Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

52

Taehyung

—¿A dónde me llevas? —preguntó Hana con curiosidad mientras recorríamos unas pequeñas montañas.

—Ya lo verás, no seas impaciente.

—Es que te he preguntado un montón... —Me giré para ver su puchero y no pude evitar tomar sus mejillas y besarla con suavidad. Ella sonrió sobre mis labios después de que nuestras miradas se encontraran.

—Ya vamos a llegar.

Después de unos días con mis amigos y los eternos momentos de vergüenza que me había hecho pasar mi familia, creía que era hora de compartir tiempo a solas con Hana y enseñarle uno de mis sitios favoritos en el mundo. Era el instante ideal para compartir esa parte de mí con Hana y cerrar una etapa que se quedaba atrás. Un paso hacia delante.

—¿Esto no es allanamiento? —preguntó con curiosidad cuando entramos por una pequeña puerta.

—Sí y no. Los dueños de la casa me adoran, pero al entrar sin permiso... Bueno, no creo que nos denuncien —concluí y Hana me miró con expresión de pavor que me hizo reír—. ¿Qué pasa?

—No quiero ir a la cárcel, Taehyung...

—Con suerte será solo una multa —bromeé, pero ella me miró con una seriedad que me hizo reír—. ¡Que no pasará nada! —exclamé y Hana se cruzó de brazos.

—Tae —gimoteó con preocupación y eso me hizo volver a reír. Tiré de su mano para caminar más rápido.

—Confía en mí. —Y eso la hizo sonreír.

Detrás de ella, la hice subir por las escaleras de madera que aún parecían resistentes a pesar de los años y abrió los ojos sorprendida al llegar hasta el final.

—¿Y esto?

—Es mi vieja casa del árbol.

Hana no dudó en sonreír y mirar alrededor con curiosidad. A pesar de la antigüedad que se percibía entre esas tablas de madera, aún persistían los dibujos que Namjoon y yo habíamos hecho de pequeños, algunas decoraciones, juguetes y muñecas, entre otras cosas que se habían quedado abandonadas allí, tal como si nunca hubiéramos dejado esa etapa. Tanto Namjoon como las gemelas, pasábamos mucho tiempo allí cuando nos quedábamos con mis abuelos.

—¿Y qué hace aquí...?

—Esta era la casa de mis abuelos —expliqué—. Se vendió poco después de que ellos se fueran. Por eso te dije que los dueños no iban a decirnos nada, tanto fue lo que nos vieron llorar que les fue imposible no dejarnos pasar a la casa del árbol a pesar de lo mayores que éramos —conté como una anécdota, pero lo cierto es que vender esa casa no fue fácil para ninguno. Era deshacerse de millones de recuerdos, dejar atrás una casa cargada de mucho amor, de un sitio que parecía solo de ellos. Fue muy duro.

—Pues es preciosa —aseguró con una sonrisa.

Se puso de rodillas en el suelo y cogió un dibujo que hice de mi abuelo, uno que nunca me había llevado. Hana lo miró con suavidad hasta que me buscó a mí con la mirada. Me senté a su lado.

—Ya podrás haberte dado cuenta de que no soy un artista increíble. —Rio.

—Es precioso, Tae. No quiero que lo dejes aquí. —Hana sonreía. Besó mi mejilla antes de volver a mirarlo.

Permanecimos en silencio unos instantes.

—Mi abuela te hubiera abrazado cientos de veces y mi abuelo te hubiera hecho millones de preguntas existenciales como «¿Y tú crees en la reencarnación?». —Hana soltó una pequeña carcajada mientras me miraba—. Mi única manera de presentártelos era traerte aquí... —Ella asintió con suavidad.

—Le hubiera dado cientos de abrazos de tu abuela y me hubiera asegurado de responder a todas las preguntas de tu abuelo. —Eso me hizo sonreír—. A mí también me da pena no haberlos conocido en persona. Pero ¿sabes qué? Los llevo dentro, por sus cartas, por sus historias... Eso es lo que me llevo. —Respiré hondo antes de sacar la caja que me había llevado de nuevo conmigo.

—¿Podemos leerlas juntos? —Hana asintió. Besó de nuevo mi mejilla antes de sacar la primera carta. Dejó mi dibujo a un lado—. Léelas en voz alta —le pedí. Se aclaró la garganta.

—«Fue cuando me di cuenta de que la amaba. Cuando nuestros ojos se encontraron y vi el brillo de su alma, no pude evitar sentir una corriente repleta de emociones que me dijo que lo nuestro había estado destinado desde el principio. En ese momento, no sabía exactamente lo que significaba el amor y mi idea de ello, no era más que el hecho de que alguien me querría solo por ser yo pero ¿acaso había pensado en que era posible querer a alguien solo por ser alguien? Ahí fue cuando lo descubrí. Descubrí que aún dentro de cien años, cuando la mirara, seguiría queriendo besar cada parte de su cuerpo y abrazarla en todas las vidas posibles sólo porque la amaba...» —empezó a leer.

