Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

29

Hana

Me gustaba Taehyung. Me gustaba demasiado. Me gustaba tanto como cuando te levantas una mañana y piensas que es viernes pero te das cuenta de que es sábado y puedes dormir más. Me gustaba tanto como tomarme un chocolate bajo el sonido de la lluvia con la manta por encima y sin salir de casa. Me gustaba tanto como ver una película con las chicas y hablar hasta las tantas de cosas irrelevantes. Me gustaba tanto como estar con mi madre frente a la playa de Busan en compañía de Naru. Me gustaba tanto como los amaneceres que se instauraban tras la Torre Eiffel. Me gustaba. Kim Taehyung me gustaba. Y era hora de que lo aceptara.

Taehyung se había metido lentamente en mi corazón. Me recordaba a esas series de Netflix que siempre conseguían engancharme. Esas que te atraían por el título, que te engañaban con un resumen que no tenía nada que ver con la realidad y que, a cada capítulo, se ponían interesantes hasta el punto de no poder parar hasta que te dabas cuenta de que las amabas. Taehyung había sido así. Su título me había llamado, su resumen me había hecho pensar que era de una manera, pero cada capítulo me había hecho darme cuenta de que no era como creía. De que era un chico que valía la pena y que sabía que no tardaría en amar. Y ahí estaba, haciéndolo. Aún cuando él me había pedido que no lo hiciera.

—Quizás debería irme —dije con suavidad después de habernos acostado como lo que suponía que era la última vez que lo haríamos. Taehyung asintió casi sin mirarme a los ojos. Me levanté de la cama mientras le daba la espalda.

—Quédate con mi ropa, Hana —pidió. Asentí sin mirarlo.

Me vestí. Me vestí con el pensamiento de que eso no era lo que quería. Que lo único que quería era aferrarme a sus brazos. Esos que me hacían sentir como en casa. Esos que parecían hechos para mí. Que me protegían. Que me querían. Me vestí con la sensación de que de alguna forma o de otra, yo misma estaba permitiendo que ambos nos rindiéramos, que dejáramos todo ahí. Me vestí mientras sabía que por una vez en la vida, no quería permitir que todo se acabara con tanta facilidad.

Cuando lo miré, lo afirmé aún más: me gustaba. Me gustaba desde hacía demasiado tiempo. Incluso con toda probabilidad, desde el momento que lo vi. Lo quería. Lo quería como nunca había querido a nadie. Y aún ni siquiera sabía por qué. O sí. Pero lo hacía. Casi también podía afirmar que probablemente, ya estaba incluso enamorada de él en ese punto de la historia. Pero ¿qué podía hacer? No podía odiarlo. No. Es que lo amaba. Porque a pesar de todo había hecho algo precioso: me había dejado ser libre. Nadie, ni siquiera Jungkook había hecho algo como eso. Había decidido que como no estaba preparado para darme lo que necesitaba era mejor dejarme volar. Aún al saber que era sensato, aún al saber que debía agradecerle haber sido tan sincero de alejarme cuando sabía que yo no me merecía tener una relación a medias, aunque me había confirmado que no era un rechazo, ¿por qué sentía que era así? ¿Por qué sentía un fuerte dolor en el pecho que me evocaba a una sensación que había tenido cientos de veces cuando pensaba en que había sido abandonada por una persona importante para mí? Era justo lo que había querido evitar. Pero no podía juzgarme, también debía aceptar que de alguna forma me quería arriesgar, que quería ser esa Kwon Hana diferente que luchaba, aunque doliera, aunque me sintiera abandonada. Pero sus palabras me habían hecho darme cuenta de que tenía razón, que debía elegirme. Que él no era todo lo que necesitaba. Sino que él me hacía mejor persona. Que no podía aferrarme a él como si nada, como si fuera mi aire. Porque él solo era otra persona libre que podía acompañarme en mi camino. Me había salvado de haberme vuelto dependiente de él, porque sin duda, estaba aceptando esa relación a medias solo por estar con él y estaba siendo sumisa porque no quería que me rechazara ni me abandonara. Quería luchar por él y era consciente de que aún tenía que montar las piezas de mi vida antes de poder estar juntos. Así que en parte, le agradecía esa distancia. Pero me había demostrado que no podía odiarlo porque era justo lo que me merecía. No solo era su físico, que a cualquiera podría deslumbrar. Era su interior. Estaba segura de que Taehyung no me había enseñado ni la mitad de la persona que era pero ¿cómo no podía estar enamorada de él con todo lo que había hecho por mí? Incluso cuando parecía que sentía lo mismo, me estaba dejando ir porque solo quería verme feliz, ¿eso no era en sí precioso?

