Querido Taeho:

Ser tu novia siempre me había resultado más fácil que tener cualquier otra etiqueta encima. Aunque durante toda mi vida había soñado con encontrar a mi príncipe azul y vivir en un precioso palacio en el que fuéramos felices y comiéramos perdices, jamás creí que sería incluso más fácil que eso. Esas imaginaciones que había tenido en las que conocía al amor de mi vida y me casaba con él hasta el final de los tiempos se hicieron realidad. Pero una realidad distinta. Porque tú no eras un príncipe, ni tampoco eras perfecto. Pero sin duda, me hacías la mujer más feliz del mundo, y eso era lo que importaba.

Mientras pasaban esos días en París no podía dejar de pensar en que tú eras la persona que me complementaba. Y no eras exactamente mi otra mitad, amor. Eras completo. Éramos piezas completas que se fusionaban para formar algo todavía más increíble. Y no podía dejar de pensar en que deseaba que eso tan increíble no se acabara nunca.

Te quiero,

Miyeon