Tras muchas cartas, risas y lágrimas donde tuve que aferrarme a Hana, terminamos de leerlas casi cuando la noche se hizo presente y escuchamos la cinta de mis abuelos. Fue entonces cuando se giró y me miró con un cariño que supe apreciar.

—Gracias, Taehyung. No deja de ser precioso que hayas compartido esta parte de ti conmigo. Tus abuelos... Tuvieron un amor precioso, real. Y sin duda, te querían, a ti y a tu familia. —Su voz se quebró apenas y no tardé en abrazarla.

Ambos lloramos juntos mientras sentíamos las emociones recorrer nuestro cuerpo. Yo porque sabía que jamás iba a sentirme bien por solo haber escuchado sus cartas, Hana porque al final había empatizado con la historia de ellos.

—A veces pienso en lo bonito que sería que las personas fueran infinitas, en especial los abuelos —dijo antes de atrapar mis mejillas y acariciarlas—. Que nunca se acabara el tiempo. Pero creo que lo que hace todo bonito es que no sea eterno. Aunque, sí que creo que las personas somos eternas, porque por cosas como estas, las historias ni las personas se olvidan y es precioso que tengas todo esto, Taehyung. Es un tesoro. Y si alguna vez llegamos a formar una familia juntos, me aseguraré de que nuestros hijos lo cuiden como si se les fuera la vida en ello. —Solté una carcajada y asentí. No tenía dudas de ello—. Ojalá pudiera quitar el dolor que sientes, lo que los echas de menos... Me puedo imaginar lo doloroso que puede ser, así que siempre que te encuentres mal, me tienes aquí, ¿vale? Nunca me cansaré de decírtelo. —Asentí. No era la primera vez que Hana me encontraba en nuestro piso con las cartas en la mano y las lágrimas por mis mejillas.

—Lo peor de que alguien abandone este mundo, no es la pérdida en sí, es ese momento en el que de repente estás bien y ves algo o recuerdas algo que te hace sentir triste. Ese es el peor momento. Porque la vida sigue y las responsabilidades te impiden sentarte y darte cuenta de que esas personas no están en su casa como siempre. Es cuando te das cuenta de que no están y se hace cuesta arriba... Lo que decías tú, las pequeñas felicidades son las que duelen. Pero gracias por ofrecerte, Hana. El apoyo siempre es bien recibido. —Sonrió.

—Sé que no puedo traértelos de vuelta, pero al menos puedo darte muchos besitos, ¿no? —Reí sin dudarlo y la abracé de nuevo.

Permanecimos en silencio mientras nos abrazábamos.

—Pero tienes razón, Hana. La idea de perder a alguien es arrolladora y nunca quieres que eso pase, ¿no? Pero es ley de vida. Venimos aquí con algo seguro y es que nos vamos en algún momento. No sabemos cuándo. Todos estamos en una cola en la que esperamos a que nos toque. Pero si la vida fuera eterna, nunca le daríamos importancia a las pequeñas cosas y creo que en eso consiste. —Hana me acarició el pelo con suavidad. Se separó de mí.

—De verdad, gracias por enseñarme esto. Te quiero muchísimo. Y ojalá pudiera darles un abrazo enorme a tus abuelos y decirles que gracias a que ellos se amaron tanto, el amor de mi vida está delante de mis ojos. —La abracé sin dudarlo mientras la besaba en todas partes y ella reía.

—¿Qué tú me quieres? No, yo te quiero más —dije entre besos—. Tenía que haberle dicho a tu abuelo eso, quizás lo hubiera convencido. —Rio. Cuando me separé de ella sonreía. Besó mis labios. Acarició mis mejillas mientras nos besábamos y sonrió cuando nos miramos.

—¿Has cumplido los deseos de tu abuelo? —Acaricié su rostro con suavidad hasta que asentí.

—Por fin he descubierto lo que es el amor verdadero, Hannie. —Y volvimos a besarnos en ese lugar tan especial para mí, donde había tantos recuerdos, entre otros que ya no solo formaban parte de mí, sino de ella. De mi preciosa Hana, del amor de mi vida. Y no podía ser más feliz.

—¿Te importa que me los quede? —preguntó Hana cuando bajamos de la casa del árbol. Negué con la cabeza.

—Me hace ilusión que los tengas —respondí. Ella guardó en su pequeño bolso los dibujos arrugados que había hecho en mi infancia, cuando nos paramos frente a la casa, la observé y sonreí más tranquilo. «¿Les ha gustado Hana?» Pensé. Ella de pronto me trajo a la vida real cuando tiró de mí.

—Vamos, he visto un puesto de perritos coreanos y quiero invitarte. —Sonreí y asentí. Nuestras manos se entrelazaron y acabamos en aquel puesto entre risas mientras observábamos el lugar.

—¿Te ha gustado Daegu? —pregunté tal como ella lo hizo en la playa. Asintió.

—Es muy diferente de Busan y Seúl, pero me gusta. Me tranquiliza lo verdoso que es. Y sin duda, el tiempo en el lago fue el que más disfruté. Me muero de ganas de ir al parque de atracciones con tu familia —aseguró y yo sonreí.

—¿Y mi familia?

—Lo cierto es que me he sentido súper aceptada por todos, Tae. Además, tu madre es maravillosa, siempre que me ve me pregunta qué tal estoy... Me gusta.

—Y creo que le caes bien —aseguré y ella sonrió con ilusión—. Y a Jeno.

—Entiendo por qué lo quieres tanto, es más, nadie diría que es tu padrastro... —Me quedé en silencio por unos instantes.

—Siento que no puedas conocer a mi padre de verdad —dije con suavidad—. Pero no sé nada de él desde que me fui al Erasmus, así que creo que no vale la pena mostrarle la vida que tengo ahora. Soy feliz así. Y no tengo la necesidad de demostrarle a alguien que no me quiere en su vida. Además, sé que sería un gilipollas contigo solo porque eres mi novia. —Hana alargó la mano hasta tomar la mía.

—¿Sabes que me dijo una vez Yooa cuando decidí que mi padre ya no marcaría mis pasos? —Negó con la cabeza—. «Ya es suficiente con que una persona te demuestre una vez que no te quiere, como para que lo haga dos». Yo estoy bien con lo que decidas, cielo. Si quieres presentármelo, hazlo. Si no quieres, me parece bien también. Haz lo que te salga del corazón, yo jamás voy a obligarte a hacer nada que no quieras y menos sobre este tema. Solo me entrometeré cuando crea que es lo mejor para ti. Pero solo tú sabes lo que es mejor para ti cuando se trata de tener a tu padre o no.

—Eres perfecta. —Hana rio y no dudé en acompañarla—. Gracias por entenderlo.

—Gracias a ti por compartirlo, Tae —Acarició mis manos—. Eres una persona súper valiente y honesta. Me encanta que seas así. —Sonreí.

Nos quedamos en silencio con las manos entrelazadas sobre la mesa hasta que volví a hablar.

—¿Y mis amigos?

—Lo he pasado genial con ellos en el lago, Tae —aseguró.

—¿Qué te dijo Yoongi? —pregunté con curiosidad.

—Cosas confidenciales —dijo con una sonrisa traviesa.

—Eres un poco listilla.

—Un poco. —Se encogió de hombros y eso me hizo sonreír.

Me miró hasta que habló.

—Solo me pidió que cuidara de ti. Y yo le dije que eso iba a hacer. —Eso me hizo sonreír—. Eres una persona preciada para él.

—Y él para mí... Aunque no se lo digas. —Rio.

—Entiendo tu relación con Yoongi porque es como la mía con Jungkook, de esas amistades de siempre que son difíciles de olvidar, que pasen los años que pasen, son como familia para ti —dijo—. Es precioso que tengas a alguien que te comprenda al cien por cien y quiera cuidarte. —Asentí.

—Pensé que estaría en modo celoso —bromeé.

—Qué va... Pero sé que te quiere mucho.

—Lo sé. Y sé que tienes razón, Hannie.

Los fuegos artificiales interrumpieron nuestra conversación.

—¿Nos acercamos para verlos mejor? —pregunté con curiosidad y ella asintió con una sonrisa.

Cerca del murito, observamos abrazados los fuegos artificiales que se ceñían sobre nuestros ojos y bajo ellos, nos dimos un beso que lo llevé conmigo en lo más profundo de mi ser. Como esas cientos de memorias que empezábamos a albergar juntos.

—Me alegra que hayas podido venir a Daegu, conocer a mi familia, a mis amigos... Eres muy preciada para mí, Hana y quiero que formes parte de este círculo de personas que tanto quiero, porque tú eres una de ellas. —Peiné un mechón de su pelo detrás de su oreja—. Porque quiero que sigamos avanzando sin mirar atrás. Así que gracias por este viaje. Por enseñarme tu mundo y yo el mío. —Hana sonrió sin dudarlo y asintió.

—Yo también me alegro de que sea así, de que ambos podamos formar del todo parte de la vida del otro. Han sido unos días preciosos y la única conclusión que he sacado es que cada segundo, te quiero más. Así que sigamos avanzando, Taehyung. —Y su sonrisa aceleró mi corazón.

Nos besamos de nuevo sin dejar de sonreír. Sin dejar de pensar que todo no podía ser más perfecto.

¡Hola! ¿Qué tal están?

Soy literal lágrimas con este capítulo... Porque es tan cuqui y a la vez tan triste jopé.

Espero que estén disfrutando de estos capítulos.

¡Un abrazo enorme!♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro