Querida Miyeon:

Sabía que no serían muchas las semanas que nos quedaban para poder disfrutar juntos de lo bonito que era imaginar que nuestra vida en París sería eterna. Pero intenté no pensar demasiado en ello.

Estuve organizando toda una noche lo que serían nuestros últimos momentos allí. Desde los paseos largos cerca del Jardín de las Tullerías hasta los atardeceres en la Torre Eiffel. También pensé en los trayectos juntos hacia el sur de Francia, llena de preciosos lugares que deseaba ver tras tus ojos. Pensé en todos los sitios que quería que te llevaras contigo cuando volvieras a Daegu. Y sin duda, tú hiciste de cada lugar especial. Solo llevaba un año en Francia y ya casi sentía que había recorrido cada parte de ella, pero llevarte a esos sitios me hizo apreciar lo muy equivocado que estaba: todos los lugares cobraron sentido cuando tú estabas en ellos. Y pensé en lo mucho que me gustaría que cada momento que pasábamos fuera eterno para así no tener que despedirme de ti jamás. Pensé que era estúpido, ¿cómo podía estar tan loco solo por una mujer? Pero era así. Estaba loco por ti, Miyeon. Loco por pasar toda mi vida contigo.

Siempre tuyo,

Taeho