—Está nevando —dije, sorprendida. Taehyung se puso a mi lado y miró la nieve. ¿Cómo podía estar nevando cuando casi era mayo? Pero aún así, ese fenómeno atmosférico me pareció lo suficientemente mágico para demostrar que quizás ese no era nuestro adiós definitivo.

La mano de Taehyung se posó sobre la mía y nuestros dedos se entrelazaron. Mi corazón se aceleró al instante al sentir que a pesar de que su mano era enorme respecto a la mía, encajábamos a la perfección. Él y yo. Era así.

Cuando nos miramos a los ojos, sonreí.

¿No era especial que estuviéramos viendo esa nevada juntos?

—Ojalá esta nevada dure para siempre, Taehyung. La nuestra. —Sonreí. Llevé mi mano a su corazón—. Pero ojalá la tuya se acabe pronto. Ojalá llegue el día que puedas dejar todo atrás y no huyas más. Estés o no a mi lado, ese será el día más feliz de mi vida. —Taehyung no dijo nada más, solo me abrazó con fuerza y besó mi cabeza. Mi aferré a sus brazos con lágrimas a los ojos, con la sensación de que jamás me recuperaría de ese momento en el que tendría que renunciar a todo, decidida a que esa era la mejor opción para ambos. Para que pudiéramos amarnos de verdad—. Yo también tengo que crecer para estar contigo —murmuré. Cuando me miró a los ojos, acarició mis mejillas. Sonrió con suavidad antes de asentir.

—Ojalá esta nevada dure para siempre, Hana. Haré todo lo que esté en mí para poder seguirte. —Sonreí antes de asentir.

Nos dimos nuestro último beso, allí, frente a la nevada y aunque fue agridulce, sentí que mi corazón estaba más tranquilo que nunca. Porque después de todo, ese Taehyung siempre me pertenecería. Aún si nunca volviera a pertenecerme.

Los días pasaron y agradecí un poco la soledad. Aún cuando había tratado de mantener la calma, no me encontraba lo suficientemente bien como para tener que actuar como siempre frente a Taehyung y no echarme a llorar.

A pesar de todo, me sentía fuerte. Quizás toda esa situación me estaba dañando más de lo que me merecía. Acostarme con él mientras lo sentía todo, solo estaba consiguiendo que me aferrara a la idea de que así era como me merecía ser amada, y no era lo que yo quería sentir. Tampoco quería aferrarme a la idea de que esa era la única forma por la que podría tener a Taehyung para no perderlo o para no sentirme abandonada por él. Teníamos que amarnos, ambos al completo y esa no era la manera. Hacía tiempo que nos teníamos que haber dado cuenta.

Después de esos días donde había necesitado encontrarme conmigo misma, transformar y entender todos esos sentimientos, me sentí algo orgullosa por sentir que estaba llevando todo con tanta calma para como era. Aunque sin duda, la terapia había ayudado a que encajara toda la situación.

—Cariño, si hubieras aceptado a tener esa relación a medias solo por no perder a alguien te estarías haciendo dependiente. Es doloroso saber que en mucho tiempo no vas a tener a esa persona a tu lado, pero como bien dices, deberías tomar esta experiencia para crecer tú. Sé que un día estarás preparada para eso, para sentirte sin miedo a perder a las personas, a que te abandonen. Porque al final la vida siempre se modifica y cambia, no es un continuo, Hana. Así que siempre perderás o te abandonará alguien, es hora de que coloques a tu padre en el sitio que se merece para que puedas seguir adelante y aprendas a sobrellevar cuando las personas se van de tu vida. —Y mi terapeuta tenía razón.

