miyeon
Querido Taeho:
Siempre había pensado que la historia de Romeo y Julieta era simple e incluso absurda. ¿Quién en su sano juicio moriría por amor y encima, por alguien a quien se suponía que no podía amar? «Cuando se ama desde el corazón, eso es lo que pasa» me dijo mi madre, pero yo no la creí puesto que jamás la vería capaz de morir solo por mi padre. Cuando te conocí, lo comprendí. Quizás era una locura, ¿no? Apenas sabía que eras Kim Taeho de Daegu, que estabas en Francia por motivos del trabajo de tu padre y que tu madre vivía lejos de ti porque debía cuidar de tus hermanos, quienes aún eran pequeños para vivir fuera del país. A ciencia cierta, apenas sabía de ti. Sin embargo, ¿podría parar los sentimientos tan fuertes que me hacían creer que sería capaz de actuar como Julieta si tú eras mi Romeo?
Debo admitirlo, al principio me dio miedo. Quise rechazar cualquier amor hacia ti, aún cuando sabía que eso era imposible. Sentía que si me volvía tan débil, sería incapaz de vivir una vida plena y segura, tal como siempre había imaginado. Pero cuando tu sonrisa se ponía frente a mí creía: ¿Acaso puedo vivir una vida plena y segura sin ti? Todas las dudas se esfumaban con tu presencia hasta el punto de pensar que quizás, sí que era un poco Julieta y tú Romeo. Pero corríamos con la suerte de que, si queríamos, sí que podríamos estar juntos para siempre.
Así que decidida, pensé que no podía dejar pasar más la oportunidad de pedirte una cita. Sabía que pronto me iría de Francia y aunque sería difícil mantener una relación a distancia para nosotros, ilusa de mí creí que eso podría ser posible y que no debía perder el tiempo. Me sonreíste al poco de vernos y te acercaste a mí con tranquilidad, aunque mis ojos no pudieron negar el hecho de que estabas entre tantos hombres y mujeres. Intenté obviar ese hecho. «Señorita. Es un placer volver a verla. ¿Qué la trae por aquí?» Sonreí. Sonreí como si no me importara el hecho de que pareciera que tu tiempo era más valioso de emplear en gente como aquella que en mí. «Solo pasaba por la zona. ¿Y usted?» Miraste hacia atrás con el rostro afligido y sonreíste con timidez cuando volviste a mirarme. «Son unos amigos de mi tío... Lo cierto es que me has alegrado la mañana, la verdad que quería escapar de aquí cuanto antes». Sin embargo, no pude creerlo. Estaba dolida. «Creo que puede pasarlo bien aquí, señorito Kim. No se preocupe por mí» aseguré justo cuando una mujer rubia francesa nos miraba con curiosidad y a ti con deseo «Seguro que mi compañía tan mundana es poco para usted». Y aunque supe que en realidad no era cierto, me giré sobre mis talones con dolor en el pecho y sensación de que me había equivocado, ¿cómo pude dudar de ti? Sentí que quizás, sí que era una bobería pensar en que nuestro amor podía ser tan fuerte como el de Romeo y Julieta.
Siempre tuya,
Miyeon
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro