8
Hana
Suponía que no tenía sentido alguno que lo hubiera besado en esa noria que nos mantenía en lo más alto que había estado en Francia, pero no había podido evitarlo. Suponía que tampoco tenía sentido que estuviera haciendo justo lo contrario que le había pedido minutos atrás. ¿A quién iba a engañar? Mi cuerpo reaccionaba cuando Taehyung se ponía delante de mí y no atendía a razones. Mi mente se nublaba y solo le dejaba paso a mi corazón que parecía saber más de lo que yo conocía, de lo que yo podía entender.
Me dio igual pensar en el hecho de que pudiéramos ser vistos. Solo me centré en los ansiosos labios de Taehyung que me devoraban en ese pequeño cubículo de la noria y a sus manos que se habían instaurado en mi cintura. Yo jugueteaba con los pequeños mechones de su nuca y de vez en cuando, dejaba que mis manos se hundieran en su sedoso pelo castaño oscuro. Cuando nos miramos, el cubículo paró a mitad del trayecto de llegada. Taehyung entonces desvió sus labios hacia mi cuello. De pronto empecé a sentir el calor de aquel lugar entremezclado con la adrenalina de saber que no era el mejor lugar para pasar a lo único que parecíamos poder hacer cuando estábamos juntos. Solté un suspiro cuando su mano rozó uno de mis pechos.
—¿Hoy no estás preocupada de que nos pillen? —preguntó sobre mi oreja con esa voz tan seductora que conseguía estremecer a cualquiera y por supuesto a mí. Cuando lo miré, me sentí idiota. ¿Cómo podía ser igual a todas esas chicas que estaban tras él, tan prendada por su atractividad y sensualidad, por sus ojos oscuros intensos y cargados de deseo, por sus manos que sabían a la perfección el trayecto para hacerme perder la cordura? No tenía sentido. No tenía sentido que alguien como yo se estuviera dejando hacer así. Cuando me había prometido días atrás que no lo haría de nuevo. Pero no tenía fuerzas para evitarlo.
—Lo estoy pero... —dejé de hablar cuando apretó con suavidad mi pecho.
—¿Pero...? —Pero no dejaba de desear que volvieras a tocarme, quise añadir. No respondí ante el movimiento del cubículo.
Apreté su hombro cuando volvió a tocarme y empecé a respirar con dificultad mientras nos mirábamos a los ojos. Estaba perdiendo el control y la cordura, algo que parecía hacerse parte de mí cuando nunca había sido de las que se dejaban llevar, pero Taehyung... Taehyung me hacía cometer una locura tras otra.
—No sé si voy a poder esperar a que lleguemos a la residencia —dijo de nuevo sobre mi oído. Solté el agarre de su hombro cuando él apartó su mano de mi pecho. Recuperó su asiento cuando estábamos casi a punto de llegar y entonces aproveché el momento para recuperar la compostura. Tenía que estar loca.
Cuando bajamos de la noria, los demás se bajaron detrás de nosotros.
—Qué frío —indicó Hailee mientras se abrazaba el cuerpo. Yo apenas lo había logrado notar después del calor que traía encima por culpa de Taehyung, pero ella no pareció darse cuenta—. Estás roja, Hana. ¿Quieres mi bufanda?
—No te preocupes, seguro que tú la necesitas más que yo. —No parecía convencida, pero no tardó en abrazarme.
Cuando Jacob bajó nos dimos cuenta de lo pálido que estaba.
—Por el bien de Jacob, creo que lo mejor será que nos vayamos —dijo Anabel. Lukas rio antes de acariciar la espalda de Jacob y este lo miró con mala cara.
Después de eso, nos encaminamos hacia el metro.
Aunque Anabel y Hailee hablaban entusiasmadas con los chicos, yo no podía dejar de pensar en Taehyung, en sus palabras, en lo que me esperaba cuando llegáramos a nuestras habitaciones. Casi como si me hubiera leído el pensamiento me miró y sonrió de lado, cosa que me hizo apartar la mirada.
Era una idiota. Una payasa de nariz roja que podría abrir un circo. ¿Cómo podía actuar así cuando había sido yo la que lo había besado a sabiendas de lo que estaba por pasar? Yo lo había deseado. Sin embargo, no podía evitar arrepentirme.
Hailee y Anabel me abrazaron con fuerza cuando nos despedimos en la puerta de la residencia.
—¡No estudien demasiado! —Asentí ante el entusiasmo de Hailee.
—Mejórate, Jacob —dije y él sonrió.
Nos despedimos y cada uno se fue por su lado.
Cuando llegamos al final de las escaleras, miré a Taehyung y sin pensarlo, me volví a tirar sobre él aún cuando se suponía que no debía hacerlo. Nos besamos con intensidad, yo con mis manos sobre sus mejillas mientras que él me rodeaba la cintura. Acabamos apoyados en la puerta de su habitación. Solo dejó de besarme para buscar la llave. Me quité los zapatos con rapidez a la vez que el abrigo y la mochila. Pillé a Taehyung en mitad de quitarse el último zapato cuando volví a besarlo. Me sentía ansiosa, como si tenerlo fuera el aire que necesitaba para respirar. Caminamos por la estancia hasta su habitación mientras nos besábamos. Solo se separó de mí para tirar de mi camisa de manga larga y tirarla al suelo. Yo le quité también a él la camisa que llevaba puesta. Me puse de puntillas para poder besar su cuello mientras iba bajando por su cuerpo con lentitud. Taehyung había empezado a respirar con dificultad cuando llegué al principio de sus pantalones. Me senté en la cama mientras le quitaba el cinturón. Taehyung acarició con suavidad mi pelo recogido en una coleta de caballo mientras yo me deshacía de su pantalón y descubría lo despierto que estaba, las ganas que parecía desear aquello tanto como yo, así que me recorrió un calor de pies a cabeza que me hizo avanzar con mayor rapidez. Él se terminó de quitar los pantalones y antes de que pudiera decidir nada, tiró de su ropa interior. Sonrió de lado cuando nuestras miradas se encontraron. Ladeé la cabeza cuando acarició de nuevo mi pelo, de esa manera que tanto me estaba empezando a gustar. Antes de que pudiéramos decir algo, llevé mis manos a su miembro para empezar a tocarlo. Taehyung gruñó por lo bajo.
—Tienes las manos frías —soltó. Pero suponía que también se debía a lo caliente que estaba él.
—¿Quieres que pare? —Negó. Dejó su mano sobre mi nuca.
—Me gusta.
No dijimos nada más.
Me concentré en acariciar su miembro sin dificultades de por medio, puesto que la primera vez, la posición y la ropa impedían que pudiera hacerlo. Me deleité con las expresiones de placer de Taehyung acompañadas de sus gemidos, gruñidos y respiraciones entrecortadas mientras tocaba toda su extensión con mis manos. Intenté detenerme en las partes en las que él me miraba con intensidad, como si quisiera hacerme saber que le gustaba.
—Taehyung... —Lo llamé con suavidad sin dejar de tocarlo. Cuando rocé la punta suspiró antes de abrir los ojos y mirarme—. ¿Puedo dar otro paso más? —Al principio pareció no entender lo que quería, pero poco después sonrió de lado.
—Jamás te diría que no. —No pude evitar sonreír. Su confianza me gustaba, era como si tuviera a otro Kim Taehyung completamente distinto al que conocía.
Me tendió un preservativo que abrí y que puse en su miembro. Mi corazón latió con intensidad sobre mi pecho ante el nerviosismo entremezclado con las ganas de hacerlo y antes de que pudiera echarme hacia atrás, tomé su miembro con mis manos de nuevo. Taehyung acarició mi cuero cabelludo hasta llegar a mi coleta mientras empezaba a acariciar con mi boca su entrepierna. Con su mano, parecía solo agarrar mi pelo para acercarme a él, cosa que me encendió más que tener su miembro dentro de mí. Nos miramos a los ojos y él ladeó la cabeza.
—Joder, Hana. —Adoraba saber que lo tenía a mi merced.
Empecé a hacer un pequeño mete-saca que le sacó pequeños gruñidos y suspiros que llenaron la estancia. Era difícil marcar un ritmo desde el principio, pero me dediqué a llevar mi lengua por toda su extensión sin dejar ningún hueco que pudiera quedarse sin ser tocado. Taehyung gimió cuando rocé la punta con mis labios y tiró con suavidad de mi pelo cuando volví a introducir todo su miembro en mi boca.
—Voy a perder la cabeza —aseguró. Con cuidado, siguió tirando de mi pelo. No me incomodó, Taehyung sabía cómo ser delicado. Me dejé hacer sus movimientos en mi pelo junto a los de su cadera mientras no dejaba de mirarlo. Sentía que tan solo por ello, podría llegar al orgasmo antes que él aún cuando no estaba siendo apenas tocada.
Taehyung gimió cuando llegó y sentí el calor en mi cavidad bucal a pesar de la separación de por medio. Se agarró a mi hombro para soportar el peso de su cuerpo y su respiración entrecortada fue lo único que logré apreciar. Después de un rato, nuestras miradas se encontraron. Me hizo levantar de la cama antes de llevar sus manos a mis pantalones.
—¿Cuánto deseas hacerlo, Hana? —De nuevo me había hecho esa pregunta y mi nombre sobre sus labios me hizo estremecer. ¿Por qué tenía que tener una voz tan grave y sexy? No lo entendía.
Lo miré mientras se deshacía de mis pantalones y me dejaba solo en ropa interior. Me besó el cuello con suavidad. Me fijé en el hecho de que tenía un pequeño espejo justo frente a nosotros, por lo que tenía la vista perfecta de su cuerpo agachado para contrarrestar la diferencia de altura y los músculos de su espalda marcados. Gemí cuando me mordió el cuello a la vez que apretaba mi trasero.
—Responde, Hana. —Aunque su tono fue bastante autoritario, solo consiguió que me encendiera muchísimo más. Cuando nos miramos a los ojos, los suyos brillaban cargados de deseo.
—Mucho. —La respuesta lo hizo sonreír y de un solo movimiento me dejó desnuda de piernas hacia abajo. Estábamos tan pegados que apenas podía pensar con claridad. Solo quería dejarme hacer por él—. Quiero que me folles, Taehyung. —Me buscó con la mirada con esa sonrisa pícara que tanto me volvía loca y entonces quitó la última prenda del camino.
—Tus deseos son órdenes para mí, Hana. —Podría escuchar mi nombre salir de sus labios siempre y no me cansaría nunca.
Me hizo quedar de rodillas sobre la cama antes de besarme el cuello con suavidad. Su mano izquierda se paseó desde mi cuello hasta mis pechos para llegar a mi abdomen y acabar en mi entrepierna. Apoyé mi cabeza sobre la suya antes de que acariciara con sutileza la zona y mi respiración empezara a entrecortarse. Vi mi reflejo en el espejo, mis ojos idos por el placer, mis labios entreabiertos... Pero no me sentí avergonzada, todo lo contrario. Me gustó poder ver las reacciones que me hacía tener Taehyung. Antes de que pudiera darme cuenta, ya estaba soltando pequeños gemidos ante los dedos de Taehyung dentro de mí. Mi cuerpo se movía solo contra él mientras me tocaba sin tapujos y besaba mi cuello con suavidad a la vez que dejaba pequeñas mordidas en él. Apoyé de nuevo la cabeza cuando acarició con su mano libre mi clítoris. Sentía que estaba a punto de llegar.
—No pares, Taehyung —le pedí casi como una súplica. Sonrió cuando me miró a los ojos y asintió.
Juntó mis labios con los suyos en un beso más caliente que cualquier otro que hubiera podido darme antes. Uno de esos donde nuestras lenguas se encontraban y se devoraban con intensidad. Tuve que dejar de besarlo cuando sentí el calor recorrer todo mi cuerpo a la vez que mis músculos contraerse entre sus dedos. Me agarré a su cuerpo para no caerme sobre la cama y él me miró con sus ojos brillantes. De nuevo otro de esos intensos orgasmos inexplicables en los que apenas podía mantener la calma. Antes de que pudiera decir nada, Taehyung me besó de nuevo mientras acariciaba cada parte de mi cuerpo. Yo me dejé llevar por sus caricias, por sus músculos que se contraían sobre mis manos y las sensaciones que sus labios me proporcionaban. Esa sensación de que los conocía de siempre. Gemí cuando tiró suavemente de mi coleta y justo en ese instante me miró. Su ceja alzada me volvió a proporcionar ese calor inmenso que me recorría de pies a cabeza. Me estremecí cuando con su mano libre me agarró de la mandíbula y su pulgar acarició mis labios. Estaba demasiado excitada para haber llegado segundos atrás. Cuando volvió a tirar de mi coleta, solté ese suspiro contenido y él sonrió.
—¿Te gusta? —Asentí. Él enredó sus dedos en mi pelo antes de volver a hacerlo. Era increíble como con tanta sutileza, podía hacerme sentir tan caliente.
—No dejes de hacerlo, Taehyung —pedí. Él asintió antes de apoyar ambas manos sobre la cama.
Nos miramos a los ojos por unos instantes en los que mi corazón se aceleró. Después de eso, Taehyung se subió a la cama para colocarse detrás de mí. Justo cuando estuve a punto de girarme para poder estar frente a frente, él me agarró de la cintura. Lo miré a través del espejo con confusión, pero no dijo nada. Solo se acercó a mi oído.
—¿Podemos hacerlo así? —preguntó con suavidad y sensualidad entremezclada. Cuando me miró solo con sus párpados elevados, mi cuerpo se estremeció. ¿Cómo podría no acceder cuando me había mirado así? Además, solo de pensar en que podría verlo tras el espejo, me pareció una idea tentadora. Asentí como respuesta a su pregunta y eso pareció ser la razón para que empujara mi cuerpo. Me quedé sobre mis manos y mis rodillas, de manera que él estaba de rodillas detrás de mí. Lo vi a través del espejo cambiarse la protección y empezó a introducirse dentro de mí.
Lo cierto es que Taehyung era bastante delicado, parecía preocuparse no solo de si pudiera hacerme daño, sino de si quería hacer ciertas cosas. Y eso me gustaba, me hacía tener confianza no sólo en él, sino en mí misma, como si me diera el control.
Me agarré con fuerza a las sábanas de la cama cuando empecé a sentir su intromisión lenta como si estuviera tanteando el terreno. Bajé la cabeza y cerré los ojos mientras me acostumbraba. Taehyung se aferró a mis caderas y suspiró justo cuando parecía que había entrado todo lo que podía abarcar. Me acarició con suavidad la cintura, pasó por mi espalda hasta llegar a mi pelo. Al tirar un poco de mi coleta, nuestras miradas se unieron a través del espejo. Sus ojos oscuros brillaban con intensidad y la imagen que me estaba brindando me había dejado sin palabras.
—Sigue, Taehyung... —Él sonrió de lado antes de asentir con suavidad. Empezó a hacer pequeños movimientos que en principio me resultaron un poco dolorosos pero que se vieron reemplazados por el placer al que tanto me había aferrado esos días en mis pensamientos, donde solo existía lo mucho que me ponía Taehyung, lo que parecíamos encajar como si fuéramos dos malditas piezas de puzle que acababan de encontrarse.
Gemí sin poder evitarlo mientras me dejaba llevar por las distintas sensaciones que antes no había podido sentir, como el hecho de mirar su rostro a través del espejo mientras lo oía gruñir tras de mí, lo mucho que me entusiasmaban sus manos cuando apretaban de vez en cuando mi trasero porque estaba preso del placer, los pequeños tirones que a veces le daba a mi pelo o el dolor de mis articulaciones al aguantar mi propio peso. Era algo imposible de explicar con palabras, pero me gustaba.
—Me encanta cuando haces eso —dijo de manera entrecortada mientras tiraba de nuevo de mi pelo y conseguía que gimiera en voz alta. Cerré los ojos.
—No pares —le supliqué, al borde del abismo. Sin quererlo, aquella situación me estaba llevando a la plena locura del placer y parecía que él también se había unido.
Tiró de mi pelo una vez más y me agarró de la cintura para sentarme sobre sus muslos. Sus estocadas eran menos perfectas y más lentas de esa manera, pero el sentir su pecho sobre mi espalda con esos movimientos irregulares, me estaba gustando incluso más que sentirlo con rapidez cuando estaba sobre mis manos. No podía evitar pensar en todo lo que estaba sintiendo. En lo demasiado sexual que estaba siendo el verlo a través del espejo, en el modo en el que nuestras miradas se conectaban tras él, sus expresiones de placer, las mías... Sentía que me volvería loca. Loca por él y lo que me hacía sentir. Me rodeó la cintura con uno de sus brazos para mantenerme sobre él.
—Dios mío, Hana. —Deduje que no le quedaba demasiado para llegar a su límite, por lo que decidí zafarme de él. Me miró con confusión por unos instantes hasta que tomé sus mejillas y lo besé con insistencia. Hacía mucho que no lo besaba y sin querer, me veía en la necesidad de hacerlo. Tenía ganas de probar esos labios rosados que tan adictivos eran y que más se volvían a medida que los probaba.
Nuestras lenguas danzaron en lo que Taehyung rodeaba mi cuerpo para dejarme bajo él y nos unía de nuevo. Lo seguí besando mientras lo acariciaba y él se movía con intensidad. Rodeé su cintura con mis piernas mientras sentía sus labios por mi cuello y mi respiración entrecortada.
—Joder... —medio murmuró mientras su esencia llenaba ese fino muro que nos separaba. Ese calor que me hizo sentir ante el hecho acabar en mi cuello mientras respiraba sobre él, fue suficiente para acompañarlo. Había sido intenso.
Ambos nos recuperamos más pegados de lo que deberíamos, piel con piel. Taehyung solo se movió para salir de mí. Me dedicó una mirada seria antes de deshacerse de la protección para quedarse de rodillas sobre la cama. Yo lo observé mientras asimilaba lo que acababa de suceder. Taehyung acababa de darme otra vez uno de los mejores orgasmos que había tenido en la vida y no solo eso, sino que encima me había acostado con él otra vez. Por lo que no sabía cómo asimilar todo eso. Era una locura. Era una locura lo que estaba pasando entre nosotros. Lo que nos decíamos sin palabras. Lo que sentíamos. Era difícil de explicar, pero sin embargo tampoco podía evitarse. Como si estuviera hecho para ser. Y me aterraba. Me aterraba querer alejarme y no poder.
Cuando me quedé sentada sobre la cama, Taehyung me tomó de las mejillas para besarme de nuevo. Aún cuando sabía que no podía hacerlo, me dejé llevar por sus labios y por sus manos que me obligaban a sentarme sobre sus muslos. Esas mismas manos que erizaban mi piel a su paso por mi espalda. Esas que revolvían mi pelo. Apoyé mis manos en sus mejillas cuando dejamos de besarnos y lo miré a los ojos. Mi corazón dio un vuelco y sentí que debía correr lejos antes de que todo se torciera, pero solo lo miré. Sus ojos brillantes, oscuros, profundos, que decían tanto sin hacerlo... Y él también me miró a mí, con sus manos instauradas en mi cintura, casi como si estuvieran hechas para estar ahí.
Antes de que pudiera arrepentirme, me estaba uniendo de nuevo a él con la sensación de que era tal como una droga, adictivo. Por mucho que mi cerebro me dijera que escapara, me pusiera cientos de señales a las que hacerle caso y salir de allí lo antes posible, mi corazón no atendía a razones. Mi corazón solo quería quedarse allí, como si ese fuera su lugar. Como si los brazos de ese chico fueran su refugio.
Taehyung besó mi cuello mientras yo me movía sobre él con suavidad, casi como si no quisiera que se acabara ese momento nunca. Mis dedos se enredaron en su pelo mientras que sus manos recorrían mi cintura para hacerse camino hasta mis pechos. Escuché su respiración entrecortada ante la cercanía y cerré los ojos al reconocer mis propios gemidos debido a sus caricias.
No sabía qué sentía. Todo era tan confuso, tan distinto que mi mente y mi corazón se peleaban al mismo tiempo sin saber quién de los dos tenía la razón. Uno me decía que era una locura, otro me decía que era justo lo que merecía tener después de tanto tiempo. Sin embargo, no me dejé llevar por ninguno de los dos. No quería hacerlo. No quería tener que elegir qué era lo que quería cuando solo podía pensar en lo que me gustaba estar entre los brazos de Taehyung.
—Hana... —murmuró con la respiración entrecortada. Lo miré y él cerró la boca. Sentí como si tuviera algo que decirme, pero nunca lo hizo. Solo se limitó a tomar mi nuca para besarme con intensidad, ambos perdidos. Ambos ignorantes de lo que estábamos haciendo sin quererlo.
Hola, ¿qué tal están?
Este capítulo me gusta mucho porque muestra, tal como en los anteriores de Taehyung, la confusión que siente Hana respecto a él y sus sentimientos. Es más, algo que simplemente me encanta es el final, cuando tiene una lucha interna con su mente y su corazón. ¿Y a ustedes qué les parece?
Espero que les esté gustando.
Un saludo y abrazo enorme♡
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