A pesar de que no tenía ganas de estar más que conmigo misma, Hailee fue muy insistente respecto a vernos. Hacía días que no la veía porque había estado con su familia, pero esos habían incrementado por mi necesidad de procesar mi conversación con Taehyung, de repasarla de principio a fin, buscando resquicios, buscando soluciones hasta dar con la más realista: el tiempo pondría todo en su sitio. Así que me estaba preparando para quedar en una cafetería con ella y con Anabel. Y agradecía que no hubiera rastro de los chicos.

—¿Por qué has estado tanto tiempo desaparecida, Han? Ya me tenías preocupada... —admitió Hailee. Respiré hondo.

—Es una historia larga —casi murmuré—. Necesitaba reflexionar conmigo misma, solo he estado yendo a terapia —expliqué. Anabel sabía sobre la terapia y también sobre Taehyung. Después de contárselo a Hailee, creía que era una buena idea que ella también lo supiera y para mi sorpresa, no le sorprendió, al parecer había notado nuestra tensión desde un inicio.

—Pues tenemos toda la tarde, así que escupe. —Esbozó una sonrisa traviesa. ¿Cómo siempre me hacía sonreír por culpa de sus tonterías?

—He hablado con Taehyung... —Sentía que se me hacía un nudo en la garganta. «Debes llorar, Hana. No contengas más lo que sientes» siempre me repetía mi psicóloga, pero a veces era difícil no hacerlo—. Me armé de valor para decirle que no quería que solo me tocara con el cuerpo. No sabía cómo decirle que me gustaba. Así que eso fue lo único que pude decir —expliqué casi sin poder mirarlas—. Y él no me rechazó, pero me pidió que no lo eligiera a él. —Ambas se quedaron en un silencio que tuve que llenar con palabras o me pondría a llorar—. No quiere hacerme sufrir y es por eso que me está pidiendo que me elija a mí, porque no sabe si podrá hacerme feliz. Hablaba del pasado, de alguien en quien confiaba que le ha hecho daño...

—Puede que haya tenido algún problema relacionado con el amor —agregó Anabel con cierta calma que necesitaba escuchar dentro de mi caos.

—¿Una infidelidad, quizás? —preguntó Hailee.

—La verdad es que no lo sé. Él no dijo nada y por lo poco que lo conozco, es de esas personas que es mejor no preguntar. Si no me lo dijo es porque sintió que no debía decírmelo, al menos no en ese momento. —Empecé a sentirme mareada—. Ha pasado justo lo que temía: sentirme abandonada, que se fuera de mi lado... Pero a la vez estoy agradecida porque siento que yo tampoco estoy preparada por mucho que... Que lo quiera.

—Jo, Hana... —Hailee me miró con pena y preocupación entremezclada. Y por primera vez en días, descubrí que en realidad, aunque estuviera agradecida, aunque debiera aceptar que el abandono era algo que sucedía, dolía. Taehyung me había pedido que me eligiera a mí, ¿cómo iba a estar bien? Básicamente me estaba pidiendo que no lo amara porque él no tenía fuerzas suficientes para amarme a mí. Y eso dolía.

Las lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas y antes de que sintiera que el mundo se derrumbaba ante mí, Hailee se sentó a mi lado para abrazarme. Anabel no tardó en levantarse para rodearnos a las dos a la vez. Lloré. Lloré como no lo había hecho en esos días con la sensación de que mi corazón estaba débil. Que eso dolía. Que no quería sentirme así. Que era doloroso.

—Llora, cielo. Saca todo eso que llevas dentro —dijo Hailee mientras me acariciaba la espalda y la sentía como una madre. Como ese apoyo que necesitaba.

Cuando me calmé, Hailee me secó las lágrimas con una servilleta y Anabel me agarró las manos. Me sentí un poco patética de llorar en una cafetería donde cualquiera pudiera verme, pero no había podido evitarlo. Estaba triste. Estaba dolida. Estaba jodidamente enamorada de un chico que me había pedido tiempo, que me había pedido que no esperara por él. ¿Cómo iba a estar tan siquiera bien? Me había esforzado en estar tranquila cuando no podía estarlo.

Mi abuela siempre me había hablado de los duelos. Ella siempre decía que un duelo, no sucedía solo cuando una persona se iba de este mundo y tú tenías que lidiar con su pérdida. Mi abuela decía que los duelos no eran más que la aceptación de cosas que no pasaban como esperabas. Por ejemplo, el hecho de ir con la idea de comerte un helado de chocolate y tener que comerte uno de piña porque no había, es un duelo de por sí, solo que en un nivel más pequeño que cualquier otro. Así que estaba en un duelo. En un duelo en el que tenía que aceptar que me había enamorado de Taehyung cuando no podía tenerlo.

—Yo no quería que me pasara esto —dije con la voz débil de haber estado llorando—. Es más, sabía que me pasaría. Desde que había visto a Taehyung por primera vez lo había sentido todo por él, sabía que dar el paso sería más que suficiente para enamorarme. Y no me equivoqué. Pero ni siquiera puedo enfadarme conmigo misma, o con él... —Volví a sentir que las lágrimas se deslizaban por mis mejillas— porque lo más que deseaba en el mundo era que me dejara entrar en el suyo. Yo en el fondo sí que quería tener esto. Ser parte de él. Porque tenía la sensación de que después de tanto tiempo que había estado esperando por él, lo quería.

—Era el destino —agregó Hailee. Asentí. Y sonreí con cierta amargura. ¿Al final sí que existía esa maldita leyenda del hilo rojo del destino? No me quedaba más que creer en ello después de haberlo vivido en mi propia piel.

—Creo que sí —zanjé. Anabel acarició mis manos con suavidad. Ambas estaban siendo un buen consuelo—. El puto hilo rojo del destino.

Anabel fue la primera en hablar después de un largo silencio.

—Hana —llamó mi atención—. No puedo odiar más el hecho de verte llorar por un hombre, ¿sabes? —Eso me hizo soltar una pequeña carcajada por la que ella sonrió—. ¿Ves? Eres preciosa cuando ríes... —Siempre sabía cómo animarme—. Pero es cierto que debes sentir este dolor. —Asentí con suavidad—. Y en cierto modo no puedo enfadarme con el hombre por el que lloras, porque él también es mi amigo. Además, ha sido sensato contigo.

—Eso es verdad. Aunque duela, por lo menos ha marcado la distancia y te ha dejado ser libre. —Asentí.

—Yo eso lo valoro bastante —aseguré.

—Creo que deberías verlo como un bache, nada más —dijo Anabel—. No conozco a Taehyung demasiado, más que nada porque siempre ha sido reservado, pero siempre he pensado que tiene una razón para actuar de la manera que lo hace. Más después de saber que te ha dicho que ha sufrido: tiene un pasado que le impide seguir adelante con facilidad. Y en parte, siéntete afortunada, Hana. No es tu problema y Taehyung está dejando el espacio porque sabe a la perfección que tú no formas parte de él. No eres su salvación. Nos convence todo el mundo de que debemos salvar a las personas a las que amamos, pero en eso no consiste el amor. Bueno, yo no sé en lo que consiste el amor, pero nunca he pensado que es eso.

—El amor es luchar activamente por la libertad de la otra persona. —Hailee sonrió—. Son dos personas que siendo libres y únicas, deciden compartir sus vidas. No son medias naranjas, son naranjas completas, cielo. Anabel tiene razón, es muy maduro por parte de Taehyung apartarte de su lucha y debes de verlo como algo bueno, puesto que muestra que te quiere más de lo que quizás haya podido llegar a demostrarte. —Anabel asintió.

—Quería llegar a eso justo, Hailee. —Sonrió de lado antes de decirlo—. No tengo dudas de que Taehyung te quiere, Hana. —Mi corazón se aceleró—. O por lo menos, le gustas. No es solo la manera que tiene de mirarte, sino de tratarte. Él es muy diferente contigo que con cualquiera de nosotras. Y no hay más que pensar en los hechos: esta decisión es por tu bien. Estoy segura de que él lo tiene que estar pasando igual de mal porque desea estar contigo aún cuando sabe que no puede.

—¿Y si es solo cobardía?

—Es cobardía, Han —afirmó Hailee—. En cierto modo lo es. Está huyendo de alguna manera para no afrontar el dolor. Aún no está preparado para luchar por ti, pero tampoco por él, ¿no te das cuenta? Y él lo sabe, por eso no te quiere a su lado, porque Taehyung sabe que si alguien tiene que salir herido, no tienes que ser tú. —Y escucharlo así me pareció bonito. Estaba claro que Taehyung no estaba poniendo todo de sí por nosotros, pero quizás era precisamente por eso, porque primero tenía que poner todo por salvarse a sí mismo—. Es un precioso acto de amor propio y por supuesto, para ti. Porque aunque es una decisión para sí mismo, también es para ti. —Tenían razón—. Y esto tiene que servirte a ti, Hana. Es también una oportunidad para que tú crezcas. Como has dicho, es normal que no quisieras sentirte rechazada o abandonada como hizo tu padre en el pasado. Pero ya lo hemos hablado. Él lo hizo, sí. Siempre serás la chica abandonada, sí. Pero que eso no determine tus pasos, cariño. Sé que es fácil decirlo, pero debes darte cuenta de que esa desesperación por no querer que él te abandone es tóxica y necesitas empezar una relación saludable con Taehyung y contigo misma. Esta separación te va a dar el tiempo necesario para encontrarte y dejar de una vez por todas esa herida. Porque es normal que no quieras perderlo, que quisieras hacer lo posible por tenerlo. Pero es cierto que hay personas que tienen que irse, y si Taehyung fuera una de ellas, no podrías impedirlo. —Y asentí, porque tenía razón, porque era lo que la terapeuta me había estado enseñando.

—En cierto modo he reflexionado al respecto y me alegra habérselo dicho. Sin querer estaba dispuesta a dejar que él eligiera por mí. Estaba esperando a que de pronto un día él llegara y me dijera que estaba preparado para estar juntos. Estaba mirando solo por él. Pero toda esta situación me tenía de los nervios desde principio a fin, porque yo quiero que estemos enteros.

—No a medias —añadió Anabel. Asentí.

—Estaba siendo sumisa solo porque lo quería. —Hailee asintió—. Y no podía dejar de pensar en sentirme igual que con lo de mi padre, hasta que al final ha pasado. Pero no cambiaría por nada del mundo lo que ha sucedido por no sentirme así. —Hailee sonrió de lado.

—Siempre te pertenecerá todo lo que ha pasado, da igual si estás con él o no. Sé que eso ahora no te reconforta, pero creo que te ayudará a sentirte mejor. —Asentí—. Ahora tienes que luchar contra ese dolor de sentir esas mismas emociones que antes. Taehyung te ha dado paso a que lo hagas. —Y en parte debía agradecerlo. Era hora de poner a mi padre en su sitio, tal como la psicóloga me había dicho.

Nos quedamos en silencio.

—Después de hablar, nos acostamos por última vez —admití—. No sé si era algo que debíamos hacer o no, pero tenía que sentirlo antes de que todo dejara de ser nuestro... —Mi corazón se oprimió—. Y esa vez fue como si le estuviera diciendo con toda mi alma que lo quería. Algo que jamás había sentido con nadie más que no fuera él —aseguré. Respiré hondo—. Pero tampoco lo sentí como un adiós.

—No es malo, Hana. —Anabel asintió ante las palabras de Hailee—. Y no creo que sea un adiós.

—No lo es. Aunque Taehyung te haya dicho que no esperes por él, va a hacer lo posible para estar contigo y eso va a implicar enfrentarse a todos sus demonios. —Me mordí el labio inferior.

—¿De verdad está dispuesto a eso? Es lo que no dejo de preguntarme.

—Si lo hiciera, no tendrías que plantearte si es el amor de tu vida, eso demostraría que tiene una meta, y esa meta eres tú. —Sentí ganas de llorar de nuevo—. Porque quizás hace años que quiere enfrentarse a sus miedos, pero el hecho de no tener un objetivo le ha permitido huir. Pero si tú eres su objetivo, va a tener que afrontarlo.

