Querido Taeho:

El tiempo era efímero cuando estábamos juntos, pero a la vez se sentía como si fuera infinito. No quería que se acabara nuestro momento juntos. Esa locura que teníamos entre nosotros. Ese amor que parecía crecer solo por el paso de los segundos y el mero hecho de pensar que apenas me quedaban unas pocas semanas en Francia me ponía de los nervios... ¿De verdad sería capaz de dejarte atrás? ¿De olvidarte?

Ese día que nos besamos bajo la luz de la luna y miré el reflejo de ella sobre el lago, no pude evitar pensarlo. No pude evitar pensar en lo que desearía que cada momento de nuestra vida fuera así. Nosotros. Juntos. En Francia. Mientras disfrutábamos de nuestro amor. Pensé en lo que desearía que tú fueras la primera persona que viera nada más despertar, lo mucho que desearía que también fueras la última. Y se me hizo casi imposible no llorar. «¿Estás bien?» preguntaste con el reflejo de la luz de la luna sobre tu rostro. Asentí con suavidad antes de colocar mis manos sobre tus mejillas. «Es solo que estoy muy feliz de estar contigo» y tu sonrisa me llenó por dentro, a la vez que tus brazos que me rodearon. ¿Sería capaz de seguir adelante si tú no estabas a mi lado?

Siempre tuya,

Miyeon