez la maldita comida y así podrás descansar —asentí derrotada.

Me acababa de dejar sola Ade para que pudiera relajarme, tenía que dormir boca arriba, porque con las dos heridas que poseía no me dejaba moverme mucho por el dolor que me causaba.

Estaba a punto de dormirme, sin embargo justamente empiezo a escuchar murmullos en el pasillo. Con lo curiosa que era yo, quería averiguar de qué estaban hablando esas dos personas. Me quite las mantas y con cuidado me deslice hasta los pies de la cama. Al lado de un sofá de una sola plaza, se encontraban descansando unas muletas, pero lastimosamente yo no podía utilizarlas y me tendría que deslizar por el suelo o ir cojeando hasta la puerta. Me pare a pensar por un momento y al final me di cuenta que si iba por el suelo tardaría más en llegar. Así que cogí una de las muletas. Avance poco a poco y con algo de torpeza llegue hasta la puerta de la habitación, me apoye en ella para poder escuchar la conversación.

¿Qué vamos hacer Kilian? En cuanto se entere de la verdad se va a ir con ellos y no va a querer saber absolutamente nada de nosotros. Eso es un punto en nuestra contra, estaríamos perdidos —susurró Jerome —, si sabe la verdad, estamos fritos.

—Inventaremos algo, aunque es demasiado inteligente y es difícil de engañar — ¿Se estaban refiriéndome a mí?

Di un paso atrás para poder abrir la puerta, la abrí despacio y justo los vi ahí delante de mí, me miraron con los ojos abiertos.

—Ahora sí que sí. O me decís que sucede o me voy de este lugar y lo averiguo por mis propios medios —amenace —. Y os aviso que cuando vuelva no estaré muy contenta que digamos. Tenéis cinco minutos para decírmelo. ¡Empezad!

Los dos se miraron entre ellos y tragaron saliva nerviosos.


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