Anabel me dio otra servilleta para limpiarme las lágrimas que recorrían mis mejillas.

—Si él hace eso...

—Demostraría que te ama con el alma, Hana. En ese caso, no te pienses ni un segundo el quedarte a su lado, porque pocas personas estarán dispuestas a amarte así. —Las palabras de Hailee me hicieron abrazarla.

—Gracias, a las dos —dije con la voz entrecortada cuando Anabel se unió a nuestro abrazo.

—Las cosas siempre pasan por algo, Han. —Acarició mi pelo antes de mirarme a los ojos—. Y en el fondo, deseo que Taehyung tenga huevos para enfrentarse a sus miedos por ti, Hana. No solo porque vales millones, sino porque harían una pareja preciosa. Y porque te mereces ser amada con todo o nada. —La abracé con fuerza.

Esas chicas eran demasiado preciadas para mí.

—Pero no te olvides de usar esta oportunidad para crecer, pequeña —dijo Hailee—. No permitas que por no perder a alguien que ames... Tú no seas lo importante. —Asentí.

—Ahora mismo estoy aterrada, la sola idea de que Taehyung me deje para siempre me hace querer correr hasta él y pedirle que me ame de rodillas... Pero no puedo ser así. Además, sé que tengo muchas cosas que cambiar. Yo también tengo mochilas sobre mi espalda y quiero ser la mejor versión de mí misma. —Yo también tenía que seguir trabajando en ese amor propio que me faltaba.

Cuando nos miramos suspiré.

—No sé qué voy a hacer en el viaje a Las Vegas. —No había podido dejar de pensarlo.

—Ir y pasarlo de puta madre —añadió Anabel.

—¿Y si... ?

—Y si nada —zanjó—. Es con toda probabilidad uno de los últimos momentos que pasaremos juntos, Hana, no puedes no ir solo por Taehyung. Vamos a pasarlo bien, ¿vale? —Y en parte tenía razón.

—¿Qué hago si quiero besarlo... Si quiero cometer otra locura?

—Deja que lo piense la Kwon Hana del futuro —dijo Hailee con gracia y eso me hizo sonreír. No podía plantearme cosas que no sabía si iban a pasar.

Las abracé de nuevo.

—Gracias, de verdad. —Sonreí.

—A ti, Hana. Siempre has estado ahí para nosotras, lo mínimo es que nosotras también lo estemos para ti. —Las miré aliviada.

Aún tenía muchas dudas. Aún pensaba que sería incapaz de poder sobrellevar esa situación que empezaba a demostrar la ansiedad que sentía, lo preocupada que estaba de ser abandonada como ya me lo habían hecho en el pasado, el dolor de ser en parte rechazada, aunque fuera por mi bien, el pensar que quizás aquello solo había sido un recuerdo que albergaríamos en nuestros corazones, pero no me detuve. Había aplazado ese crecimiento personal por años y tenía que seguir en el camino. Crecer por mí. Crecer para poder estar con el amor de mi vida.

—Las quiero muchísimo, ¿lo saben? —Ambas asintieron.

—Nosotras a ti también, Han —dijeron a la vez y no pude evitar sonreír. En el fondo era una persona muy afortunada. Tenía a dos personas dispuestas a apoyarme y estar para mí pese a todo. Me querían. Me respetaban. No me juzgaban. Me acompañaban en el camino...

Y estaba segura de que Taehyung también sería igual. Aunque eso quisiera decir que tuviéramos que esperar otros veinte años más para que sucediera.

Hola, ¿qué tal están?

La verdad es que tengo que decir que Hana, me representa actualmente y me hace gracia porque, ¿quién me iba a decir que escribiría sobre esos sentimientos antes de sentirlos y que fueran tan iguales? Me parece muy curiosa la vida, sobre todo, lo que la escritura saca y lo que leerla también, porque en parte, es como si me hubiera sentido comprendida con ella más que nunca, ya que tanto Hana como Taehyung, se han quedado con partes de mí, como siempre me pasa con todos mis protas.

Pero bueno, ¡espero que la estén disfrutando!

Un abrazo enorme ♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro